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Respeto sagrado a una voluntad

Fecha: 

01/01/2017

Fuente: 

Periódico Trabajadores

Autor: 

Esta vez no hubo un minuto de silencio colectivo, pero en los corazones de los diputados cubanos no faltó el nudo en la garganta, las lágrimas en el rostro, los recuerdos imborrables del líder que tantas y tantas veces escucharon en esa propia sala.
 
En esta ocasión —y por primera vez en la historia de la Revolución— Fidel estaba ausente físicamente por un motivo irreversible.
 
Así, convocados por la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su Octavo Período Ordinario de sesiones de la VIII Legislatura, los representantes del pueblo no imaginaron que un día tendrían la responsabilidad y el deber de aprobar un Proyecto de Ley sobre el uso del nombre y la figura del compañero Fidel Castro Ruz.
 
El asunto —inusual y doloroso— respondía al pensamiento de un hombre que guió los destinos de Cuba y que defendió, por encima de todo, la unidad, la identidad y la soberanía de nuestro pueblo.
 
“Fidel se marchó invicto, pero su espíritu de lucha permanecerá en la conciencia de todos los revolucionarios cubanos, de hoy, de mañana y de siempre”, aseguró el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en las palabras de clausura de la reciente sesión del Parlamento.
 
En el Palacio de Convenciones las palabras de Eusebio Leal tuvieron un peso enorme y, quizás, fueron una especie de hilo conductor para quienes, posteriormente, solicitaron hablar. El Historiador de la Ciudad cautivó y conminó a los presentes: “Yo pido a los diputados que no nos agotemos de ninguna manera en poner punto y coma en esto que está escrito. Cumplamos la voluntad de un vivo, no de un muerto”.
 
Otras voces se sumaron a la suya, sin resquicio de análisis o debate. Se trataba de una voluntad expresa y eso era suficiente para llevarla a la letra, a la norma jurídica. Así, en nombre de la Educación cubana, sector al que siempre estuvo apegado el Comandante en Jefe, la titular Ena Elsa Velázquez Cobiella resaltó la trascendencia de cultivar en las nuevas generaciones su pensamiento.
 
Tenemos el sagrado deber de respetar la ley y hacerla cumplir —dijo sobrecogida— y los educadores podemos lograr que Fidel viva en cada niño, adolescente, joven, educador; en el trabajo permanente que desarrolla cada institución educativa y hogar.
 
Subrayó que ese ministerio —que agrupa a más de un millón 700 mil alumnos en 10 mil instituciones educativas— tiene el compromiso de reforzar el conocimiento de su vida y obra, que es la Revolución misma. De este modo garantizaremos que las escuelas y las aulas se erijan como el mejor monumento a nuestro líder histórico.
 
Al ratificar las “brillantes palabras de Eusebio”, el poeta Miguel Barnet, en representación de los escritores y artistas, agregó: En efecto, nuestro Comandante en Jefe no pudo actuar de manera más consecuente con sus principios martianos. Todo lo que hizo fue entregarse a su pueblo con el humanismo que ha caracterizado a la Revolución.
 
Esta no es una ley —afirmó— que se debe apoyar de manera formal. Siento que es un abrazo que le estamos dando a Fidel, sintiendo el palpitar de su corazón y el nuestro. Una vez más él mostró que es y será siempre un hombre generoso, un luchador invencible, un iluminado. Por eso no lo vamos a convertir en piedra, ni en bronce, no lo vamos a olvidar nunca.