Flores Olea, Víctor

Periodista

Se ha ido un hombre en verdad grande

Imaginemos por un instante a un joven de 20 años lanzado de pronto a la Plaza de la Revolución en La Habana, donde se reunían millón y medio o 2 millones de campesinos cubanos con armas o sin ellas, escuchando las palabras de un hombre que podía haber sido un dios griego o un gigante semidivino, que pronunciaba palabras acerca del futuro de su pueblo y sobre el futuro de todos los pueblos del mundo, a quienes tenía muy cerca.