“Maceo, hombre de origen muy humilde y además negro —en una época en que los prejuicios raciales eran muy fuertes en nuestro país—, por sus virtudes, por su ejemplar conducta, por sus méritos, por su valor, por su capacidad, en esas difíciles condiciones de su origen y en las circunstancias de nuestra sociedad en aquella época, comenzó a destacarse, comenzó a brillar. Pero uno de los méritos más extraordinarios de Maceo es que jamás se dejó arrastrar por el envanecimiento, ni por la ambición, ni por los prejuicios. Luchó contra todos los obstáculos imaginables, y se caracterizó siempre por ser un soldado absolutamente leal, disciplinado, respetuoso de las leyes, de los principios revolucionarios, de los mandos superiores y de las autoridades revolucionarias legítimamente constituidas”.
Referencia al texto original:
Discurso en el acto de conmemoración del centenario de la Protesta de Baraguá, 15 de marzo de 1978