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Yo me hice más revolucionaria por Fidel

Haydée Díaz junto a Fidel en una de las tantas visitas del Comandante en Jefe al Memorial José Martí. Foto: Cortesía de la entrevistada
Haydée Díaz junto a Fidel en una de las tantas visitas del Comandante en Jefe al Memorial José Martí. Foto: Cortesía de la entrevistada

Datum: 

29/11/2016

Quelle: 

Periódico Granma

Autor: 

Haydée Díaz Ortega no es muy dada a dar entrevistas. Eso me dice cuando llego a su casa. Lo que no sabe es que me ha dicho mucho, sin apenas comenzar a conversar, cuando una bandera cubana te recibe en su portal. Una bandera y una foto de Fidel.
 
La encuentro frente al televisor, viendo el lugar al que está unida por un gran sentimiento de amor y pertenencia, y al que hoy, el peso de su edad, 90 años, no la ha dejado llegar; el lugar, adonde el pueblo ha ido a rendirle tributo a su Comandante en Jefe.
 
Pero mañana estará allí, y mañana también firmará el libro de condolencia, eso me asegura como quien hace un juramento.
 
Y es que para Haydée, como para toda Cuba, son días difíciles
, más cuando esta mujer es una de esas personas que tuvieron el gran privilegio de conocer a Fidel, de compartir los tiempos de la Universidad, de estar cerca a lo largo de su vida, y de cumplir, hasta hoy, con una de las tantas tareas que le asignara: estar frente a las obras del Memorial, que se inauguraría en 1995, en ocasión de cumplirse los 100 años de la muerte del Apóstol.
 
Mucha vida ha pasado. Pero Haydée habla de Fidel en presente. Ha dormido poco desde que conoció la noticia. No hay duda, duele, pero los recuerdos le hacen sonreír a ratos, y su sonrisa es como un alivio para el alma.
 
Recuerda que lo conoció en el año 1947, en un mitin en el que denunciaba a los responsables y condenaba el robo de la Campana de La Demajagua, reliquia histórica que estaba siendo custodiada en el Salón de los Mártires de la Universidad de La Habana.
 
Preguntó quién era, «porque Fidel era una gente muy bonita, y estaba con el traje azul de gala de Belén, además lo que decía me llamaba mucho la atención, y me dijeron que era Fidel Castro, dirigente de la escuela de Derecho».
 
Ella estudió Filosofía y Fidel visitaba mucho su escuela, donde había compañeros de izquierda.
 
Llegaron los tiempos en los que se incrementaban sus inquietudes y llegó también la militancia en la juventud socialista a raíz del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. Nacía ya, con título, la revolucionaria.
 
Estuvo presente en la primera Marcha de las Antorchas. Participaba como delegada en un evento que se celebraba a favor de los derechos de la juventud, donde surgió la idea. Allí también estaba él.
 
Luego vino el Moncada, y ese día, el 26 de ju­lio de 1953, día además de su cumpleaños, también se casaba Haydée.
 
Era muy joven cuando vinieron los tiempos de la clandestinidad, de arriesgar la vida, de cambiar de vivienda todos los meses.
 
Aun con los desafíos personales, siempre es­tuvo presente la preocupación por Fidel: luego del Moncada, del desembarco del Granma, durante la etapa en la Sierra…
 
Y llegó 1959, y se siguió haciendo historia.
 
Haydée es fundadora de los Órganos de la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior (Minint), la primera mujer en recibir los grados de coronel en ese cuerpo armado y única viceministra en la institución. Con sus nueve décadas de vida asegura que siempre se sintió comprometida con Fidel.
 
Habla con orgullo de que la seleccionara, entre varios compañeros, para dirigir la Oficina de Historia del Consejo de Estado, donde trabajó con mucha dedicación, porque siempre le ha gustado estar donde ha hecho falta.
 
Cuando habla de noviembre de 1993, la ocasión cuando le comunicaron que se quería inaugurar el Memorial José Martí, dos años después, lo hace con orgullo.
 
«Fidel deseaba que yo estuviera frente a la obra. Siempre le dije que le agradecía que me haya mandado a trabajar allí.
 
De los 22 primeros trabajadores, quedan 17. Por eso ahora mis­mo estoy aquí tranquila, porque han hecho todo lo que ha sido necesario dirigidos por Enith Alerm (la subdirectora). Yo le agradezco mucho a los compañeros que han trabajado conmigo».
A Haydée no le faltan anécdotas que compartir.
 
«Luego de estar enfermo, un 26 de julio vino al Memorial a ponerle flores a Martí, y cuando llegó donde yo estaba me dijo: muchas felicidades, y me dio un ramo de flores por mi cumpleaños. Yo le dije, ¿pero usted se acuerda? y respondió, ¿cómo no me voy a acordar?
 
«Cuando cumplimos 15 años de fundados me mandó un diploma de reconocimiento por el trabajo, y en la imagen del fondo estamos Fidel, Evo y Hugo; ellos tres, conversando conmigo.
 
«El día de la inauguración un periodista le preguntó qué pensaba del Memorial, y le respondió que ahora sí tenemos una obra de homenaje a nuestro Héroe Nacional.
 
«El memorial fue una obra hermosa, que se hizo con amor, y eso no puedo dejar de agradecérselo a él nunca».
 
Para Haydée, Fidel era un hombre muy delicado, muy sencillo:
 
«La gente lo veía hablar muy alto cuando daba discursos, pero él habla bajito, tanto que tenías que hacer un esfuerzo tremendo para oírlo, con mucha suavidad; y además lo hace con una sensibilidad muy grande, un hombre de detalles».
 
Y sigue hurgando en la memoria y disfruta de este recuerdo:
 
«Le gustaba venir a mi casa. Tengo anécdotas inclusive que son simpáticas: jugaba dominó de seis fichas y mi papá jugaba de diez. Mi papá miraba cuando estaban jugando, y en una ocasión en que él estaba pensando, parece que contando las fichas, le dijo: esa misma Comandante, esa misma, y la puso, y perdió, y a él no le gustaba perder a nada.
 
Entonces le dijo: viejo no me aconseje más, hágame el favor».
 
La risa le desbordó el rostro, aunque le siguieran ojos como cristales: «Me decía que le gustaba venir aquí, porque nadie le estaba haciendo preguntas ni sacando fotos, sino que le dejaban hacer lo que él quería».
 
Haydée se queda pensativa, cruza las manos, se acomoda en su silla y me comenta como si hablara consigo misma:
 
«Cuando entré a la Universidad yo tenía mis preocupaciones, pero no era revolucionaria. Yo me hice más revolucionaria por Fidel».