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La Ley de Reforma Agraria

Datum: 

18/01/2018

Quelle: 

Cubadebate

Autor: 

Puede parecer un desorden al exponer las Hazañas de la Revolución Cubana; no es así, el proceso es muy amplio, dinámica y lleva a cabo la ejecución al mismos tiempo de varias Hazañas, que es necesario conocerlas para apreciar el extraordinario proceso revolucionario.
 
La Ley de Reforma Agraria fue firmada el 17 de mayo de 1959, a menos de cinco meses del triunfo de la Revolución, medida de beneficio popular, apreciando el gobierno norteamericano que se estaba ante un gobierno de nuevo tipo.
 
Fidel en su Alegato La Historia me Absolverá  (octubre 16 de 1953): había denunciado la precaria e inhumana situación de los obreros del campo, de los agricultores pequeños y planteó entre las tres iniciativas y reformas las soluciones a dicha situación.  Ese era el objetivo de la primera Ley de Reforma Agraria, así como de la Segunda Ley aprobada el 3 de octubre de 1963.

Fidel expone en el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (1975)  “En la agricultura ocurrieron grandes transformaciones. Antes de la Revolución el 8 % de los propietarios poseían más del 70 % de las tierras, incluido los latifundios norteamericanos. Gran parte las explotaban directamente, el resto era trabajada en forma de arrendamiento, colonato o aparcería”.
 
“La primera Ley de Reforma Agraria entregó a título gratuito la propiedad de la tierra a más de 100 mil pequeños arrendatarios, colonos, aparceros y precaristas que la trabajaban personalmente, y puso en manos del Estado las grandes extensiones no parceladas que eran atendidas administrativamente por los terratenientes, pasando a ser explotadas por la nación como propiedad de todo el pueblo”. (1,)
 
“Esta primera Ley de Reforma Agraria afectó fundamentalmente a los monopolios yanquis y la oligarquía terrateniente. El límite de la propiedad privada quedó reducida a 402 hectáreas….-que afectaba esencialmente a una clase social reducida de grandes propietarios-….La burguesía agraria en términos generales había quedado intacta. Se hizo imprescindible tres años más tarde, el 3 de octubre de 1963, dictar una nueva Ley de Reforma Agraria que expropió las fincas mayores de 67 hectáreas, estableciendo éste como límite máximo a la propiedad privada de la tierra. Diez mil fincas aproximadamente fueron afectadas por la medida. El fondo de tierra propiedad de todo el pueblo se elevó al 70% de la superficie del país y constituyó la base para el desarrollo de las fuerzas productivas en gran parte de nuestra agricultura, sin ninguna traba en las relaciones de producción…” (2)

“Nuestros campos se han transformado no sólo estructuralmente sino también en el orden técnico y social.”(3 )
 
Ante la primera Ley de Reforma Agraria el Gobierno norteamericano vio afectados sus intereses y apreció que se desarrollaba un proceso nuevo en la Región, además fuera de su control, lo que no podía admitir procediendo a elaborar planes subversivos. “Empezaron por limitar y después obstaculizar el acceso a créditos y materias primas, el comercio, los servicios y la producción hasta suprimir la venta de recursos vitales para la nación, provocando la respuesta cubana de nacionalización de las compañías que se prestaban al boicot económico.” (4)
 
Cuba tuvo condiciones para el desarrollo de las producciones agrícolas, aplicó  equipamiento y nuevas tecnologías. La población que abarcó las Leyes, comenzó a disfrutar de los beneficios que se fueron implementando por el Gobierno Revolucionario como los servicios de salud, la educación, acceso a la electricidad, vías de comunicación,  transporte y otros beneficios que se fueron proporcionando.


 
*Autor. MSc. Martha Eugenia López Villeda, mexicana, incorporada al proceso revolucionario cubano desde 1955, ha escrito varios libros.
 

(1) Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunisra de Cuba, pesentado por Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del PCC, Editora Política 1982, pag 62.
 
(2) Idem,  pag. 63
 
(3) Idem  pag 64.
 
(4) Imperio del Terror, por SAlejandro Castro, Editorial Capitán San Luis, 2009  pag 155.