La situación militar
La situación militar
Sierra Maestra
8/7/58
En el último parte militar hace varios días informamos que las fuerzas rebeldes, continuando sus movimientos envolventes, había cercado también en Las Mercedes el último batallón de infantería enemiga que quedaba en la Sierra Maestra de los que habían iniciado la ofensiva contra nosotros.
Las Mercedes que fue el punto donde se libró el primer combate contra la ofensiva y desde el valiente Ángel Verdecia, Capitán Rebelde, muerto posteriormente, resistió durante 30 horas, con 14 hombres, el ataque enemigo, fue también el punto donde se libró la última batalla contra la ofensiva. La lucha se produjo esta vez durante siete días consecutivos.
El día 30 de Julio, mientras una fuerza rebelde se situaba entre Arroyón y El Cerro, para batir a los refuerzos enemigos que habían acudido en auxilio de la compañía sitiada en Las Vegas de Gibacoa, otra columna avanzando paralelamente al norte de la Sierra Maestra, tomó un alto estratégico entre Las Mercedes y Sao Grande, cortando la retirada al batallón 17 de infantería enemiga, que venía replegándose desde San Lorenzo. Otra fuerza rebelde cortaban a la misma hora los caminos del este y del oeste de Las Mercedes donde podría intentar retirarse el enemigo.
El día 30, no se escuchó un disparo. Nuestras tropas estaban silenciosamente apostadas en espera del menor movimiento enemigo.
El día 31 cuando un pelotón del batallón 17 comenzó a moverse para el camino de Las Mercedes a Gibacoa al parecer en busca de alimentos, se entabló el combate. El fuego se generalizó entonces desde todas direcciones hacia Las Mercedes.
Por dos prisioneros supimos que dentro del anillo rebelde se encontraban 310 soldados enemigos con 3 tanques, 2 bazoocas, 2 morteros 81 y 12 ametralladoras trípode. Estaban fuertemente atrincheradas en posición difíciles que de tomar por asalto tendrían que resultar altamente costosas. Se ordenó entonces a las unidades rebeldes levantar trincheras e iniciar el hostigamiento y la reducción sistemática del campamento enemigo.
Durante 5 días la Dictadura se dio a la tarea de concentrar desesperadamente hombres y tanques de guerra en el Central Estrada Palma, a una hora de distancia en camión de Las Mercedes, por caminos llanos donde los tanques pueden operar perfectamente bien.
El día 5, tres batallones enemigos y una formación de tanques y carros blindados, apoyados además por una fuerza aérea considerable avanzaron desde Estrada Palma hacia Las Mercedes por el camino de Sao Grande. Los aviones barrían el camino con fuego de ametralladoras, cohetes, y bombas de NAPALM y explosivas de gran tamaño, firmes en sus puestos haciendo caso omiso del ataque aéreo. Nuestros hombres esperaron los tanques y la infantería enemigos. A las 12 del día se inició el combate contra los refuerzos. Una deficiencia en el detonador eléctrico salvó el primer tanque de ser volado por una potente mina. Pero un combatiente rebelde, armado de bazooca lo puso fuera de combate, mientras nuestros fusileros liquidaban con fuego de flanco a la vanguardia enemiga, situada entre tanque y tanque. La lucha verdaderamente titánica de hombres contra tanque se entabló. A la media hora de combate un proyectil de cañón tronchó la vida al operador de la bazooca, el valiente compañero Cordoví, teniente de nuestra fuerza e inutilizó el arma. A pesar de esta desventaja la fuerza rebelde resistió durante 4 horas más a los tanques y la infantería enemiga. Sobre las 5 de la tarde, dos tanques y una compañía lograron pasar a Las Mercedes, haciendo contacto con el batallón sitiado, mientras el resto de las fue4rzas enemigas tomaban posesión a todo lo largo del camino entre Las Mercedes y Estrada Palma para cubrir la retirada y evitar que el refuerzo fuese también cercado como había ocurrido en Las Vegas. Nuestras tropas, conscientes que en aquellos puntos donde los tanques no podrían transitar, los soldados enemigos no avanzarían un solo paso, mantuvieron resueltamente el cerco sobre Las Mercedes, excepto en el camino que va a Estrada Palma, ocupado por infantería y tanques enemigos. A las 8 de la mañana de ayer día 6, se abrió fuego de nuevo contra el batallón 17 y los refuerzos recién llegados. A las 12 del día se hizo evidente que el enemigo, lejos de aceptar el reto, se aprestaba a retroceder abandonando el campo de batalla. Los últimos soldados de la Dictadura abandonaron las trincheras de Las Mercedes en plena fuga, dejando abandonado un tanque de guerra, que había sido inutilizado por fuego de bazooca. Pero la retirada de las fuerzas enemigas que pasaban en conjunto de 1 500 hombres y siete tanques, no fue todavía fácil. Una fuerza rebelde, con un mortero 81 y una bazooca fue apostado en un alto, a cuatr4o kilómetros de Estrada Palma, en las proximidades de El Cerro y al pasar las tropas enemigas por su ruta de retirada abrió fuego sobre ellas, a las 5 de la tarde, precipitando su huída y causándoles numerosas bajas. El Ejército Rebelde quedó dueño de Las Mercedes y de todo el territorio hasta cuatro kilómetros del Central Estrada Palma. Si esta batalla no dejó como otras el saldo de un cuantioso botín de guerra fue uno de los triunfos más hermosos obtenidos por nuestras armas, en una batalla contra tanques y contra la aviación que durante siete días consecutivos ametralló y bombardeó nuestras posiciones con NAPALM y explosivos desde las 5 y 30 de la mañana hasta las siete de la noche. Todos los recursos bélicos de la tiranía fueron puestos en juego, no lograron que nuestros hombres cedieran en su tenaz empeño. Cuando se presentó a la Dictadura la ocasión de librar una batalla decisiva, que pudiera compensar las derrotas sufridas anteriormente abandona vergonzosamente el campo de batalla. Fueron hechos dos prisioneros y ocupados 4 fusiles y un tanque inutilizado que servirá de piezas de repuesto al tanque el que en perfectas condiciones nuestras fuerzas ocuparon en Las Vegas. En el curso de la batalla se pudieron contar 24 cadáveres enemigos. Un helicóptero realizó numerosos vuelos recogiendo incontable número de heridos.
Nuestras fuerzas sufrieron 8 muertos y 17 heridos.
Los partes de guerra que ha dado sobre esta batalla, adelantándose a su derrota, el Estado Mayor de la tiranía cuyas fuerzas abandonan el territorio en plena fuga, constituye la prueba más elocuente del caos material y moral que sacude al régimen en estos instantes. De la honradez y sinceridad con que en nuestros partes de guerra son anunciadas las bajas enemigas y nuestras, son testigos no solo nuestros hombres y los propios soldados enemigos que han participado en las batallas, sino que también la historia dirá algún día su testimonio definitivo.
La ofensiva ha sido liquidada. El más grande esfuerzo militar que se haya realizado en nuestra historia Republicana, concluye en el más espantoso desastre que pudo imaginarse el soberbio Dictador cuyas tropas en plena fuga, después de dos meses y medio derrota en derrota, están señalando los días finales de un régimen odioso. La Sierra Maestra está totalmente libre de fuerzas enemigas.
Conscientes de que la lucha debe proseguir sin tregua ni descanso, el Ejército Rebelde con más moral, más experiencia y más armas que nunca se prepara para proseguir su esfuerzo victorioso. En nuestro poder quedan todavía 160 prisioneros que elevan a más de 400 el número total de los que cayeron en nuestras redes, cuyas vidas fueron respetadas y cuyos heridos fueron atendidos cuidadosamente, como corresponde a nuestros sentimientos de hombres civilizados y a nuestros condiciones de revolucionarios que si no nos desalentamos en los días difíciles y duros no empañaremos hoy ni mañana con el maltrato de hombres indefensos las victorias que hemos obtenido con tanta abnegación y sacrificio.
Los prisioneros y los heridos que quedan en nuestro poder solo esperan por los delegados de la Cruz Roja para ser entregados a ella. Si las jefaturas de operaciones de las fuerzas enemigas tienen interés en esos prisioneros, sobre todo los heridos, que son sus compañeros de armas, que otorgue salvoconducto a la Cruz Roja Internacional o Cubana, para que haga contacto con Delegados nuestros entre El Cerro y Cuatro Camino, para la inmediata evacuación de los mismos, algunos de los cuales necesitan urgente asistencia que solo puede brindarse en hospitales dotados de todos los recursos. Además, aunque parezca increíble, el Hospital de Sangre donde están recluidos esos heridos a pesar de estar amparado por una bandera de la Cruz Roja, ha sido reiteradamente ametrallado por los propios aviones del régimen que han ocasionado algunas bajas en sus propios compañeros que yacen indefensos en sus lechos de heridos por defender la tiranía.
Fidel Castro R.
Cmdte-Jefe
Sierra Maestra
8/7/58
En el último parte militar hace varios días informamos que las fuerzas rebeldes, continuando sus movimientos envolventes, había cercado también en Las Mercedes el último batallón de infantería enemiga que quedaba en la Sierra Maestra de los que habían iniciado la ofensiva contra nosotros.
Las Mercedes que fue el punto donde se libró el primer combate contra la ofensiva y desde el valiente Ángel Verdecia, Capitán Rebelde, muerto posteriormente, resistió durante 30 horas, con 14 hombres, el ataque enemigo, fue también el punto donde se libró la última batalla contra la ofensiva. La lucha se produjo esta vez durante siete días consecutivos.
El día 30 de Julio, mientras una fuerza rebelde se situaba entre Arroyón y El Cerro, para batir a los refuerzos enemigos que habían acudido en auxilio de la compañía sitiada en Las Vegas de Gibacoa, otra columna avanzando paralelamente al norte de la Sierra Maestra, tomó un alto estratégico entre Las Mercedes y Sao Grande, cortando la retirada al batallón 17 de infantería enemiga, que venía replegándose desde San Lorenzo. Otra fuerza rebelde cortaban a la misma hora los caminos del este y del oeste de Las Mercedes donde podría intentar retirarse el enemigo.
El día 30, no se escuchó un disparo. Nuestras tropas estaban silenciosamente apostadas en espera del menor movimiento enemigo.
El día 31 cuando un pelotón del batallón 17 comenzó a moverse para el camino de Las Mercedes a Gibacoa al parecer en busca de alimentos, se entabló el combate. El fuego se generalizó entonces desde todas direcciones hacia Las Mercedes.
Por dos prisioneros supimos que dentro del anillo rebelde se encontraban 310 soldados enemigos con 3 tanques, 2 bazoocas, 2 morteros 81 y 12 ametralladoras trípode. Estaban fuertemente atrincheradas en posición difíciles que de tomar por asalto tendrían que resultar altamente costosas. Se ordenó entonces a las unidades rebeldes levantar trincheras e iniciar el hostigamiento y la reducción sistemática del campamento enemigo.
Durante 5 días la Dictadura se dio a la tarea de concentrar desesperadamente hombres y tanques de guerra en el Central Estrada Palma, a una hora de distancia en camión de Las Mercedes, por caminos llanos donde los tanques pueden operar perfectamente bien.
El día 5, tres batallones enemigos y una formación de tanques y carros blindados, apoyados además por una fuerza aérea considerable avanzaron desde Estrada Palma hacia Las Mercedes por el camino de Sao Grande. Los aviones barrían el camino con fuego de ametralladoras, cohetes, y bombas de NAPALM y explosivas de gran tamaño, firmes en sus puestos haciendo caso omiso del ataque aéreo. Nuestros hombres esperaron los tanques y la infantería enemigos. A las 12 del día se inició el combate contra los refuerzos. Una deficiencia en el detonador eléctrico salvó el primer tanque de ser volado por una potente mina. Pero un combatiente rebelde, armado de bazooca lo puso fuera de combate, mientras nuestros fusileros liquidaban con fuego de flanco a la vanguardia enemiga, situada entre tanque y tanque. La lucha verdaderamente titánica de hombres contra tanque se entabló. A la media hora de combate un proyectil de cañón tronchó la vida al operador de la bazooca, el valiente compañero Cordoví, teniente de nuestra fuerza e inutilizó el arma. A pesar de esta desventaja la fuerza rebelde resistió durante 4 horas más a los tanques y la infantería enemiga. Sobre las 5 de la tarde, dos tanques y una compañía lograron pasar a Las Mercedes, haciendo contacto con el batallón sitiado, mientras el resto de las fue4rzas enemigas tomaban posesión a todo lo largo del camino entre Las Mercedes y Estrada Palma para cubrir la retirada y evitar que el refuerzo fuese también cercado como había ocurrido en Las Vegas. Nuestras tropas, conscientes que en aquellos puntos donde los tanques no podrían transitar, los soldados enemigos no avanzarían un solo paso, mantuvieron resueltamente el cerco sobre Las Mercedes, excepto en el camino que va a Estrada Palma, ocupado por infantería y tanques enemigos. A las 8 de la mañana de ayer día 6, se abrió fuego de nuevo contra el batallón 17 y los refuerzos recién llegados. A las 12 del día se hizo evidente que el enemigo, lejos de aceptar el reto, se aprestaba a retroceder abandonando el campo de batalla. Los últimos soldados de la Dictadura abandonaron las trincheras de Las Mercedes en plena fuga, dejando abandonado un tanque de guerra, que había sido inutilizado por fuego de bazooca. Pero la retirada de las fuerzas enemigas que pasaban en conjunto de 1 500 hombres y siete tanques, no fue todavía fácil. Una fuerza rebelde, con un mortero 81 y una bazooca fue apostado en un alto, a cuatr4o kilómetros de Estrada Palma, en las proximidades de El Cerro y al pasar las tropas enemigas por su ruta de retirada abrió fuego sobre ellas, a las 5 de la tarde, precipitando su huída y causándoles numerosas bajas. El Ejército Rebelde quedó dueño de Las Mercedes y de todo el territorio hasta cuatro kilómetros del Central Estrada Palma. Si esta batalla no dejó como otras el saldo de un cuantioso botín de guerra fue uno de los triunfos más hermosos obtenidos por nuestras armas, en una batalla contra tanques y contra la aviación que durante siete días consecutivos ametralló y bombardeó nuestras posiciones con NAPALM y explosivos desde las 5 y 30 de la mañana hasta las siete de la noche. Todos los recursos bélicos de la tiranía fueron puestos en juego, no lograron que nuestros hombres cedieran en su tenaz empeño. Cuando se presentó a la Dictadura la ocasión de librar una batalla decisiva, que pudiera compensar las derrotas sufridas anteriormente abandona vergonzosamente el campo de batalla. Fueron hechos dos prisioneros y ocupados 4 fusiles y un tanque inutilizado que servirá de piezas de repuesto al tanque el que en perfectas condiciones nuestras fuerzas ocuparon en Las Vegas. En el curso de la batalla se pudieron contar 24 cadáveres enemigos. Un helicóptero realizó numerosos vuelos recogiendo incontable número de heridos.
Nuestras fuerzas sufrieron 8 muertos y 17 heridos.
Los partes de guerra que ha dado sobre esta batalla, adelantándose a su derrota, el Estado Mayor de la tiranía cuyas fuerzas abandonan el territorio en plena fuga, constituye la prueba más elocuente del caos material y moral que sacude al régimen en estos instantes. De la honradez y sinceridad con que en nuestros partes de guerra son anunciadas las bajas enemigas y nuestras, son testigos no solo nuestros hombres y los propios soldados enemigos que han participado en las batallas, sino que también la historia dirá algún día su testimonio definitivo.
La ofensiva ha sido liquidada. El más grande esfuerzo militar que se haya realizado en nuestra historia Republicana, concluye en el más espantoso desastre que pudo imaginarse el soberbio Dictador cuyas tropas en plena fuga, después de dos meses y medio derrota en derrota, están señalando los días finales de un régimen odioso. La Sierra Maestra está totalmente libre de fuerzas enemigas.
Conscientes de que la lucha debe proseguir sin tregua ni descanso, el Ejército Rebelde con más moral, más experiencia y más armas que nunca se prepara para proseguir su esfuerzo victorioso. En nuestro poder quedan todavía 160 prisioneros que elevan a más de 400 el número total de los que cayeron en nuestras redes, cuyas vidas fueron respetadas y cuyos heridos fueron atendidos cuidadosamente, como corresponde a nuestros sentimientos de hombres civilizados y a nuestros condiciones de revolucionarios que si no nos desalentamos en los días difíciles y duros no empañaremos hoy ni mañana con el maltrato de hombres indefensos las victorias que hemos obtenido con tanta abnegación y sacrificio.
Los prisioneros y los heridos que quedan en nuestro poder solo esperan por los delegados de la Cruz Roja para ser entregados a ella. Si las jefaturas de operaciones de las fuerzas enemigas tienen interés en esos prisioneros, sobre todo los heridos, que son sus compañeros de armas, que otorgue salvoconducto a la Cruz Roja Internacional o Cubana, para que haga contacto con Delegados nuestros entre El Cerro y Cuatro Camino, para la inmediata evacuación de los mismos, algunos de los cuales necesitan urgente asistencia que solo puede brindarse en hospitales dotados de todos los recursos. Además, aunque parezca increíble, el Hospital de Sangre donde están recluidos esos heridos a pesar de estar amparado por una bandera de la Cruz Roja, ha sido reiteradamente ametrallado por los propios aviones del régimen que han ocasionado algunas bajas en sus propios compañeros que yacen indefensos en sus lechos de heridos por defender la tiranía.
Fidel Castro R.
Cmdte-Jefe
Quelle:
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Autor:
08/07/1958