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Calor de solidaridad

Fecha: 

17/10/1995

Fuente: 

Granma

Calor de solidaridad. Fidel dialogó varios minutos con periodistas que le aguardaban en el hotel. A Rosa Balda los lagrimones le bajaban de los ojos a raudales y no podía responder a las preguntas. El Comandante en Jefe le había pasado, a su llegada a esta ciudad, por el lado en la carretera que va del aeropuerto a la ciudad y la emoción que experimentó fue tan fuerte que se le hizo un nudo en la garganta. Alrededor de las seis de la tarde, un grupo de varias decenas de argentinos estaba apostado ayer frente al hotel Panamericano, en el centro de la ciudad, vitoreando y coreando consignas y canciones de apoyo a Cuba. El frío era intenso y el fuerte viento multiplicaba la sensación térmica. Pasadas las doce de la noche, cuando Fidel regresó de la cena oficial de bienvenida ofrecida por el presidente Carlos Menem, el grupo seguía allí, firme, como si no sintiera la baja temperatura. Fidel los saludó, les tendió las manos y durante unos minutos también desafió el frío. Sólo después de ello abandonaron el lugar. Un anciano que se hospeda en un hotel vecino, procedente de la provincia de La Pampa y que viajó solamente para apoyar la visita de Fidel, me decía entusiasmado: "Le di la mano cuatro veces, cuatro veces". Al entrar en el hotel, el Comandante en Jefe se dirigió a un grupo numeroso de periodistas, camarógrafos y fotógrafos que lo esperaron durante horas con el fin de lograr de él alguna declaración. Uno de ellos viajó desde Buenos Aires con un pasaje pagado por estudiantes de no sé qué centro con la condición de que les llevara una foto del líder cubano.

"Comandante, Comandante -preguntó alguien-, ¿la Cumbre ayudará a levantar el bloqueo? Y la respuesta: "Bueno, eso no puede ocurrir. Si ella pudiera, yo creo que lo haría". Otro se refirió al famoso carril dos de la ley Torricelli y Fidel dijo: "Ese es un carril descarrilado". Una pregunta sobre el llamado embargo: "Eso es mucho más que embargo, es un superbloqueo". "Comandante, ¿ocurrirá que el fin del bloqueo sea el fin de la Revolución, como piensan algunos?". Fidel: "A lo mejor. Nosotros no pensamos así. Es la continuación. Con bloqueo y sin bloqueo".

Sobre los objetivos de la próxima reunión de la Nación y la Emigración: "Son los de siempre, buscar una mayor comprensión entre los que están del lado de allá y los que están del lado de acá, sobre todo los que son del lado de allá y son emigrantes económicos y no políticos y no forman parte de la mafia esa". "¿Cuál es su utopía hoy, Comandante?". "La misma que cuando empecé a ser revolucionario. Y la prueba de que es utopía es que todavía no hemos alcanzado todos los objetivos". "¿Para cuántos años más hay Fidel Castro?". "Eso nada más lo sabe Jesucristo. Debo mencionarlo porque yo siempre fui admirador de Cristo, porque Cristo fue el primer comunista. Dividió los peces y los panes y los multiplicó. Convirtió el agua en vino. Eso es lo que queremos hacer nosotros. Y los repartió entre todos". Cuando amaneció hoy, al observar la calle por la ventana, ya había otro grupo solidario con carteles, una veintena de argentinos; parecía el relevo del grupo anterior. La escena se repite. El Grupo Bariloche de Solidaridad ha organizado también una fiesta para celebrar la visita del Comandante en Jefe a Argentina. Cuando me meto entre ellos, me sobrecojo. Viajan desde tan lejos y soportan tan largas esperas con baja temperatura para ver y saludar a Fidel, que es como si el saludo fuera propio. A pesar de lo repetido de estas escenas en todo el mundo, la emoción de palparlas de nuevo es siempre tan fresca y tan cálida que el pecho se hincha. Porque todo ese cariño es hacia mi país, hacia mi Revolución, hacia mí. El día anterior, una marcha. Es difícil calcular el número, pero llenaban una larga cuadra y media de pueblo. Partieron desde el hospital municipal, se detuvieron largo rato en la esquina próxima al hotel y corearon. Un "Olé, Olé-olé-olá, olé, olé", seguido de un "Cuba, Cuba, Cuba; el pueblo te saluda" y de canciones, bailes y otros lemas atronaron la esquina durante varios minutos, antes de continuar su marcha hacia el Centro Cívico (plaza central) para efectuar un acto de solidaridad. Entre los participantes, había gente solidaria de toda Argentina. Acudieron a Bariloche desde Buenos Aires, Neuquén, La Pampa, Mendoza y otras zonas. Y en la enorme y cómoda carpa que funge como centro de prensa del evento, los periodistas cubanos son asediados por sus colegas de otros países que preguntan cuántos encuentros con otros presidentes va a tener Fidel, qué dijo, si es posible lograr una entrevista con él o con Roberto Robaina, el canciller cubano. Inquieren sobre detalles de las posiciones cubanas, sobre la diferencia entre el término embargo, empleado por los norteamericanos, y el concepto de bloqueo, que usamos los cubanos.