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¡Un monumento moral!

Fecha: 

08/10/2019

Fuente: 

Peródico Granma

Autor: 

En la clausura del noveno congreso de los Comités de Defensa de la Revolución, una delegada comprometió a todos los que sentimos por Cuba. «¡Construyámosle un monumento moral!», exclamó refiriéndose al líder de la Revolución Cubana Comandante en Jefe Fidel Castro, quien como voluntad nos dejara no emplazar nada que significara un culto a su personalidad.
 
Sin embargo, no pocos desean ver a un busto de Fidel junto al de Martí en cada rincón de la Patria. Mas, como dijera el Apóstol, «las grandes personalidades, luego que desaparecen de la vida, se van acentuando y condensando; y cuando se convoca a los escultores para alzarles estatua, se ve que no es ya esto tan preciso, porque como que se han petrificado en el aire por la virtud de su méritos, las ve todo el mundo».
 
El cónclave se celebró más de un mes después de transcurrido el  13 de agosto, natalicio de Fidel, y cuando comenzaba en todo el país la consulta popular sobre el proyecto de Constitución de la República en 2018.
 
La cederista nos inspiró. La idea de construir ese mausoleo a Fidel desde la espiritualidad trascendió el ámbito de la cita y quedó impregnada en cada cubano como muestra sublime de su significado.
 
En lo adelante, el proceso de consulta
 
popular sobre la nueva Carta Magna acentuó su matiz revolucionaria, al generarse opiniones cautivadas por la vigencia de su pensamiento, por el «cambiar todo lo que debe ser cambiado», por la construcción colectiva de una sociedad mejor.
 
Fidel estaba en cada barrio, centro de estudio y trabajo, cuando se ojeaba con desvelo el tabloide distribuido al efecto y agotado, cuando se sugería un cambio para perfeccionar nuestro socialismo o pedía explicaciones a los dúos políticos sobre aquel u otro artículo.
 
Los más de ocho millones de cubanos participantes en este trascendental evento inédito nos volvimos escultores de la tamaña y decorosa estatua a levantar a Fidel. Captamos lo más avanzado de la ideología marxista, leninista, martiana, fidelista y lo agregamos al texto de una forma tan nuestra como la preocupación, porque todos aportemos a la vida en sociedad.
 
En la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular se sostuvieron fructíferos debates. Nuestros diputados recurrían una y otra vez al
 
ideario del mayor estadista cubano que no pierde vigencia para emitir sus criterios sobre la Constitución aprobada unánimemente en el Legislativo cubano.
 
Por estos días nos sorprende a los más jóvenes, a los que lamentamos no haberlo visto más seguido y de cerca, las imágenes de un discurso suyo que nos convidó a ganar la batalla del 24 de febrero, porque como él dijera; estamos defendiendo los mismos principios.
 
Fue ese domingo 24 de febrero un nuevo Grito de Baire, las trompetas mambisas volvieron a sonar para anunciar la carga al machete por la dignidad, la justicia social, el internacionalismo, la paz, el amor, la idiosincrasia, la familia, los discapacitados, la economía… Nos enrumbamos hacia la construcción de una sociedad cada vez más equitativa.         
 
Votar Sí significó, además, colocar la primera piedra de ese monumento moral que solo Fidel Castro Ruz merece. Como él advertía en 1959, «no pensemos que de aquí en adelante todo será fácil», habrá que luchar contra la mercantilización de los sentimientos, la apatía, la indolencia, las incomprensiones, pero con claridad meridiana y seguridad en la victoria final. Volquémonos todos en levantar inmensa esa estatua al Comandante, la Constitución de 2019, cuyo mármol no es otro que la entrega profunda e incondicional a la obra de la Revolución.