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El criminal bloqueo estadounidense contra Cuba es una política obsoleta e inmoral

Fecha: 

30/10/2017

Fuente: 

Telesur

Autor: 

Entrevista a Benigno Pérez, Embajador de la República de Cuba en el Estado Plurinacional de Bolivia, a pocos días de que se produzca una nueva votación en Naciones Unidas para solicitar el fin del bloqueo estadounidense contra Cuba.
 
Además de las consecuencias del bloqueo, Benigno Pérez nos habla de la Cuba post Fidel, de las reformas económicas aprobadas en el último Congreso del Partido Comunista de Cuba, y del escenario político-electoral en la isla para 2018.
 
Katu Arkonada: En 2016, 191 países miembros de Naciones Unidas aprobaron una resolución que solicita el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba. Nos encontramos en vísperas de una nueva votación en la ONU contra el bloqueo, ¿cuál cree que va a ser el resultado de la votación?
 
Benigno Pérez: El próximo 1 de noviembre se llevará a votación por vigésima sexta (26) vez en la Asamblea General de la ONU, la resolución titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
 
Efectivamente, el año pasado 191 de los 193 Estados miembros votaron a favor del proyecto de resolución presentado por Cuba, mientras que Estados Unidos e Israel se abstuvieron por primera vez en la historia. Este año, estamos seguros de que el resultado de esa votación será nuevamente demostrativo del rechazo prácticamente unánime de la Comunidad Internacional al criminal Bloqueo, considerado como una política obsoleta e inmoral, de aplicación extraterritorial, en violación de la soberanía de todos los Estados.
 
KA: El año pasado se registró, por primera vez, la abstención de Estados Unidos y su aliado Israel. ¿Qué postura cree que va a tomar EEUU toda vez que ha llegado una nueva administración a la Casa Blanca?
 
BP: La abstención de Estados Unidos en 2016 fue coherente con la política impulsada por el presidente Barack Obama con respecto a Cuba. Luego de los anuncios del 17 de diciembre de 2014 y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU, Obama pidió en varias ocasiones al Congreso de su país eliminar el Bloqueo, al considerarlo una política fallida. El expresidente estadounidense llegó a reconocer que el Bloqueo ocasionaba daños al pueblo de Cuba, que afectaba las relaciones de su país con América Latina y el Caribe, y que la unidad mundial que concitaba el rechazo al Bloqueo había dejado aislado a EEUU.
 
Es importante reconocer que las medidas ejecutivas adoptadas por la administración Obama para modificar algunos aspectos del Bloqueo fueron positivas y contribuyeron a avanzar en el diálogo bilateral en diversas temáticas y en el proceso de normalización de relaciones. No obstante, estas medidas fueron también muy limitadas en su alcance y profundidad y Obama no agotó sus prerrogativas como Jefe de Estado.
 
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, hemos percibido un recrudecimiento de la aplicación del Bloqueo a Cuba, así como una retórica más irrespetuosa, injerencista y agresiva del presidente de EEUU hacia nuestro país. Es evidente la intención de la actual administración de dar marcha atrás al proceso de normalización de relaciones bilaterales emprendido por Obama. De hecho, en su discurso del 16 de junio en Miami, y luego en el 72 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, el 19 de septiembre pasado, Trump reafirmó que su país no levantará en Bloqueo a Cuba. Entendemos, entonces, que el 1ro de noviembre EEUU votará como lo hizo históricamente hasta 2015, en contra de la resolución cubana.
 
KA: La reciente, y extraña cuanto menos, acusación de “ataques sónicos” al cuerpo diplomático estadounidense en la Isla, ¿puede ser un indicador de un cambio en las relaciones EEUU-Cuba?
 
BP: Coincido en que la acusación es muy extraña. En primer lugar, es importante aclarar que Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará acciones de esta naturaleza; ni ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros con ese propósito. El Gobierno de Cuba no tiene responsabilidad alguna en los alegados incidentes y cumple rigurosamente sus obligaciones con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en lo que respecta a la protección de la integridad de los agentes diplomáticos acreditados en el país y sus familiares, sin excepción.
 
En este sentido, deseo enfatizar que existe una investigación en curso, iniciada por indicación del más alto nivel del gobierno cubano desde el mismo momento en que le fueron informados los incidentes. No obstante, los datos aportados por las autoridades de EEUU, imprescindibles para el éxito de la investigación, han sido imprecisos y poco esclarecedores, y hasta el momento no existe evidencia alguna que confirme la ocurrencia, las causas ni el origen de las afectaciones a la salud que han sido reportadas. Tampoco se han identificado posibles autores, ni se ha establecido la presencia de personas o medios sospechosos en los lugares donde se han reportado los hechos. Las autoridades cubanas no están familiarizadas con equipos ni tecnologías que puedan ser utilizadas para este propósito, ni cuentan con información que indique su presencia en el país.
 
Se debe subrayar que el principal obstáculo para el esclarecimiento de los incidentes ha sido la falta de acceso directo a los afectados y a los médicos que los examinaron, la entrega tardía de evidencias y su carencia de valor, y la ausencia de una información primaria fiable y contrastable.
 
Es evidente que el gobierno de Trump ha politizado el asunto y ha adoptado decisiones drásticas e injustificadas como reducir significativamente su personal en la embajada en La Habana, exigir que 17 diplomáticos de la misión cubana en Washington abandonaran el territorio de EEUU, y recomendar a sus ciudadanos no visitar Cuba. Estas medidas son indicativas de una intencionalidad de revertir los avances en el proceso de normalización de relaciones alcanzados con Obama. Los incidentes han servido de justificación para la política agresiva de Trump hacia la Isla, como mismo la voladura del acorazado USS Maine les sirvió de pretexto a EEUU en 1898 para intervenir en la Guerra de Independencia de Cuba y arrebatar la victoria al Ejército Libertador.
 
KA: Embajador, necesitaríamos días enteros de entrevista para relatar los cuantiosos daños que han provocado 55 años de bloqueo contra Cuba, pero, ¿puede hacernos una síntesis de lo que ha supuesto el bloqueo contra el pueblo cubano?
 
BP: El bloqueo económico, comercial y financiero fue concebido con el propósito de provocar hambre y desesperación al pueblo cubano y el derrocamiento del gobierno revolucionario, esto en palabras textuales del entonces subsecretario de Estado Lestes D. Mallory en 1960. Esta política lleva casi 60 años provocando daños a los cubanos, violando de manera masiva, flagrante y sistemática sus derechos humanos; y obstaculizando el desarrollo económico del país, por lo que califica como acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
 
Más del 70 % de la población cubana ha nacido y crecido bajo los efectos del Bloqueo, que impacta en todas las esferas de la vida de los ciudadanos: en la salud, la alimentación, la educación, el deporte, la cultura, el transporte, las telecomunicaciones, etc. Los daños acumulados durante estas casi seis décadas, calculados a precios corrientes, alcanzan la cifra de 130 mil 178,6 millones de dólares.