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El estratega y humanista sin par: Anécdotas sobre Fidel del Teniente Coronel Elvin Fontaine Ortiz

Fidel durante el huracán Flora.
Fidel durante el huracán Flora.

Fecha: 

25/11/2017

Fuente: 

Suplemento Especial de Resumen Latinoamericano

Autor: 

Ser escolta de un jefe de Estado es una ardua tarea, pero cuando se trata de  la escolta de Fidel se convierte en el privilegio de ser testigo de la capacidad política, militar y el humanismo de un hombre que siendo jefe de gobierno arriesgó -en incontables ocasiones- la vida por su pueblo.
 
    El Teniente Coronel Elvin Fontaine Ortiz perteneció a la escolta del Comandante Ernesto Che Guevara y a partir de 1965 a la del Comandante en Jefe, Fidel Castro.
 
Los libros de su autoría Fidel y la guerra desconocida,  Fidel desde el Punto Uno a Playa Girón  y Fidel al frente del rescate, conforman un testimonio imperecedero que nos acercan a su figura y dimensión humanista, a su enorme audacia, valor, inteligencia, genialidad y capacidad como estratega político y militar.
 
Durante casi tres décadas -de 1982 a 2011- realizó una investigación histórica que revela de manera inédita la participación directa de Fidel al frente de las acciones militares contra la invasión mercenaria en abril de 1961, la cual fue dirigida  y financiada  por el gobierno de Estados Unidos. La Operación Pluto por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
 
El 19 de abril -hace poco más de 56 años- la batalla de Playa Girón marcó la primera gran derrota del imperialismo en América Latina.
 
-En el libro Fidel desde el Punto Uno a Playa Girón usted realizó una minuciosa investigación. ¿En qué se basó?
 
Elvin Fontaine (EF): En 1965 ingresé como escolta de nuestro Comandante en Jefe y años después escribí el libro Fidel desde el Punto Uno a Playa Girón, basado en las entrevistas a siete escoltas de Fidel y a otros allegados al líder histórico. Tuve el privilegio de entrevistar a dos testimoniantes presentes en el edificio 1007 de la calle 11, Vedado: al capitán Bienvenido Pérez Salazar, Chicho, jefe del grupo de escoltas, y Acacia Sánchez Manduley, hermana de la heroína de la Sierra Maestra, Celia Sánchez, quienes se encontraban en el pasillo del apartamento donde usualmente dormía el Comandante. Ellos ofrecen la imagen de un Fidel patriota emocionado cuando recibió la noticia del desembarco mercenario.
 
Por teléfono ordenó el envío de fuerzas de infantería, tanques y artillería para cercar a los agresores. Posteriormente, se trasladó al Punto Uno, nombre en clave del Estado Mayor de las FAR, desde donde dirigió minuto a minuto, día por día, las acciones militares durante la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos.
 
Fidel se convirtió en el principal estratega, dirigió personalmente las acciones de nuestras fuerzas que derrotaron en menos de 72 horas la invasión y tomó decisiones importantes que contribuyeron a esta derrota del enemigo. Estas órdenes precipitaron el aniquilamiento del enemigo.
 
A las 04:45 horas se comunicó con el capitán Alfonso Silva Tablada, piloto de combate y jefe de una escuadrilla, y ordenó que dos aviones Sea Fury y dos B-26 estuvieran listos a las 05:20, y que un avión T-33 de retropropulsión a chorro estuviera listo para despegar y proteger la base aérea de San Antonio de los Baños. “Atacar primero a los barcos y después regresar a La Habana para informar […] Emplear dos Sea Fury, Silva ir hasta el fondo de la Bahía de Cochinos, todo lo que está en la playa es enemigo y todo lo que esté cerca de la playa, meter fuego con todo…” A las 05:10 el Comandante se comunicó de nuevo con el capitán Silva y le ordenó: “Primer objetivo: atacar con todo al aeropuerto [Girón] si hay aviones. Segundo objetivo: atacar a los barcos (Dentro de las aguas jurisdiccionales). Tercer objetivo: observar si hay movimiento de camiones muy cerca de Girón, si es positivo atacarlos también…”.  
 
La orden de hundir los barcos enemigos fue determinante porque en la mañana del 17 de abril la Fuerza Aérea Revolucionaria había encallado al Houston, hundido al Río Escondido y a varias lanchas de desembarco.  Esto marcó un punto de viraje en las acciones enemigas, los capitanes de dos de los barcos restantes se negaron a continuar el desembarco si no recibían protección aérea y naval, lo que dejó sin apoyo logístico a los enemigos en tierra.
 
Fidel se dirigió la noche del 17 de abril hasta Palpite, ordenó que un batallón de milicianos avanzara por un atajo en la ciénaga hasta caleta Rosario para cortarle la retirada al batallón 2 de los mercenarios que resistía en Playa Larga. Esta orden no se cumplió y el enemigo se retiró al amanecer hacia Playa Girón. El Comandante tuvo que regresar a la capital ante la noticia de otro desembarco por Bahía Honda, aunque después se conoció que se trataba de un simulacro.
 
El día 19 un piloto de la Fuerza Aérea Revolucionaria informaba que se estaba produciendo un segundo desembarco. El Comandante en Jefe iba hacia la zona de operaciones y desde Jovellanos se comunicó con el Punto Uno. Le informaron sobre el supuesto desembarco, pero por su inteligencia e intuición dedujo que no era posible un segundo desembarco, sino el intento de reembarcar a los mercenarios. Dio la orden a la artillería tirar andanadas de proyectiles hacia el agua y otras hacia la playa para evitar que se escaparan.
 
Al anochecer de ese día, Fidel se reunió con los tanquistas y la infantería para impartir las órdenes del asalto final. Montó a un comandante en cada uno de los tanques, subió a un cañón autopropulsado, SAU-100 al que le quedaban cinco proyectiles y partió en cuarta posición hacia Girón. El día 20 Fidel dirigió personalmente el avance hacia el este para capturar a los mercenarios dispersos en la zona, se produjeron tiroteos entre nuestras fuerzas hasta la captura de la mayor cantidad de enemigos. Una tanqueta enemiga tuvo en la mira de su cañón al Comandante en Jefe pero no tuvieron valor de disparar, ya estaban derrotados.
 
En horas de la tarde, disparó cañonazos desde el SAU-100 y hundió al buque Houston que permanecía encallado en Playa Larga. Se había derrotado la invasión, financiada y dirigida por el gobierno estadounidense y la CIA.
 
En una entrevista Ud. comentó que durante el ciclón Flora, Fidel no solo dirigió las tareas de rescate sino que se convirtió en una “especie de dios de las aguas en medio de aquel diluvio”. ¿Podría comentarnos algunas anécdotas?
 
 EF: El Flora azotó la parte oriental de Cuba en octubre de 1963. Dejó más de mil 500 víctimas. El Comandante en Jefe, guiado por su humanismo y valor personal, se trasladó hacia la zona en medio de los peligros del viento y las inundaciones. En dos ocasiones los vehículos anfibios donde viajaban se hundieron, pero esto no evitó que siguiera en las operaciones de rescate de las personas aisladas en los techos de los bohíos y los árboles, llevarles alimentos y agua potable. Arriesgaba su vida para salvar la de otras personas atrapadas en los lugares donde pudieron refugiarse. Cuando algunos compañeros no querían que no fuera en los anfibios, Fidel dijo: “Les agradezco a los compañeros que se preocupen por  cuidarme. ¿Tú no crees  —le preguntó al comandante William Gálvez— que si nosotros no somos capaces de sacrificarnos por este pueblo en los momentos difíciles, qué sacrificio podemos pedirle después al pueblo?”  Fidel se convirtió en una especie de dios terrenal de las aguas, aparecía en los lugares más apartados a salvar vidas y llevar alimentos.
 
En una ocasión le pregunté al historiador Eduardo Torres Cuevas, si conocía a nivel mundial de algún jefe de Estado que hubiera hecho semejante hazaña y su respuesta fue que no existía.
 
Entre las tantas anécdotas en esos días se recuerda cuando se quitó sus botas para dárselas a un campesino que había perdido a su familia y sus propiedades. También, ordenó a dos de sus escoltas que entregaran sus botas a los campesinos.
 
También estuvieron junto a Fidel en aquellas jornadas el General de Ejército Raúl Castro, el entonces presidente Osvaldo Dorticós, el comandante Juan Almeida Bosque y decenas de jefes militares, combatientes, dirigentes del Partido y el Gobierno prestando su ayuda al pueblo.
 
 -¿Qué edad tenía Fidel entonces? ¿Cuántos años tenía Ud.?
 
EF: El Comandante en Jefe tenía 36 años, era deportista, un excelente nadador desde niño y se convirtió en el principal héroe de esa pelea contra el agua y el viento.  Yo tenía 19 años, era miembro de la Seguridad Personal, no estaba en la escolta y no participé en este hecho. Años después escribí el libro Fidel al frente del rescate donde se recogen los testimonios de escoltas personales, jefes militares y otros compañeros que sí estuvieron al lado del Comandante en Jefe Fidel Castro.
 
 -¿Qué  les transmitiría a los jóvenes que hoy tienen entre 19 y 36 años?
 
EF: Mi mensaje a los jóvenes cubanos es que estudien la obra y la grandiosa vida de Fidel; que sigan sus ideas y su ejemplo en todos los sentidos; que continúen las ideas y el ejemplo de Raúl, el Che, Camilo Cienfuegos y de otros héroes y mártires que hicieron posible el triunfo de la Revolución cubana; que luchen por preservar nuestras conquistas para que jamás regrese el capitalismo a nuestra patria.

 

Fotos: Presentación de dos de sus libros. Fidel en Playa Girón.

Fidel desde el Punto Uno a Playa Girón,  de la Editorial Ciencias Sociales y Fidel al frente del rescate, de la Editora Política fueron presentados el 12 de agosto del 2015 en homenaje al cumpleaños 89 del Comandante en Jefe.