Reden und Ansprachen

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Museque de Golf, Luanda, Angola, efectuado el 24 de marzo de 1977

Datum: 

24/03/1977

Queridos amigos angolanos y cubanos;

Queridos amigos del museque de Golf:

Sí, ya sabemos algo del museque de Golf, y sabemos que ahí en ese museque viven 40 000 personas. Y yo le preguntaba al compañero Neto: ¿pero cómo viven 40 000 personas aquí? ¿Dónde? Parece increíble que en ese museque vivan 40 000 personas. Pero sabemos, además, la historia revolucionaria de este museque. Ya lo dijeron aquí: ni FNLA, ni UNITA, ni fantoches de ninguna clase pudieron hacer oficinas en este museque de Golf (APLAUSOS). Y cuando el MPLA convocaba a las masas para luchar, en la vanguardia estaban los hombres y mujeres del museque de Golf.

Ya me imagino cómo serían las cosas aquí en Luanda hace un año y medio, cuando aquí en Luanda estaba el MPLA y estaban los fantoches del FNLA y la UNITA. Y yo le preguntaba al compañero Neto cómo se podía vivir aquí en Luanda, cómo eran las cosas aquí en Luanda. Claro, ya sabemos, cuando por fin el pueblo de Luanda se cansó de fantoches y barrió todos los fantoches y libertó a Luanda (APLAUSOS), ya sabemos lo que hacían los fantoches, las cárceles que tenían y los centros de torturas que tenían aquí en Luanda. Y hemos visto las fotografías. A eso se dedicaban: a matar, a saquear, a torturar.

¿Cómo se podía vivir así? Era necesario que el pueblo ajustara cuentas con sus enemigos, y por fin Luanda se liberó de fantoches, pero no solo Luanda: Angola entera, desde Cabinda hasta Cunene, se libertó de fantoches (APLAUSOS). Y por eso podemos ver hoy un pueblo libre, un pueblo entusiasta, alegre, trabajando, creando, construyendo.

Antes de venir a Luanda, todos los cubanos me decían: Luanda es una ciudad muy bonita. Y efectivamente, Luanda es una ciudad bonita, tiene grandes edificios de 10 pisos, 12 pisos, grandes avenidas. ¿Pero quiénes vivían en esos edificios? Los colonialistas, los burgueses, los explotadores. ¿Y dónde vivía el pueblo angolano? En los museques, en esos museques que hemos visto. Y los colonialistas seguían construyendo: hay 140 edificios sin terminar. ¿Y quiénes construían esos edificios? ¿Los colonialistas? No, los angolanos. ¿Y quiénes vivían en esos edificios? ¿Los angolanos? No, los colonialistas; los angolanos a los museques. Esa era la realidad. Y ahora ustedes están tratando de cambiar esa situación.

Sí, ya sé, muchos colonialistas se fueron y muchos angolanos viven ahora en esos edificios, pero no alcanzan. Los burgueses, los explotadores, eran unos pocos; los trabajadores, el pueblo humilde, eran muchos, y esos edificios no alcanzan. Ahora vemos al Gobierno angolano tratando de resolver esa situación, y eso no es fácil. Empiezan a construir nuevas viviendas. Bueno, ¿cuándo se acabarán los museques en Luanda? Lleva tiempo. En La Habana teníamos también nuestros museques, y llevó tiempo.

Ahora el Gobierno angolano se enfrenta a estos problemas: muchos grandes edificios que están sin terminar y muchas familias viviendo en museques. ¿Qué hacer? Si dedican todos los recursos a terminar los edificios, harán algunos cientos, tal vez algunos miles de viviendas. Pero eso es muy caro: con lo que cuesta uno de esos apartamentos, tal vez se hagan tres viviendas en la actualidad. Claro está que esos apartamentos pienso que algún día ustedes los terminarán; esos edificios, ya esos forman parte de la ornamentación de la ciudad.

¿Qué está haciendo el Gobierno angolano? Está trabajando en algunos de esos edificios, pero a la vez está con nuevos planes de vivienda para resolver la situación de los museques.

A nosotros, visitantes, nos parece una cosa correcta e inteligente.

Hay un gran contraste en Luanda entre aquello y esto. Claro, ya nosotros hemos pasado por esta experiencia, y a nuestro juicio la solución no puede ser la solución burguesa, porque los burgueses construían para unos pocos; la revolución tiene que construir para todos. Si la revolución fuera a resolver el problema construyendo edificios burgueses, pasan 100 años y el problema no se resuelve. Nosotros llevamos 18 años de revolución, y todavía no hemos podido resolver el problema de la vivienda.

El socialismo tiene que fabricar viviendas para las masas, tiene que hacer viviendas económicas. Nosotros lo sabemos por lo que hemos visto en nuestro país. Claro, no tenemos mucho territorio, y queremos construir edificios altos para aprovechar la tierra; pero cuando hacemos un edificio de 12 plantas, tenemos que gastar como 600 000 dólares de divisas convertibles; cuando hacemos un edificio de cinco plantas, gastamos la décima parte en divisas convertibles; porque nosotros sí producimos cemento, piedra, arena, pero esos edificios burgueses necesitan elevadores y necesitan muchas cosas que no producimos y hay que importarlas. Por eso nosotros... Claro, nos gustan los edificios altos también; porque cuando hay un edificio alto, se destaca, y hacemos unos pocos edificios altos. Pero fundamentalmente tratamos de resolver el problema construyendo edificios de cinco plantas. Nos parece que la solución inicial aquí, el proyecto de hacer casas de una sola planta, tampoco resuelve, porque entonces... Si los edificios son de una sola planta, la ciudad se extiende y todo es más caro. Es por eso que en nuestro país hemos adoptado una fórmula intermedia: ni edificios muy altos, ni edificios de una sola planta: edificios de cinco plantas.

Además, cada burgués construía el edificio como le daba la gana, para cada edificio se necesitaba un proyecto diferente. Bueno, eso lo pueden hacer los burgueses porque no van a resolver el problema de las masas, sino el problema de unas pocas familias. En el mundo de hoy, para resolver el problema de la vivienda de las masas, no queda otra solución que hacer proyectos típicos, que cambian de color, áreas verdes y otras cosas.

Pero realmente, si uno quiere tener una lección de lo que es el colonialismo y el capitalismo y la explotación del hombre por el hombre, no hay más que recorrer Luanda: casas fabulosas, edificios preciosos, para unos pocos, y rodeados de museques. Ellos lo tenían todo: agua, electricidad, muebles, escuelas para sus hijos, magníficos hospitales, automóviles, millones de cosas. El pueblo no tenía nada. En el museque no había agua, en el museque no había electricidad, no había calles, no había transporte, no había escuelas, no había médicos, no había tiendas (APLAUSOS Y CONSIGNAS). ¿Qué había en el museque? En el museque faltaba todo lo necesario y sobraba todo lo malo: parasitismo, tuberculosis, desnutrición, enfermedades de todo tipo, analfabetismo, ignorancia, desempleo, humillación, discriminación, sufrimiento, pobreza, miseria.

Si queremos saber cuán justa es la revolución, no tenemos que aprenderlo en ningún libro —aunque los libros son necesarios—, basta recorrer los museques de Luanda y recorrer la llamada moderna ciudad de Luanda para comprender cuán justa era la revolución.

Y ahora hay que resolver esos problemas. Y el compañero Neto y el MPLA se esfuerzan para resolver esos problemas. ¿Y qué se encuentran? No hay ingenieros, no hay arquitectos, no hay obreros calificados. Los africanos no tuvieron oportunidad de aprender esos conocimientos; eran los conocimientos de los colonialistas. Y ellos decían: ¿qué van a hacer los angolanos cuando nosotros nos vayamos? Es decir, cuando los colonialistas se vayan. Los colonialistas se fueron, pero los angolanos saben lo que tienen que hacer y los angolanos están haciendo (APLAUSOS).

Si preguntamos cuántos alumnos hay en las universidades, nos dicen: unos cientos de alumnos. ¿Y cuántos médicos necesita el país? Miles de médicos. ¿Cuántos maestros, cuántos profesores? Decenas de miles. ¿Ingenieros, arquitectos, técnicos, obreros calificados? Cientos de miles. Y ahora en los años futuros, luchando contra el analfabetismo, construyendo escuelas, algún día tendrán todos los graduados universitarios, y todos los técnicos, y todos los ingenieros, y todos los obreros calificados que necesiten.

A nosotros nos pasó lo mismo. Claro, cuando la revolución triunfó en Cuba había más técnicos que en Angola. Teníamos 6 000 médicos, se llevaron 3 000; ahora tenemos 11 000, y todos los años graduamos 1 000, ya, y en el futuro graduaremos más (APLAUSOS). Cuando triunfa la revolución en Cuba, las universidades estaban cerradas; hoy tenemos 105 000 estudiantes universitarios (APLAUSOS) y 800 000 estudiantes en el nivel medio (APLAUSOS). Algún día, cuando los años pasen, también ustedes tendrán decenas de miles de estudiantes universitarios y cientos de miles de jóvenes angolanos en el nivel medio.

Estos años son los más difíciles, porque hay que consolidar la revolución, reconstruir el país, echar a andar la economía, fortalecer la defensa, proteger al país de las agresiones exteriores y luchar contra los bandidos, luchar contra la ignorancia, contra el analfabetismo, contra todo. Es así.

En este acto hay angolanos y hay cubanos, hay equipos que acaban de desembarcar en Luanda —una parte, los otros están en el barco, pero los van a desembarcar también— para construir (APLAUSOS).

Los imperialistas volaron los principales puentes de Angola, y ahora hay que recoger el café, hay que recoger los productos agrícolas, hay que transportar materiales, hay que transportar alimentos. Los imperialistas destruyeron todos los transportes, y Angola tiene que adquirir nuevos medios de transporte, preparar angolanos para que manejen esos equipos, porque los colonialistas ni siquiera enseñaron a los angolanos a manejar un tractor, a manejar un camión. Se fueron, destruyeron los camiones, Angola tiene que adquirir medios de transporte, preparar trabajadores para que manejen esos medios, construir puentes, decenas de puentes. Destruir es fácil; construir es difícil (APLAUSOS). Un puente se destruye en un segundo, con unos cuantos kilogramos de dinamita; pero construir un puente lleva meses, y a veces años.

Comprendemos estos problemas. Por eso les solicitamos a nuestros trabajadores de la construcción en Cuba la colaboración, cómo ayudar al desarrollo de las construcciones en Angola, y por eso hay ya cientos de constructores cubanos en este país. Asumimos la responsabilidad de construir un número de puentes, y al lado de los que vinieron a colaborar en las construcciones, viene la brigada constructora de puentes con todos los equipos. Ese es un compromiso importante. Tenemos trabajadores de la construcción que vienen a colaborar en muchas tareas y que trabajan por cuenta de nuestro país. La construcción de los puentes, económicamente, corre por cuenta de Angola. Somos un país pequeño. Quisiéramos hacer más, y haremos el máximo, pero ustedes, los de la brigada de construcción de puentes —una parte está aquí, otra viene en camino—, tienen el compromiso de construir esos puentes en 16 meses (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Cumpliremos!").

Yo sé que en Cuba ustedes trabajan bien, pero sé también que en Angola ustedes trabajarán mejor (APLAUSOS). Hay que construir puentes en muchos lugares, unos próximos a Luanda, otros más distantes de Luanda. Tenemos que construir, y a la vez entrenar a los angolanos en la construcción de puentes; ellos necesitan hoy de esta colaboración, pero un día los propios angolanos construirán sus puentes.

Hoy debemos hacer el trabajo en condiciones difíciles, puesto que hay dificultades con el transporte, con los materiales, y a lo mejor los imperialistas y sus agentes tratan de dificultar la construcción de los puentes. Por eso tenemos que ser obreros y soldados (APLAUSOS). En Cuba todo el mundo sabe manejar las armas. Construiremos los puentes y defenderemos la construcción de los puentes, obreros y soldados a la vez. No somos unos simples técnicos que sepamos construir, sabemos también combatir (APLAUSOS). ¡No solo sabemos sudar, sabemos también derramar nuestra sangre! (APLAUSOS)

Hoy, al llegar aquí, nos explicaron los planes de construcción en toda Angola, puesto que el Gobierno revolucionario angolano no solo trabaja en Luanda y para Luanda; trabaja en todo el país: en el norte, en el sur, en el este y en el oeste. Y es realmente notable que, cuando no ha transcurrido todavía un año de la liberación total de Angola, ya existan esos planes y ya se trabaje en tantos lugares diferentes construyendo viviendas, construyendo escuelas, hospitales, carreteras, fábricas.

¡Y cuánto hay que construir! Lo sabemos por experiencia. Cuando construíamos las 10 primeras escuelas, no alcanzaban; después construíamos 50, y no alcanzaban; después construíamos 100, y no alcanzaban; después construíamos 200, y tampoco alcanzaban. Uno ve por todas partes muchos niños. Si todos estudian, necesitan maestros y escuelas; y cuando llegan al sexto grado, necesitan escuelas de nivel medio.

Y Angola es una población joven. ¿Pero por qué Angola es una población joven? ¿Por qué? Bueno, ya lo sé, porque los angolanos se multiplican rápidamente, lo sé, pero no es sólo por eso. En Angola prácticamente no se ven ancianos. ¿Y por qué no se ven ancianos? Porque en Angola los hombres y las mujeres no llegaban a viejos. Porque en Angola, bajo el colonialismo, los hombres y las mujeres morían jóvenes, y cuando no morían de niños, cuando no morían el primer año, morían el segundo o el tercero; y cuando no morían de niños, morían de jóvenes; y cuando no morían de jóvenes, morían adultos, a los 25, a los 30 años, a los 40 años. Hoy visitamos una plantación cañera, y el compañero Neto me explicaba que allí murieron muchos angolanos. No porque los asesinaran; los colonialistas asesinaban, pero no tenían que asesinarlos: les pagaban un salario miserable, estaban mal alimentados, y muchos hombres y mujeres morían en la flor de la vida. Eso era el colonialismo y el capitalismo; así producían la riqueza, así producían el lujo, así construían esos edificios, así reunían millones y millones a costa del dolor y la vida, también de millones de seres humanos.

Una población joven necesita muchas escuelas, muchos hospitales, necesita desarrollo económico, necesita fábricas. El 75% de la población de Luanda vive en museques, y el 60% estaba desocupada. Los colonialistas calculaban que, para 1980, en Luanda habría un 50% de desocupados; calculaban, eso creían, que iban a llegar a 1980 aquí en Angola. Pero, no. Mucho antes de 1980 el pueblo de Angola conquistó su independencia, su libertad, su derecho a gobernarse, a construir su futuro. Pero, ¡qué cálculos los de los imperialistas! Hoy llegamos y vemos a un pueblo entusiasta, alegre, valiente, decidido a luchar y a trabajar.

El colonialismo deja muchos vicios. A nosotros nos dejó esos vicios. Hay algunos que creen que cuando la independencia se logra y la revolución triunfa, no hay que trabajar. Pero si no trabajamos, ¿quién produce los alimentos, quién educa a los niños, quién construye las viviendas, quién hace producir las fábricas? Claro, cuando se adquiere más conciencia revolucionaria, se comprende mejor la importancia del esfuerzo y del trabajo, y cuán hermoso es el trabajo, y cómo el trabajo transforma la vida, la sociedad y la naturaleza.

El imperialismo, el colonialismo y el capitalismo nos dejaron muchas cosas malas en Cuba. Voy a citar un ejemplo, y un ejemplo que vale la pena citarlo aquí porque he visto obreros y obreras cubanos. En el capitalismo, las mujeres eran una especie de lujo: no recibían instrucción, no recibían preparación técnica, y en nuestro país no existía el hábito del trabajo para las mujeres. La revolución luchó por crear la igualdad, oportunidades para la mujer e incorporar las mujeres al trabajo. En eso ustedes nos llevan una ventaja, porque las mujeres en Africa están habituadas al trabajo (APLAUSOS). Y esa es una gran fuerza social, una gran fuerza revolucionaria.

No quiero ser más extenso. Esta reunión ha sido muy grata para nosotros. Consolida nuestra confianza y nuestra fe en la revolución angolana y en el pueblo angolano.

Era muy hermoso ver aquí reunidos a los angolanos y a los cubanos. E incluso pensaba más: pensaba que nosotros, los que estamos aquí presentes, somos unos privilegiados. ¿Cómo privilegiados? ¿Acaso los privilegiados no eran los burgueses y los colonialistas? Pero también nosotros somos privilegiados cuando pensamos en las generaciones pasadas, en nuestro propio pueblo, en el pueblo angolano. ¿Qué conocieron las generaciones pasadas? La esclavitud, la opresión, la explotación. Nuestros antepasados no conocieron la independencia, no conocieron la libertad. Y nosotros, aunque tenemos deberes, aunque tenemos que hacer sacrificios, aunque tenemos que luchar y trabajar muy duro, al menos, hemos conocido la independencia, la dignidad y la libertad (APLAUSOS). Somos dueños de nuestras propias vidas y de nuestro porvenir, y podemos trabajar y luchar juntos.

No diría que nosotros los cubanos ayudamos a los angolanos: simplemente cumplimos un deber internacionalista. Otros cumplieron esos deberes con nosotros, y los angolanos cumplirán su deber con otros pueblos. ¡Eso es el internacionalismo!

Del internacionalismo se habla hace muchos años; Marx, Engels y Lenin hablaron de internacionalismo. Pero nosotros, nuestra generación ha tenido el privilegio de ver y de practicar el internacionalismo (APLAUSOS).

¿Cuándo la humanidad conoció una época como esta? ¿Cuántas veces los seres humanos, en los pasados siglos y milenios de injusticia y de explotación, tuvieron el privilegio de sentir lo que nosotros sentimos ahora y de ver lo que nosotros hemos visto un día como hoy?

¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (OVACION)

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