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Lo que EE. UU. y la OEA debían recordar

Cuba Libre, Palma Real y la Bandera Cubana.
Cuba Libre, Palma Real y la Bandera Cubana.

Quelle: 

Periódico Granma

Si algo debe conocer bien –y por experiencia personal– el secretario general de la OEA, Luis Almagro, es que tanto él como la institución que dirige no tienen nada que buscar en Cuba, y mucho menos creer que se le van a aceptar exigencias, ni inspectores, ni golpes de Estado como el que organizaron contra Evo Morales, en Bolivia.
 
No insistan en sus conspiraciones disfrazadas de «comisiones», que Cuba ni necesita ni permite inspecciones foráneas con guiones preparados en el Departamento de Estado y en la CIA estadounidenses.
 
De todas formas, por si Almagro lo olvidó, le recuerdo que nuestro país, en el momento más tenso de la Crisis de Octubre, cuando una confrontación nuclear estuvo a punto de estallar, no aceptó que desde Estados Unidos vinieran a Cuba a «inspeccionar» si se habían desmantelado y sacado de la Isla los cohetes nucleares que la Unión Soviética instaló aquí, de mutuo acuerdo con las autoridades antillanas.
 
En aquella oportunidad, octubre de 1962, el Comandante en Jefe Fidel Castro explicó que «no permitimos que se inspeccionaran las bases de cohetes, dijimos que aquí nadie podía inspeccionar».
 
Y añadió: «Los soviéticos se pusieron de acuerdo con los norteamericanos, inspeccionaron los barcos, pero nosotros no aceptamos la inspección dentro de nuestro territorio, como una cuestión de principio».
 
Y si podía quedar alguna duda, Fidel enfatizó: «Poseemos proyectiles morales de largo alcance que no se pueden desmantelar y no serán desmantelados jamás. Esa es nuestra más poderosa arma estratégica, de defensa estratégica, de ofensiva estratégica».       
 
Tampoco debe olvidar Almagro que, en aquella oportunidad, también la OEA, cumpliendo órdenes de Washington,  se puso al lado de este último y se manifestó contra la Cuba que resistía con dignidad y coraje.
 
Ahora, la última de Almagro y su OEA es la «exigencia» al Gobierno cubano para que permita que una comisión de esa entidad injerencista visite la Isla para «interesarse por los presos que se encuentran en cárceles de manera arbitraria».
 
Por supuesto, quienes peinamos canas recordamos muy bien que esta petición de Almagro es una copia de viejos papeles elaborados y luego reciclados por cuanta administración –demócrata o republicana– ha pasado por la Casa Blanca.
 
Es tan poco creativo lo de la OEA, que entre los «opositores» detenidos en Cuba, cuya «situación les preocupa», está el farsante contrarrevolucionario José Daniel Ferrer, a quien  vimos hace un tiempo en uno de sus acostumbrados shows mediáticos, dándose golpes en la cabeza contra una mesa, y más reciente aún, durmiendo plácidamente en una cama, donde quiso mostrarse como «enfermo», con una «salud deteriorada», una de sus acostumbradas mentiras para sembrar «preocupación» en sus financistas de Estados Unidos.
 
Y si faltaban otros «preocupados», resulta que el senador estadounidense Rick Scott, exgobernador republicano de Florida, pidió a Almagro, así como al secretario general de la onu, António Guterres, y al asesor para las Américas de la Casa Blanca, Juan González, actuar para «salvar las vidas de los activistas por la libertad, encarcelados en Cuba».
 
Y los que no podían faltar en cualquier farsa contra la Isla: «El presidente del Comité de Exteriores del Senado de EE. UU., el demócrata Bob Menéndez, y el republicano Marco Rubio, quien también está en ese comité, urgieron al alto representante de la Unión Europea (UE) para Política Exterior, Josep Borrell, a incrementar la presión sobre el Gobierno cubano para que libere a los opositores encarcelados».
 
A todos, los invitaría a leer un poco de historia de Cuba para que no sigan tropezando con la misma piedra, ni reciclando sus exigencias sacadas de papeles estrujados que ni para otros usos sirven.