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El naranjal de Don Ángel Castro

Fecha: 

21/04/2017

Fuente: 

Radio Angulo

Autor: 

La existencia del naranjal de Birán en el batey de los Castro-Ruz está asociada a toda una historia que hoy narra el holguinero Juan Millet Rodríguez, un Teniente Coronel jubilado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FAR, quien lleva quizás como una herencia de familia el amor por las plantas.
 
“Mi abuelo por parte de madre, Patricio Rodríguez, tenía una finca en Mayabe y otra allá en Cacocum, entonces mi padre trabajaba con él”.
 
Ángel Castro, padre de Fidel y Raúl Castro, compró a mi abuelo las plantas injertadas de naranjas y para eso Patricio designó a mi papá, Carlos Millet Pérez, que era hijo de un francés pero que era su empleado en ese momento, para que fuera a sembrarlas”.

“Al llegar a Birán Don Ángel, que era como le decían, puso a disposición de mi papá obreros, le dio una yunta de bueyes con una rastra y bidones para el agua”.
“Él sembró las plantas y estuvo atendiéndolas hasta que estuvieron el tiempo prudencial que ya se pudieran considerar cuál eran las que estaban gozadas y cuáles se habían muerto, entonces esas que ya estaban en buen estado eran las que iba a pagar Don Ángel a mi abuelo. Ellos eran compadre”.
 
“Mi papá vivió incluso con los obreros, allí en los barracones de los empleados en Birán, estuvo conviviendo porque era parte de los obreros en esos momentos porque estaba sembrando los naranjos, regándolos y cuidándolos hasta tanto consideraba que ya estaban gozados”.
 
“Fueron unas cuantas miles de matas de naranjas que sembró en ese terreno de don Ángel”.
 
-Millet también tiene conocimiento de quién enseñó a su padre a injertar
 
“Hay un norteamericano, Míster Towns, que enseñó a mi padre a injertar al igual que a otros vecinos con la idea de que trabajaran para él, o sea que mi padre trabajó para él, cuando aquello injertar era una cosa muy selecta, no todas las personas sabían hacerlo, ahora en Mayabe hasta los muchachos saben injertar pero en aquel momento había como un rito de cómo se injertaba, y eso lo aplicó mi padre enseñado por el norteamericano que vivió más de 50 años en Mayabe y murió allí también”.