Fidel Castro no fue solo un hombre para los cubanos. Quienes lo conocieron cuentan historias, simples en su mayoría, pero con la amplitud emocional suficiente para estremecer a quien la escucha. Esas vivencias, más que anécdotas resumidas, encierran las mayores expresiones de admiración que un hombre pueda desear, especialmente cuando se habla de un hombre tan querido como el líder cubano.
 
“Recuerdo a Fidel de muchas formas; pero no logro olvidar su estampa de hombre recto y seguro, imponiéndose durante el juicio del Moncada “, expresó la periodista Marta Rojas Rodríguez.
 
“El revés del Moncada fue una victoria gracias a él. Primero, el sonido de sus esposas al estrellarlas contra la mesa cuando pedía ser liberado porque: no se debe juzgar a un hombre de esa forma. Una sala con 150 guardias con bayonetas caladas y él impecable, desde su vestuario hasta el peinado. Cada pregunta que le hacía él la contestaba con un discurso bien fundamentado. En pocas palabra, Fidel se hizo dueño de la situación”.
 
De esta forma hay que recordarlo, como el héroe que fue. Hombre de batallas ganadas e inspiración de las que vienen.
 
Como expresara el Comandante, “quien no haya leído literatura socialista es un ignorante”, y qué mayor expresión de socialismo tenemos los cubanos que Fidel.