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La estrategia de los nuevas frentes

Datum: 

24/11/2006

Quelle: 

Revista Bohemia Año 98/No. 24

La guerrilla en la Sierra Maestra se desarrolló con éxito sobre la base del fogueo de sus hombres en las más duras condiciones de la vida en campaña, el conocimiento y aprovechamiento de las ventajas el terreno, la movilidad, la sorpresa, la emboscada y el ataque a puestos aislados. Pero sobre todo, la dirección de la guerrilla trazó paralelamente al accionar combativo, una línea rigurosa en la formación de un ejército popular como factor principal de lucha que garantizara la derrota del ejército dictatorial, la movilización de todos  los sectores de la sociedad y la formación de los futuros cuadros político militares de la Revolución.

De esa escuela surgieron los mejores alumnos para ganarse un puesto primero como combatientes y después, paulatinamente, ocupar cargos de mayor responsabilidad. Los soldados más destacados pasaban a coman dar las escuadras, y aquellos de mejores condiciones ascendían a jefes de pelotones. En selección mucho más rigurosa se designaban a los jefes de columna y como punto culminante de la pirámide o estructura de mando del Ejército Rebelde, el Comandante en Jefe se desprendía de sus mejores jefes, oficiales y combatientes para formar en un territorio determinado, un nuevo frente de combate. Sobre los jefes designados para esta misión estratégica recaía una responsabilidad superior al tener que cumplir las órdenes y disposiciones de la Comandancia General en otros territorios lejos de la guía y orientación personal del Comandante en Jefe.

Ellos tenían que aplicar la táctica, la estrategia y la política de la Revolución de acuerdo con las condiciones específicas de las nuevas regiones, respetando siempre los principios esenciales aprendidos en la escuela fidelista de la Sierra Maestra. Este proceso, definido por el comandante Ernesto Che Guevara como el desprendimiento de la Columna Madre.1 con el fin de repetir el ciclo del Ejército Rebelde en otros territorios, significó una de las líneas estratégicas más importantes de la guerra de liberación.

La hora del primer desprendimiento llegó con el combate del Uvero a finales de mayo de 1957. Aproximadamente, un centenar de combatientes que formaban el único destacamento del Ejército Rebelde, atacaron exitosamente a una compañía del ejército atrincherada en el referido lugar. La tropa rebelde se reforzó con unas 50 armas de guerra, municiones y equipos, se elevó como nunca antes la moral combativa de los guerrilleros. El Che, con su agudeza característica, calificó el combate victorioso como el momento en que la guerrilla alcanzaba su mayoría de edad.

Una nueva columna, mandada por el recién ascendido comandante Ernesto Che Guevara pasó a operar en una zona de la misma Sierra Maestra. Aunque no constituyó un frente, el flamante destacamento en su desempeño, reportó importantes experiencias para el posterior desarrollo de la política de expansión de fuerzas emanadas de la Columna No.1 José Martí.

La nueva columna demostró su capacidad de combatir de manera independiente y de operar en unión de la Columna Madre cuando el Comandante en Jefe lo dispuso, además desarrolló creadoramente los aseguramientos de talleres propios para la subsistencia de la tropa y las bases para la aparición de la prensa y la propaganda revolucionarias. Estos resultados justificaron la decisión de Fidel y reforzaron sus ideas sobre el curso futuro de los acontecimientos.

Nuevos Frentes  

A fines de 1957, mientras la Columna No.1 acampaba en el Balcón de La Habanita, el Comandante en Jefe le expresó al entonces capitán Raúl Castro Ruz, su idea sobre la extensión de la guerra a otros territorios. En fecha tan temprana Fidel habló sobre la formación y traslado de nuevas columnas a otros lugares fuera de la Sierra Maestra cuando las condiciones así lo permitieran. Más que un sueño, en las palabras del Jefe del Ejército Rebelde, se percibía un plan de acción de alcance estratégico, pues mencionó la sierra del Cristal, las montañas alrededor de Santiago y además el centro y occidente del territorio nacional como las regiones hacia donde debían partir en su momento los nuevos destacamentos.

Durante las primeras semanas de 1958, las condiciones esperadas aparecieron en el panorama nacional. En primer lugar, la oposición a la dictadura alcanzaba niveles de masividad y el espíritu de la lucha armada se extendía por campos, pueblos y ciudades de la Isla. La influencia de la Sierra Maestra y el ejemplo del Ejército Rebelde y su máximo líder habían calado en la conciencia patriótica de buena parte de la población cubana, mientras que el régimen opresor daba muestras de incapacidad añila ola insurreccional que se le echaba encima. A estas condiciones que revelaban la profundización de la situación revolucionaria, se sumó el resultado victorioso del segundo combate de Pino del Agua.

El 16 de febrero, Fidel al frente de las columnas uno y cuatro, ordenó atacar la guarnición del mencionado lugar arrollando sus postas exteriores y emboscando a los refuerzos. El botín de guerra  consistente en unas 40 armas v miles de municiones, se convirtió en el elemento material necesario para completar a las dos nuevas columnas destinadas a fundar el segundo y tercer frentes del Ejército Rebelde.

La columna dirigida por el comandante Juan Almeida Bosque partió hasta el extremo este de la Sierra donde fundó el Tercer Frente Mario Muñoz Monroe, a las puertas de Santiago, y la comandada por Raúl cruzó hacia el nordeste de la provincia, donde organizó el Segundo Frente Oriental Frank País. Ambas partieron de la columna madre en los primeros días de marzo de 1958. Unas semanas después, el capitán Camilo Cienfuegos recibió la orden de trasladarse al frente de un pelotón hasta los llanos del Cauto, para operar en el triángulo Bayamo-Tunas-Holguín.

Como prueba de que estos movimientos no significaban una simple extensión de la guerra, sino el traslado de una experiencia político militar, tenemos que en los tres territorios señalados existían destacamentos guerrilleros, buena parte de ellos autorizados por el   
Movimiento 26 de Julio, por lo que la primera tarea de los recién llegados era depurar a dichos grupos, unificar, disciplinar y organizar a los revolucionarios para operar de acuerdo con las disposiciones de la Comandancia General.

Camilo, ascendido a comandante en su nueva misión, logró los objetivos trazados y regresó a la Sierra por orden de Fidel para participar en el rechazo de la ofensiva de verano de, la tiranía, dejó el territorio debidamente organizado. El Tercer Frente Mario Muñoz abarcó los territorios de Guisa, Santa Rita, Jiguaní, Baire, Contramaestre, Palma Soriano y El Cobre, extendiéndose hasta las proximidades de Santiago de Cuba y al litoral del Uvero.

El comandante Almeida organizó el frente, regresó por orden de Fidel a la Comandancia General con parte de sus tropas para participar en el rechazo de la ofensiva de verano y volvió a su territorio una vez cumplida su misión. En esta nueva etapa se desarrollaron combates en el Naranjo, La aduana, El Cobre, Charco Mono y otros, hasta que el Comandante en Jefe se sitúa al mando de las operaciones en esa dirección, luego de la victoriosa batalla de Guisa. A partir de este momento, las columnas del Tercer Frente actúan en la ofensiva final en estrecha cooperación con las fuerzas del Primer Frente José Martí y del Segundo Frente Oriental Frank País, bajo el mando único de Fidel.

El Tercer Frente jugó un papel de suma importancia en la estrategia final concebida y dirigida por Fidel, cuyo golpe principal se realizó en dirección a la capital oriental. El Frente de Almeida logró en tan breve tiempo organizar la administración civil en el territorio y desarrollar las acciones combativas que coadyuvaron en gran medida a la victoria final del Ejército Rebelde (2).

El Segundo Frente Oriental Frank País abarcó los municipios de Mayarí, San Luis, Alto Songo, Yateras, Sagua de Tánamo, Guantánamo, Baracoa y en los meses finales de la guerra, las unidades del Frente se ubicaron en las regiones de Bañes y Antilla. Por las características de dichos territorios, la dirección del Segundo Frente desarrolló los lineamientos de la Sierra Maestra con un sentido creador y abarcador de las nuevas condiciones. Desde el punto de vista de la organización y administración civil, se estableció una estructura especial de gobierno con departamentos que atendían los requerimientos militares, la producción y las necesidades de la población.

Desde el ángulo de la organización y realización de la guerra, las columnas rebeldes se multiplicaron y realizaron en apenas nueve meses de operaciones cerca de 250 acciones combativas, le causaron al enemigo alrededor de dos mil bajas y le capturaron cientos de armas y decenas de miles de municiones de todo tipo.

El movimiento obrero y las asociaciones campesinas desplegaron un amplio programa de actividades en apoyo al Ejército Rebelde y al movimiento revolucionario; ambas fuerzas sociales se perfilaron como la base principal de apoyo a la Revolución (3). El Congreso Campesino en Armas primero, y el Congreso Obrero, después, ambos organizados por los órganos correspondientes en la jefatura del Segundo Frente, se realizaron durante los meses finales de la con tienda, y constituyeron una prueba inequívoca de la incorporación de las masas populares al proceso revolucionario.

El plan estratégico La derrota sufrida por el ejército de la tiranía en la ofensiva de verano sobre el frente No.1 José Martí de la Sierra Maestra, marcó el punto de viraje de la guerra de liberación a favor de las armas revolucionarias.

Luego de 76 días de intenso batallar, durante los cuales se libraron seis batallas y más de 30 combates de importancia, causándole al ejército enemigo más de mil bajas, entre ellas 433 prisioneros y la ocupación de 507 armas de guerra, al decir del Che, el ejército batistiano salió con la espina dorsal rota de aquella postrera ofensiva (4) . Fidel comprendió que había llegado el momento de la ofensiva generalizada a todo lo largo y ancho de la Isla y puso en marcha el plan estratégico de la Comandancia General:

- Reforzamiento del Tercer Frente con dos nuevas columnas: la No. 10 René Ramos Latoury la No. 9, Antonio Guiteras.
- Creación del Cuarto Frente Simón Bolívar, en los llanos de Holguín, Tunas y los límites con la provincia de Camagüey, para lo cual envió tres nuevas columnas: la No. 12 Simón Bolívar, la 14 Juan Manuel Márquez y la 32 José Antonio Echeverría.
- Creación del Frente de Camagüey, hacia donde partió la Columna
11 Cándido González y cuando esta sufrió un verdadero desastre en la emboscada de Pino 3, se envió la 13 Ignacio Agramonte.
- La reorganización de la Columna No.8 Ciro Redondo con el comandante Ernesto Che Guevara como jef para llegar hasta la provincia centré de Las Villas.
-La reorganización de la Columna No.2 Antonio Maceo, comandada por Camilo, con la misión de llegar hasta Pinar del Río, provincia donde el comandante Dermidio Escalona combatiente de la Sierra Maestra, organizaba las guerrillas de la región por mandato del jefe del Ejército  
Rebelde.

“Las columnas rebeldes -enfatizó Fidel- avanzarán en todas direcciones hacia el resto del territorio nacional sin que nada ni nadie las pueda detener.” (5)

A finales del mes de agosto comenzó a ejecutarse el plan y a mediados de octubre, con la llegada de las columnas invasoras de Camilo y Che a Las Villas, todas estaban en disposición de cumplir las misiones asignadas para la batalla final. Camilo recibió la orden de no continuar de inmediato su avance hacia occidente, y de esta forma ayudar al Che a resolver la complicada situación política que se encontró con el grupo dirigente del llamado Segundo Frente Nacional del Escambray.

El frente norte de Las Villas, organizado por Camilo, se extendía desde Yaguajay por el este hasta el territorio de Chambas, Morón y por el Oeste hasta la zona de Caibarién y Remedios teniendo como centro la Sierra de Bamburanao.

El frente Centro Sur, dirigido por el Che, cubría toda la sierra del Escambray y las zonas llanas comprendidas en el triángulo Sancti Spíritus-Santa Clara-Cienfuegos, cerrando la provincia con sus límites por Matanzas.

El frente de Camagüey se compuso con los pelotones restantes de la Columna 11, ubicados en la región de Ciego de Ávila, la Columna 13 en el sureste de la provincia y otras guerrillas que operaban en diferentes puntos.

El frente de Pinar del Río, ocupaba el territorio de la cordillera de los Órganos y la Sierra del Rosario, con dos columnas y varios destacamentos guerrilleros.

Indicaciones para la batalla final El plan de Fidel para la batalla definitiva, consistía en tomar la provincia de Oriente como dirección del golpe principal, para lo cual contaba con las fuerzas del primero, segundo y tercer frentes en la ofensiva en dirección a Santiago de Cuba, más las fuerzas del Cuarto Frente que atacarían las guarniciones correspondientes y cerrarían la provincia por sus límites con Camagüey. Las fuerzas rebeldes del territorio agramontino debían continuar el hostigamiento a las unidades enemigas y evitar refuerzos hacia Oriente. A las tropas rebeldes comandadas por Camilo y Che se les dio la misión de cortar la Isla en dos por su misino centro, para evitar el tráfico de occidente a oriente y atacar las guarniciones enemigas.

El Jefe de la Revolución, en carta al comandante Almeida con fecha 8 de octubre, puntualizó: “El plan de tomar primero a Santiago de Cuba lo estoy sustituyendo por el plan de tomar la provincia. La toma de Santiago y otras ciudades resultaría así mucho más fácil, y sobre todo podrán ser sostenidas. Primero nos apoderaremos del campo; dentro de 12 días aproximadamente todos los municipios estarán invadidos; después nos apoderaremos y si es posible destruiremos las vías de comunicación por tierra, carreteras y ferrocarril. Si paralelamente progresan las operaciones en Las Villas y Camagüey, la tiranía puede sufrir en la provincia un desastre completo como el que sufrió en la Sierra Maestra.” (6)  

El 13 de noviembre el Comandante en Jefe emitió las indicaciones para la batalla final contra el Ejército del régimen opresor. Para ese momento, las disposiciones son dirigidas a los frentes de combate, es decir, la Revolución había alcanzado un nivel superior de estructura y  organización del mando de las tropas. Las órdenes y disposiciones partieron de la Comandancia General del Ejército Rebelde hacia las jefaturas de los frentes y estas las bajaban dosificadamente a los jefes de columnas subordinados.

Camilo y Che en Las Villas

No por ser coyuntural su estancia en el norte de Las Villas, Camilo dejó de implantar la Revolución en dicho territorio. Unificó en una columna mixta a las dos guerrillas existentes en el lugar. Una que respondía al Movimiento 26 de Julio, permeada de prejuicios anticomunistas y dirigida erróneamente desde la ciudad de Santa Clara por el jefe de acción de la , la otra auspiciada por el Partido Socialista Popular, pobre en armamento y aún mucho más en experiencias de la lucha armada y en especial en la táctica y estrategia de la guerra de guerrillas. Camilo brindó una lección diaria haciendo emboscadas, atacando cuarteles, arrebatando armas al enemigo y desarrollando una política de unidad con las masas campesinas cuya piedra angular fue la aplicación de la ley agraria del Ejército Rebelde. Fue artífice principal de la Plenaria Nacional Azucarera, celebrada en su territorio.

El Che, aún sin reponerse de la increíble marcha de la invasión, reúne a los destacamentos del Movimiento 26 de Julio, reorganiza el trabajo en las ciudades, establece la unidad con el frente del Directorio Revolucionario y trata de llegar a acuerdos con el llamado Segundo Frente Nacional del Escambray. Al mismo tiempo a solo unos días de su llegada, ataca y toma el cuartel de Güinia de Miranda, e inicia una ofensiva contra los pequeños enclaves de la tiranía más cercanos a las montañas.

El Che comienza la repartición de tierras entre los campesinos pobres y realiza asambleas de obreros y campesinos, para organizar los esfuerzos de la población en la batalla final contra la tiranía.

¿Podían otros jefes, que no fueran aquellos formados en la fragua fidelista, hacer tanto en tan poco tiempo y con un mínimo de recursos? Seguramente que ni generales, ni mariscales, surgidos de las academias más renombradas del mundo, hubieran podido siquiera comprender lo que pasaba en la guerra revolucionaria que se desarrollaba en Cuba, porque esas tareas y misiones, problemas y soluciones, no aparecían en los manuales de instrucción ni en los tratados de historia militar, de ningún ejército del mundo. Desde entonces, ¡a guerra de guerrillas deja de ser una simple forma auxiliar, para convertirse en fragua del ejército del pueblo en la conquista de la libertad y la independencia. Correspondió el mérito histórico a Fidel Castro y a todos aquellos que aprendieron consecuentemente a su lado, el método de implantar y desarrollar la guerra revolucionaria de acuerdo con sus enseñanzas.

Escuela de revolucionarios  

La operación Santiago se desarrolló como estaba previsto por los frentes orientales, bajo la dirección del Comandante en Jefe. En la provincia de Las Villas, con la misma táctica y estrategia de Oriente se realizó una fulminante campaña sobre pueblos y ciudades hasta converger en Santa Clara, la capital provincial. Al concluir el año 1958, Fidel al mando de la principal agrupación de tropas del Ejército Rebelde, se disponía a iniciar la batalla de Santiago de Cuba, al mismo tiempo que parte de esas fuerzas se preparaban para atacar Guantánamo, Holguín y Timas, mientras que en el centro del país, Camilo combatía en Santa Clara.

La estrategia de los frentes pudo haber cubierto el resto de las provincias donde aún no estaban implantados; por ejemplo en diciembre de 1958, Fidel elaboraba la idea de enviar una columna hasta territorio habanero y el Che planificaba enviar, previa aprobación de la Comandancia General a un destacamento para organizar la provincia de Matanzas; pero los acontecimientos precipitaron la victoria revolucionaria y estos proyectos no se concretaron.

El 1ro. de enero de 1959, las columnas de Camilo y Che, artífices de los frentes Norte y Centro Sur de Las Villas, pasaron a ser la vanguardia del Ejército Rebelde avanzando sobre las principales fortalezas de la capital del país. Fidel marchó con las fuerzas principales hacía La Habana, formando la Caravana de la Libertad y Raúl quedaba posesionado del territorio oriental, cuna de la Revolución y garantía de la implantación del poder revolucionario.

Los frentes de combate del Ejército Rebelde, llevaron la llama revolucionaria a otros territorios donde no se conocía de manera directa la experiencia e influencia de la Sierra Maestra. Más que unidades de combate, se convirtieron en escuelas de revolucionarios y fuerza movilizadora de las masas populares, implantando en los territorios liberados las transformaciones revolucionarias, en primer lugar la Reforma Agraria. Los jefes de aquellos frentes, en otros momentos de peligros y combates, como Girón o la Crisis de Octubre, se trasladaron a los territorios asignados por Fidel para encabezar la lucha y la resistencia. Raúl en Oriente, Almeida en el Centro, el Che en el extremo occidental, representaron en tales circunstancias el prestigio y autoridad de la Revolución en los nuevos frentes de combate.

En nuestros días los cubanos se preparan con el objetivo de enfrentar, resistir y vencer una agresión directa de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, para lo cual las experiencias de más de un siglo de intenso batallar contra enemigos poderosos se resume en la doctrina de la defensa nacional identificada popularmente como la Guerra de todo el pueblo. En la concepción de esa lucha, en la cual cada cubano tiene un puesto y un arma para combatir, las ciudades, pueblos, bateyes, campos, montañas, ciénagas y playas se convertirán en frentes de combate, como aquellos del Ejército Rebelde que nos guiaron en las más difíciles y complejas situaciones, con valor, inteligencia, patriotismo y confianza en la victoria.

Investigador del Instituto de Historia de Cuba. Especialista en temas sobre la etapa insurreccional y la lucha contra el bandidismo después del triunfo revolucionario.

NOTAS:
(1) Ernesto Che Guevara. Guerra de guerrillas. Dirección Política de las FAR. Che. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1969, pág. 305.
(2) Francisco Pérez Guzmán. A las puertas de Santiago. Revista Verde Olivo, No.49, diciembre de 1981, pág.4851.
(3) Compilación de artículos de Historia Militar. MINFAR. 1986, Marta Verónica Álvarez Mola. Segundo Frente Oriental Frank País, pág. 254 -279.
(4) Informe del Comandante en Jefe sobre la Ofensiva de Verano. Archivo IHC.
(5) William Gálvez. Camilo, señor de la vanguardia. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1979, pág. 194.
(6) Luis Rosado Eiró. La ofensiva de la victoria. Editora Política. La Habana, 2000, pág.4562.