Carta y Mensaje

De Nikita Jruschov a Fidel Castro (30 de octubre de 1962)

Querido compañero Fidel Castro:

Hemos recibido Su carta del 28 de octubre y las comunicaciones sobre las conversaciones que Vd., como también el Presidente Dorticós han tenido con nuestro embajador.

Comprendemos su situación y tomamos en cuenta las dificultades que Vd. tiene ahora en la primera etapa transitoria después de la liquidación de la tensión máxima surgida debido a la amenaza del ataque de parte de los imperialistas norteamericanos el que Vd. estaba esperando de un momento a otro.

Comprendemos que para Vd. están creadas determinadas dificultades a causa de que hemos prometido al gobierno de los Estados Unidos retirar la base coheteril de Cuba, en calidad de arma ofensiva, a cambio del compromiso de parte de los Estados Unidos de dejar los planes de invasión a Cuba por tropas de los propios EE.UU. y sus aliados en Hemisferio Occidental, de levantar así llamada "cuarentena", es decir poner fin al bloqueo de Cuba. Esto llevó a la liquidación del conflicto en la zona del Caribe que estaba preñado, como lo entiende bien, del choque de dos potencias poderosas y de su transformación en la guerra mundial termonuclear y de cohetes.

Como hemos comprendido a nuestro embajador, entre algunos cubanos existe la opinión que el pueblo cubano desearía la declaración de otro carácter, en todo caso no desearía la declaración sobre el retiro de cohetes. Es posible que esta clase de sentimientos existe entre el pueblo. Pero nosotros, personalidades políticas y del estado, somos dirigentes del pueblo que no sabe todo y no puede abarcar en seguida todo lo que deben abarcar los dirigentes. Por lo tanto debemos ir a la cabeza del pueblo y entonces el pueblo nos seguirá y nos respetará.

Si nosotros, cediendo ante los sentimientos en el pueblo, nos hubiéramos dejado llevar por ciertas capas electrizadas de la población y nos hubiéramos negado a concertar el razonable acuerdo con el Gobierno de los EE.UU., entonces, posiblemente, habría empezado la guerra, en cuyo transcurso habrían perecido millones de personas y los sobrevivientes habrían dicho que la culpa la tienen los dirigentes que no habían tomado las medidas necesarias para conjurar esa guerra de aniquilación.

La prevención de guerra y del ataque a Cuba dependían no sólo de las medidas que adoptaban nuestros gobiernos, sino también del cálculo de las acciones de las fuerzas enemigas que están situadas cerca de Vds. Por ende había que considerar la situación en su conjunto.

Además hay opiniones de que nosotros y Vd. como lo dicen, no hemos llevado a cabo las consultas con motivo de estas cuestiones antes de adoptar la decisión conocida por Vd.

Con este motivo opinamos que hemos llevado a cabo las consultas con Vd., querido compañero Fidel Castro, recibiendo los cables uno más alarmante que otro y, al fin, Su cable del 27 de octubre en que dijo casi estar seguro de que el ataque a Cuba se consumaría. Vd. opinaba que ésta fue solamente la cuestión de tiempo: el ataque en curso de 24 horas ó 72 horas. Al recibir de Ud. este cable muy alarmante y sabiendo su valentía, opinábamos que esto fue la alarma completamente fundada.

¿Acaso no fue ésta la consulta de su parte con nosotros? Hemos comprendido este cable como señal de extrema alarma. Si en las condiciones creadas, teniendo también en cuenta la información de que el desenfrenado grupo guerrerista de los militaristas de los EE.UU. quiso aprovechar la situación creada y realizar el ataque a Cuba, hubiéramos continuado las consultas, habríamos perdido el tiempo y este golpe habría sido asestado.

Hemos formado la opinión que nuestros cohetes estratégicos en Cuba se convirtieron en una fuerza atractiva para los imperialistas: se asustaron y a causa del temor de que los cohetes sean puestos en marcha, podían atreverse a liquidarlos por medio del bombardeo o realizar la invasión a Cuba. Y hay que decir que podían ponerlos fuera de combate. Por lo tanto, repito, su alarma tenía todos los fundamentos.

En su cable del 27 de octubre Vd. nos propuso que fuéramos primeros en asestar el golpe nuclear contra el territorio del enemigo. Vd., desde luego, comprende a qué llevaría esto. Esto no sería un simple golpe, sino que el inicio de la guerra mundial termonuclear.

Querido compañero Fidel Castro, considero esta proposición Suya como incorrecta, aunque comprendo su motivo.

Hemos vivido el momento más serio, en que pudo desencadenarse la guerra termonuclear mundial. Evidentemente, en tal caso los EE.UU. sufrirían enormes pérdidas, pero la Unión Soviética y todo el campo socialista también sufriría mucho. En lo que se refiere a Cuba, al pueblo cubano es difícil incluso decir en general con que eso podría terminarse para él. En primer término en el fuego de la guerra se quemaría Cuba. No hay ninguna duda que el pueblo cubano lucharía valientemente pero que perecería heroicamente de eso tampoco hay duda. Pero nosotros luchamos contra el imperialismo no para morir sino que para aprovechar todas nuestras posibilidades, para perder menos en esta lucha y ganar más para vencer y lograr la victoria del comunismo.

Ahora como resultado de las medidas realizadas hemos conseguido aquel objetivo que planteamos, cuando nos acordábamos con Vd. a enviar los medios coheteriles a Cuba. Hemos arrancado de los EE.UU. la obligación de que no invadan a Cuba ellos mismos y no permitan eso a sus aliados de los países de la América Latina. Todo eso hemos arrancado sin el golpe nuclear.

Hemos considerado que hay que aprovechar todas las posibilidades para defender a Cuba, fortalecer su independencia y soberanía, hacer fracasar la agresión militar y excluir la guerra mundial termonuclear en la etapa actual.

Y hemos conseguido eso.

Aquí, desde luego, hicimos concesiones, aceptamos el compromiso actuábamos según el principio de la concesión a costa de concesión. Los EE.UU. hicieron también concesión, asumieron ante todo el mundo la obligación de no atacar a Cuba.

Por eso si comparamos: la agresión de parte de los Estados Unidos y la guerra termonuclear o el compromiso, la concesión a costa de concesión, el mantenimiento de la inviolabilidad de la República de Cuba y la prevención de la guerra mundial, pienso que el total de esta contaduría, de esta comparación es completamente claro.

Desde luego en la defensa tanto de Cuba como de otros países socialistas no podemos confiar en veto del gobierno de los EE.UU. Hemos adoptado y seguiremos adoptando en adelante todas las medidas para fortalecer nuestra defensa y acumular las fuerzas para el caso de la necesidad del golpe de respuesta. Actualmente, como resultado de nuestro suministro de armas, Cuba está fortalecida cómo nunca antes. Incluso después del desmantelamiento de las instalaciones coheteriles Vd. tendrá arma poderosa para rechazar al enemigo tanto en la tierra como también en el aire y en el mar, en cercanía de la isla. Al mismo tiempo, como Vd. recuerda, hemos dicho en nuestro mensaje al presidente de los EE.UU. fechado en 28 de octubre que "deseamos al mismo tiempo que el pueblo cubano tenga la seguridad de que estamos a su lado y no quitamos la responsabilidad nuestra de prestar ayuda al pueblo cubano". Para todos es comprensible que eso es una advertencia sumamente seria de nuestra parte al enemigo.

Vd. declara, en los mítines también, que no se puede confiar a Norteamérica. Eso, desde luego, es justo. Sus declaraciones con respecto a las condiciones de las conversaciones con los EE.UU. consideramos también como correctas. Lo que fue derribado sobre Cuba un avión norteamericano resultó una medida útil porque esta operación terminó sin complicaciones. Es una lección para los imperialistas.

Claro está que nuestros enemigos interpretarán los sucesos a su modo. La contrarrevolución cubana también tratará de levantar la cabeza. Pero pensamos que Vds. dominarán por completo al enemigo interno sin nuestra ayuda. Lo principal que hemos conseguido es la prevención de la agresión de parte del enemigo externo actualmente.

Consideramos que agresor sufrió la derrota. Se preparó agredir a Cuba, pero nosotros lo hemos parado y le obligamos a reconocer ante la opinión pública mundial que no lo hará en la etapa actual. Apreciamos esto como gran victoria. Los imperialistas, desde luego, no van a cesar la lucha contra el comunismo. Pero también tenemos nuestros planes y vamos a adoptar nuestras medidas. Este proceso de lucha se continuará mientras en el mundo existan dos sistemas político–sociales, mientras uno de éstos, y nosotros sabemos que será nuestro sistema comunista, no vencerá y no triunfará en todo el mundo.

Compañero Fidel Castro, hemos decidido enviarle esta respuesta lo más pronto posible. El análisis más detallado de todo lo sucedido lo haremos en la carta que enviaremos próximamente. En dicha carta haremos el análisis más amplio de la situación y nuestra apreciación de los resultados de la liquidación del conflicto.

Ahora, al iniciarse las conversaciones sobre el arreglo del conflicto, le pedimos comunicarnos Sus consideraciones. De nuestra parte seguiremos participándole el desarrollo de estas conversaciones y realizar las consultas necesarias.

Le deseamos, compañero Fidel Castro, los éxitos. Estos éxitos sin duda alguna los tendrá. Tendrán lugar todavía maquinaciones contra Vds. Pero junto con Vds. adoptaremos todas las medidas para paralizarlas y contribuir al fortalecimiento y al desarrollo de la Revolución Cubana.

N. Jruschov

30 de octubre de 1962

30/10/1962