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A 50 años de la victoria sobre el bandidismo

La incansable lucha de los milicianos permitió la desarticulación de las bandas de alzados.

Fecha: 

27/07/2015

Fuente: 

Periódico Granma

Autor: 

El 26 de Julio de 1965, du­rante la celebración del acto por el Día de la Rebeldía Nacional celebrado en Santa Clara, el Comandante en Jefe Fidel Castro declaró exterminadas las bandas contrarrevolucionarias que servían a los intereses del imperialismo yanqui, una victoria que fue resultado de la masiva incorporación del pueblo a la lucha y de la certera guía del líder histórico de la Revolución.
 
Desde el triunfo revolucionario del 1ro. de Enero de 1959, el gobierno de Estados Unidos fraguó una campaña de descrédito contra el proceso iniciado en Cuba, acompañado por fuertes presiones diplomáticas y agresiones de todo tipo, para lo cual trató de fomentar el desarrollo de la contrarrevolución interna y ex­terna.
 
En fecha tan temprana como octubre de 1959, el presidente Eisenhower ordenó la elaboración de un programa de acciones encubiertas contra nuestra Patria, que incluía diversas acciones terroristas a través de atentados, sabotajes y actos vandálicos que serían perpetrados por elementos contrarrevolucionarios organizados y financiados por ellos.
 
Fue así como surgieron varios grupos o bandas establecidos inicialmente en la zona del Escambray y extendidos luego por todo el país, con el fin de crear el caos y la inseguridad y, llegado el momento, brindar el apoyo a la intervención o invasión planificada por la CIA con el propósito de destruir a la naciente Re­vo­lución Cubana.
 
Las primeras bandas armadas aparecieron en 1959 y estuvieron asociadas fundamentalmente a antiguos miembros de los cuerpos represivos de la tiranía que, tratando de eludir la justicia de los Tribunales Populares, se internaron en zonas de difícil acceso, más como una forma de escapar que de oponer resistencia organizada.
 
Aunque oficialmente se considera a Ramón Trujillo como el primer alzado hacia 1959 en la zona de La Macagua, en el Es­cambray, otras fuentes, según la tradición oral, indican que el primer bandido contrarrevolucionario fue Luis Santana Ga­llardo, alias Luis Vargas. Estas primeras bandas fueron combatidas con éxito por escuadrones de la Policía Rural Revolucionaria y milicias obreras y campesinas. Sin embargo, en julio de 1960, ante la ocurrencia de nuevos y mayores alzamientos, el Co­man­dan­te en Jefe ordenó la movilización de campesinos de la re­gión, con el fin de organizarlos bajo el mando de oficiales del Ejército Rebelde, siendo designado como Jefe de Operaciones el comandante Manuel “Piti” Fajardo, caído en combate el 30 de no­viembre de 1960.   
 
Se iniciaba así de manera organizada la Lucha Contra Bandidos, una respuesta revolucionaria a los planes del imperio para destruir el proceso emancipador, cuya primera acción fue un pequeño enfrentamiento realizado el 7 de septiembre de 1960, en el que no hubo muertos, dejó tres heridos, y se capturó al forajido Sinesio Walsh.
 
Más tarde, ante el incremento del número y la actividad de las bandas y la inminencia de una agresión imperialista en gran escala, la Revolución desarrolló la Operación Jaula, conocida popularmente como Limpia del Es­cam­bray, a través de la cual 80 batallones de las Milicias Nacionales Revolucionarias, integrados por unos 60 000 obreros y campesinos de todo el país, salieron rumbo a ese macizo montañoso a enfrentar la contrarrevolución.
 
Decenas de hombres y mujeres de pueblo, sencillos y humildes, se destacaron en la dura batalla, algunos de los cuales se hicieron  famosos por las leyendas que tejieron, entre ellos Puro Villalobos, Mongo Treto y el legendario Gustavo Castellón, apodado el Caballo de Mayaguara.
Como resultado de las acciones desarrolladas entre diciembre de 1960 y marzo de 1961, resultaron neutralizados 420 alzados, de ellos 39 muertos y 381 prisioneros, incluidos seis de los diez principales jefes de bandas.
 
Aquella acción planificada por Fidel sería, además, el bautismo de fuego para muchos batallones de milicias que combatieron unos días después, en abril de 1961, en la Batalla de Playa Girón.
 

Los bandidos contaban con abundantes armas pagadas por la CIA.

Tras su derrota en Girón, los bandidos dispersos por el Escambray se reorganizaron e iniciaron una serie de asesinatos y acciones vandálicas, llegando a conformar, solo en Las Villas, 41 bandas integradas por unos 500 hombres. Asimismo, en el resto del país co­menzaron a operar más de 30 grupos, llegando a proliferar en las seis provincias que existían entonces.
 
Ante el nuevo incremento auspiciado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), la dirección de la Re­volución decidió instituir, en septiembre de 1961, las Regiones Militares A y B en los territorios del Es­cambray y Corralillo respectivamente, lo cual creaba las bases para que el 3 de julio de 1962 se fundara por el Comandante Juan Almeida, quien dirigía el Ejército del Centro, la Sección de Lucha Contra Bandidos (LCB), al frente de cuya organización estuvo el comandante Raúl Menéndez Tomassevich.
 
De esa manera, fueron cayendo una a una todas las bandas mercenarias que sembraban el terror en los lugares donde actuaban. Derro­tados en el Escambray y otros lugares del país, hacia 1964 la CIA decidió probar suerte infiltrando individuos por la región oriental, para lo cual abrió focos de bandidos en las montañas de Baracoa, de modo que estos pudieran ser apoyados desde la ilegal Base Naval yanqui en Guantánamo, e incluso desde el territorio de República Dominicana.
 
Sin embargo, la unidad y organización al­canzadas, así como la determinación del pueblo encabezado por Fidel, permitió liquidar entre 1959 y julio de 1965 las 299 bandas que actuaron en el país, en las cuales se agruparon casi 4 000 forajidos.
 
En las acciones militares desarrolladas contra ellas, perdieron la vida centenares de combatientes revolucionarios y varios cientos fueron heridos, además del inmenso costo económico ocasionado por la guerra.
 
Entre las víctimas del bandidismo se en­cuentran varios maestros como Conrado Be­nítez, Manuel Ascunce Domenech y Delfín Sen Cedré, entre otros, conjuntamente con de­cenas de obreros, campesinos, mujeres, jóvenes y niños inocentes que residían en la zona de operaciones y que también fueron asesinados.
 
Como señalara Fidel aquel 26 de Julio de 1965 en Santa Clara “la erradicación de esas bandas no se hizo sin sacrificios. Miles de hombres, obreros y campesinos del Escambray, la inmensa mayoría, lucharon durante años persiguiendo incansablemente y sin tregua al enemigo”. Y acto seguido expresó: “el imperialismo recibió una lección inolvidable, el imperialismo recibió una lección no menos importante que la que recibió en Playa Girón...”.