Enrique

Héroes en cuarentena

Desde la ventana del cuarto puede verse el pequeño amago de bosque en el que finaliza el Hostal. Estamos en las faldas de la montaña, a 500 metros sobre el nivel del mar. Son árboles típicos, que nuestra ignorancia tropical confunde y llama pinos. Y claro, en ellos, y en los alrededores, correteando, casi diría que exhibiéndose, las ardillas, con sus colas eléctricas. Pero dentro, como huéspedes exclusivos esta vez, hay 38 cubanos.

En el corazón de la unidad latinoamericana

Nuestra América vive días intensos. No hay motivo, ni tiempo, para el de­saliento. Los pueblos del continente han abierto las grandes alamedas de su emancipación, y el imperialismo no puede cerrarlas