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Paraguay, ¿un después?

Fecha: 

19/08/2003

Fuente: 

Juventud Rebelde
Esta ciudad, conmocionada hasta hace unas horas, ha vuelto a su rutina habitual de capital atípicamente sosegada y tranquila. Pero, seguro, no es la misma.

Dos sucesos en una misma semana han marcado a la nación. Por un lado, la llegada a la presidencia de un jefe de Estado humilde, procedente de lo que él llama "el Paraguay profundo"; el primero que sube "desde abajo" sin tocar las manijas sucias usadas por una dictadura que asesinó y encerró al país -como suelen decir sus habitantes casi eufemísticamente- en "una burbuja".

El otro acontecimiento trascendental fue la presencia, también por vez primera en Paraguay, de Fidel Castro: su visita, inimaginable en otros tiempos, ha acabado de confirmar a los paraguayos que sí, que los tiempos han cambiado.

Cuánto podrá concretarse de las promesas de desarrollo económico sin ajuste neoliberal, de los propósitos de echar abajo el latifundio ancestral e injusto; cuánto será realidad de los deseos de limpiar las estructuras carcomidas en que mal ha logrado sostenerse el país, es algo que dirá el tiempo.

Los escollos son varios, y no pequeños: casi la mitad de la población en la pobreza, una oligarquía mafiosa acostumbrada a su cuota de poder; campesinos sin tierra y un abismo de inequidad que ha concentrado en pocas manos los recursos negados a tantos.

La corteza es dura. No pocos temen que Nicanor, como le llama sencillamente su gente, no pueda remover a fondo el terreno.

A ello se suma la herencia de un Estado desfalcado. Solo unas horas después de asumir el mando, el Presidente resultó sorprendido por una desagradable noticia: las arcas estaban virtualmente vacías, provistas apenas de dos millones de dólares valederos para pagar solo dos días de salarios a los empleados públicos, según denunció a la prensa el ministro de Hacienda, Dionisio Borda. Mientras, el equipo económico se prepara para negociar con el Fondo Monetario Internacional aunque asegura que "no habrá ajustes sobre los hombros de los pobres".

Tampoco son buenas las nuevas financieras. El guaraní, la moneda nacional, ha seguido su ritmo descendente, y es probable que, si sigue bajando, comiencen a subir las tarifas de algunos servicios básicos, como el gas. El dólar se encarece, y ya cuesta trabajo hasta conseguir lo indispensable para hacer "cocido", la sopa que constituye el plato típico.

Con un desempleo y subempleo rayanos en el 40 por ciento, Paraguay está urgido, además, de que se incrementen las fuentes de trabajo. Persona digna incapaz de mendigar, pasados los días feriados por la toma de posesión, el paraguayo vuelve a perseguir al presunto "turista" en el afán de que le compre algo, pero no pide.

-Señora, le rebajo, suplica. Para mi primera venta, señora, que hoy no he podido vender...Las esperanzas de casi seis millones de paraguayos parecen no asentarse tanto en la expectativa de que mejore la vida económica del país, sino en este reverdecer de la moral y la limpieza que provoca la figura -y solo eso hasta hoy- de Nicanor Duarte Frutos.

Suenan también halagüeñas las perspectivas en el plano externo. La presencia aquí de nueve jefes de Estado de la región contando al emblemático Hugo Chávez, al nacionalista Néstor Kirchner y al ex obrero Lula, sellaron en la toma de posesión no solo el espíritu de legitimidad que le otorga ser un Presidente electo por el pueblo ya que su antecesor, González Macchi, había asumido por designación después de la renuncia de Raúl Cubas, envuelto en un terrible escándalo político.

Pero, sin duda, el colofón de lo que debe resultar a los paraguayos un definitivo agujero a "la burbuja" del aislamiento y la reclusión, ha sido la presencia de Fidel Castro.

Dos días después de su partida, los paraguayos siguen comentando sus palabras del sábado en el Consejo Nacional Deportivo, y el ofrecimiento de duplicar las becas para que los jóvenes pobres de Paraguay estudien medicina en Cuba, una invitación que ha emocionado y es destacada por la prensa.

País castigado durante décadas con el ostracismo hacia afuera y hacia adentro por el régimen represivo de Stroessner y los rezagos que este dejó, la figura del líder del primer país definitivamente libre de América, ha acabado de confirmar a los paraguayos que aquel pasado, "pasó".

Del otro lado, el cariño y la admiración demostrados a Fidel y al pueblo de Cuba constituyen para la Isla un regalo invaluable de este pueblo "noble, patriota y generoso", como lo denominó el Comandante en Jefe, y una señal inequívoca de que hay aires de cambio en Paraguay, como en el resto de Latinoamérica.