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¡Vivan Martí y Fidel, que están vivos!

Fidel Castro Ruz
Fidel Castro Ruz

Fecha: 

19/05/2017

Fuente: 

Cubadebate

Autor: 

 

Esta debe ser la pregunta de todos los días: ¿qué es ser martiano?; sobre todo en tiempos de profundo debate ideológico, batalla cultural y definiciones revolucionarias. Son muchos los retos que tenemos en Cuba; desde nuestra condición humana, en la defensa de los valores que nos abrigan en y para la construcción del socialismo en nuestro país; y hasta la salvaguarda de la obra hermosa que en sí misma es la Revolución. El tiempo histórico que vivimos es muy exigente, nos provoca hasta la saciedad y convida a revolucionarios verdaderos a no dejar de luchar. Esta es la hora de la consagración patria, de sacar a la luz, como hicimos en aquellos días tristes pero iluminados por su eterna presencia, las reservas patrióticas de un pueblo heroico que tiene, sin chovinismo, la mejor juventud. Fueron los jóvenes, en su mayoría, los que desataron las más auténticas muestras de amor, de una especial conexión con un líder de una altura ética trascendental, de un humanismo sin límites y un profundo sentimiento antimperialista. Conectados con Fidel, casi sin poder explicarlo, renovamos las fuerzas para seguir echando la pelea.
 
La pelea por la vida, por el amor y la dignidad; la pelea por no dejar morir las ideas que defendemos, de la mano de Martí y Fidel; la pelea por mantener viva la Revolución, para seguir proclamando nuestro carácter socialista. Tenemos que estar alertas, una vez más la pupila insomne de Villena debe acompañarnos, la batalla es de pensamiento y quiero recordar a Martí cuando nos legó que: “Nuestra revolución está en marcha, las batallas de armas han de seguir a las batallas del pensamiento. Decir es hacer, cuando se dice a tiempo, y honrar a los que cumplieron con su deber en 1868 es el modo más eficaz de estimular a los demás a que cumplan el suyo”. Hay mucho que decir, y tenemos que hacerlo a tiempo, y no nos temblará la palabra para cumplir con el deber de hijo con la Patria; porque somos martianos y creemos en Fidel; porque, como hicieron los patriotas del 68 otrora, daremos un grito por salvar el alma de la patria.
 
Cuánto hay que decir hoy para desmontar las maniobras de los enemigos de la Revolución, de ese pigmeo grupo ambicioso y carente de la más mínima ética en su actuar, de esos nuevos mercenarios que, por sumas de dinero, da igual cuanto, venden su alma y con ella principios que quizás algún día tuvieron. Mercenarios que hoy no invaden las playas nuestras como hace 56 años hicieron en Girón, sino que atacan con supuestas pretensiones de “cambios para Cuba”. La guerra contra las máscaras, porque eso es lo que son, máscaras supuestas con apetito vulgar e indigna postura antipatriótica. No pueden ser patriotas cuando son débiles de carácter, egoístas incapaces de trabajar por el bien de los demás, por el bien de todos. Son unos autoexcluidos, y ellos saben quiénes son, las máscaras que hablan de una Cuba posible, de cambios “revolucionarios”, de crítica malsana. Un grupo que intenta confundir, que, con sutilezas en el lenguaje y apariencias engañosas, se presentan como “salvadores”. Ojalá y de verdad hagan algo por salvar la Patria. Los indignos no salvan nada, al contrario, hunden, provocan muertes, siembran el escepticismo y la apatía, son enemigos.
 
Hagamos un ejercicio constante de apropiación de nuestra cultura de resistencia, de patriotismo y firmeza ideológica, desde posturas revolucionarias, que, en nosotros, no pueden ser incompatibles con la salvaguarda de ese sol del mundo moral que con tanto magisterio nos legó Cintio Vitier. No podemos permitir, desde nuestra condición revolucionaria, que engendros macabros diseñados para destruir la Revolución, se legitimen en Cuba. ¿Qué ideas defienden?, ¿acaso saben lo que significa Patria? Claro que no, quienes se visten de mercenarios pagados por el imperialismo en las diversas manifestaciones en las que este se presenta; a ellos debemos cerrarle el paso.
 
¿Qué es ser revolucionario en la Cuba de hoy? Es ser, en primer orden, patriota. Recordemos al Maestro cuando en su discurso en Tampa el 26 de noviembre de 1891 expresaba: “Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
 
¿Y cómo se traduce esta idea martiana a la luz de hoy; en una Cuba que defiende su condición antimperialista, humanista y ética? La dignidad plena de los seres humanos, su culto y respeto, su garantía; deviene en basamento fundamental de la concepción martiana de república: “O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, -o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una gota de sangre de nuestros bravos.”

Todavía vivimos en una república, no se nos debe olvidar, y ésta, la que hoy tenemos, es martiana; y lo es porque vivimos una Revolución con los pobres de la Tierra, de los humildes, por los humildes y para los humildes; porque tenemos Patria, porque en 1959 se parió la libertad y comenzó a fraguarse la salvación de la nación en su identidad, cultura, ideas. Entonces, nosotros los cubanos, todos los cubanos; si somos martianos hemos de cumplir a cabalidad con la ley primera de la república: el culto a la dignidad plena del ser humano.

Ser revolucionario no es cambiar cualquier cosa, se cambia lo que sea preciso, desde un claro sentido del momento histórico, y atentos bien a la realidad que vivimos. Ser revolucionario no es hacer uso de la crítica despiadada; es sí ejercer el criterio, pero éste, con ética y respeto a la dignidad. Ser revolucionario es volver siempre al proyecto original, con argumentos, razones y nunca animado por el odio y el dinero corruptor. Es ser conscientes, como Martí, de que lo que un grupo ambiciona cae, y perdura lo que un pueblo quiere. Y en Cuba ha perdurado lo que el pueblo ha querido, y ha querido la Revolución, el Socialismo y las ideas de Fidel.

Ser martianos es ser buenos, justos, patriotas, vivir apegado a la raíz, desde la condición radical de los hombres que no temen al pensamiento ni se acoquinan ante las dificultades. La pregunta inicial convida a los jóvenes a luchar, a crecer cada día con las ganas tremendas de la juventud de revolucionar la realidad, de cambiar sí con la motivación permanente de ser conscientes del momento, de lo que hay que hacer, de cuál es el camino, de que somos hijos de Ariel, y por eso antimperialistas, arriesgados e inconformes eternos con lo que está mal, con lo que nos debilita. Hay que seguir albergando la unidad revolucionaria, porque la clave continúa siendo: unir para vencer; y no divide y vencerás.
 
Conmemoramos 56 años de victorias frente al imperialismo desde su derrota en Playa Girón, hoy hay que seguirlo derrotando, con nuestras armas que son las ideas y la fuerza de la verdad y la moral revolucionaria. Y para quienes ofenden a Martí y a Fidel; les decimos con toda la fuerza y el patriotismo: ¡Vivan Martí y Fidel, que están vivos!