Briefe und Mitteilungen

A los médicos cubanos

Con admiración, profundo amor y respeto para los médicos cubanos y todos aquellos otros que todavía llevan y mantienen el código de honor del servicio al prójimo. Es la verdadera ganancia que jamás se desvaloriza

DANNY RIVERA (*)

Los médicos cubanos y su obra humanitaria en Haití han demostrado al mundo un digno ejemplo de entrega fraterna, desprendimiento humano y profesionalismo de altura, de curtida experiencia médica y de amor puro por el prójimo, acción que hay que admirar y divulgar por todos los medios de comunicación del planeta. Aunque, por supuesto, a estos médicos les ocupa más que cada ser humano que atiende se sienta agradecido; esa es su recompensa.

La donación de servicio que estos ángeles de la medicina están ofreciendo al pueblo haitiano y que intentan ocultar los medios de comunicación internacionales, tiene tanta dignidad espiritual y humanista que no puede quedarse oculto tras la avaricia y el morboso egoísmo de los grandes consorcios, ni de los organismos mediáticos que están al servicio de la maldad política. Una sonrisa de un niño, una madre agradecida, un pueblo atormentado que sabe quien es el amigo sincero que le da su mano franca, es como un sol humano que llega a su socorro con la energía del verdadero sentimiento de amor y respeto. Este acontecimiento rebasa todo torpedeo de indiferencia de los medios noticiosos, porque su acción de pureza está por encima del mal y lo derrumba con la carga de amor tan poderosa que lleva y que transmite el feliz agradecimiento de quienes la reciben.

Los haitianos ven, con hechos que comprueban, cómo los médicos cubanos llegaron a sanarlos, a rescatarlos de las calamidades que sufren, sin armas para matar, pero con instrumentos de amor fraternal y de conocimiento suficiente como para devolverles la fe, la sonrisa y la esperanza de que la compañía del médico vino a curar sus heridas físicas y espirituales. Esta labor grandiosa de los médicos cubanos en Haití, viene ejecutándose desde hace varias décadas en el mismo país y por el Mundo, donde se les ha solicitado. Este sacerdocio de la medicina reivindica la profesión médica que en estos tiempos se practica con esmeros de ganancia económica únicamente, suplantando el servicio por el negocio de la medicina, en el que tratan a sus pacientes como cifras y números y usurpan la esencia de servicio para la que es y debe ofrecerse la profesión de la medicina.

Con estas gestas heroicas los médicos cubanos salvan y elevan su profesión en el pedestal del verdadero servicio cristiano y, al mismo tiempo, su ejecutoria de amor pone de manifiesto el falso humanismo de quienes llegaron a Haití con armas y tanques, como si el pueblo haitiano les hubiera declarado la guerra. Mirar las escenas de la llegada de los Marines apertrechados hasta los dientes, con el arsenal del ejército de los Estados Unidos que llega a un país destrozado por un terremoto con actitudes bélicas y ver los cascos azules de la ONU arremeter contra la población desorientada, que busca amparo, ayuda y comprensión, contrasta con la agenda de acción inmediata, sin titubeos para salvar vidas, de los socorristas venezolanos, chilenos, cubanos, nicaragüenses y de otras latitudes. Estas escenas nos confunden mucho, ¿dónde está el amor y la fuerza mental y persuasiva del atreverse a enfrentar al pueblo con las destrezas del poder mental y espiritual del amor y la palabra acertada y convincente para controlar a la población que sufre y vive en estado de conmoción, al verse despojada de todo y cubierta de miseria? Claro que se desesperan, pero con armas de fuego no se cura, no se sana ni se convence a nadie de que llegaron al territorio devastado con intenciones honestas, buenas y humanitarias.

La mano sincera de amigos, de los médicos cubanos y de los demás países que llegaron al otro día de la catástrofe y hombro con hombro, sin afán de protagonismo, se han entregado al servicio de su prójimo, recibirán de muchas generaciones de la historia humana amor, pues, como dicta la frase, amor con amor se paga.

Pobres de aquellos que con su "bondad" bélica quieren y buscan ser reconocidos. Tendrán la recompensa al modo y forma que se impusieron. Qué bueno que los olvidados y rechazados por la prensa maleada, en favor de los intereses mezquinos, sean recordados: los médicos cubanos y al resto de los demás médicos de diferentes países que se unieron con la misma intención de poner en práctica primero el amor sagrado al semejante, como los protagonistas de una épica en la medicina mundial, sin precedentes en la historia humana. Los recordaremos como la extensión y la ciencia del poder del amor bondadoso, unos galenos que representan la ciencia humanista al servicio de los desplazados y los pobres de la tierra; ellos llevan a la práctica el verso cristiano de que los últimos serán los primeros.

(*) Este texto fue remitido a Granma por el notable cantautor puertorriqueño, junto con la grabación de un tema recién compuesto por él dedicado al pueblo haitiano.
27/02/2010