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Los Joven Club un aporte revolucionario de Fidel, no solo para niños y jóvenes

Fidel conversa con Néstor del Prado. Al centro, la periodista Talía González. “El día de la inauguración, en el recorrido por las instalaciones, en unos de los locales estaban en los puestos de trabajo computadorizados alumnos de la Vocacional Lenin. Fidel me pidió que les dijera algo, ya que unos años atrás yo había sido el responsable de introducir la computación en La Lenin.”

Fecha: 

23/09/2016

Fuente: 

Cubadebate

Autor: 

El movimiento de los Joven Club de Computación y Electrónica, que el pasado 8 de septiembre cumplió 29 años de fundado, es uno de los ejemplos de la capacidad de Fidel para percatarse de la existencia de una semilla que debe ser sembrada pronto y bien para producir un árbol generador de frutos maravillosos.
 
Como humilde contribuyente del nacimiento de dicho movimiento, de haberlo acompañado por muchos años y de seguir todavía creyendo en su pertinencia social, comparto estas remembranzas y reflexiones.
 
En el año 1984 me desempeñaba como vicepresidente del Instituto Nacional de Sistemas Automatizados y Técnicas de Computación INSAC, organismo de la administración central del estado encargado del desarrollo y las aplicaciones de la computación electrónica. Mi incurable vocación por la docencia y mi paso no fugaz por la Escuela Vocacional Lenin como profesor y dirigente de la introducción de la computación, me llevaron a pensar y escribir una propuesta de lo que concebí como generalización de la cultura informática en la población. Propuse la creación de las Casas de la Cultura Informática en todos los municipios de Cuba, para popularizar la utilización de las computadoras. Entonces solía afirmar: “Quien no sepa trabajar con una computadora, será en poco tiempo un nuevo tipo de analfabeto funcional”. Mi propuesta quedó en esos circuitos inhibidores de ideas innovadoras.
 
En el verano de 1987 las BTJ y la UJC organizaron una exposición activa de computación en un local aledaño al Pabellón Cuba, que suscitó el interés de la población, en particular de niños y jóvenes. Fidel leyó la noticia en Juventud Rebelde y se interesó por aquella iniciativa de la UJC. Ya el comandante Pedro Miret estaba dirigiendo el Frente de la Electrónica, y por orientaciones de Fidel le indicó al INSAC y a COPEXTEL, que dirigía el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés que apoyáramos a la UJC y las BTJ en pensar y llevar a la práctica la extensión de aquella iniciativa. Desarrollamos un intenso y creativo trabajo, que generó una propuesta que la UJC presentó en una reunión presidida por Fidel, el 8 de septiembre de 1987. Allí nacieron los Joven Club de Computación y Electrónica JCCE. En poco tiempo se crearon los primeros 35 JCCE, uno en cada municipio cabecera provincial, en todos los municipios de la capital y en otros municipios de otras provincias. Entonces yo era director del CENSAI, que se convirtió en un aliado incondicional de los JCCE. Unos años después la cifra fue creciendo, hasta llegar a 600 a lo largo y ancho del país.
 
No pretendo hacer una mini historia de los JCCE, considero que este movimiento merece que se publique un libro con su historia, que amplíe y profundice lo ya publicado por Omar Pérez Salomón. Daré a conocer algunas informaciones interesantes que podrían estar recogidas en el libro propuesto.
 
El componente electrónico de los JCCE hubo que protegerlo para que la computación no lo eclipsara; en este empeño desde el CENSAI se realizó un importante trabajo gracias a que contábamos con dos personas esenciales: Magalys Morera como subdirectora y estelar madrina de los JCCE y un experimentado profesor que venía del Instituto Politécnico Eduardo García Delgado de Boyeros. Ese profesor elaboró un folleto con 200 proyectos electrónicos que fueron una excelente base material de estudio y aplicaciones de los instructores de electrónica de los 35 JCCE de entonces. Llegó el momento que a ese competente y carismático profesor se le presentó una disyuntiva: la docencia o la carrera musical. Sentimos mucho su partida, pero la música cubana ganó a un gran compositor e interprete. Su nombre: Pedro Antonio Romero, multipremiado compositor musical.
 
En el primer evento nacional Infoclub realizado en Cienfuegos en 1990, hubo una destacada participación de jóvenes de todo el país. Se presentaron más de 60 trabajos que fueron evaluados por tribunales integrados por especialistas del INSAC y de COPEXTEL y de destacados profesores universitarios. El gran premio en la categoría de software básico fue para un alumno de 11 grado del Preuniversitario del Vedado; ese muchacho se convirtió en un personaje de los JCCE y luego trabajo en el CENSAI a solicitud del Director de los JCCE. Su nombre Alejandro, pero todos los conocían por su sobrenombre: ASKI.
 
La creación del Palacio Central de la Computación fue un hito relevante de los JCCE. Un día recibo la llamada del entonces Primer Secretario de la UJC Nacional pidiéndome una colaboración muy especial: coordinar un equipo para hacer una propuesta creativa para la fundación del Palacio Central de la Computación. Organizamos una sesión de trabajo creativo en un grupo integrado entre otros por Mora, María Elena, Magalys, Bonilla, Paco López. Ya yo estaba entrenado en la aplicación de técnicas de pensamiento creativo y realmente de aquella jornada que terminó de madrugada, salieron ideas fabulosas tanto de la parte estructural como funcional. Algunas de las ideas quedaron aplazadas para tiempos mejores, ya que se nos avecinaba el periodo especial. Definitivamente no se pudo construir el edificio proyectado y en su lugar Fidel aprobó utilizar el antiguo Mercado Centro para la instalación del Palacio Central de la Computación, que fue inaugurado el 7 de marzo de 1991, luego de un ingente trabajo de varias instituciones del estado, del Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe y de la UJC.
 
El día de la inauguración, en el recorrido por las instalaciones, en unos de los locales estaban en los puestos de trabajo computadorizados alumnos de la Vocacional Lenin. Fidel me pidió que les dijera algo, ya que unos años atrás yo había sido el responsable de introducir la computación en La Lenin.
 
En el año 2001, en el X Aniversario del Palacio Central de Computación Fidel habló de proyectos futuros y confesó que por fin había entendido en todo su alcance, aquello que Pedrito Miret le explicaba sobre lo que era el software y en especial el carácter interactivo de las aplicaciones multimedias. Fue un discurso muy relevante. Al terminar el acto en un intercambio informal me preguntó lo que yo pensaba sobre todo esto. Mi respuesta fue muy breve: “Comandante los sueños de ayer se han hecho realidad; se está consolidando una verdadera revolución en el la informatización social y la cultura informática de nuestro pueblo”. (Esa foto es un testimonio de ese inolvidable intercambio en que entre otros aparece la gran científica ya fallecida Rosa Elena Simeón)
 
Cuando afirmo que los JCCE no han sido solo para niños y jóvenes es porque desde muy temprano se incorporaron los abuelos. Recuerdo que en un Infoclub en su etapa provincial, en La Habana, se discutió una ponencia sobre la participación de los abuelos en los JCCE. Algunos no entendieron el alcance de aquella experiencia. Para mí resultó algo extraordinario, todo surgió porque los abuelos acompañaban a sus nietos a las clases, pero poco a poco fueron aprendiendo, ellos necesitaban aprender para poder interactuar con sus nietos. Se producía un vuelco a las tradiciones: los niños enseñando a sus padres y abuelos el manejo de la computadora.
 
Para terminar este artículo que ojalá motive a los actuales dirigentes de los JCCE a escribir con mayor amplitud su historia, expresaré algunas ideas sobre la etapa actual de los JCCE, que como sabemos están ahora adscripto al MINCOM y ha comenzado a cobrar parte de sus servicios como una manera de contribuir a su sostenibilidad financiera.
 
Uno de los mayores retos es poder mantener en buenas condiciones la base constructiva y la cantidad y calidad de los equipos que están sometidos a una explotación intensiva.
 
Otro de los retos en asegurar la fuerza de trabajo, garantizando la superación permanente y la motivación que propicie un servicio de calidad con una sólida base ética y una sistemática retroalimentación con sus usuarios o clientes.
 
Sacar el mayor provecho a los adelantos tecnológicos con la frescura y creatividad que siempre ha caracterizado al movimiento de los JCCE, aunque ya no esté subordinado a la UJC. La mejor manera de lograrlo es no perdiendo el vínculo con los miles de jóvenes, niños y también padres y abuelos que estén dispuesto a innovar y colaborar en todos los proyectos existentes y por venir.
 
En lo personal deseo expresar mi satisfacción por la calidad de la atención recibida como cliente residencial en el servicio de instalación y actualización del antivirus Segurmática, del JCCE # 3 del Cerro que dirige la compañera Tania.
 
Siempre tendrán en mí los JCCE a un fiel colaborador.
 
Gracias a Fidel por haber liderado esta revolucionaria obra que debemos seguir cuidando como las niña de los ojos de la Revolución en la computación.