Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro en el acto central con motivo del incio del curso escolar 1989-90, efectuado en la escuela Solidaridad con Namibia, municipio La Lisa, el 4 de septiembre de 1989

Fecha: 

04/09/1989
Estudiantes;

Profesores;

Invitados;

Compañeras y compañeros:


Como ya se dijo, hoy se inició el curso escolar 1989-90, y en este día hemos podido inaugurar seis escuelas especiales.

Son más escuelas. Se habló también de la primera escuela prototípica de enseñanza primaria. Le llamamos prototípica, porque es el proyecto de escuela que queremos adoptar para el programa de construcción de escuelas primarias, del mismo modo que se está haciendo una escuela prototípica de la enseñanza secundaria.

Esto tiene importancia en relación con la idea de ir desarrollando, de una manera cabal, la red de escuelas primarias y secundarias de la capital, pues todavía tenemos muchas escuelas en lugares adaptados. No es que falten escuelas primarias, no es que falten escuelas secundarias. Algunas están en muy buenas instalaciones, hay que mantenerlas, no hay que hacer instalaciones nuevas para esas escuelas; pero otras están en lugares adaptados, no todas las escuelas tienen las condiciones materiales necesarias, no todas tienen las aulas adecuadas, muchas veces es un cuartico caluroso, sin las condiciones elementales, algunas tienen más de 30 alumnos por aula y nosotros queremos que cada una de las escuelas primarias tenga las instalaciones adecuadas, que el número de alumnos no pase de 30, y que se pueda desarrollar la enseñanza en esas instituciones con todos los requisitos necesarios.

Es decir, no faltan escuelas primarias, pero no todas están en las condiciones adecuadas; no faltan tampoco escuelas secundarias, pero no todas están en las condiciones adecuadas. Y nos proponemos, en el futuro, ya una vez terminados estos programas de escuelas especiales, círculos infantiles y policlínicos, desarrollar otros programas.

En el campo de la educación, el programa futuro es el de la construcción de todas las instalaciones de enseñanza primaria necesarias, para lograr las condiciones óptimas en la educación primaria, y las condiciones óptimas en la educación secundaria. Entre otras cosas, pensamos que cada una de esas escuelas tenga el seminternado; no para todos los alumnos, sino para los hijos de las madres trabajadoras, porque el seminternado es la continuación del círculo infantil. El niño crece, cumple seis años, va a la primaria, la madre trabaja y necesita el lugar donde tener al niño hasta que ella regrese del trabajo.

Pensamos, además, que todas esas nuevas escuelas secundarias también sean seminternas para los hijos de las madres trabajadoras, porque el niño crece, termina la primaria, tiene 13 ó 14 años, y también necesita quien lo atienda, necesita donde almorzar, y sabemos que a muchos niños de ese nivel les dejan la comida preparada en la casa, la tienen que calentar, tienen que pasar trabajo y ciertos riesgos, y nosotros nos proponemos que todas las nuevas escuelas secundarias tengan también su cocina y su comedor. Es uno de nuestros sueños, hacia el futuro, desarrollar estos programas en la educación.

Ya hemos terminado el programa de círculos infantiles. Se construyeron en dos años 110. Claro que hay que construir círculos infantiles —cinco, seis, siete por año—, pero no una masa de círculos infantiles; ya esos, afortunadamente, se construyeron.

Había una demanda de 19 000 capacidades y se han creado 24 000. Por eso no hay esa presión tremenda que existía, pero sigue aumentando el número de madres trabajadoras y todos los años hay que hacer un número de círculos, mayor o menor, pero no masivamente.

Este año se termina el programa de policlínicos, de manera que no habrá, por ahora, a no ser un área nueva de vivienda, que hacer más policlínicos; queda nuestra red de policlínicos completa, y en todos los nuevos está la gimnasia fisioterapéutica, y en los anteriores, que hemos dejado a aquellos que tienen buenas instalaciones, vamos también, desde ahora, a crear los servicios fisioterapéuticos, porque no es propiamente un gimnasio, tiene cosas de gimnasio, sino que son servicios.

Es decir, son tres importantes programas, que ya se concluyen este año. El de círculos se concluyó el año pasado; este año se concluye el de policlínicos y el de escuelas especiales.

Estas son 24. Como aquí dijo Máximo, se inauguraron 6, 2 que se habían inaugurado antes son 8; nos faltan 16, que esperamos que estén terminadas para el mes de diciembre. Sé que los microbrigadistas, que tienen muchos compromisos y muchas obligaciones, están haciendo un especial esfuerzo.

¿Qué significan estas escuelas especiales? Significan, por encima de todo, la calidad en la educación.

Al principio de la Revolución se hablaba de analfabetismo, que si había un 25%, que si había un 30%, que si había tantos cientos de miles de analfabetos adultos, que si había tantas decenas de miles y cientos de miles de niños que no tenían maestros, que no tenían escuelas, de esas cosas se hablaba en los primeros años de la Revolución. Todo eso ha sufrido una transformación colosal. ¡Hoy no hay un niño sin escuela en el país! Será una escuela mejor, una escuela más antigua, una con mejores condiciones y otra que no tiene tan buenas condiciones. ¡No hay un niño sin maestro! No solo eso, sino que tenemos una reserva de 17 000 maestros, que los empleamos en promover la superación de los demás maestros y profesores.

Al principio de la Revolución no había ni suficientes maestros, y muchos de ellos estaban en la capital; no todos estaban dispuestos a marchar al campo, para ir a las montañas, a las zonas rurales. Ninguno de esos problemas existen hoy.

Al triunfo de la Revolución no había escuelas tecnológicas, no había suficientes secundarias ni preuniversitarios, ni mucho menos. Ha sido necesario construir miles de escuelas para resolver problemas de todo tipo: escuelas tecnológicas, escuelas de maestros, escuelas de profesores de educación física, escuelas vocacionales, escuelas en el campo. Son todos problemas resueltos, esos son problemas que pertenecen al pasado.

Tenemos más de un millón de estudiantes becados, (no estoy actualizado en la cifra exacta) debe ser entre internos y seminternos (LE DICE FERNANDEZ: "Un millón cien mil, entre internos y seminternos"). Un millón cien mil (—dice Fernández que debe estar bien informado de eso—). Esa es una cifra fabulosa; esas facilidades de estudio hasta el nivel universitario no la tienen, ya no digo un país de América Latina, ningún país del mundo.

Ya los estudiantes universitarios son más de 200 000; incluso, ha sido necesario establecer requisitos rigurosos para ingresar en la enseñanza superior.

Todas esas etapas las hemos cumplido. ¿Qué nos queda por delante? Nos queda la calidad, la cuestión de la calidad. ¿Qué es calidad? Calidad es introducir la enseñanza de computación en toda la enseñanza universitaria, lo primero que hicimos en los últimos años. Calidad es introducir la computación en todos los preuniversitarios del país, en todos los tecnológicos, en todas las escuelas de maestros, en todas las escuelas secundarias del país; eso es calidad, y esa es la calidad que hemos estado introduciendo en los últimos años.

Ya el año próximo todos, hasta el nivel secundario, tendrán la enseñanza de computación. Eso es muy importante. No es un deporte, aunque puede ser un deporte, porque mucha gente se divierte trabajando con las máquinas, haciendo cálculos y a algunas de ellas se les introducen algunos entretenimientos; pero un arquitecto o un ingeniero que no sepa computación no puede utilizar muchos programas, que le permiten multiplicar diez veces su productividad, porque a veces hay que hacer un cálculo de estructuras metálicas de un edificio de 10 pisos, 15 pisos y tiene que emplear 60 horas haciendo cálculos, y, con una computadora y un programa, en tres horas hace los mismos cálculos. Eso, para citar un ejemplo.

Un arquitecto, un ingeniero de cualquier especialidad que conozca la computación, puede multiplicar muchas veces su productividad y hacer las cosas con más exactitud. Existen las máquinas y los programas, incluso, para diseñar; es un mundo lo que ha avanzado la humanidad en ese campo.

Nosotros tenemos ahora cursos para enseñarles computación a los arquitectos e ingenieros que no la estudiaron cuando estaban en la universidad. El Frente de Proyectos ha recibido recursos y ha organizado los cursos para que todos los ingenieros y arquitectos que no tuvieron este privilegio, conozcan y dominen la computación. Eso es calidad.

Calidad es cuando un programa de estudio se perfecciona, se mejora, se hace más eficiente; existe por eso el plan de perfeccionamiento sistemático y continuo de la educación. Calidad es cuando nuestros profesores tienen más experiencia, dominan más la técnica de la enseñanza. Calidad son los medios audiovisuales. Calidad son las instalaciones.

Puedo citar el ejemplo de que el ISPJAE —antes era CUJAE— ha estado un montón de años construyéndose, y allí los estudiantes tenían dificultades para sus estudios. Ahora hemos creado un contingente, porque el contingente sí que resuelve donde llega, para terminar en poco tiempo una construcción que llevaba más de 20 años realizándose.

Está el ISCA por allá. Hemos creado otro contingente para terminarlo rápido, otra obra que estaba durmiendo el sueño eterno.

Crear las instalaciones adecuadas para el estudiante es calidad; disponer de los laboratorios adecuados es calidad. Los estudiantes de medicina, muchos de ellos, estudiaron en medio del ruido y del polvo de las construcciones, y ahora se van terminando magníficas instalaciones para los estudios de medicina. Hemos visto la de Sancti Spíritus, quién iba a soñar eso, es una maravilla aquella instalación para el estudio de medicina; o la de Camagüey, que se inauguró en fecha reciente, unas instalaciones excelentes. Lógicamente, con esas instalaciones los estudiantes pueden desarrollarse mejor, pueden asimilar más, tienen mucha más facilidad. Lo peor, como he dicho otras veces, que a veces ni el polvo ni el ruido, porque no se construía nada, estaban unos cuantos huecos hechos, unas columnas. Hoy se trabaja en todas esas facultades y se están terminando.

Todo eso es calidad, pero no solo eso es calidad. Calidad es disponer del círculo infantil, porque el niño empieza a aprender desde muy pequeño: le enseñan cosas de música, le desarrollan los reflejos, le desarrollan la inteligencia, ¡la inteligencia!, en el círculo; es decir que el niño incrementa su capacidad instalada., Porque se dice que de la inteligencia no se aprovecha mucho; de la capacidad del cerebro muy poco. Y, bueno, si la pedagogía se desarrolla mucho, si esa ciencia se impulsa, el porcentaje de aprovechamiento de la materia gris que cada ser humano tiene en la cabeza se va a incrementar también.

El círculo tiene la importancia de que desarrolla esa capacidad instalada, y esa capacidad se desarrolla hasta cierta edad, a partir de la cual ya es la misma; lo más que puede hacer el individuo es tratar de llenar más su cabeza de información y conocimientos, pero no va a tener más capacidad. Es decir, él puede adquirir mucha información, pero no tendrá por ello más inteligencia, tendrá más conocimientos. Siempre lo he dicho, y es la importancia de un círculo, que desarrolla la inteligencia del niño, incrementa su capacidad; después él puede incrementar sus conocimientos ilimitadamente.

La pedagogía, precisamente, es la ciencia de inculcar el máximo de conocimientos; pero no solo eso, de enseñar, sobre todo, al individuo a pensar. Y mientras mejor equipo tiene en la cabeza, mejor va a pensar el individuo, más capacidad.

Podría decir, por eso, que ese programa de círculos implica no solo la solución para la madre que tiene que trabajar, sino que ese niño va adquiriendo más inteligencia, se va preparando para el futuro. Se eleva la calidad de la enseñanza con el círculo infantil. Eso es calidad.

Nosotros pensamos que un día no solo los hijos de las madres trabajadoras deben ir al círculo. Ojalá tengamos suficientes círculos y recursos para que un día todos los niños vayan al circulo, porque, de lo contrario, el que va al círculo va a tener más capacidad instalada que el que no fue al círculo, y al país le conviene que todos los niños tengan el máximo de inteligencia.

Bien, he estado citando algunos ejemplos de calidad. Pero muchos piensan que todos los niños son exactamente iguales y todos los niños no son exactamente iguales. Hay niños que tienen problemas auditivos, nacieron con esos problemas. Hoy día tenemos, afortunadamente, los equipos y podemos descubrir a las 24 horas de nacido si tienen problemas auditivos, y aun en los casos que tengan problemas auditivos, se puede hacer mucho por el niño; incluso en los casos de falta total de audición, hay soluciones técnicas hoy para que ese niño tenga un desarrollo intelectual normal. Sin esas técnicas, si no se descubre, si no se le educa, el niño se retrasa mentalmente, disminuye su coeficiente de inteligencia por no oír. Y hoy existe la posibilidad no solo de implantar medios que ayudan a percibir algo, sino que existen las formas pedagógicas de enseñar a ese niño, y, en muchos casos, de resolver el problema, porque pocos casos son de falta total de percepción auditiva; hay otros que pueden tener un 50, un 40, un 30, varía. Esos niños necesitan escuelas especiales, no se les puede mandar a una escuela normal.

Hay niños que tienen problemas en la vista, no es que sean ciegos, sino que tienen distintos problemas en la vista que si no se les trata pueden perder la visión, y si se les da el tratamiento adecuado recuperan totalmente o en un porcentaje muy alto la visión. Hacen falta escuelas especiales para esos niños.

Hay niños que tienen limitaciones físicas, las tienen o porque nacieron con ellas, o porque las adquirieron por alguna enfermedad o por algún accidente. Esos niños no pueden llevar una vida normal en cualquier escuela, necesitan una escuela especial.

Hay niños que tienen retraso en el desarrollo psíquico, no los pueden enviar a cualquier escuela —hoy hemos inaugurado cuatro de esas escuelas para niños con retraso en el desarrollo psíquico— porque ellos no pueden seguir las clases; si se dedican a ellos solos, se retrasan los demás; si se dedican a los demás, se retrasan ellos, terminan abandonando la escuela, y ya ustedes saben las consecuencias cuando un niño abandona la escuela y recibe la escuela de la calle. Su futuro cualquiera lo comprende, sea hembra o varón.

Hay niños que tienen problemas muy serios en el medio familiar y se desarrollan en ellos determinadas dificultades, trastornos de conductas; esos niños no pueden estar en las otras escuelas, ni se les puede abandonar, necesitan escuelas especiales.

Hay niños que tienen atraso mental que no es reversible, pero esos niños necesitan ser educados. ¿Qué van a hacer con un niño que tiene un atraso mental? ¿Dejarlo a su suerte, mandarlo a una escuela habitual? Se queda retrasado, abandona la escuela y después, ¿qué pasa? Yo me pregunto muchas veces: ¿En el capitalismo, qué pasaba con esos niños? Y en estas escuelas especiales se les educa, se les enseña, se les da un oficio, se les prepara para que puedan vivir normalmente, a pesar de que tengan algún atraso mental.

¿Qué puede esperar la sociedad de una de esas criaturas que crece abandonada a su suerte, sin educación y sin nada? ¿Y qué pasaba con ellos en el capitalismo? Al capitalismo no le importa eso. Cuánta gente habría por ahí con grandes problemas, pues muchos niños sufrían deformaciones físicas y vivían pidiendo limosna, a veces arrastrándose, porque tuvieron alguna enfermedad ósea que no se la atendieron, y, en fin, son otros problemas, ¿pero qué hacían estos niños con atrasos mentales? ¿Cuál era el destino, si eran hijos de una familia humilde? Terminaban pidiendo limosna, o terminaban en las prisiones, ¡quién sabe dónde terminaban!

Cualquier sociedad necesita esas escuelas especiales, pero en general las sociedades no tienen esas escuelas. La Revolución ha ido creándolas también en algunos lugares adaptados, etcétera, y llegó a tener una matrícula de 40 000; sin embargo, las necesidades eran de 80 000. Por eso, cuando resurgió el movimiento de microbrigadas, ya teníamos la fuerza de trabajo, había que buscar recursos, llegamos a la conclusión de que debíamos abordar este problema, para que el ciento por ciento de los niños con estos problemas tuvieran escuelas. Había que crear capacidades para 40 000 niños en todo el país, y esas capacidades son las que estamos creando.

Empezó este movimiento por la Ciudad de La Habana, por eso ya este año la Ciudad de La Habana tiene todas las escuelas que necesita: 80 que existen de distintos tamaños, pero que son escuelas que pueden funcionar, y 24 nuevas; estas crean una capacidad de casi 5 000 nuevos alumnos. Esto incrementa las capacidades en más de un 50%.

Es un incremento notable, pero lo más notable es que podamos decir que la necesidad está plenamente satisfecha en materia de escuelas especiales.

Yo conozco algunas de estas escuelas, dos o tres veces he visitado la de Guanabacoa para limitados visuales, ¡es una maravilla esa escuela! Lo que aprenden los muchachos allí. ¿Pero lo que aprenden es lo más importante? Creo que es importante; pero hay una cosa todavía que conmueve más: que a aquel niño que tiene un ojo tapado y otros problemas, le hacen ejercicios allí en unos laboratorios que tiene la escuela; se curan los niños en la escuela. En vez de quedarse ciegos, adquieren una visión normal. Aquella es una escuela y un hospital al mismo tiempo. ¿Qué sería de esos niños sin esas escuelas? Son dos de esas las que vamos a tener, una va aquí precisamente en este municipio.

Hay una de impedidos físicos que se está haciendo por allá por Boyeros, niños que andan en sillas de ruedas; hoy no les falta el maestro, porque les mandan al maestro a darles clases en la casa; pero ese niño no tiene contacto con otros niños, no tiene una vida social; esa escuela es compleja y cara. Pero se está haciendo esa escuela. El país necesita alrededor de tres de estas: esta pertenece aquí a occidente, habrá que hacer otra en el centro —¿es así, Fernández?— y otra en oriente. ¿Cuántas escuelas necesita el país para niños impedidos físicos?

(FERNANDEZ LE RESPONDE: "De impedidos físicos habíamos calculado dos, Comandante, una aquí y una en oriente. No hay mucha experiencia sobre ese tipo de escuela.")

Hay poca experiencia, dicen, sobre eso. Correcto.

Creo que lo explicado ayuda a comprender la importancia de estas escuelas, ayuda a comprender la importancia de que alcancemos las 80 000 matrículas; y estamos trabajando ya en todo el país. La Habana termina primero, piensen ustedes la tranquilidad que le da a cada familia; lo ideal es que ningún niño tenga problemas, ¿pero quién puede tener la seguridad de que un hijo no vaya a tener problemas?

Claro, hoy existen técnicas, incluso, para detectar precozmente —y ya tenemos esos servicios en todo el país— algunas enfermedades, algunas malformaciones congénitas incompatibles con la vida, y hoy se hacen pruebas a todas las mujeres embarazadas, y si hay la información de que puede haber un problema serio ellas pueden tomar la decisión de interrumpir el embarazo.

Pero no todos los problemas se pueden prever, ¿quién puede prever alguno en la vista o alguno auditivo? Tal vez esté lejos la ciencia de saber precozmente eso. Además, pueden nacer personas con problemas en la vista y se resuelven; también nacen con problemas cardíacos y se resuelven. Algunos no se pueden resolver, pero una mayoría se puede resolver; y tenemos para ello nuestro centro de cirugía cardiovascular infantil. Ayer me contaban, cuando pasé por el "William Soler" con motivo del accidente, que ya habían operado a más de 1 200 niños, desde que se inauguró ese centro, con excelente resultado.

Lo que quiero decir es que estas escuelas significan calidad en la educación. Hoy hemos inaugurado seis, ya estaban los alumnos; hemos hablado con seis directores y con decenas de profesores y maestros; hemos visitado, por lo menos, 20 ó 25 aulas. Hemos visto a los niños allí. ¡Qué bien están en esas escuelas! Algunas son para internos, una de ellas para niños con atraso en el desarrollo físico que carecen de amparo filial. Los niños con atraso del desarrollo psíquico recuperan la normalidad. No quiere decir que van a estar allí seis años; pueden estar un año, dos años, tres años, como norma, y recuperan la normalidad totalmente, a diferencia de los casos de retraso mental. El que tiene retraso mental recibe una gran ayuda en la escuela y aprende mucho, y se convierte en un ciudadano útil; pero algunos de estos problemas son irreversibles, mientras que el retraso en el desarrollo psíquico es reversible.

Vean la importancia, la escuela se convierte en un hospital. Y hoy hemos inaugurado cuatro de esas escuelas; creo que son 11 de las 24 nuevas.

Qué harían las familias con esos niños sin esas escuelas, y sin escuelas como esta que inauguramos aquí, de trastorno de conducta, como le llaman; pero esos muchachos tienen una gran capacidad intelectual, son muchachos totalmente normales, con una inteligencia normal, algunos muy inteligentes. Recuerdo cuando inauguramos la primera, "Cuito Cuanavale", ¡ya es una escuelaza! Pero la que inauguramos hoy también por allí por Guanabacoa —se inauguró hoy, pero ya hace algunos meses que empezó a funcionar—, es una escuelaza. Qué bien organizados tienen a los niños allí, cómo los educan. Y ya allí estaba un grupo musical de "Cuito Cuanavale", ¡excelente grupo musical!

Ahora llegamos aquí a esta escuela, que también lleva un tiempo funcionando —se inaugura hoy, lleva algunos meses—; qué gran impresión se lleva cualquier visitante en esta escuela. Allá se ve el huerto sembrado, una hectárea y media para producir vegetales, viandas y otras cosas; pero, sobre todo, vegetales para la escuela. Y ahí, en el fondo, las instalaciones agrícolas, la nave para ovejos; la nave para producir conejos, nave para producir huevos, nave para producir carne de ave. Qué gran impresión dan esos niños allí en esas naves; ellos se rotan en esas actividades productivas y se les desarrolla un gran entusiasmo.

Yo veía allí a esos niños, y son más bien adolescentes; parecían obreros, parecían hombres, y con qué dominio de lo que estaban haciendo, con qué agrado trabajaban en esas actividades.

Nosotros vimos el espacio y les recomendábamos que construyeran una nave adicional de producción de huevos y otra nave de producción de carne de ave. Casi se autoabastecen, pero con dos naves de carne avícola y con otra nave de gallinas ponedoras se autoabastecerían totalmente. Pero no solo se autoabastecerían si tuvieran dos naves de cada una, sino que pueden suministrar a alguna otra escuela.

Ahí se puede ver la importancia pedagógica de esas instalaciones. No lo hacemos con sentido económico, porque, al fin y al cabo, hay que llevarle el pienso a la escuela, y muchas de las materias primas de ese pienso hay que importarlas. No vemos el aspecto económico de que los niños, o los adolescentes, produzcan parte de sus alimentos; vemos el efecto pedagógico.

Conversaba con algunos y me decían que iban a estudiar veterinaria, el otro que iba a hacer otra cosa; ya se les está despertando la vocación por esas actividades. Y la agricultura es algo muy importante para que pueda ser olvidada; porque si todo el mundo quiere ser otra cosa y no agricultor, no productor agrícola, me pregunto cómo se va a alimentar la población. Por eso es tan importante. Cómo me alegré de ver a algunos de esos muchachos de La Lisa y del Cerro pensando en hacerse agricultores. Es el fenómeno a la inversa. No quiere decir esto que ellos vayan a ser solo agricultores, ellos pueden ser obreros en muy distintas calificaciones: de la industria, de la construcción; pero es bueno que haya algunos niños interesados en la agricultura.

Es una gran satisfacción para ellos autoabastecerse, ayudar a producir lo que consumen, y, claro, ayuda a que tengan un suministro seguro, porque a ellos huevos no les van a faltar, carne de aves no les va a faltar, carne de conejo no les va a faltar; y no solo no les van a faltar esos suministros, sino que pueden darles a otros.

Tienen un hidropónico. Yo les decía que el espacio no está ciento por ciento aprovechado. Iban a poner algunos verticales del lado izquierdo también; quizás se extiendan un poco a la derecha, el bosque lo pueden poner al otro lado de la cerca y en fin. Pero los muchachos producen una gran impresión.

Entonces, estas escuelas tienen sus talleres, producen; estas escuelas tienen sus áreas agrícolas, producen, ayudan a su autoabastecimiento y ayudan a otras escuelas.

Yo decía que estas escuelas son dignas de visitarse, se puede traer a cualquier visitante extranjero a cualquiera de ellas. Recuerdo que a la señora del Presidente de Francia, en visita que hizo a Cuba, la llevé a la escuela aquella de niños con limitaciones visuales. Es impresionante también aquella escuela, en otro sentido: se ve la organización, la eficiencia, la pedagogía que allí funciona.

Realmente, el que iniciemos el curso inaugurando aquí seis escuelas especiales en la capital —que no son las únicas, repito que se están construyendo ya en toda la isla—, es un acontecimiento importante y da idea de la calidad de lo que buscamos. No había mencionado, cuando hablaba de calidad, las escuelas vocacionales de distinto tipo y, sobre todo, las escuelas vocacionales de ciencias exactas, en las cuales tenemos capacidad para 40 000 matrículas.

Todo esto va convirtiendo a nuestro país en una potencia educacional; y eso es muy importante, porque eso después se ve en los centros de investigaciones científicas, se ve en los hechos, se ve en la vacuna antimeningocócica del tipo B, que está resolviendo problemas importantes en nuestro país y en otros países; se ve en el Factor de Crecimiento Epidérmico, que se les está aplicando a los quemados del accidente del avión y que ya se venía aplicando, y cuya producción se incrementa rápidamente; se ve en las operaciones que hacemos contra la retinosis pigmentaria, que es una enfermedad muy seria, que da lugar a que la persona pierda la vista, y hay decenas de millones de personas en el mundo que la van perdiendo, les van quedando fragmentos; es como si vieran por el cañón de una escopeta, hasta que no queda nada, la oscuridad total. Y un médico en nuestro país ha desarrollado una técnica que ha obtenido notable mejoría en gran número de pacientes. Somos el único país que tiene hoy esa técnica en el mundo. Hay que desarrollarla y aplicarla rápidamente.

Avanzan las investigaciones en las cuestiones de trasplante nervioso, el neurotrasplante. Nos estamos situando entre los primeros países con los trabajos de la compañera Hilda Molina y un grupo de científicos. Se empieza a ver lo que es la preparación del pueblo, cuando nuestro país empieza a destacarse ya con innovaciones que no existen en otros países.

Esta calidad se va a traducir en un gran futuro para nuestra patria, porque estamos impulsando las investigaciones científicas; y la ciencia aplicada a la producción, la ciencia aplicada a la agricultura, obra milagros.

Digamos, ahora la construcción de los sistemas ingenieros en el arroz, casi duplican la producción por hectárea. Claro que necesitamos un número de años para aplicar ese sistema a todas las áreas arroceras. Lo estamos viendo también en la caña, el drenaje parcelario eleva considerablemente la producción por hectárea.

La población crece, la tierra no crece; al contrario, la tierra siempre es un poco menos, porque hay que construir una instalación, un hospital, una fábrica, un ferrocarril, una carretera; la población crece, luego hay que aumentar la productividad de la tierra, y la ciencia es la única que hace posible eso. Por ello tiene tanta importancia la calidad de la educación y tiene tanta importancia que nuestro país se convierta en una potencia educacional, como ya se va convirtiendo en una potencia médica.

Yo les puedo asegurar que ningún país capitalista cuenta con esto, tiene algunas escuelas para los ricos; ningún país capitalista de los más desarrollados va a tener el sistema de escuelas especiales que tenemos nosotros, ni de círculos que tenemos nosotros, que vamos teniendo ya para toda la población. Lo tiene una parte de la población y la otra se revienta: Si una familia tiene el problema de un niño con una limitación física y necesita una de esas escuelas, o tiene problemas de cualquier tipo; o puede haber los problemas de trastornos de conducta, que en esa sociedad se multiplican, no tienen solución. No hablo ya de países del Tercer Mundo, ningún país del Tercer Mundo, desgraciadamente tiene estas instituciones; países ricos, desarrollados, no tienen estas instituciones.

Si nosotros educamos así a nuestros niños, a nuestra juventud, sin duda nuestra patria va a tener un gran porvenir.


Hay que reconocerles a los microbrigadistas el esfuerzo que han hecho en estos programas; porque los microbrigadistas vienen sumando muchos méritos, ya que ellos este desarrollo social lo están impulsando.

El MICONS construye otras instalaciones industriales, de otro tipo: grandes presas, centros de comunicaciones, grandes industrias; pero este desarrollo social lo están impulsando los microbrigadistas. Ellos hicieron el programa de los 110 círculos, ellos están concluyendo el programa de los 20 policlínicos, deben concluirlo este año; ellos están concluyendo este programa de escuelas especiales; ellos están iniciando los programas de escuelas primarias y secundarias para crear las condiciones de que hablé, hicieron ya la primera prototipo de primaria y van a hacer la de secundaria. Ellos serán los que construyan cientos de esas escuelas en los años futuros; ellos están impulsando extraordinariamente el programa de viviendas. Ellos están impulsando y llevando a cabo el programa de panaderías, de alrededor de 100 panaderías, para que la gente tenga el pan caliente y el horno casi en la esquina de la casa, porque se demostró que la producción industrial grande de algo tan tradicional como el pan, no garantizaba la calidad.

Las microbrigadas han ayudado en construcciones hospitalarias importantes; pronto se va a inaugurar, por ejemplo, la sala de terapia intensiva intermedia del "Salvador Allende", una importante instalación. Han hecho muchas instalaciones hospitalarias, ampliaciones en los hospitales; han construido EXPOCUBA, donde ya, en días recientes, ascendió a un millón el número de visitantes, convirtiéndose en un centro de recreación y de instrucción.

Construyen todos los años cientos de casa-consultorios del médico de la familia. Las casa-consultorios, ya hoy son la casa del médico y de la enfermera y el consultorio, son construcciones de cierta importancia, de las cuales este año están haciendo 400.


Ahora están ayudando en un trabajo colosal, que son los Panamericanos, una obra grande que también enriquecerá los recursos sociales de la capital, el deporte, la recreación, y permitirá que nuestra capital sea sede, con honor, de un importante evento deportivo; pero, sobre todo, los dos millones y tanto de habitantes de la capital tendrán magníficas instalaciones deportivas, nuestro pueblo, especialmente nuestra juventud.

Las microbrigadas están ayudando en la construcción de los mercados concentradores, un programa nuevo, cuatro grandes mercados —no lejos de aquí se está construyendo uno de ellos— que van a racionalizar mucho la distribución de los productos agrícolas en la capital. Y así, rodeando la capital, cuatro grandes mercados concentradores.

Están construyendo también más de 150 agromercados; ahora, en este momento, están trabajando, en unos meses estarán terminados. Son programas nuevos en que les pedimos a las microbrigadas que ayudaran.

El programa de las terminales de ómnibus: se estaban haciendo tres, hacían falta ocho; las cinco restantes se harían en 1990 y 1991. Pues las estamos haciendo todas ahora para ayudar al transporte.

Así, el movimiento de microbrigadas está haciendo un gran esfuerzo en la capital, y tendrá que seguir haciéndolo, sobre todo en la construcción de viviendas y en la reparación de viviendas, porque hay microbrigadas que construyen viviendas y microbrigadas que reparan viviendas.

Yo quería hacer un reconocimiento a ese esfuerzo que está haciendo el movimiento de microbrigadas; pero, claro, no es totalmente gratuito ese reconocimiento, es que espero que ellos cumplan su promesa de terminar las 24 escuelas especiales este año, que en enero las estemos inaugurando, con alumnos y todo; que terminen los policlínicos que faltan, que en enero podamos estar inaugurándolo todo; que no baje la guardia, que no baje el espíritu, que no disminuya la moral, que las microbrigadas no se nos reblandezcan, porque, gracias a las microbrigadas, todo lo nuevo que antes no podíamos hacer se está haciendo.

Sí, Máximo, nos faltaba algo: las microbrigadas han colaborado extraordinariamente en la construcción de las industrias de materiales de construcción: bloqueras, fábricas de baldosas, fábricas de mosaicos, etcétera. Claro, porque sin materiales no avanzamos.

A nosotros lo que nos para son los materiales, pero cada vez vamos produciendo más. Ahora mismo se han invertido 15 millones de dólares para elevar la capacidad, para modernizar, remodelar o reconstruir la fábrica de cemento de Mariel. El año que viene tendremos que pararnos dos meses, con todos los hierros al lado y un gran contingente, para en dos meses hacer todo lo que hay que hacer, porque ese monstruo no puede estar parado más de dos meses, porque nos paramos todos nosotros.

La fábrica de Artemisa está haciendo un gran esfuerzo y produciendo más, en el futuro será ampliada, y se van a producir 400 000 toneladas más en Mariel con esa inversión —porque harán inversión, 15 millones son 15 millones— de dólares, de divisa convertible, vamos a disponer de más cemento.

Se están terminado canteras de arena, de piedra; se está haciendo La Molina, el movimiento de tierra lo hizo una brigada del contingente; la instalación industrial la está haciendo una empresa del MICONS, rápidamente están construyendo para tener 600 000 metros cúbicos más de piedra y arena.

Ya empezó a producir El Purio, que se construyó en tiempo récord por un contingente. Ya se están organizando los trenes que van a traer la arena y la piedra; se está trabajando en Victoria 4, hacia el sureste de la capital, para 300 000 metros cúbicos más de arena; se está terminando una fábrica de ladrillos grande, tal vez pueda llegar a producir hasta 50 millones, ¡tal vez!, son decenas de millones de ladrillos. Y se siguen impulsando todas las industrias de materiales.

Se avanza en Antillana de Acero, tendremos más acero. Pero algo más importante: se avanza en el ahorro de cemento, y de 1975 para acá lo que se ha avanzado es un mundo: de más de 700 kilogramos de cemento por metro cúbico de hormigón, ya estamos en alrededor de 450, ya se están ahorrando casi 300 kilogramos de cemento por metro cúbico de hormigón. Quiere decir esto que hoy casi hacemos dos metros cúbicos con el cemento con que antes hacíamos uno. Y es más duro, porque no es el cemento lo que da más dureza; un exceso de cemento le quita calidad al hormigón, porque debe tener sus proporciones. ¡Ah!, eso es muy importante, porque estamos, mediante el ahorro, disponiendo de productos que necesitarían nuevas líneas de cemento. Pero, además, estamos adquiriendo nuevas líneas de cemento y las estamos construyendo; vamos a seguir ampliando nuestra industria de cemento.

Y en madera, 28 metros cúbicos de hormigón por metro cúbico de madera, con todo ese picadillo que se hacía por todas partes; y ahorrando, protegiendo la madera, usando tableros, ya el MICONS está en 45 —no sé cómo estarán los microbrigadistas— y se puede llegar a 90. Eso quiere decir que 100 000 metros cúbicos de madera se convierten en 300 000 metros cúbicos, porque con 100 000 se puede hacer lo que antes hacíamos con 300 000; y esto es muy importante, porque la madera sí que es muy difícil disponer de ella en cantidades adicionales. Tenemos que jugárnosla con el ahorro, multiplicar la productividad de esa madera en las construcciones.

También ya nuestro país va a producir algunas decenas de metros cúbicos adicionales de madera, de las plantaciones que hizo la Revolución; ahora hay que multiplicar cada metro cúbico de madera por tres.

De modo que las construcciones van a seguir incrementándose; podemos llevar a cabo todos estos ambiciosos planes que nos proponemos.

Los contingentes se multiplican; ya hay 30 000 hombres trabajando en contingentes, con una productividad tremenda. Los contingentes hacen el doble, con la mitad de la gente, de lo que se hacía tradicionalmente en nuestro país; además, lo hacen rápido, y terminan las obras y las ejecutan con calidad.

De modo que las construcciones se irán incrementando considerablemente y podremos disponer en un período de años de todas las viviendas que necesitemos y podremos disponer de todas las escuelas y todas las instalaciones que necesitemos.

Las construcciones son vitales para el desarrollo del país, vitales para la industria, para la agricultura, para el desarrollo económico y para el desarrollo social. Esa escuela es una escuela que lleva tantas cantidades de cemento, de piedra, de arena, de madera, de acero, de muebles, de equipos, de todo. Y hay que hacerla, la necesitamos mucho.

Estoy seguro de que en los próximos años nuestra capacidad constructiva se incrementará notablemente y nuestro pueblo podrá recibir los beneficios de este enorme esfuerzo, que debe aún ser mejorado, que debe ser aún más eficiente.

Me gustó esa palabra que dijo Zoila: que los maestros deben trabajar con espíritu de contingente. Espíritu de contingente es la idea, trabajando así podemos acelerar mucho nuestro desarrollo.

Me resta solo felicitar en el día de hoy a todos los trabajadores de la educación, felicitar a todos los alumnos, felicitar a todas las familias que han tenido el placer de enviar a sus hijos a los distintos tipos de escuelas o de facultades, felicitar a nuestros jóvenes estudiantes; y que el próximo año ya no hablemos solo de ocho nuevas escuelas, que son las que tenemos ahora, sino que pronto podamos hablar de 24 escuelas especiales nuevas y de todas las que se están construyendo en el resto del país.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!


(OVACION)
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)