Carta y Mensaje

A Carmen Castro (1955)

Mi admirada amiga:

Con verdadero gusto recibí tu carta que para mí no fué extensa sino breve. Si he tardado en contestarte se debió al deseo de hacer llegar ésta por vía segura. Espero que C. Ch. haya recibido la que por correo le envié el mismo día que me entregaron ambas (la tuya y la suya) y en la que le anunciaba ésta para ti.

Tal vez por olvido no vino incluida en tu carta la declaración de principios próxima a publicar por ustedes, de que me hablas en uno de los últimos párrafos.

Es difícil que le escriba a alguien con mayor interés y placer. Apenas hay alguna carta de las dirigidas a mis compañeros de La Habana donde no me haya interesado por las gestiones que debían realizarse acerca de ustedes. Dos compañeros nuestros que tú conoces, fueron designados expresamente para proseguir los contactos iniciados por mí antes de partir. Dije desde el primer instante que es decisiva la colaboración del Frente Cívico de Mujeres Martianas. Por afinidad ideológica y similar historia de lucha y sacrificio, sin vacilaciones ni descanso estamos llamados a unir estrechamente nuestros esfuerzos.

Tus palabras donde me "reiteras que están en disposición de cooperación sincera" me llenan de aliento y es como un premio a la paciente espera con que he ansiado la hora de ver reunirse en un verdadero movimiento revolucionario los cubanos que deseen luchar por algo más que un cambio en los mandos de la República. Tus líneas tienen pues de mi parte no solo "la comprensión y el afecto de siempre" que esperabas, sino también la gratitud a tus palabras desinteresadas y nobles, tus juiciosos consejos y tus frases de estímulo.

Tus observaciones acerca de los puntos sintetizados al final del Manifiesto las considero justificadas porque efectivamente fueron redactados con bastante premura, con motivo de la oportunidad que se presentaba el16 de agosto para ser distribuidos en los actos de ese día, lo que no fué, sin embargo, posible en cantidades suficientes ya que no hubo tiempo virtual para la impresión de cincuenta mil ejemplares que se está haciendo en Cuba. Me dices que "hubiera sido mejor esperar el curso de los trabajos y el desarrollo de los acontecimientos para su discusión a fondo en forma más amplia". Por participar de esa misma idea tuya tuve cuidado en añadir que los puntos del programa "serán expuestos ampliamente en un folleto que será distribuido por todo el país". ¿No recuerdas que te pedí un trabajo acerca de los puntos ya enunciados en el otro folleto? No quise, sin embargo, omitir en un primer manifiesto al país la idea de lo que nos proponíamos en términos gene¬rales: más que un programa un rumbo, como diría Ingenieros.

Me dices que ustedes continúan trabajando infatigablemente. Esta es la hora donde se prueban los verdaderos combatientes; esta es la hora útil en que los débiles, los vacilantes, los mediocres y los pobres de espíritu se quedan rezagados.

Al llegar a este punto, siento deseos de exponerte largamente las causas que a mi modo de ver dieron lugar al fracaso inevitable del movimiento auténtico, pero sería interminable esta carta. Muchas te las expuse en algunas de las visitas que hice a tu casa. Al enjuiciar ahora retrospectivamente la primera etapa de este proceso revolucionario, tal vez seamos nosotros más piadosos que los que se hicieron infundadas ilusiones y que en estos momentos se quejan con los más duros reproches. Comprendo que es lógico que paguen su ciega credulidad en amargo desengaño y que en el escepticismo general, los que tuvimos una visión clara paguemos en nuestras carnes las culpas de otros, pero no por ello me he de ensañar contra los que fracasaron, porque ninguna decepción he sufrido, porque era evidente el desenlace final, porque al fin y al cabo todo ha sido un inmenso error de todos. Si muchos creyeron en él y solo así fué posible ningún desengañado tiene derecho a sentirse libre de culpa y sembrar el veneno de su escepticismo en la conciencia de otros.


No puede atribuirse al azar o la fortuna adversa, en este caso, el resultado desfavorable. Cuando en una revolución todo está mal planteado desde el principio al fin, basta un casquillo de bala que caiga de una caja, o una confidencia adversa o el asesinato de un hombre clave para que todo se venga a tierra en un minuto. No es justo entonces culpar del desastre al confidente, o al casquillo o al asesino, en vez de pensarse que una revolución debe estar organizada de modo que ni el confidente, ni el asesino, ni el caso fortuito la puedan detener.

Dos cosas son evidentes:

1 º) El éxito de toda revolución como de toda guerra depende fundamentalmente de la estrategia que se adopte; una estrategia revolucionaria es siempre más complicada que una estrategia de guerra, no se estudia en ninguna academia y los militares de profesión con sus rígidos esquemas mentales suelen ser los menos indicados para concebirla.

2º) En un mismo proceso revolucionario, no a todos los grupos políticos les es dable aplicar la estrategia ideal; depende decisivamente del papel que hayan desempeñado en la vida pública y de los intereses sociales que representen.

No es que piense así después de tres años y medio de lucha contra Batista. He mantenido la misma convicción desde el primer instante y la he ido madurando día a día con todo lo que he visto. Hay varios documentos escritos desde la prisión que lo atestiguan; algunos los tengo a mano, pero ¿para que abundar en esto? Desgraciadamente por vez primera se nos presenta ahora la oportunidad de llevar a cabo nuestras ideas en toda la línea y no antes.

En dos renglones se sintetiza nuestra concepción sobre la única forma posible e incontrarrestable de derrocar la Dictadura.

Insurrección armada, secundada por una huelga general revolucionaria y un sabotaje completo de todos los medios de comunicación del país en el momento de la acción.

De acuerdo con ella son imprescindibles los siguientes pasos:

a) Vertebración de todos los núcleos revolucionarios en un solo movimiento amplio y disciplinado.

b) Prédica revolucionaria abierta a través de manifiestos clandestinos.

c) Organización de células secretas en todos los centros obreros de la nación.

d) Organización de los grupos de combates y preparación ideológica y técnica completa a los hombres que hayan de dirigirlos en la acción.

e) Divulgación amplísima de todas las formas modernas de sabotaje y señalamientos de tareas específicas en ese orden a los grupos de combate que no sean llamados a la lucha abierta en los primeros momentos.

f) Campaña de propaganda y de proselitismo constante para crear una corriente de opinión revolucionaria dentro de las fuerzas armadas, cosa muy distinta a los meros contactos conspirativos, completamente inútiles cuando esa corriente no existe, y son innecesarios cuando existe, bastando entonces unas cuantas consignas y un haz de hilos mantenidos en el mayor secreto sin contactos entre sí.

g) Recaudación de fondos mediante contribución obligatoria de los militantes y el aporte voluntario de todos los que quieran ayudamos para ser invertidos el 20% en organización y propaganda y el 80% en armas.

Este tipo de lucha permite al más humilde de los ciudadanos, joven o viejo, hombre o mujer, participar activamente en ella, prestar una colaboración útil, satisfacer sus inquietudes patrióticas sin necesidad de tener que ofrecerle un fusil ni engañarlo miserablemente, casos de los cuales todos nosotros conocemos muchos ...
Para cumplir esos fines el 26 de Julio posee el siguiente esquema de organización ...

En cada término municipal de la Isla:

a) Una sección económica integrada por personas responsa¬bles y de prestigio, cualquiera que haya sido su militancia política.

b) La organización juvenil, utilizándose para su filiación las planillas de la juventud ortodoxa como velo legal, con la obligación de contribuir con una cantidad fija mensual, consignada en la misma, aunque solo sea un centavo en casos justificados, siendo causa de expulsión el no cumplimiento.

c) Los grupos de combate, escogidos cuidadosamente en¬tre los hombres de mejor calidad revolucionaria.

En todas las provincias:

a) Un equipo responsable de la organización de las células secretas en todos los centros obreros de la provincia.

b) Un equipo responsable de las tareas económicas.

En el orden nacional:

a) Un equipo responsabilizado con la distribución de la pro-paganda clandestina por todo el país.

b) Un equipo responsabilizado con la organización juvenil nacionalmente.

c) Un equipo responsable de la organización de células de estudiantes en todos los centros de enseñanza de la Isla.

d) La Dirección Nacional del Movimiento, responsabilizada con todas las tareas de organización, muy especialmente en lo concerniente al campo obrero, y un tesorero cuya identidad se mantendrá en el más absoluto secreto.

En algunas ciudades como La Habana, Santiago de Cuba y otras, la organización adopta formas especiales de acuerdo con el trabajo más complicado y amplio que requieren por su importancia como centros industriales más desarrollados, debiéndose dar en ella la máxima importancia a la organización de los obreros.

Falta, como observarás, un punto importante: la organización femenina del Movimiento. Esa es la función que tenemos reservada para el Frente Cívico de Mujeres Martianas; afiliar en él todas las cubanas que simpaticen con nuestra causa y convertirlo en el aparato femenino del 26 de Julio. Ustedes pueden desem¬peñar un papel muy importante en todos los aspectos del Movimiento, sobre todo en el sector obrero, y en el campo ideológico y de la propaganda revolucionaria en general. Tendrían además, como es lógico, la representación correspondiente en la Dirección Nacional. De esto ya te hablé en una ocasión.

Es muy preciso tener en cuenta que este esquema se ajusta al plan de acción que tenemos en mente llevar a cabo en el momento oportuno. Hay un trabajo general que corresponde a todos los cuadros enumerados anteriormente. Pero hay otros puntos del más riguroso y total secreto que solo serán del conocimiento (y esto solo por partes) de las personas que forzosamente tengan que intervenir en ellos: lo relativo a las armas y a los contactos dentro de las fuerzas armadas. En estos aspectos funcionará un equipo especial aparte que será seleccionado con extraordina¬rio cuidado sobre la marcha, y cada cual no sabrá más que la parte que por necesidad le corresponda.

Todo tiene que ir dispuesto de modo que ningún sistema de vigilancia o represión pueda hacer mella en el resultado final. Para cada inconveniente posible existe, en esta lucha, como en todo, una fórmula previsora.

Créeme que si no estuviera muy cansado esta noche y obligado a entregar la carta muy temprano te hablaría extensamente sobre mil puntos generales que en este orden se pueden desarrollar.

Naturalmente que para creer en las posibilidades y los puntos de un plan semejante hay que poseer ciertas convicciones muy arraigadas sobre el curso irrevocable que sigue el proceso cubano y las calidades indiscutibles de nuestro pueblo. Quienes no vean los síntomas reveladores que muestran la huelga de telegrafista, la huelga bancaria, la masacre de trabajadores en el Central Washington, etc., serán incapaces de entender el abc de esta estrategia revolucionaria, ni tampoco los que siguen con la espiroqueta putchista de tomar Columbia metida en la cabeza, como si una revolución en un estado moderno pudiera resolverse en la acción de grupos civiles mal preparados y peor disciplinados y el resto del pueblo no contara para nada.

Creo ciegamente en todo cuanto he afirmado. Si estuviera equivocado, pagaré gustoso mi error con la vida. Un ejemplo vale siempre más que un hombre. Nadie me verá envejecer reuniendo desengaños mientras me queden fuerzas para caer en una playa cualquiera de la tierra oprimida con un arma redentora en la mano.

Esta carta (no terminada) la proseguiré en la primera oportu-nidad que tenga de envío personal.

Adjunto te acompaño copia de la carta que me envió Acción Cívica de Nueva York, así como copia de la que también enviaron a Prío. Ambas me las remitieron ayer. Tengo en general muy buenas noticias de la disposición de los cubanos en Estados Unidos y del deseo de ayudamos con todos los recursos posibles. ¡Tengo mucha fe! Dime sino son fundadas las esperanzas de obtener de ustedes la más entusiasta cooperación. ¿A una empresa que es todo sacrificio, cómo han de negarla?

Con esas firmes esperanzas, a tus bravas compañeras del Frente Cívico Martiano, envía su fraternal abrazo y te expresa todo su afecto y admiración este humilde servidor de Cuba.

Fidel Castro

17/09/1955