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Diálogos con la historia (XLVI parte)

Fecha: 

21/04/2011

Fuente: 

Periódico El Sol de México

La Habana. 4 de junio de 1963. Fidel Castro interviene por la radio y la televisión cubanasPREOCUPACIÓN POR LA PAZ

Periodista.- Al repasar sus impresiones sobre el viaje a la URSS, el compañero Fidel hizo resaltar la universalidad del sentimiento de solidaridad, de amistad, de admiración y cariño hacia Cuba, hacia la Revolución que encontró en la Unión Soviética.
 
Es un sentimiento que comparten todos los pueblos soviéticos, los hombres y las mujeres, los jóvenes y los niños, los obreros y los campesinos, los intelectuales y los empleados, el Gobierno y el Partido. Es un sentimiento que se expresa en el recio y sincero internacionalismo del pueblo soviético, su solidaridad y su ayuda hacia un pueblo pequeño situado a miles y miles de kilómetros.
 
Ese sentimiento no se ha expresado únicamente en la cordial bienvenida, en los recibimientos apoteósicos, en los actos de masas, en los aplausos, en las demostraciones de afecto y cariño prodigadas al compañero Fidel y a sus acompañantes, sino como éste decía, en el trabajo, con el esmero que ponen en las cosas que hacen con destino a nuestra Patria, con el empeño que abrevia el tiempo de la producción para entregarlos antes de los plazos fijados, con la ayuda económica, técnica, cultural y militar que nos han prestado y nos prestan.
 
El pueblo soviético se desbordó en calles y plazas, en estaciones ferroviarias y en estadios deportivos para saludar al compañero Fidel, para verlo, para oírlo. Era una expresión espontánea de cariño. El entusiasmo manifestado no podía ser fabricado; pero no era sólo el entusiasmo de las masas, era el entusiasmo de la prensa, del Gobierno y del Partido, que compartían los sentimientos de las masas y los alentaban.
 
A esos sentimientos responden, plenamente, el Título de Doctor Honoris Causa que le concedió la Universidad de Moscú y el más preciado y más alto honor de nombrar a nuestro Héroe Nacional Héroe de la Unión Soviética y condecorarlo con la Orden de Lenin.
 
No fueron honores formales. Surgieron de una convicción sincera sobre los méritos de nuestro pueblo y de su guía y de un sentimiento profundo de cariño y solidaridad. Del mismo modo que las manifestaciones del compañero Fidel acerca de la URSS, de su pueblo, de sus éxitos, de su Gobierno, de su Partido y de su Jefe, el compañero Nikita Jruschov, expresan convicciones y sentimientos, leal y espontáneamente sentidos.
 
Fidel vio al compañero Jruschov en toda su dimensión de dirigente político y de hombre de Estado, líder de un país que es una fortaleza y baluarte mundial del socialismo. Lo describió en una forma como nadie podría hacerlo para el pueblo cubano. Jruschov es -nos enseñó Fidel- hombre de carácter extraordinariamente humano, sencillo, capaz de conversar horas con cualquier miembro de la delegación, como conversa con los obreros y campesinos, con los cuadros y funcionarios de su país.
 
Hombre de gran inteligencia, energía, claridad y agilidad mental. Fidel pudo apreciar su sinceridad, su honradez, su espontaneidad, su laboriosidad, su dedicación a la causa del comunismo y de la paz. Le llamó la atención su historia de trabajador minero que llega a Primer Secretario del Partido y a Primer Ministro del Gobierno.
 
Pudo palpar personalmente, él que tanta sensibilidad tiene para conocer el estado de ánimo de las masas, el gran afecto del pueblo soviético hacia Jruschov, el apoyo del pueblo soviético hacia la política de su Partido Comunista. Vio la experiencia de Jruschov como militante revolucionario de muchos años, que combina un profundo conocimiento teórico con un gran sentido práctico.
 
En él encontró a un verdadero conocedor de los problemas económicos, de la agricultura, de la industria; a un dirigente prestigioso y respetado que observa los principios de la dirección colectiva, de la discusión colectiva en el seno de los organismos del Partido y del Estado. Un combatiente revolucionario preparado en la teoría, activo en la práctica, audaz y valiente: así vemos al compañero Jruschov, en las palabras de Fidel.
 
Fidel pudo ver cerca y en toda su extensión la preocupación de Jruschov por todos los problemas que se refieren a la unidad del campo socialista, a la unidad de todos los partidos comunistas y obreros, preocupación que coincide con nuestra posición de promover, dentro de los principios marxistas-leninistas, todo lo que una y de rechazar todo lo que divida.
 
El propio informe del compañero Fidel ha sido un llamado ardiente a esa unidad, a la discusión, a la superación, dentro de los principios y sobre la base de lo ya establecido en las decisiones de la Conferencia de los 81 Partidos.
 
Fidel vio el amor del pueblo soviético -un pueblo que sufrió destrucciones inmensas en la guerra civil y en la guerra mundial- por la paz, unida a su firme decisión de resistir y derrotar, a cualquier precio, toda nueva agresión y de defender de la agresión armada a los países hermanos del campo socialista.
 
Un simple pescador le dio una definición perfecta de ella, al decirle: «queremos la paz, pero si nos imponen la guerra, sabemos hacerla también, lo sabemos hacer muy bien»
 
Jruschov es el intérprete más alto de esa determinación del pueblo soviético. Fidel vio en él una gran preocupación por la paz, como hombre que sabe, por experiencia propia lo que es la guerra, como dirigente estatal que está consciente de lo que es la destrucción termonuclear.
 
Su preocupación por la paz le hace medir, en toda su magnitud, el peligro de la carrera armamentista, de las tendencias agresivas del imperialismo y comprender la necesidad de estar preparados, con las armas más modernas, precisas y destructivas, para responder demoledoramente a los que rompan la paz.
 
La iniciativa de Jruschov ha preparado a la URSS para hacer frente a cualquier amenaza, para responder a cualquier agresión. Y esa preparación respalda y fortalece su sincera política de paz.
 
De aquí la conclusión de Fidel:
 
En Jruschov tienen los imperialistas un adversario formidable.
 
Cuba, "Noticias de Hoy", 7 de junio de 1963.