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Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear (VIII)

Fecha: 

26/05/2012

Fuente: 

Diario Granma

Si estamos haciendo una cosa absolutamente legal, absolutamente justa, ¿por qué ocultarlo?

El estado mayor de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS) contaba con el Departamento de .Aseguramiento Geodésico-Astronómico y con el Departamento Balístico. Además, en los regimientos coheteriles estaban las secciones de preparación de datos. Una parte de los oficiales del Departamento de Aseguramiento Geodésico-Astronómico fueron de los primeros que llegaron a Cuba con el grupo avanzado de reconocimiento, por lo que participaron directamente en la selección de las posiciones de lanzamiento de los regimientos.

Fidel y Raúl con el general soviético Alexey DementievDurante el trabajo se determinaron las coordenadas geodésicas de todos los puntos de despegue; para los cohetes R-14 se realizaron además los trabajos gravimétricos para determinar la aceleración de la fuerza de gravedad y los valores de las desviaciones de la línea vertical respecto a la normal en cada punto de lanzamiento; las magnitudes de estas mediciones podrían parecer insignificantes (del orden de las décimas hasta algunos segundos de ángulo), pero influían mucho en la exactitud del impacto de la cabeza de combate nuclear en el objetivo. También se determinaron los acimut geodésicos de las direcciones de control y principal de orientación para la puntería de los cohetes, fijando estos datos en centros de hormigón antes de desplegar los grupos de combate coheteriles en las posiciones de lanzamiento, y se hicieron las definiciones astronómicas de esos acimut.

Durante la realización de esos trabajos de precisión, los integrantes del Departamento tuvieron que solucionar una serie de problemas que con frecuencia no eran comunes; entre otros se pueden citar los siguientes:

1. Los mapas topográficos de Cuba se basaban en el sistema estadounidense de coordenadas (elipsoide de Clark de 1866), por lo que fue necesario convertir las coordenadas al sistema soviético (elipsoide de Krasovski de 1942), ya que todos los cálculos previstos se hacían solamente para este sistema de coordenadas. Fue necesario elaborar el método para hacer la conversión de los sistemas de coordenadas.

2. Para reglar los gravímetros de acuerdo con la latitud de Cuba hubo que elaborar una metodología especial de calibración.

3. La considerable lejanía de las estaciones de radio soviéticas dificultaba la recepción con fidelidad de las señales de tiempo exacto, necesarias para determinar las correcciones de los cronómetros durante la ejecución de trabajos astronómicos de alta precisión, por lo que hubo que elaborar la metodología para utilizar las transmisiones de estaciones similares de los Estados Unidos.

Con los datos geodésicos suministrados, el Departamento de Balística de la ATS hizo todos los cálculos y preparó los datos preliminares necesarios para lanzar los cohetes desde cada una de las rampas de los cinco regimientos, determinando en cada caso el alcance, el acimut de lanzamiento y el volumen de la carga del cohete con los componentes del combustible, con lo que se confeccionaba la tarea de vuelo para cada cohete. Para la realización de estos cálculos se utilizaban los datos transmitidos por el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la URSS sobre los objetivos a impactar en el territorio de los Estados Unidos, las coordenadas geodésicas de los mismos y las direcciones principales de lanzamiento para cada grupo de combate de los regimientos. El acimut de lanzamiento de cada cohete estaba limitado por condiciones técnicas y no podía diferenciarse en más de 13 grados a la izquierda, o de 23 grados a la derecha, con respecto a la dirección principal de lanzamiento del grupo de combate respectivo. Es necesario señalar que en aquella época el aseguramiento con medios de computación era bajo en las Fuerzas Armadas soviéticas, por lo que todos estos cálculos voluminosos se realizaban a mano y con control de los resultados de los mismos "a dos manos".

A mediados de agosto, como continuidad de la política de realización de grandes entrenamientos militares en el área del Caribe y en otras regiones cercanas, durante los cuales se elaboraban y puntualizaban en la práctica los planes para el ataque a Cuba, la Fuerza Aérea norteamericana participó en el ejercicio "Swift Strike II", desarrollado en los estados de Carolina del Norte y del Sur con el objetivo de entrenar a las unidades en el apoyo aéreo a las tropas. En este entrenamiento tomaron parte cuatro divisiones del ejército, seis escuadrones de cazas tácticos, dos escuadrones de reconocimiento aéreo táctico y aviación de transporte, para un total de más de 70 mil efectivos y alrededor de 500 aviones.

Mientras tanto, continuaban llegando a Cuba las unidades soviéticas...

DE LAS FUERZAS DE APOYO Y SUS MISIONES CONCRETAS

Las Tropas Terrestres de la ATS estaban compuestas por cuatro regimientos independientes de infantería motorizada. Tenían la misión fundamental de proteger a los regimientos coheteriles estratégicos y las bases técnicas coheteriles, al almacén central de cargas nucleares y al estado mayor de la Agrupación, además de prestar ayuda a las FAR cubanas en el aniquilamiento de los desembarcos navales y aéreos del enemigo.

Dos de estos regimientos se encontraban ubicados en la región occidental de la Isla, en Artemisa y Managua, donde estaban las posiciones de tres regimientos coheteriles, el almacén central de cargas nucleares, el estado mayor de la Agrupación, un regimiento de cohetes alados tácticos FKR, la base principal de la Marina y diversas unidades de aseguramiento. Un tercer regimiento estaba en la región central de Cuba, en la zona de Remedios, cerca de las posiciones de otros dos regimientos coheteriles estratégicos, mientras que el cuarto regimiento se encontraba dislocado cerca de la ciudad de Holguín, al igual que otro regimiento de FKR, región oriental donde se encuentra enclavada la Base Naval de Guantánamo.

Las Tropas de la Defensa Antiaérea estaban integradas por dos divisiones coheteriles antiaéreas dotadas de complejos SA-75 y un regimiento de aviación de caza con MIG-21 F 13. Cada división coheteril antiaérea estaba formada por tres regimientos con cuatro grupos de combate y un grupo técnico cada uno. La misión de estas tropas consistía en cubrir el espacio aéreo contra las incursiones del enemigo. Una de las divisiones brindaba cobertura a la parte occidental de la Isla, hasta el límite de Caibarién-Trinidad, mientras que la otra cubría la parte oriental, al este de ese límite. Los complejos coheteriles antiaéreos SA-75 tenían un alcance de 34 kilómetros y los 24 grupos fueron emplazados con grandes distancias entre uno y otro, lo que permitía cubrir un área mayor, pero con una defensa débil.

Casi todos los grupos coheteriles eran solitarios, es decir, a la hora de combatir cada uno tendría que enfrentarse aisladamente a la aviación enemiga, sin la posibilidad de maniobrar con el poder de fuego con los grupos vecinos, ni de distribuir los blancos entre los integrantes de un orden combativo más denso. Esta distribución de los emplazamientos podría ser más eficiente durante la lucha contra ataques de aviones que realizaran vuelos independientes, como en el caso de las incursiones de las avionetas piratas, pero resultaría mucho menos efectivo en el caso de acciones de mayor envergadura de la aviación enemiga, que era precisamente lo que se podía esperar si se producía una agresión de los norteamericanos.

Entre las deficiencias de esta distribución de los grupos se pueden citar las siguientes: los regimientos de cohetes de alcance medio e intermedio ubicados en la región de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal-Candelaria prácticamente no eran protegidos por los grupos coheteriles antiaéreos, pues estaban casi en el límite del alcance de los emplazados en Bahía Honda y Mariel, encontrándose entre ellos la Sierra del Rosario, con alturas de hasta 500 metros y más; el regimiento que se encontraba en el Esperón solo era protegido por el grupo de Mariel; lo mismo sucedía con los dos regimientos de cohetes estratégicos que estaban ubicados en la región central y con la base aérea de San Julián, en el extremo occidental de la Isla, pues cada uno de ellos solamente era protegido por un grupo antiaéreo; la región de la provincia de La Habana, incluida la capital, con el mayor potencial económico e industrial del país, la principal base aérea de la aviación cubana en San Antonio de los Baños, el almacén principal de cargas nucleares, el estado mayor de la ATS y otra serie de unidades importantes, solo era defendida por un grupo coheteril antiaéreo emplazado al este de la ciudad; la Base Aérea de Santa Clara, donde se encontraba el regimiento de MIG-21 F 13, no era protegida directamente por ningún grupo coheteril; mientras tanto, en la región de Sancti Spíritus-Ciego de Ávila-Camagüey-Nuevitas se encontraban seis grupos coheteriles que no defendían unidades militares de importancia o centros vitales para el país. Se podrían señalar otros problemas, pero al parecer con estos es suficiente.

Si a esas consideraciones sumamos la limitación citada anteriormente de que con esos cohetes no se podía tirar a blancos que volaran a alturas menores de dos kilómetros y la escasa artillería antiaérea con que contaba la ATS, podemos llegar a la conclusión de que eran bastante precarias sus posibilidades de lucha contra la aviación enemiga.

La única causa lógica que pudiera justificar la distribución de los grupos que fue asumida sería la intención de dar una cobertura muy débil a la mayor superficie posible del país, pero parece poco creíble esa pretensión a costa de que objetivos muy importantes quedaran casi sin protección y debido a que, de todos modos, más de la mitad del territorio de la Isla quedaba sin protección antiaérea directa; a no ser que los jefes soviéticos estuvieran tan convencidos de que no se iba a combatir, que no se prepararon adecuadamente para ello, lo que hubiera sido una irresponsabilidad de su parte.

Sencillamente, con la cantidad de grupos disponibles había que seleccionar los puntos más esenciales que era necesario proteger y concentrar los grupos coheteriles antiaéreos alrededor de ellos, asignando artillería antiaérea para otros objetivos de menor importancia, así como la aviación de caza soviética y cubana.

El regimiento de aviación de caza de la Agrupación tenía su base cerca de la ciudad de Santa Clara, en el centro de la Isla, lo que le permitía actuar tanto hacia La Habana, como hacia la dirección oriental.

De todos modos, es necesario señalar que las posibilidades potenciales de la aviación norteamericana superaban por mucho a las posibilidades de la defensa antiaérea de la Isla, en cualquier variante de ubicación de los grupos coheteriles que se adoptara, lo que constituía una violación flagrante del cuarto principio del arte militar enunciado por el mariscal Zhukov, en el que se plantea la necesidad del cálculo exacto de las fuerzas y medios en dependencia de la misión planteada.

La Fuerza Aérea de la Agrupación, integrada por la escuadrilla independiente de bombardeo, dos regimientos de cohetes alados tácticos tierra-tierra del tipo FKR y el regimiento de helicópteros, tenía la misión de destruir los desembarcos navales y aéreos del enemigo en cooperación con las tropas terrestres, con la Marina de Guerra y con las grandes unidades de las FAR cubanas.

Para cumplir esta misión un regimiento de cohetes alados FKR fue dislocado en la parte occidental de la isla, cerca de Quiebra Hacha, entre Mariel y Cabañas, y el otro en la parte oriental, en la zona de Mayarí Arriba, Sierra Cristal. Es necesario señalar que en realidad habría que desplazarlos hacia las posiciones de lanzamiento previamente preparadas que fueran ocupadas por los dos grupos de combate de cada regimiento. Se planificó el empleo de los regimientos de FKR contra los desembarcos navales, para lo cual se prepararon posiciones de lanzamiento que permitieran batir las zonas de desembarco más probables. Para lograr este objetivo se cooperaría con la escuadrilla independiente de bombardeo con aviones IL-28, con el regimiento de aviación de caza, con las tropas de la Marina de Guerra y con las grandes unidades cubanas.

El regimiento independiente de helicópteros se emplearía para la transportación de personal y cargas especiales, así como para la exploración y la dirección de las tropas.

A la Marina de Guerra le fue planteada la misión de destruir los barcos de guerra y los medios de desembarco del enemigo e impedir los desembarcos navales en las direcciones de La Habana, Banes y Cienfuegos, en cooperación con la Fuerza Aérea, las Tropas Terrestres y las FAR cubanas. Para esto contaba con un regimiento coheteril de defensa costera "Sopka", con una brigada de lanchas coheteras y con el regimiento de aviación con minas y torpedos, equipado con aviones IL-28. Los grupos coheteriles de defensa costera se ubicaron en Santa Cruz del Norte, Banes, Cienfuegos e Isla de Pinos. Desde el puerto de Mariel actuaban un grupo de ocho lanchas coheteras y además seis lanchas torpederas y dos barcos de lucha antisubmarina. En Banes actuaba un grupo de cuatro lanchas coheteras y dos barcos de lucha antisubmarina, mientras que en el puerto de Cienfuegos había seis lanchas torpederas y dos barcos de lucha antisubmarina. El regimiento de aviación con minas y torpedos tendría su base en San Julián, con aeropuertos de maniobra en Santa Clara y Holguín.

Cuando las unidades soviéticas ocupaban sus posiciones se verificaba el estado técnico de los medios de comunicaciones por radio, se ajustaban para el trabajo y se hacían pruebas muy breves de su funcionamiento, después de lo cual se mantenía el silencio de radio, prohibiendo la salida al aire de los mismos, lo que se hacía con el objetivo de evitar que los medios de escucha de los norteamericanos pudieran identificar las unidades y sus ubicaciones, con lo que se revelaría la composición de la Agrupación. Los medios fundamentales que poseían los norteamericanos para el monitoreo de las transmisiones radiales en Cuba, eran los barcos de patrullaje radiotécnico "Oxford" y "Sargent Müller", los que habitualmente navegaban a corta distancia del límite de las aguas territoriales de la Isla.

SECRETO Y ENGAÑO

Por aquellos días de mediados de agosto se hacía cada vez más claro para la dirección cubana que era un error el traslado en secreto de las tropas soviéticas con su armamento hacia Cuba, pues esta circunstancia engendraba desconfianza hacia lo que se hacía, hacia la política y los métodos de la Unión Soviética y dañaba la credibilidad de Cuba. Era algo que nos ponía en desventaja desde los puntos de vista político y práctico.

Entonces los soviéticos se metieron en la discusión con los estadounidenses acerca de si las armas que se llevaban a Cuba eran defensivas u ofensivas y eso fue un grave error, pues era una cuestión de criterios, ya que cualquier arma puede ser de una u otra naturaleza en dependencia de la forma en que se emplee.

Al respecto el comandante Fidel Castro expresó: "Nosotros no estábamos fuera de la ley, nosotros no estábamos fuera de la moral, nosotros estábamos actuando conforme a los principios de la ley internacional, de la moral internacional, estábamos haciendo cosas a las que teníamos el más absoluto derecho..." (1)

Por su parte el Gobierno cubano nunca entró en el juego de discutir si las armas eran ofensivas o no, reafirmando siempre su derecho soberano a disponer del tipo de armas que considerara convenientes, afirmando que nadie tenía derecho a establecer que tipo de armas podía o no podía tener nuestro país.

Pero la cuestión no era solo lo del secreto, pues muchas operaciones militares se hacen en secreto y es un principio el no permitir que el enemigo descubra las intenciones propias, sino que sencillamente se estaba mintiendo, se estaba engañando abiertamente al presidente Kennedy, y ese fue un error grave, muy importante. Eso nos hizo daño, pues se creó una atmósfera internacional hostil y se dejó la iniciativa a los Estados Unidos con las denuncias.

Coincidentemente, en los Estados Unidos se desarrollaba una escandalosa campaña propagandística contra Cuba y la Unión Soviética, la que era manipulada de acuerdo con sus intereses, participando en ella con sus declaraciones de manera creciente altos funcionarios del Gobierno, congresistas, líderes partidistas y otras personalidades; la campaña se hacía cada vez más belicosa y se exigía abiertamente la realización de acciones contra Cuba.

En esos mismos días de mediados de agosto, el belicismo contra la Isla adquirió un vigor inusitado. En el Congreso se demandaba con insistencia una acción de las Fuerzas Armadas norteamericanas, se incrementaban las operaciones clandestinas, la prensa infundía a la campaña una buena dosis de histerismo y se extremaba la vigilancia de los servicios de inteligencia, pues corrían rumores de actividades soviéticas fuera de lo normal en Cuba.

Entonces el comandante Ernesto Che Guevara y el capitán Emilio Aragonés Navarro fueron enviados a Moscú con el Proyecto de Acuerdo corregido y la proposición de publicarlo para tomar la iniciativa en la situación creada. Al respecto el comandante Fidel Castro planteó: "(...) se le ha dejado la iniciativa a Estados Unidos para crear todo un ambiente, toda una atmósfera de algo oculto, de algo que no es limpio, de algo que no es correcto. Entonces propongo publicar el Acuerdo, porque si nosotros estábamos haciendo una cosa absolutamente legal, absolutamente justa, ¿por qué teníamos que ocultarlo?(...) Me preocupaba mucho que al hacer una cosa legal se hiciera de forma que pareciera ilegal o inmoral. Estábamos haciendo una cosa legal, justa y moral, de acuerdo con la ley internacional, pero el manejo político no se estaba haciendo bien". (2)

No obstante, la decisión final del asunto se dejaba en manos de los soviéticos, pues se confiaba en su mayor experiencia.

Si se hubiera hecho lo planteado por la parte cubana el desarrollo ulterior de los acontecimientos hubiera sido muy distinto; incluso dos de los colaboradores más íntimos de Kennedy, Theodore Sorensen, su consejero especial, y McGeorge Bundy, asistente especial del presidente para la Seguridad Nacional, manifestaron posteriormente el criterio de que si se hubiera anunciado en la ONU que la Unión Soviética defendería a Cuba con proyectiles nucleares "hubiera sido una situación totalmente diferente" (Bundy) y "ciertamente hubiera sido más difícil para nosotros" (Sorensen). (3)

En Moscú le encomendaron al Estado Mayor General y al Ministerio de Relaciones Exteriores que analizaran las correcciones propuestas al Proyecto de Acuerdo y presentaran el informe correspondiente. Ahora bien, ¿cuáles eran los criterios de Jruschov sobre estas cuestiones del secreto y el engaño?, ¿en qué posiciones basaba su actuación? Al respecto expresó en sus memorias:

"Los estadounidenses, a través de los canales que te-níamos con el presidente Kennedy, nos habían advertido que sospechaban que estábamos instalando cohetes en Cuba y nos preguntaban si era cierto. Nosotros negábamos todo aquello. Podrán decir que fue una perfidia. Lamentablemente, esta forma de diplomacia se mantiene en nuestros días y no habíamos inventado nada nuevo, sólo aplicábamos los mismos recursos que ellos utilizaban en contra nuestra. Cuando ellos decidieron instalar sus cohetes nucleares en Turquía, Italia e Inglaterra no tuvieron en cuenta nuestros intereses, ni atendieron a nuestras protestas, lo hicieron basándose en la fuerza. Negaban que estaban espiándonos y sus aviones sobrevolaban nuestro territorio. Incluso cuando derribamos un avión espía U-2 sobre nuestro país, en mayo de 1960, al principio intentaron negarlo, y solamente cuando presentamos al piloto, Powers, se vieron obligados a reconocerlo. Entonces el gobierno de Eisenhower proclamó arbitrariamente su derecho a realizar espionaje abierto contra otro país en tiempo de paz, alegando que eso respondía a sus intereses. Podrían citarse infinitos ejemplos de semejante conducta(...)

"En un encuentro privado el secretario de Estado de los Estados Unidos, Dean Rusk, le manifestó a Gromiko, nuestro ministro de Relaciones Exteriores, que pensaban que estábamos instalando cohetes en Cuba y advirtió que no lo permitirían, que en el país se estaba creando una situación interna al respecto y que el presidente Kennedy no podría pasarlo por alto. Dijo que estaban dispuestos a todo y no se detendrían ante nada, que valoráramos la situación y adoptáramos medidas para evitar el enfrentamiento fatal que podría ocurrir si realmente los cohetes estaban en Cuba(...)

"Nosotros teníamos más argumentos jurídicos y morales que Rusk, sin duda, pues en aquellos momentos ya hacía tiempo que estaban instalados en Turquía e Italia los cohetes estadounidenses con cargas nucleares. Lógicamente, Gromiko lo negó todo, para eso era un diplomático. A pesar de todo continuamos la transportación e instalación de las armas, seguimos haciendo nuestro trabajo. Nos basábamos en lo siguiente: una cosa son las amenazas y otra la guerra, una cosa es sospechar que hay cohetes y otra demostrarlo con hechos innegables, además, desde el punto de vista del derecho moral y jurídico no nos podían acusar, pues no hacíamos nada que no hubieran hecho ya los Estados Unidos. Los derechos y las posibilidades de nuestros países eran iguales".(4)

Al observar el desarrollo de la Operación "Anadir" hay que reconocer que el Estado Mayor General soviético no estudió detalladamente una serie de particularidades de Cuba, las que no se tuvieron en cuenta durante la planificación de la misma, como consecuencia de lo cual las tropas experimentaron dificultades considerables. Como ejemplos de tales omisiones se pueden citar los siguientes:

La red cubana de carreteras no permitía el paso libre de la técnica de combate de grandes dimensiones por los itinerarios a seguir desde los puertos de descarga hasta los lugares de dislocación de las unidades, por lo que hubo que solucionar sobre la marcha y como se pudo una serie de inconvenientes que se presentaron inesperadamente.

En general el paisaje cubano no podía garantizar el enmascaramiento seguro de las tropas y los equipos, y los medios reglamentarios existentes por plantilla para estos fines no bastaban para solucionar esta tarea por completo, por lo que las unidades se encontraban expuestas en mayor o menor grado a los medios de exploración enemigos.

Las centrales eléctricas cubanas generaban corriente eléctrica con frecuencia de 60 Hz, por lo que no se podía aprovechar la red eléctrica industrial para satisfacer las necesidades técnicas de las unidades soviéticas.

La mayor de estas omisiones consistió en que no se tuvo prácticamente en cuenta... (Continuará...)

(*) Teniente coronel ® y fundador de las Tropas Coheteriles

1 Declaraciones hechas por el comandante Fidel Castro en la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre, celebrada en La Habana, Cuba, en 1992.
2 Shriver, María: Misiles en el... Ob. Cit.
3 Blight, James G. y Welch, David A.: On the brink, Americans and Soviets Reexamine the Cuban Missile Crisis. The Noonday Press, New York, 1990
4 Operación Estratégica "Anadir" ¿Cómo... Ob. Cit.