Artículos

Fidel, Raúl y Che: ideales y sueños compartidos

Fecha: 

23/05/2017

Fuente: 

Radio Rebelde

Autor: 

La carta de despedida enviada por el Comandante Ernesto Che Guevara al líder de la Revolución cubana Fidel Castro, al partir hacia otras tierras del mundo para contribuir a la lucha revolucionaria, muestra el respeto, la admiración y los entrañables lazos de amistad que unieron a estos extraordinarios hombres.
 
Fidel y el Che se encontraron una fría noche de julio de 1955 en la capital mexicana a dónde habían llegado por diferentes circunstancias. Bastó apenas una conversación de varias horas para interrelacionar sus vidas, aspiraciones y esfuerzos en el empeño de combatir por la verdadera liberación de Cuba y de los pueblos de la Patria Grande.
 
Fue precisamente Raúl Castro quien presentó a Fidel y el Che, en casa de María Antonia, una cubana que vivía en México y recibía a todos los perseguidos políticos de la Isla.

Algunos testigos de la época aseguran que aquella entrevista duró diez horas seguidas y sirvió para que el argentino se incorporara a la expedición que preparaba Fidel, para viajar a Cuba en el yate Granma.
 
Mucho se ha escrito acerca de la relación de amistad, compañerismo, identidad de criterios y puntos de vista de Fidel y Raúl con el Che Guevara referidos a la lucha revolucionaria y el desarrollo de la Revolución, el papel del Partido, la formación del hombre nuevo y otros temas.
 
Tanto amigos como adversarios han dedicado a este asunto numerosas investigaciones, libros y publicaciones en sitios digitales; sin embargo, en cada uno de esos estudios se entrecruzan las figuras, como si no pudiera hablarse de ellos por separado.
 
El dos de diciembre de 1956 el Che, formando parte del grupo de los 82 expedicionarios encabezados por Fidel Castro, llegó a Cuba en el yate Granma.
 
Luego del combate de Alegría de Pío, tras andar por distintos lugares de la zona oriental del país, formando parte de un reducido grupo de hombres dirigidos por Juan Almeida, el Che logró reencontrarse con Fidel y con el pasar de poco tiempo sobresalió como un aguerrido combatiente, hasta que ya a mediados de 1957 Fidel le confiere el grado de Comandante, convirtiéndose en el primer miembro de la tropa que lo recibe.
 
En la Sierra Maestra, durante la lucha revolucionaria el Che siempre fue un hombre de confianza de Fidel y en correspondencia con ello se le asignaron misiones trascendentales como la conducción de una columna invasora hasta Las Villas, provincia central de Cuba.
 

Tras la victoria del primero de enero de 1959 el Comandante Ernesto Che Guevara contribuyó al desarrollo del proceso revolucionario al frente de significativos organismos como el Banco Nacional de Cuba y el Ministerio de Industrias.
 
Seguidor del pensamiento y las enseñanzas de Fidel, el Che aportó con la fuerza de la palabra a librar la batalla por la educación política del pueblo. Defendió la diplomacia cubana en escenarios internacionales y actuó siempre de manera consecuente, con los principios que expresaba en sus discursos y conferencias.
 
La lealtad que el Che le profesó a Fidel se mantuvo hasta los últimos minutos de su vida: “Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos”.

La amistad compartida entre estos dos gigantes del pensamiento y la acción revolucionaria del siglo XX, también caló profundamente en Raúl Castro. Los unían los ideales más profundos de libertad y justicia social.
 
Los tres guerrilleros coincidían en la capacidad de analizar profundamente los temas cruciales para los rebeldes: disciplina, lealtad, discreción, cuidado de los compañeros. Cada uno de ellos, con sus propias características, fueron líderes que se respetaron y admiraron.
 
Al lado de Fidel y Raúl estuvo el Che en momentos decisivos para la Revolución cubana: en la elaboración de leyes como la Ley de Reforma Agraria, durante la Crisis de Octubre, en los días gloriosos de Girón
 
Ernesto Che Guevara dejó escritos trascendentales documentos, cartas y artículos, donde refleja cuán hondo caló en el médico y revolucionario argentino aquel joven luchador cubano, quien logró que desde el primer encuentro lo siguiera en la lucha.

Para el Che estaba claro que: “[…] si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada, porque bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación fue allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar […], porque tiene como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución”
 
Cuba tiene el inmenso privilegio de haber contado y seguir contando con líderes excepcionales que unieron sus esfuerzos y entrega a la causa de la Revolución, forjada con el sacrificio de mujeres y hombres.
 
Para ellos, ser líderes no ha sido jamás pedestal, sino un compromiso con su pueblo.