“Hay algunos que creían que la Revolución se desplomaba como castillo de naipes. Si por ahí hicieron revoluciones de naipes y de merengue, la cubana no es de naipe ni de merengue, la cubana es de acero y fue autóctona, no nos la trajo nadie, la trajimos nosotros y la defendimos nosotros; está escrita con sacrificios, está escrita con sangre”.