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Siento por Siria y por su pueblo una gran admiración

Fecha: 

17/05/2001

Fuente: 

Granma
Me he sentido muy emocionado con la visita al lugar donde se unieron la Brigada de Tanques cubana con la Primera División Acorazada Siria, declaró el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, al referirse a la primera actividad realizada en el segundo y último día de su visita oficial a este país árabe, cumplimentando una invitación del Presidente de Siria Bachar El Assad.  

En las primeras horas de la mañana de este miércoles, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, se trasladó a la región montañosa de Qsua, situada a 30 kilómetros de la ciudad de Damasco y fronteriza con Jordania, donde en la plaza Ursallah, estuvo emplazada en 1973, la Brigada de Tanques cuyo jefe era el fallecido general de división Néstor López Cuba, dentro de la unidad militar de combatientes internacionalistas cubanos, División comandada por el entonces primer comandante César Lara Roselló.  

Al llegar a la plaza, acompañado por el ingeniero Raewae Martíni, ministro de Comunicaciones, Fidel fue recibido por el general sirio retirado Dawfin Aljuhani, jefe entonces de la unidad militar siria, y por el general Huffein Abboudiab, su actual comandante. En la unidad militar cercana nuestro Comandante en Jefe recibió los honores militares inherentes a su alta investidura, mientras oficiales, clases y soldados exclamaban: ¡Con mi sangre y mi espíritu te defiendo Presidente Bachar El Assad! ¡Con mi sangre y mi espíritu te defiendo Fidel Castro!  El líder de la Revolución cubana sostuvo un animado diálogo con los militares sirios intercambiando experiencias acerca de las misiones internacionalistas desempeñadas por los combatientes cubanos en solidaridad con otros pueblos del mundo.  Toda la vida, dijo, nos sentiremos orgullosos de haber puesto un pequeño granito de arena en nuestra solidaridad con este pueblo.   

Como recuerdo, Fidel entregó a la guarnición una bandera cubana.   

Después de realizada la visita a Qsua, nuestro Comandante en Jefe y la delegación que le acompaña se dirigieron a Damasco para rendir un sentido tributo al extinto presidente Hafes El Assad y depositar una hermosa corona de flores en el Memorial erigido al desaparecido líder sirio en la Biblioteca Central, obra concebida por el mandatario árabe para perpetuar la ciencia y la cultura en las nuevas generaciones.

Abordado por los medios de prensa tras culminar la solemne ceremonia, nuestro Comandante en Jefe se refirió con emocionadas palabras a la figura del Presidente Al Assad, a quien dijo tuvo el privilegio de conocer muchos años antes y conservar en sus recuerdos su imagen y forma de ser, y era uno de los hombres más serio, amistoso, honorable, caballeroso y más decente que ha podido conocer. Una de las figuras de las que guardo mayores sentimientos de afecto.  

Era un hombre, afirmó, que conocía la situación internacional y de modo especial la situación del Medio Oriente, donde han tenido lugar tantos conflictos, y era un hombre ecuánime, sereno, firme y valiente, y todos esos recuerdos los conservo como si lo estuviera viendo y no lo olvido por su dignidad y firmeza, un hombre que jamás levantó bandera blanca, acotó.  A preguntas sobre sus encuentros con el nuevo Presidente de Siria, Bachar El Assad, expresó que hacía sus mejores votos para el éxito de su misión y estaba seguro de que sabrá asumir la responsabilidad que la historia ha puesto sobre sus hombros.  

Terminada la ceremonia en el Memorial y cumpliendo con el intenso programa de actividades oficiales, el Presidente cubano se trasladó a la milenaria Mezquita de los Omeyas, no sin antes saludar al numeroso público congregado en el lugar que daba vítores en su nombre, escena que se repitió al ingresar en el sagrado y milenario recinto musulmán a la usanza de la tradición religiosa de hacerlo descalzo.  

En compañía de sus anfitriones, los Imanes y los Mufti del lugar, Fidel y su comitiva vivamente impresionados visitaron la sala central de oraciones islámicas y otros lugares del recinto religioso árabe, recibiendo una detallada explicación sobre sus orígenes históricos.  Antes de despedirse y agradecer a los Imanes e historiadores del lugar la información brindada, rubricó el libro de visitantes con las siguientes palabras: "Siento un gran honor y extraordinario privilegio por la oportunidad de haber conocido hoy la Mezquita de los Omeyas, tan famosa. Ha sido una verdadera lección de la historia del hombre  y su humanidad.

Agradezco este inolvidable momento a los Imanes y a los Mufti y a los miles de personas que reconstruyeron y mantienen esta joya para disfrute y beneficio de todos".  Al evaluar los resultados de su visita oficial y amistosa a la nación árabe, Fidel señaló a los medios de prensa cubanos:  "Tenía un gran concepto de este país y de su pueblo, pero muchas veces la realidad está por encima de mi imaginación".