Cita de documentos y personalidades

  • Dwight D. Eisenhower, Presidente de los Estados Unidos.


“En cuestión de semanas después de que Castro entrara en La Habana, nosotros, en el gobierno, comenzamos a examinar las medidas que podrían ser efectivas para reprimir a Castro.”

Dwight D. Eisehower: Los años en la Casa Blanca, Doubleday and co., New York, 1966.

 

  • Roy Rubotton, asistente del subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos.


“El 31 de octubre (1960), de acuerdo con la CIA, el Departamento (de Estado) sugirió al Presidente la aprobación de un programa en correspondencia con lo referido por Mr. Marchant. El programa aprobado nos autorizó a apoyar a los elementos que en Cuba se oponían al gobierno de Castro, mientras se hacía ver que la caída de Castro fuera vista como resultado de sus propios errores.”

Citado por Piero Gleijeses: “Buques en la noche”. Journal of Latin American Studies, Cambridge University Press, 1995.

 

  • William Harvey, responsable de la Fuerza de Tarea W, la unidad de la CIA para la Operación Mangosta.


“El asunto del asesinato, particularmente de Fidel Castro, fue presentado por el secretario de Defensa Robert McNamara.”

Documento del Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Citado por Fabián Escalante Font, en La guerra secreta: Operación Mangosta. Editorial de Ciencias Sociales, 2002, p.71.

 

  • Edwin Martin, subsecretario de Estado.


“No existe duda alguna que la política de los Estados Unidos persigue, en primer lugar, aislar a Cuba y evitar que esté en condiciones de hacer impacto en América Latina. Deseamos deshacernos de Castro y de la influencia comunista soviética en Cuba y no solamente de Castro.”

U.S. News & World Report, 31 de julio de 1962. Citado por Fabián Escalante Font, en La guerra secreta: Operación Mangosta. Editorial de Ciencias Sociales, 2002, p.80.

 

  • Informe de la Comisión Church.


A principios de 1962, William Harvey, actuando en cumplimiento de órdenes explícitas de Richard Helms, nuevo subdirector, de la CIA, solicito al coronel Sheffield Edwards, jefe de Seguridad de la Agencia, lo pusiera en contacto con Roselli. Este, a través de un subordinado, lames O'Connell, presento al jefe mafioso, que explico sus posibilidades para, por mediación de sus colaboradores cubanos, realizar un contrato contra la vida de Fidel Castro. O'Connell recuerda que al principio no fueron fáciles las relaciones entre Harvey y Roselli, pero más tarde, llego a desarrollarse una estrecha amistad...
Durante los días 8 y 9 de abril de 1962, volvieron a reunirse, en la ciudad de Nueva York, Harvey, Roselli y O'Connell. Una anotación en los archivos de los laboratorios de la CIA indica que le fueron entregadas unas pastillas envenenadas el18 de abril de 1962 al oficial O'Connell...
Días más tarde, el 21 de ese mes, Harvey y Roselli se reunieron en Miami, conociendo el primero que el mafioso había restablecido el contacto con el mismo cubano que había participado en la operación anterior, vísperas de Bahía de Cochinos... Harvey le entregó las cápsulas a Rosselli, explicándole que las mismas "funcionaban en cualquier parte, momento y cosa "..., respondiendo este, que los cubanos tenían la intención de utilizarlas también para asesinar al Che, a Raúl y a Fidel. Harvey asintió, autorizando a que ellos eligieran sus propios blancos...
El cubano había solicitado armas y equipos de comunicaciones para llevar a cabo la operación, los que le fueron suministrados de los almacenes de la base operativa de la CIA en Miami...
Harvey se mantuvo informado de los progresos de la operación, conociendo en mayo de 1962, que las cápsulas y las armas habían llegado a Cuba.
El 21 de junio, Roselli le informaba, que el cubano había enviado a la Isla un equipo de tres hombres, para supervisar la acción...


Citado por Fabián Escalante Font, en La guerra secreta: Operación Mangosta. Editorial de Ciencias Sociales, 2002, p.96.