La primera imagen que guardo en la memoria es Roberto Chile, con la cámara en movimiento, escoltado todo el tiempo por Salvador Combarros y Juan Matos, fieles seguidores tras la huella del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
 
Es inseparable la imagen de Fidel en Revolución con el ojo visor de Chile, observando todo el tiempo el momento y dejando para la historia el dinamismo, la reflexión, al líder, y en particular al estadista, quien no perdió un minuto de su existencia para estar vinculado directamente con el pueblo.
 
Con el tiempo comenzó a trocar la cámara en movimiento con la fija y nos fue trayendo encuadres originales siempre con el mismo protagonista: Fidel.
 
El diapasón se fue ampliando y junto a los documentales históricos, fueron saliendo a la luz los spot sobre los artistas plásticos, las fotos de los ancestros y nos dio un producto visual mucho más general de nuestra sociedad, caracterizado por el patriotismo y la cubanía.
 
Así de campechano es el Chile que conozco, el mismo hombre que, por la obra de la vida, fue merecedor del Premio Nacional de Periodismo José Martí este año.