Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Acto Central por el XXX Aniversario del Triunfo de la Revolución, efectuado en la Exposición Permanente del Desarrollo Económico y Social de la Republica de Cuba (EXPOCUBA), el 4 de enero de 1989
Fecha:
Distinguidos invitados;
Compatriotas:
No sé cómo estará aquí la acústica, en un acto que no es grande, pero donde hay muchas personas sentadas, y que se extiende considerablemente. No sé si los que están allá en el extremo pueden escuchar bien. Creo que dijeron que sí, ¿verdad? (RISAS)
Se requerirá un poco de paciencia por parte de los que participan en este acto que están detrás de la prensa, que han constituido allí una especie de muralla. Debe haber algunas decenas o algunos cientos que no pueden ver la tribuna, pero esperamos que se mantengan allí disciplinados y no conversen mucho entre sí.
Quiero, en primer término, dar las gracias a los cientos y cientos de visitantes extranjeros —aunque tal vez estén mal llamados visitantes extranjeros y sería mejor decir hermanos procedentes de otros países (APLAUSOS)— que han venido a nuestro país para participar con nosotros en la conmemoración de esta histórica fecha y de este feliz cumpleaños, que es el XXX aniversario de la Revolución.
Feliz no quiere decir que todo esté hecho y todo esté bien, significa que somos felices de llegar a cumplir el XXX aniversario de la Revolución, y nosotros nos sentimos infinitamente agradecidos de la presencia de ustedes, puesto que nuestra Revolución no solo fue obra de nosotros, sino también, en parte importante, obra del apoyo y de la colaboración internacional, ya que si este pigmeo que es la isla de Cuba se pudo enfrentar al gigante imperialista, hay que decir que ello no habría sido posible sin el apoyo de los países socialistas y de las fuerzas progresistas y democráticas de todo el mundo.
No voy a hacer aquí un largo e interminable recuento de hechos, de obras y de éxitos de la Revolución; más bien sería mejor pedirles a ustedes que nos excusen si en un acto como este los que aquí hablamos somos demasiado elogiosos de nuestra propia obra. Pero eso pasa en todos los cumpleaños: al niño o al adolescente, el día de su cumpleaños, no le sacan a relucir sus faltas, sino sus virtudes. Quizás algunas cosas, a grandes rasgos, debamos decir para nuestros invitados extranjeros acerca del colosal esfuerzo realizado por nuestro país y de algunos resultados alcanzados.
Voy a empezar por lo que empiezan nuestros enemigos, que es a hablar de la educación y de la salud; porque nuestros enemigos dicen que tenemos colosales éxitos en la educación y en la salud, aunque algunos superrenegados hasta se atreven a cuestionar si hemos tenido o no éxitos en la educación, en la salud, en el deporte. Tal vez después explique por qué ellos hablan de esto, y es, precisamente, para negar otras cosas. Lo que es demasiado visible no pueden negarlo.
No dispone nuestro país de muchas estadísticas acerca del pasado. No ha resultado fácil buscar datos, puesto que de datos ni se disponían. Se hizo un censo en el año 1953, y en el año 1953 fue, precisamente, que comenzaron nuestras luchas; ya llevaba casi un año rigiendo los destinos de nuestro país la dictadura militar de Fulgencio Batista. Así que algunos de los datos se refieren a aquel censo.
Por ejemplo, se decía que el analfabetismo era del 24% de la población del país, de acuerdo con los conceptos que se tenían del analfabetismo en aquella época, porque analfabeto se consideraba al que no sabía firmar, al que no sabía escribir su nombre, al que no sabia sumar, al que no sabía escribir nada, ni un párrafo; hoy, de acuerdo con los conceptos modernos, muchas de las personas que no entraban en esa cuenta de analfabetismo se consideran analfabetas. Es decir, con el cálculo más benigno y de acuerdo con las normas más reducidas para analizar el analfabetismo, había alrededor de un 24%.
Pienso que, de acuerdo con las normas modernas de analizar el analfabetismo, pudiéramos decir que en nuestro país había un 60% o un 70% de analfabetos.
El nivel de escolaridad promedio eran dos grados. En ninguna parte del mundo hoy se considera a una persona con dos grados que no sea analfabeta. Es decir, los que sabían leer y escribir; muchos llegaban a segundo grado, a tercero, así; apenas aprendían a firmar.
La cobertura escolar en la enseñanza primaria, de acuerdo con aquel censo en el año 1953, creo que era entre el 45% y el 46%, y la cobertura escolar en la enseñanza secundaria era de alrededor del 8% solamente. La enseñanza tecnológica prácticamente no existía, había seis o siete escuelas de artes y oficios —como les llamaban. En la enseñanza universitaria había entre 10 000 y 15 000 estudiantes universitarios, y después, en el período de la tiranía batistiana, prácticamente se cerraron las universidades. Había una universidad fundamental y se empezaba a desarrollar otra universidad en las provincias orientales, y algunos intentos en Camagüey y en Holguín. Por supuesto, cuestiones tales como escuelas especiales ni se conocían en nuestro país, escuelas para niños con problemas, con dificultades; círculos infantiles, ni se sabía lo que era un círculo infantil en Cuba.
Tampoco tenían empleo la inmensa mayoría de las mujeres, y los empleos que tenían eran, en general, bastante deprimentes.
En la salud se habla de índices, se calcula —un cálculo conservador— más de 60 fallecimientos por cada 1 000 nacidos vivos en el primer año. Eso no consta en estadística, lo sabemos por lo que teníamos cuando empezaron las estadísticas, 60, 50 y tantos; pero los que había realmente ni se sabe, decimos que más de 60 por cada 1 000 nacidos vivos.
El número de madres que morían en el parto era más de 12 de cada 10 000.
Había 6 000 médicos en nuestro país; en número no eran pocos, pero estaban casi todos concentrados en la capital y muchos de ellos sin empleo. La perspectiva de vida se calcula que no llegaba a 60 años, sería mucho decir que fuera alrededor de 60 años; no existía cobertura de salud pública, una gran parte de la población no tenía ninguna cobertura de salud pública, y pudiéramos decir que nuestros campos, donde vivía más de la mitad de la población, no tenían ninguna cobertura de salud pública.
Entre desempleo y subempleo había más de un 30% de la población activa. La seguridad social apenas alcanzaba al 50% de la población, ¡y de qué forma!, en muchos casos eran unas pensiones miserables; las cajas de retiro al triunfo de la Revolución estaban realmente desfalcadas y arruinadas, no tenían fondo.
Esa era la situación de nuestro país, a grandes rasgos.
Hay algunos cambios que se pueden medir matemáticamente, y los organismos internacionales conocen la seriedad de nuestras estadísticas.
Hoy el analfabetismo técnicamente —digo técnicamente— está reducido a 1,5%; o sea, son personas que, por la edad o por algunos problemas, no pudieron de ninguna forma alfabetizarse, por lo que podemos decir que el analfabetismo está reducido a cero.
Hoy la posibilidad de estudiar alcanza al ciento por ciento de los niños del país; en todo el país, lo mismo en la ciudad que en el campo.
La posibilidad de hacer estudios secundarios alcanza al ciento por ciento de todos los jóvenes que han aprobado la enseñanza primaria. No quiere decir que el ciento por ciento de niños y adolescentes la aprovecha; nunca se aparece el ciento por ciento, siempre hay algunos niños que por algunas razones físicas de algún tipo, o incluso social, no vayan a la escuela. Por eso no se dice ciento por ciento, se puede decir 99%, 98% en primaria.
En la enseñanza media —que, como decíamos, antes de la Revolución tenía alrededor del 8% la cobertura—, hoy alcanza como posibilidad el ciento por ciento de los jóvenes de esas edades. En realidad van a la escuela alrededor del 87% —eso es entre los 12 y 16 años— y siempre se dan casos, desgraciadamente, de algunos matrimonios precoces. Esas son cosas inevitables; el socialismo no ha encontrado todavía la forma de evitar el matrimonio precoz —trata de promover la educación sexual, enseñar, educar— y hay algunos de esos factores de tipo social que hacen imposible que el ciento por ciento de los adolescentes y jóvenes entre los 12 y 16 años, estén estudiando; pero no porque les falte la oportunidad de estudiar.
Hoy prácticamente las 14 provincias del país tienen facultades universitarias. Solamente en el área de la medicina, hay 21 facultades en nuestro país. Cada provincia tiene una facultad de medicina, algunas dos y la capital seis; ya cada una de las 14 provincias del país, que corresponden a la Nueva División Político Administrativa, forma sus médicos y forma sus especialistas, y hay alrededor de 28 000 estudiantes en las facultades de medicina, que comprenden también estomatología y la licenciatura en enfermería —estoy hablando de la educación, como facultades universitarias, no de la medicina.
Hay cientos de escuelas técnicas y de obreros calificados en el país. Hay alrededor de 100 000 estudiantes regulares universitarios y más de 200 000, si se cuentan los que estudian por diversas vías: trabajadores que estudian por estudios dirigidos, enfermeras que se están haciendo licenciadas, maestros primarios que se están haciendo licenciados en enseñanza primaria, etcétera, que hacen un conjunto de más de 200 000 estudiantes universitarios, aunque muchos de ellos son ya trabajadores. Es decir, no serán futuros graduados universitarios que necesiten un empleo, sino que están estudiando algo relacionado con el trabajo que ya desempeñan.
Círculos infantiles hay más de 1 000 en el país; hay ya más de 100 000 niños en los círculos infantiles y se lleva a cabo un programa ambicioso. Baste decir que la Ciudad de La Habana, en el año 1987, construyó 54 círculos infantiles con capacidad de matrícula de 210 niños cada uno. Y este año 1988 que pasó, con algunos días de enero, dispondrá de alrededor de 56 círculos nuevos: 110 círculos en dos años. La demanda era de 19 500 capacidades y las capacidades que se han creado ascienden, aproximadamente, a 24 000. Claro, es un poco difícil saber cuál es la demanda exacta, porque como no había posibilidades hace algunos años, quizás algunos que lo necesitaban no lo habían solicitado.
El país tiene más de 40 000 capacidades de enseñanza especial y en los próximos tres o cuatro años se crearán 40 000 más, con lo cual dispondremos del total de capacidades que necesitamos en la enseñanza especial. Eso es para niños que tienen problemas auditivos, o problemas visuales, o problemas de ciertos atrasos en el aprendizaje, o puede haber incluso atraso mental, o puede haber trastornos de conducta; en fin, una serie de causas que le imponen a la sociedad la necesidad de ese tipo de escuelas especiales que ya nosotros estamos satisfaciendo en un porcentaje alto. Hay un programa que comenzó por la Ciudad de La Habana.
Ya la Ciudad de La Habana, con sus 2 millones de habitantes, en el año 1989 tendrá satisfechas todas las necesidades de la enseñanza especial. Y calculamos en el resto de las provincias, que están haciendo su programa también, que puede tardar como máximo de tres a cuatro años.
Son saltos verdaderamente extraordinarios, en este terreno, los que ha hecho nuestro país. Hay, digamos, un elevado número de diferentes tipos de escuelas, que van desde escuelas de ciencias exactas, preuniversitarios en el campo, escuelas tecnológicas de distintos tipos, vocacionales de arte, deportivas, en fin, sería largo de enumerar, pero dije que quería solo hablar de esto a grandes rasgos.
En el campo de la salud podemos señalar que, por ejemplo, el índice de mortalidad infantil que en el año 1987 se había reducido a 13,3 por cada 1 000 nacidos vivos, en el primer año de vida, este año, que pensábamos bajarlo de 13, hemos logrado bajarlo de 12, de modo que nuestra mortalidad infantil en el año 1988 fue de 11,9, lo que nos sitúa ya —y este proceso ha sido sostenido— entre los 20 países de más bajo índice de mortalidad infantil en el mundo, y nos sitúa por debajo de numerosos países desarrollados industrialmente. Creo que ha sido, realmente, un logro extraordinario.
Una provincia del interior del país, como Cienfuegos, ya bajó de 10. El año pasado nos preguntábamos cuál sería la primera provincia en bajar de 10, y Cienfuegos fue la primera, una provincia del interior del país, que alcanzó una tasa de 8,9 por cada 1 000 nacidos vivos en 1988.
Otra provincia del interior, Pinar del Río, a la que llamaban antes de la Revolución "La Cenicienta", y por el cúmulo de calamidades que allí había, alcanzó la tasa de 10. Isla de la juventud alcanzó la tasa de 10,4, y la capital de la República alcanzó 10,6, con lo cual, desde luego, nuestra capital en tasa de mortalidad infantil está ampliamente por debajo de Washington, la capital del imperio.
Ya nuestros índices de mortalidad infantil son similares a los de Estados Unidos, el país más rico del mundo, que no es de los primeros en esto, desde luego, aunque sí, por supuesto, los sectores ricos, los blancos, etcétera, pueden bajar de 10; pero la población negra, los descendientes de latinos, los chicanos, todos esos, pueden estar en 15, 17, 20 o veintitantos; no es igual, aquello no es parejo. Cuando nosotros hablamos de tasa de mortalidad infantil o de educación en Cuba, hablamos parejo para todos los habitantes del país.
Hay algunas provincias un poco más avanzadas, otras un poco menos, en esta cuestión de las tasas de mortalidad; pero todas avanzan y es más o menos similar. La más alta está alrededor de 14, y viene bajando el nivel —si no es 14 será 15, y viene bajando—, porque creo que fue la provincia de Las Tunas la que el año pasado tuvo 18, y este año tiene alrededor de 15. Está avanzando, todas las provincias están avanzando.
La mortalidad materna este año 1988 alcanzó 2,6 por cada 10 000 partos, está también entre las más bajas del mundo. Da idea de la seguridad que tiene la mujer, que tienen las madres, que tiene la familia, a pesar de que el número de partos se incremento.
Hay un dato interesante: la tuberculosis. La tasa en el año 1988 fue de 5,9 por cada 100 000, lo que nos sitúa por debajo de Canadá y de Estados Unidos, que ya es decir algo: la tasa de tuberculosis en Cuba por debajo de Canadá y Estados Unidos.
Se podría hablar bastante sobre todo esto, pero sería largo, lo que se está haciendo, por ejemplo, con la rubeola, el sarampión, el tétanos y otros tipos de enfermedades, que prácticamente están desapareciendo. De modo que se están eliminando de nuestra sociedad una serie de enfermedades, que solo es posible con una buena y verdadera red médica.
Se instauró el médico de la familia, institución muy novedosa; hay ya más de 6 000 en este servicio y en pocos años tendremos 20 000 médicos de la familia. Se están ubicando los primeros médicos en las fábricas, en las escuelas, en los círculos infantiles, de manera que vamos a tener una red realmente extraordinaria.
Creo que ya este año 1989 graduaremos 3 600 médicos, y en 1990 alrededor de 4 000. En nuestro país graduamos hoy, cada año, más médicos que los que nos dejó el imperialismo aquí, porque de los 6 000 se lleva 3 000 y nos quedaron 3 000; hoy tenemos más de 31 000, y en 1989, cuando se gradúen las nuevas promociones, tendremos alrededor de 35 000 médicos, que se forman con una adecuada calidad no solo teóricamente, sino también en la práctica, en la constante participación en los servicios médicos del país. Está cubierto todo el país, tanto las áreas urbanas como rurales, de los servicios médicos, y ello es lo que explica, precisamente, los resultados señalados.
Desarrollamos la medicina en campos nuevos. Ya nuestro país realiza los trasplantes del corazón, hace mucho tiempo que viene realizando los trasplantes renales, y ha empezado a realizar los trasplantes nerviosos. Ya tenemos un centro dedicado al desarrollo de esa actividad, que tiene bastantes perspectivas. Ya contamos también con la microcirugía ocular, y nos vamos desarrollando considerablemente en una serie de campos que pertenecen a lo que pudiéramos llamar la medicina sofisticada.
En el orden social, el desempleo es un problema inexistente prácticamente en nuestro país,. No es que no haya estadísticamente algún número de desempleados, que tienen que ver no ya con la falta de un empleo determinado, porque todavía tenemos necesidad de fuerza de trabajo en muchos lugares —en la agricultura, en las montañas, en la repoblación forestal, en las construcciones—, sino que tienen que ver más bien con la preferencia de algunos jóvenes que buscan determinadas opciones de empleo; pero no quiere decir que falte empleo en nuestro país para cualquier joven, independientemente de que no siempre pueda ser el tipo de empleo que tal vez más le agrade.
La seguridad social alcanza al total de los trabajadores del país, al ciento por ciento, y, desde luego, una de las obligaciones más sagradas del Estado es lo relacionado con las pensiones, las jubilaciones y las demás prestaciones de la seguridad social que incluye a núcleos de familia necesitados.
Desde luego, los imperialistas y los reaccionarios y sus aliados en todo el mundo, pretenden ignorar los demás avances de la Revolución. Por ejemplo, la Revolución ha avanzado considerablemente en el terreno científico. Hoy tenemos más de 100 instituciones científicas, y no había prácticamente ninguna al triunfo de la Revolución; el imperialismo pretende negar nuestros avances en el desarrollo económico, en la agricultura, en la industria, en las construcciones.
¿Cómo se podrían alcanzar los resultados sociales logrados por nuestro país, sin desarrollo económico?; a pesar de que nosotros tenemos que desarrollarnos en condiciones muy difíciles, porque tenemos desde hace 30 años el bloqueo imperialista sobre nuestro país. ¿Qué países están sometidos a ese bloqueo? Son muy pocos; con un odio frenético el imperio prohibe que se exporten a Cuba ni aun equipos médicos, ni siquiera medicamentos. De Estados Unidos no se puede traer una aspirina a nuestro país. Es un bloqueo despiadado al que están sometido muy pocos países socialistas; creo que solamente la República Popular de Corea, Viet Nam y Cuba. Y con Cuba es feroz ese bloqueo, porque los imperialistas presionan a sus aliados en todas partes para que no comercien con Cuba, para que no le den créditos a Cuba, para que no se le transfieran tecnologías a Cuba.
No obstante, la economía de nuestro país ha crecido durante los 30 años a un ritmo superior al 4% por año, así, en condiciones de bloqueo; se pueden dar, por ejemplo, algunas cifras.
Digamos, la generación de energía eléctrica ha crecido en más de ocho veces en estos 30 años, ¡ocho veces!, para citarles uno de los ejemplos. La producción de acero era muy reducida en nuestro país, ha crecido en más de 16 veces. La producción de cemento ha crecido en más de cinco veces: se producían 700 000 toneladas, hoy producimos más de 3 millones y medio de toneladas; tenemos capacidades aun superiores, pero en ciertos años no se le dio a la industria todo el mantenimiento adecuado. Ahora estamos proponiéndonos incrementar la producción de cemento hasta llegar a no menos de 4,6 millones de toneladas, de acuerdo con nuestros planes de desarrollo económico y social.
La producción de fertilizantes ha crecido en cinco veces; la producción de cítricos ha crecido en 17 veces. La producción de huevos ha crecido en ocho veces, y así muchos renglones; la producción de níquel se ha duplicado y sigue creciendo. La industria mecánica nació y se desarrolla ya con fuerza en nuestro país. Se han producido más de 6 000 combinadas cañeras para mencionar solo un ejemplo de sus producciones. En mayor o menor grado, han crecido todas nuestras producciones agrícolas y nuestras producciones industriales; la industria textil es otro ejemplo. En todas las ramas de la economía se ha crecido sostenidamente en unas más, en otras menos.
La producción pesquera, una importante fuente alimenticia, ha crecido en 10 veces estos años de Revolución, y habría crecido mucho más si no llega a ser por una medida internacional que nosotros apoyamos, aunque no nos convenía, porque era justa, que fueron las 200 millas de aguas económicas. Si no hubiera sido por esa medida, que nosotros como país del Tercer Mundo apoyamos, habríamos incrementado la producción de pesca en 25 ó 30 veces, porque ya teníamos una flota relativamente grande, y teníamos al personal preparado que pescaba en los océanos.
Son esfuerzos reales, serios, que ha ido haciendo el país en muchos campos de la economía, y no solo en el campo de la educación, la salud y el deporte; pero el imperio pretende negarlo todo, le conviene para decir que la Revolución no prospera, que no resuelve. Esa es una especie de mito que mucha gente lo daba por hecho, y así hay mucha gente que hablan bien de Cuba y dicen: "ha tenido grandes éxitos en la salud y en la educación". No hablan los imperialistas de los demás éxitos de la Revolución, para predicar la idea de que el socialismo es un fracaso.
¿Con qué el país se enfrentó a los planes de desarrollo? El país se enfrentó a los planes de desarrollo con personal que apenas rebasaba el 6to grado; casi todos los administradores, una gran parte de los ingenieros, profesores universitarios y técnicos se fueron con los amos imperialistas, se fueron con los burgueses, se fueron con los terratenientes; había pocos ingenieros agrónomos, pocos veterinarios, quedaron menos, pues una buena parte se marchó del país. El país tuvo que partir de cero y enfrentarse a esos problemas. Muchas veces un central azucarero era administrado por un trabajador que apenas tenía 6to grado, y así tuvimos que desempeñarnos en los primeros años de la Revolución.
La Revolución no tenía experiencia; era, pudiéramos decir, el primer proceso socialista en un país del Tercer Mundo, no existía experiencia alguna sobre la construcción del socialismo en un país del Tercer Mundo.
Viet Nam, que es un país del Tercer Mundo, antes que nosotros habla alcanzado la liberación, pero no de todo el país, sino de una parte del país, y tuvo que concentrarse fundamentalmente en la lucha por la liberación. A nosotros nos tocó pasar por la experiencia de la construcción del socialismo a 90 millas de Estados Unidos —un poco más cerca, puesto que tenemos una base yanki en Guantánamo, en la región oriental, y no hay ninguna distancia entre la base yanki y nuestro territorio— y frente a un feroz bloqueo de Estados Unidos.
Cometimos errores, sí, hemos cometido muchos errores y tenía cierta lógica que se cometieran los errores, y cometimos dos tipos de errores: en una fase cometimos errores de idealismo y en otra fase, tratando de superar los errores de idealismo, cometimos errores de economicismo y de mercantilismo. Yo a veces empleo una palabra un poco más fuerte para calificarla como errores de mercachiflismo.
Ahora estamos rectificando esos errores, y fue muy necesario rectificarlos, sin caer en los errores anteriores de idealismo; vamos despacio, pero ya se empiezan a apreciar una serie de resultados por todas partes. Y esta no es tarea fácil, nadie se imagine que es tarea fácil todo lo que tenga que ver con la teoría de los métodos, de las formas de la construcción del socialismo en un país determinado. Todos los países son diferentes, no hay dos exactamente iguales, yo diría que no se puede llevar a cabo un proceso revolucionario exactamente igual en un país y en otro.
Nuestra Revolución fue creadora, no le faltó espíritu creador a nuestra Revolución, realmente fue grande su espíritu creador. Habían ocurrido otras revoluciones antes de la Revolución Cubana y, por ejemplo, la forma en que nosotros hicimos la reforma agraria fue verdaderamente creadora. Lo que se conocía históricamente es que todos los países que habían iniciado la construcción del socialismo, repartieron las tierras en pedacitos entre millones de personas, y después las fueron colectivizando poco a poco, a veces más rápidamente, más abruptamente, menos abruptamente, en ocasiones con métodos más políticos y otras con métodos coercitivos. Eso nunca pasó en nuestro país. Empezamos por no dividir la tierra, las grandes empresas capitalistas y los grandes latifundios los mantuvimos como grandes unidades de producción y pasaron a ser empresas agrícolas estatales.
A los campesinos que ya eran aparceros, arrendatarios, precaristas, aquellos que ya poseían parcelas de tierra, los liberamos de todo pago de renta, aparcería, colonato o cualquier otro tipo de pago, los hicimos propietarios de las tierras y pasaron a ser pequeños agricultores independientes. Y a lo largo de los años —después que les dimos gran impulso a las empresas del Estado en la agricultura, que tenían el mismo carácter que una industria— fuimos promoviendo despacio, con calma, y con métodos políticos y métodos económicos, la cooperativización de aquellos campesinos independientes.
Ha avanzado el proceso de cooperativización, aunque todavía nos queda un 8% de la tierra en manos de decenas de miles de propietarios independientes.
Nosotros no tenemos que inventar el propietario independiente, no tenemos que descubrirlo porque lo conocemos, ya que estaba desde el principio de la Revolución, y está todavía y estará el tiempo que quiera, porque nosotros no vamos a obligar a nadie a cooperativizarse por la fuerza; lo evitamos, y no hay un solo caso de un individuo obligado a cooperativizarse.
Pero el movimiento de cooperativización avanza, de manera que hoy el 80% de las tierras constituyen empresas estatales, el 12% está integrado por cooperativas y el 8% es propiedad de agricultores independientes. Los ayudamos, cooperamos con ellos, los exhortamos a producir, les brindamos técnica, créditos, todo; les perdonamos los créditos cada vez que hay una catástrofe, un ciclón, una plaga, cualquier cosa similar que ocurra. Pero puedo decir que el grueso de la producción agrícola del país en todos los renglones fundamentales —la caña, la ganadería, los cítricos, las producciones arroceras, las producciones de carne, de leche, de huevo—, lo que suministra nuestro país es función o resultado del trabajo, en primer lugar, de las granjas estatales; y, en segundo lugar, de las cooperativas.
Las granjas estatales y las cooperativas suministran la inmensa mayoría de los productos agrícolas del país; entre ellos, la caña de azúcar, que es nuestro principal renglón agrícola. El 8%, el pequeño agricultor independiente, contribuye, coopera, pero no juega un papel fundamental en la agricultura cubana, en el desarrollo de nuestra agricultura. Claro, esta agricultura es cada vez mejor, porque le ocurrió al inicio el mismo problema: no había ingenieros agrónomos, no había economistas, no había veterinarios, y también las granjas comenzaron a ser administradas por trabajadores con 5to o 6to grados.
Nuestra agricultura exporta alimentos para 40 millones de personas en el mundo, ¡exporta alimentos para cuarenta millones de personas! Exporta calorías para 40 millones de personas en sus producciones azucareras, de cítricos y de otros cultivos.
Si nosotros no hubiéramos hecho el tipo de reforma agraria que hicimos, se acaba la producción azucarera, la agricultura cañera; habríamos caído en el minifundio, en el autoconsumo, y no se habrían podido garantizar los abastecimientos fundamentales de la población.
Pienso que fue creativa nuestra Revolución, por ejemplo, cuando hizo la campaña contra el analfabetismo, en eso se convirtió en un modelo. Fuimos el primer país que en un año, prácticamente, erradicó el analfabetismo, moviendo cientos de miles de personas, entre ellas estudiantes, fundamentalmente. Por ahí se empezó, y después con las campañas de seguimiento.
En muchas cosas, repito, nuestra Revolución ha sido creadora, y yo diría que algunas de las cosas que hemos hecho las hemos hecho nosotros solos, no las han hecho otros países; de varias, realmente, nos enorgullecemos.
Yo pienso que, por ejemplo, el sistema de estudio y trabajo implantado en nuestra educación es único en el mundo, ningún otro país lo tiene. La combinación del estudio y del trabajo, que es la aplicación consecuente de las ideas de Marx y de Martí.
Pero no solo nos limitamos a tomar nota de esta idea de Marx y de Martí, dos grandes pensadores, dos grandes revolucionarios que plantearon aquella idea, sino en un momento determinado nosotros propusimos llevarla a la práctica porque creíamos en esa idea, porque estábamos absolutamente convencidos de que si se universalizaba la educación, había que universalizar el trabajo o las sociedades futuras serían simplemente sociedades de intelectuales incapaces de trabajar con sus manos, y que puede ser uno de los problemas más serios que se le presente al mundo en el futuro, y, sobre todo, a los que quieren hacer un régimen social justo, a los que quieren construir el socialismo.
Es terrible que los hombres rehuyan el trabajo manual, y decidimos universalizar esa práctica, primero, a través de la escuela al campo; y, después, a través de las escuelas en el campo. De modo que hoy, prácticamente, todo el que tiene menos de 40 años en este país ha participado en la práctica de la producción con sus propias manos, porque es una norma generalizada, y yo creo que las excelentes características de nuestra juventud, las miles de horas de trabajo voluntario que son capaces de hacer, las tareas que son capaces de cumplir aquí o en cualquier lugar del mundo tienen mucho que ver con el sistema de educación implantado por la Revolución Cubana, que fue el sistema de estudio y de trabajo (APLAUSOS).
Ahora empezamos a cosechar los frutos, los vemos todos los días por todas partes. Aquí nadie se asusta cuando lo llaman a realizar una tarea constructiva, agrícola, de cualquier tipo.
Hay ejemplos que son verdaderamente impresionantes. La más grande plantación de cítricos que existe en ninguna parte la tenemos aquí, en la provincia de Matanzas; tiene alrededor de 45 000 hectáreas de frutales y llegará con los años a tener más de 50 000, tal vez 60 000, en un terreno difícil, pedregoso. Allí no había mucha población, ese plan se ha desarrollado basado en las escuelas en el campo, con la participación diaria, durante tres horas, de los estudiantes, lo cual no embrutece a nadie; al contrario, lo hace más inteligente, le enseña más de la vida, le enseña a apreciar más los estudios. ¡Ojalá a mí me hubieran educado en una escuela de ese tipo!
Ese plan ya este año ha producido más de 400 000 toneladas de cítricos, es decir, ha producido más de 100 millones de pesos en cítricos, y está basado en las escuelas en el campo. Las 60 escuelas en el campo que están allí son el alma de ese plan.
Yo podría invitar a que recorrieran el mundo y buscaran comprobar si existe en alguna parte un plan igual a ese, con una producción ya de 400 000 toneladas —claro, se empezó hace años, son los frutos de una concepción que empiezan a verse—, que se apoya en el estudio y en el trabajo, en el esfuerzo de los jóvenes estudiantes que están orgullosos de eso. Y aumentan por año la producción, y no dudo que un día ese plan llegue a producir un millón de toneladas de cítricos, porque ese plan ya es un complejo científico, educacional; están aplicando la técnica, los distintos sistemas de riego, de fertilización, de tratamiento a las plantas, y avanzan, avanzan rápidamente. En los últimos dos o tres años, avanzó mucho ese plan.
Pero no es el único, esos programas están en casi todas las provincias del país. Ese es el mayor, pero está, por ejemplo, también el de la Isla de la Juventud, es una de las características básicas de nuestro sistema educacional. Y repito que esto es único en el mundo.
Tenemos, por ejemplo, el trabajo voluntario. En nuestro país el trabajo voluntario ha alcanzado niveles que no ha alcanzado en ningún otro país del mundo. Así lo podemos decir tranquilamente, basándonos en los hechos, en las realidades. Es ya una cultura de nuestro pueblo la participación de las masas en la solución de los problemas, el aporte a la sociedad; ya eso forma parte del pensamiento, de la ideología de nuestra Revolución, y esos niveles no se han alcanzado en ninguna otra parte, aquí se lleva a cabo sistemáticamente.
Creo que la concepción de las microbrigadas es otro aporte de nuestra Revolución que ayuda a racionalizar, que promueve la participación de las masas en la solución del desarrollo social del país, porque hay que hacer muchos círculos, muchas escuelas y muchos policlínicos, y, sobre todo, hay que hacer muchas viviendas.
Podemos desarrollar la producción de piedra, arena, cemento, muchas cosas podemos hacer en la producción de materiales, pero necesitamos brazos para construir todas esas obras; muchas veces esos brazos no alcanzan para las obras económicas, industriales, y este desarrollo social requiere de esos brazos.
No voy a explicarles aquí a los invitados que la idea de las microbrigadas surgió alrededor del año 1970, que prometía mucho y que después decayó, precisamente, a causa de aquellos errores de mercantilismo, de economicismo que mencioné y de determinados mecanismos que se introdujeron en el desarrollo de nuestro país, que resultaron ser realmente funestos, no puedo decir otra cosa; hoy las microbrigadas han resucitado ahora de una manera más perfecta, con mucha más fuerza y son la respuesta a la solución de nuestro desarrollo social. No la única, pero es una de las fundamentales y sobre todo en la capital de la república.
Antes del resurgir de las microbrigadas no se podía hablar en la capital de construir un círculo, sencillamente porque no había fuerza de trabajo para construir el círculo; ¡un círculo, señores! ¡Un policlínico! Cuando resurgió el movimiento de microbrigadas en la capital, fue el año ese en que hicimos 54 círculos. Permítanme decirles que el plan del quinquenio era de cinco. Eso estaba relegado totalmente, por la sencilla razón de que no había fuerza de trabajo. Se hicieron 54 en un año.
Y este año, incluyendo algunos días de enero —este año que pasó, 1988, y algunos días de enero— serán alrededor de 56 círculos infantiles. ¡Ciento diez en dos años! Al ritmo que íbamos en aquella situación, sin microbrigadas y con aquellos mecanismos, tardábamos 100 años en hacer esos círculos. Las microbrigadas fueron la respuesta contundente a las necesidades del desarrollo social de la población: construcción de viviendas, de círculos, de escuelas.
Este año la capital tendrá, gracias al trabajo de las microbrigadas, el ciento por ciento de los policlínicos que necesita; los teníamos, pero una parte en instalaciones adaptadas e inadecuadas. Se han terminado algunos y se están haciendo otros, hasta alcanzar 20 policlínicos, que se terminan este año.
Las microbrigadas terminarán este año las 24 escuelas especiales adicionales que necesitaba la capital para tener cubierta toda su matrícula de escuelas especiales.
No sé si nuestros invitados sabrán lo que son las microbrigadas, pero es bien sencillo. Se les dice a las fábricas o centros de trabajo: "¿Cuántos trabajadores tienes?" "Mil". "Manda 20, manda 30, manda 40, manda 50 o manda 100." Porque en todas las fábricas y centros laborales, lo mismo en el socialismo que en el capitalismo —y por distintas razones, que sería largo de explicar—, sobra gente, en todas; sea porque hay perfiles estrechos, sea porque hay paternalismo, sea porque hay plantilla inflada. Y nosotros les decíamos a los trabajadores: "manden 50 y que los demás hagan el trabajo". Sin trabajar más horas los demás lo hacen, de manera fácil, con un poco de racionalización. Y con el mismo salario que le pagan allí viene a trabajar como microbrigadista, pero con una diferencia: allí dicen que trabajaba 44 horas. Yo quisiera ver en qué fábrica de verdad se trabajan 44 horas con un aprovechamiento total de la jornada laboral.
Estos microbrigadistas venían aquí a trabajar 60, 65 y 70 horas. ¿Qué hacen? Construir viviendas para el colectivo de la fábrica y construir obras sociales.
No todas las viviendas eran para el colectivo, el Estado hace un gran aporte. La fábrica les paga los salarios y el Estado les reintegra a las fábricas ese fondo que pagó en salario. Vienen ganando el salario de la fábrica. El Estado pone los materiales, la tierra, los proyectos, los equipos, todo. A las fábricas les corresponde el 50% de las viviendas que hace. Este año ya lo vamos a elevar al 60% (APLAUSOS), desde 1989. Siempre hace falta un porcentaje a disposición del Estado porque hay gente con las cuales no se puede hacer microbrigadas: un colectivo de maestros, en una escuela mediana. No es fácil, hay muchas necesidades que surgen y hace falta un fondo de viviendas.
Pero es muy atractiva la idea de que la fábrica envía los trabajadores, se racionaliza, reduce sus costos y van a producir viviendas para el colectivo de la fábrica, o las otras obras sociales que mencionaba. Eso resulta una fórmula muy atractiva. Este movimiento tiene tremenda fuerza.
Están las microbrigadas sociales, otra concepción: ponemos a los vecinos a construir su propia vivienda en las áreas insalubres o donde la vivienda es pobre. Si es un ama de casa que se incorpora, le pagamos; si es un joven que no estudia ni trabaja, se le incorpora y se le paga; si es un trabajador de una fábrica y no resulta imprescindible, lo puede liberar la fábrica. Tenemos las microbrigadas sociales.
Ya en la capital de la república tenemos en total más de 35 000 microbrigadistas. El problema hoy no es de fuerza de trabajo, el problema hoy es de materiales, y estamos llevando a cabo un programa intenso en la industria de materiales de la construcción. Pero los brazos no nos faltan, pudiéramos casi decir que nos sobran, en virtud de estas concepciones, en que realmente se les da a las masas una participación concreta y directa en la solución de los problemas. ¿Si no hay fuerza de trabajo, entonces quién va a construir las viviendas? Pues las construyen las masas.
Y debemos decir que esta obra de EXPOCUBA la hicieron fundamentalmente los microbrigadistas (APLAUSOS). Quizás lo que más asombraba a los visitantes era que no se trataba de profesionales de la construcción. Se quedaban asombrados de cómo podían emprender una tarea como esta.
Sin el concepto de las microbrigadas y sin el resurgimiento del movimiento de microbrigadas, ¡ni soñar en hacer una obra como esa! Habrían tenido que enviar al hospital psiquiátrico de inmediato, con carácter urgente, al que hablara de hacer una obra como esa antes de que resurgieran las microbrigadas. No había fuerza de trabajo para hacer un círculo infantil, y este mismo año las microbrigadas han hecho más de 50 círculos infantiles y montones de obras, miles y miles de viviendas y, además, el gigante este. Han ayudado a construir decenas de líneas de materiales de construcción, las demás cosas y el gigante pues ha sido, realmente, una obra gigantesca la que han hecho, y la han hecho las microbrigadas. Creo que eso dice mucho, explica mejor el concepto de la participación de las masas.
Si hay alegría por esta obra, si vamos a tener una obra tan extraordinariamente útil como este centro nacional de exposición, tan útil en todos los sentidos, incluso para valorar la calidad de los productos, para confrontar los criterios del público con la industria, para estimular a todas las ramas de la economía y de los servicios a que trabajen para exponer ahí su obra, es porque surgieron las microbrigadas, porque surgió una fórmula de masas para resolver importantes problemas. Creo que esa es una de las cosas más notables de esta obra.
Tal vez con esto los visitantes tengan una idea de lo que son las microbrigadas; para nuestros compatriotas no hace falta porque hace rato que vienen oyendo hablar de eso.
Creo que otra concepción también típica de nuestra Revolución y otra institución única, es la idea de los contingentes de constructores (APLAUSOS).
Ya les pedí perdón a ustedes por las cosas positivas de las que íbamos a hablar en este día de cumpleaños, o en que celebramos el cumpleaños, y sé que hay muchas cosas buenas en muchas partes del mundo, en muchos países revolucionarios; pero yo digo que no hay colectivo de trabajadores para la construcción como los contingentes que se han organizado en nuestro país, partiendo de determinados principios y de consagración al trabajo. Y no empezó precisamente por las construcciones, empezó por un centro científico.
Los resultados que están dando los contingentes de constructores son fabulosos. Fue en 1987 que se creó el primer contingente, dentro del proceso de rectificación, ya tenemos entre 10 000 y 15 000 constructores en los contingentes, y seguiremos incrementándolos organizadamente.
Lo que ha hecho el primer contingente que se creó, el "Blas Roca", es una cosa increíble (APLAUSOS). Y lo importante es que ese concepto ya se ha extendido, ya hay contingentes en todas las provincias.
¿Qué es un contingente de constructores? Unos obreros, para los cuales se han elaborado determinados conceptos de organización y de remuneración. Se aplica la fórmula socialista en la remuneración, se les paga según la cantidad y calidad de trabajo. No existen otros mecanismos que crearon gran enredo en las construcciones y que afectaron terriblemente la calidad. Se buscaron los principios de remuneración adecuados; pero el primer principio es el criterio de que esos obreros hacen lo que hacen no por lo que les paguen, ningún hombre haría por dinero lo que hacen esos contingentes. El retribuirles de acuerdo con el trabajo es una prueba de la consideración de la sociedad hacia sus esfuerzos, pero esos hombres parten de determinados principios.
No hay horario, se olvidaron de las ocho horas —como cosa quizás muy buena en Inglaterra, RFA, algunos países con alta productividad, muchas máquinas, tornos automáticos, de todo. Porque una de las peores cosas que nos trasmitieron a las antiguas colonias, los que nos colonizaron o nos neocolonizaron, fueron sus hábitos de consumo, o sus aspiraciones de consumo y sus normas de trabajo, cuando la productividad del trabajo en esos países es incomparablemente superior y en Cuba después de la Revolución nos faltaba muchas veces fuerza de trabajo —como les decía— porque no había suficientes brazos para las construcciones, o porque no prefirieran ese tipo de actividad.
No quiere decir que nosotros hayamos abolido las ocho horas. ¡Dios nos libre de abolir las ocho horas!, dirían que somos la gente más retrógrada de la tierra.
Nosotros hemos inventado una cosa mucho mejor: colectivos de obreros que se olvidan del horario. Aquí hay sábado libre y sábado de trabajo. Antes todos los sábados se trabajaba hasta el mediodía; después se estableció un sábado sí, un sábado no. Todos los contingentes se olvidan de los llamados sábados libres (APLAUSOS). Los contingentes se olvidan de cualquier legislación laboral, en el sentido de que allí la disciplina no la establece la ley, ni un juez, ni un funcionario del Ministerio del Trabajo, ni un administrador, ¡en los contingentes la disciplina la establece el colectivo!; es el que censura y es el que sanciona, porque el contingente no admite holgazanes, no admite ausentistas, no admite gente que llegue tarde al trabajo. Es asombroso, ese es uno de los fenómenos, que no haya prácticamente ausentismo en los contingentes, y los trabajadores son los encargados de la disciplina. En los contingentes de constructores existe el principio de consagración al trabajo.
No quiere decir esto que vaya a ser así toda la vida, es lo que corresponde a la etapa de la lucha de un país del Tercer Mundo que quiere construir el socialismo y quiere desarrollarse. Si nos sobrara mucha gente, no hacía falta, desde luego, podríamos decir: tres turnos. El contingente trabaja un turno; pero un turno que, cuando menos, tiene 12 horas, y como norma es 14 y 15.
El contingente es un colectivo de trabajadores con los cuales hay que estar luchando para que no se excedan en el trabajo. ¡Vean qué interesante fenómeno! Históricamente siempre ha sido la lucha para que el hombre trabaje, y aquí hay que estar vigilando a los contingentes y decirles: no se excedan, eso es mucho, terminen a las 10:00, duerman tantas horas. Siempre están inventando un pretexto: que llovió, que tal día no pudieron por eso trabajar, que se ha atrasado la obra, que quieren terminar la obra. Hay que estar en una lucha con ellos.
Los trabajadores del contingente son los mejores alimentados de Cuba. La atención al hombre, cosa clave, ese es el principio. Los trabajadores de los contingentes tienen un médico, una atención médica directa. Los trabajadores del contingente tienen aire acondicionado en los dormitorios, allí no hay mosquitos, allí no hay calor, tienen albergues adecuados, alimentación adecuada, la ropa adecuada.
El secreto de la atención al hombre es clave en la construcción del socialismo. Los capitalistas, que no son tontos ni perezosos, muchas veces inventan formas que asemejen la atención al hombre; lo que les interesa es explotar al hombre, sacarle más plusvalía, y no escatiman muchas veces atenciones.
En el socialismo ocurría que se olvidaban del hombre, porque como trabajar era un deber, todo lo confiaban al deber del trabajador. Y una de las cosas en que insistimos que es clave, es la atención al hombre, que el hombre vea que es objeto de la consideración que merece, que se deposite en ellos la confianza, que se les comprometa.
Nosotros, claro, tenemos fe en esas cosas; si no la hubiéramos tenido, ¿de dónde habría salido la Revolución? Porque la Revolución hubo que hacerla en una lucha muy dura en las montañas, y allí se demostró todo lo que el hombre es capaz de ser y de hacer.
Si no se confía en el hombre, lo mejor es dejar el cartelito de revolucionario a un lado y olvidarse, dedicarse a cualquier otra actividad. Si no se confía en el hombre, lo mejor es olvidarse del cartelito del socialismo, dejarlo a un lado e inventar cualquier otra cosa, que no hay que inventarla porque está inventada hace mucho rato.
El capitalismo no tiene que ocuparse de ninguna de esas cosas, el capitalismo lo inventó la historia en función de leyes espontáneas. El socialismo tiene que ser fruto del trabajo programado, es la primera oportunidad de programar el desarrollo y eso es un privilegio extraordinario.
Si se confía en el hombre se pueden ver los milagros de que el hombre es capaz, lo mismo en la lucha revolucionaría por conquistar el poder que en la construcción del socialismo.
Desde luego, nosotros no sabíamos estas cosas como las sabemos hoy, no las veíamos con la claridad que las vemos hoy; no nacimos revolucionarios, ni mucho menos, hemos tenido que ir aprendiendo y todos los días se aprende algo nuevo.
Un buldócer nuevo que vale 100 000 dólares, en manos del contingente equivale a tres buldóceres. Luego, la atención al equipo, el mantenimiento al equipo, el comportamiento, es una cosa impresionante y realmente prometedora. Digo que es una de las creaciones, y en este caso de las más recientes, de la Revolución.
Pienso que la institución del médico de la familia en la concepción cubana de la atención primaria de la salud, es única en el mundo. Fue una idea surgida también hace algunos años, se puso en práctica, se sometió a pruebas, se extiende. Ya todas las montañas orientales del país están con el médico de la familia, y ya en la capital tenemos el 63% de la población atendido por el médico de la familia. Este concepto se va a llevar a los círculos, a las escuelas, a las fábricas; es de unos resultados increíbles, y también una creación de la Revolución, un concepto nuevo de la Revolución.
Pudiéramos hablar de más cosas. Creo que nuestra concepción y nuestro sistema de organizaciones de masa, amplio, complejo, es único, la forma en que la Revolución lo ha llevado a cabo.
Considero que nuestro sistema electoral —y tanto que se trata de cuestionar las instituciones de la Revolución—, la forma en que se postulan los delegados en la circunscripción, que son la base de todos los poderes del Estado, es también único, puesto que el Partido no es el que postula a los candidatos a delegados de circunscripción, que no deben ser más de ocho ni pueden nunca ser menos de dos, y que son postulados por las masas del pueblo sin la participación del Partido, sin que el Partido diga: este, el otro, postulo a este; son los vecinos reunidos en la circunscripción los que postulan los candidatos a delegados de la circunscripción. Eso no existe en ningún país.
Nosotros no tenemos que abochornarnos de las impúdicas calumnias contra nuestra Revolución, si tenemos un sistema electoral que no lo tienen otros países. Y lo establecimos así, porque la Revolución surgió y se desarrolló muy estrechamente vinculada a las masas.
Si el pueblo fuera contrarrevolucionario, si la mayoría del pueblo fuera contrarrevolucionario, no tenía más que postular a los contrarrevolucionarios en las circunscripciones, y la ,mayoría de los delegados serían contrarrevolucionarios, estarían contra la Revolución, estarían contra el socialismo. Cada cinco años tenemos dos elecciones de base y los delegados pueden ser renovados por los votantes.
Digo, realmente, que el sistema electoral establecido por la Revolución Cubana ¡es único! No tenemos que ir a ninguna otra parte a aprender nada, más bien podríamos decir: vengan aquí a aprender cómo se puede hacer un sistema electoral democrático (APLAUSOS).
Hay algo más que está asociado a esto: considero que nuestra concepción de la defensa es única, en la forma en que se ha desarrollado en nuestro país, con una participación total de las masas. Otros países tienen cosas muy buenas, no digo que no, hay otros. Pero nosotros creemos que tenemos nuestra forma, nuestra concepción de cómo organizar la defensa con la participación de todo el pueblo: trabajadores, estudiantes, hombres, mujeres, de manera que millones de personas forman parte activa de nuestra defensa.
A algunos de los países capitalistas que cuestionan la democracia en Cuba, les podemos decir: no puede haber democracia superior a aquella en que los obreros, los campesinos y los estudiantes tienen las armas, ¡tienen las armas! (APLAUSOS) A todos esos países occidentales que pretenden cuestionar la democracia en Cuba, podemos decirles: entréguenles las armas a los obreros, entréguenles las armas a los campesinos, entréguenles las armas a los estudiantes, y veremos si pueden estar lanzando gases lacrimógenos contra cualquier huelga, o gases lacrimógenos contra cualquier organización que lucha por la paz, o gases lacrimógenos contra los estudiantes (APLAUSOS); si pueden estarles echando encima la policía con caretas y todos esos artefactos que parecen viajeros espaciales (RISAS); si pueden estarles echando los perros a las masas cada vez que hay una huelga o hay una manifestación pacifista, o hay una lucha del pueblo.
¡Creo que la prueba suprema de la democracia es armar al pueblo! (APLAUSOS) Cuando la defensa se vuelva tarea de todo el pueblo y las armas se vuelvan prerrogativa de todo el pueblo, entonces sí podrá hablarse de democracia; mientras tanto podrán hablar de cuerpos especializados de policías y de ejércitos, para aplastar al pueblo cuando el pueblo no se manifiesta conforme con los abusos y las injusticias del sistema burgués, lo mismo en un país capitalista del Tercer Mundo que en un país capitalista desarrollado.
¿Qué vemos por televisión constantemente? ¿Qué nos traen los noticieros de Estados Unidos, de Europa, de esa Europa que tanto se jacta de sus instituciones democráticas? Lo que vemos es el atropello del pueblo en manos de los especialistas de la represión y de la brutalidad, cosa que no se ha visto jamás en estos 30 años de Revolución en nuestro país, y creo que son características típicas de nuestra Revolución.
Me atrevería a decir —y me dolería que cualquiera pudiera sentirse lastimado— que los niveles de conciencia internacionalista masiva que ha alcanzado nuestro pueblo, no los ha alcanzado ningún otro país (APLAUSOS). Y prueba de eso lo tenemos todos los días, no solo en las estadísticas, de que más de 300 000 compatriotas han cumplido misiones internacionalistas en Angola, a través de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias (APLAUSOS PROLONGADOS). Esto no incluye los que han pasado a través de la colaboración civil. Lo muestra el hecho de que en este momento hay 50 000 compatriotas nuestros en Angola. Y algo más importante todavía: !Sí hubieran hecho falta otros cincuenta mil combatientes más, nuestro pueblo habría sido capaz de enviarlos (APLAUSOS).
Lo demuestra el hecho de que cuando hicieron falta 2 000 maestros en Nicaragua se ofrecieron 30 000, y cuando la contrarrevolución asesinó a algunos maestros cubanos, se ofrecieron 100 000, prácticamente todos los maestros de la enseñanza primaria de nuestro país (APLAUSOS).
Lo demuestra el hecho de que cuando el terremoto de Perú en 10 días se hicieron más de 100 000 donaciones de sangre, ¡en diez días!, en todo el país (APLAUSOS). Y lo demuestra el hecho de que a raíz del terremoto de Armenia más de 30 000 cubanos —de la capital solamente, no de todo el país— han hecho sus donaciones de sangre (APLAUSOS). Y yo vi en el espíritu de los compatriotas de la capital la decisión de hacer cientos de miles, si fuera necesario, solo en la capital.
Se trató de hacer todo muy organizado para que no se perdiera una sola gota de sangre, para que se pudiera procesar bien, y tendrá un límite el período de donaciones, puesto que no hacen falta más, pero la capital habría donado fácilmente 50 000, 60 000, que ese es el equivalente, si lo hubiéramos hecho en todo el país, a 250 000 donaciones de sangre. ¡Vean ustedes qué espíritu!
Normalmente se donan, en un año, 400 000, 500 000, y nuestro pueblo es capaz de hacer eso en un mes, si hubiera donde recogerla, guardarla y procesarla. Creo que es una extraordinaria prueba de internacionalismo.
Veía la prueba todos los días cuando venta de visita a este centro y nos encontrábamos que el problema de todo el mundo era: "Oigame, cuente conmigo; óigame, que no me han puesto en la lista; óigame, queremos ir a reparar los daños del ciclón en Nicaragua, queremos ir a Armenia".
Nuestro problema cada vez que nos encontramos con un colectivo de trabajadores es que nos están pidiendo el honor de ir a ayudar a construir en Bluefields o de ir a ayudar a construir en Armenia.
Creo que el espíritu internacionalista de nuestro pueblo ha alcanzado niveles altísimos, y de ello podemos sentirnos orgullosos.
¿Era así antes? ¿Encuentra alguien en una sociedad burguesa a un joven que diga: oiga, yo quiero ir para Bluefields; oiga, yo quiero ir allá a Armenia a construir; oiga, yo quiero ir a prestar una misión, a apoyar al pueblo de Angola o a cualquier otro pueblo? Eso no se encontraba, es inconcebible, y es inconcebible en una sociedad burguesa donde el hombre está enajenado, donde los valores morales y éticos no cuentan prácticamente para nada. Y eso es lo más coman y corriente que uno se encuentra entre nuestros trabajadores y entre nuestros jóvenes.
Creo que el espíritu de colaboración con los países del Tercer Mundo que tiene nuestro pueblo no lo tiene ningún otro país del Tercer Mundo. Un país como Cuba, en la lucha por el desarrollo, también ha alcanzado niveles muy altos en la colaboración internacional. Nuestros médicos están en decenas de países, nuestros constructores, nuestros maestros, como donación, y somos el país del mundo con más alto per cápita de estudiantes extranjeros. Solo en la Isla de la Juventud hay más de 18 000 estudiantes extranjeros. Creo que esa es también una experiencia única, extraordinaria, que une a nuestro pueblo con el resto del mundo.
Eso caracteriza el espíritu de nuestra Revolución y las creaciones de nuestra Revolución, de las cuales nos sentimos satisfechos, en las cuales debemos confiar y debemos seguir adelante, con ese espíritu creativo, esta noble empresa de construir el socialismo en nuestro país.
Hablando de esto, casi me había olvidado hablar de EXPOCUBA; pero no solo nos hemos olvidado de EXPOCUBA, nos hemos olvidado del Jardín Botánico. Habíamos acordado que hoy se inauguraba también el Jardín Botánico. Estamos en el medio, el Jardín Botánico acá y EXPOCUBA del otro lado.
El Jardín Botánico sí se hizo en muchos años, 20 años. Desde luego, el Jardín Botánico habla que hacerlo sembrando árboles chiquiticos, de semilla muchos de ellos. A veces nos impacientábamos y decíamos: ¿No se pueden trasplantar árboles? Los técnicos decían: tienen más resistencia los que nacen de semilla que los árboles trasplantados. De todas formas hay un número de árboles trasplantados porque no tenían otra alternativa, determinados tipos de palmas, etcétera.
¡Veinte años se ha trabajado en ese Botánico! Tiene 600 hectáreas. Creo que es un centro científico extraordinario, tarea encomendada, fundamentalmente, desde el punto de vista científico, a la universidad de La Habana, a la rama de biología. Hoy es una realidad, cumple 20 años desde que se iniciaron las tareas, ya está en funcionamiento, había que inaugurarlo algún día y creo que es este día: EXPOCUBA aquí y el Botánico acá. Tiene las instalaciones principales. Siempre en estos centros hay que estar construyendo algo, añadiendo algo, surgen necesidades nuevas, pero ya el Botánico es una realidad tan real como EXPOCUBA, con la diferencia de que aquí los árboles están verdes y allí los árboles están por reverdecer, porque áreas verdes y plantas las acaban de sembrar casi todas; tardará unas cuantas semanas en que el área verde reverdezca en la EXPOCUBA.
Por eso habíamos decidido inaugurar hoy estas dos instituciones con motivo del XXX aniversario.
Es preciso recordar la colaboración de un científico alemán, un verdadero discípulo de Humboldt, el profesor Bisse, que nos ayudó en la elaboración de la concepción de este Botánico. Desgraciadamente, hace cuatro años, trabajando en nuestro país, en un accidente de tránsito muere el profesor Bisse; pero nos dejó la herencia de muchas de sus ideas, en la concepción de este botánico.
Sobre EXPOCUBA se ha hablado hoy aquí antes de nuestra intervención. La compañera directora trajo datos muy interesantes y el compañero responsable de la ejecución. Ya mencionamos que esta fue una obra de las microbrigadas.
Si algo falta por señalar sería que, desde el punto de vista constructivo, esta obra es una verdadera enseñanza. Los métodos prácticos, el ahorro de materiales, el empleo de determinados aceros ligeros para hacer estas naves, nos ofrece un método de construcción para resolver muchas obras que requieran rapidez, porque esas técnicas constructivas aquí aplicadas se pueden utilizar en almacenes, en supermercados y en otras obras.
Ya en Santiago de Cuba están programando la terminal de ferrocarril con esa misma técnica, para hacerla antes del TV Congreso, y, a partir de estas experiencias, se pueden resolver infinidad de problemas con la misma técnica constructiva.
Hay que decir que normalmente algunas naves de estructuras de acero llevan 60 kilogramos por metro cuadrado y estas llevan alrededor de 20.
Debemos decir realmente que los proyectistas, los técnicos, los diseñadores, todos cubanos, que llevaron a cabo la tarea de proyectar la obra a partir de una idea determinada, realmente, a mi juicio, se han cubierto de gloria, porque han alcanzado la funcionabilidad, la belleza. La idea que se les dio acerca de lo que se buscaba fue desarrollada por ellos, pudiéramos decir que fue multiplicada y han logrado resultados verdaderamente impresionantes. Ese es un punto digno de destacar, el trabajo de los proyectistas, arquitectos, ingenieros, diseñadores.
Otra cosa muy digna de destacar es el espíritu de cooperación. Más de 100 empresas diferentes trabajaron en las producciones para EXPOCUBA.
Fue notable el apoyo brindado por todos los organismos, porque se sintieron comprometidos con la mera idea de que tendrían un pabellón ahí y tendrían que exponer sus productos.
Como decía hace unos días, en una reunión con los trabajadores de EXPOCUBA y de los que construyeron EXPOCUBA, nosotros que habíamos estado muchas veces en este sitio, no habíamos descubierto EXPOCUBA. Solo un día reciente cuando pasamos por fuera de todos los edificios, nos dimos cuenta de lo gigantesca que era esta obra.
Creo que ha sido un gran logro, que será de enorme utilidad y que las experiencias que pueden extraerse de esta obra serán de mucha importancia para nuestra economía; de modo que va a ejercer su influencia en la economía, no solo a través de la exposición, sino también a través de la experiencia adquirida en la propia construcción de EXPOCUBA.
Lo que constituye un verdadero récord es el tiempo en que se hizo, porque desde el momento en que surge la idea, que se explica a un grupo de compañeros y se les da la tarea hasta el momento en que se termina la obra, no han transcurrido 24 meses. En todo ese período se hicieron los proyectos, los proyectistas trabajaron a pie de obra, el movimiento de tierra comenzó hace 20 meses y no con muchos recursos, ni mucha fuerza; el impulso de esta obra se adquiere, fundamentalmente, hace apenas un año, en diciembre de 1987, y han logrado la proeza de terminarla unas horas antes de este acto.
Pudiéramos decir que EXPOCUBA se terminó hoy por la mañana (APLAUSOS).
Yo vine hace apenas cinco días y todavía faltaban muchas aceras por construir, escaleras, y una serie de cosas. Lo esencial, lo fundamental, está terminado.
Cuando los visitantes venían aquí, lo primero que preguntaban era si esto se terminaba, y recuerdo que un día, entre los constructores, el propio compañero que hizo el himno, cuando ya yo estaba a punto de preguntar si eso se terminaba para el día primero, me dice: "Aquí tenemos unos versos, que se llaman "¡Sí se termina!", para todo el que viene aquí fastidiando y preguntando si esto se termina" (APLAUSOS). ¡Qué suerte que me mostraron la poesía antes de que yo preguntara si aquello se terminaba!
Claro, yo tenía confianza en que sí, que lo iban a terminar, porque sé lo que es la voluntad del hombre cuando el hombre se multiplica, cuando el hombre se propone algo.
Aquí el horario era de 14 y 15 horas, a veces más, y no fueron pocas las ocasiones en que los obreros trabajaron dos turnos consecutivos, 24 horas y hasta 30 horas. Esas horas de trabajo voluntario son las horas que les acreditan después de trabajar ocho horas, o los trabajos de los sábados libres, o los trabajos de los domingos. ¡Es impresionante!
Recuerdo que al compañero Avelino en una visita me lo presentaron y me dijeron que iba a hacer no sé cuántas horas de trabajo voluntario, y lo logró. ¿Cuántas horas fueron? (LE RESPONDEN: "¡Tres mil quinientas!") ¡Tres mil quinientas horas de trabajo voluntario! Muchas más horas voluntarias que las que corresponden a una jornada normal durante un año entero. Cada vez que venía aquí me lo encontraba, y a veces tenía los ojos rojos por el trabajo.
Es de ese tipo de cosas que uno no quisiera que hicieran, pero quién se lo prohíbe, quién se lo impide. Nadie lo indujo a eso, nadie lo exhortó ni le pidió que hiciera eso. De motu proprio dijo: "Voy a hacer tantos miles de horas".
Muchas veces vine de noche y de madrugada, y lo veía ahí, con los ojos enrojecidos como dije; yo me preguntaba cómo este compañero resiste. Y aquí está, fue el primero que recibió el diploma con 3 500 horas de trabajo voluntario y más rejuvenecido que nunca (APLAUSOS).
Me impresionaba, mientras entregaba los diplomas, que algunos me dijeron: "Yo estoy ya en la lista de los que van para Bluefields", y otros dijeron: "Yo no estoy en la lista y quiero que me pongan en esa lista para ir a Bluefields". Ya les dije que todo el mundo no podía irse ni para Bluefields ni para Armenia, sobre lo de Armenia tienen que decidir todavía los soviéticos si van a recibir colaboradores de otros países en la reconstrucción.
Con Nicaragua ya está concertada la ayuda para la reconstrucción de Bluefields, y ya dentro de algunas semanas pienso que estén trabajando allí; desde luego, repito, todo el mundo no puede ir para Bluefields ni para Armenia.
Cuando hablaba del espíritu internacionalista de nuestro pueblo, debí recordar que 300 000 constructores se ofrecieron voluntario para ir a construir en Armenia. Esa es otra cifra realmente impresionante (APLAUSOS). Claro está que nosotros no podemos enviar 300 000, ni 30 000, ni 10 000, tendrá que ser una contribución más bien simbólica y en cierto sentido efectiva; tal vez 1 000, 2 000, quizás hasta 3 000.
Pudiéramos, si ellos toman una decisión en ese sentido; pero lo importante es que se han ofrecido 300 000.
Si algo falta por decir de esta obra, es que si alguien la recorre completa —y tiene que caminar kilómetros— y le dicen que el país ha invertido ahí 50 millones de dólares en componentes importados de área capitalista, le parece lógico, normal; sin embargo, en esa obra, donde se ha llevado la contabilidad centavo a centavo de cada cosa que se compró, o materias primas para algunas pinturas, o material fotográfico, o material eléctrico y de otras clases, o algún motor de un tipo que no tenemos, o algunos tipos de focos que no tenemos, no llegó a 5,6 millones de dólares en divisa convertible lo que se ha invertido; de los dólares de ahora, que no valen prácticamente nada. Es verdaderamente increíble cuando se ven los resultados. Están haciendo los cálculos con precisión de todo el material socialista, el costo; no el costo ya del material transformado, tal como se valora en las empresas, sino el costo de las materias primas, sobre todo acero de procedencia socialista, fundamentalmente de la URSS, y pensamos que no rebase los 7 u 8 millones de rublos.
Si a cualquiera le dicen que esa obra vale 150 millones de dólares, lo aceptaría sin cuestionárselo mucho. Estoy seguro de que esa obra en Estados Unidos vale no menos de 150 millones, sin contar el terreno, que allí infla los costos de las obras.
Esa obra ha costado alrededor de 30 millones de pesos. Y si se toma en cuenta que fue construida por los microbrigadistas, podría descontarse el componente en salario; es decir que construir esa obra no significó un solo centavo de gasto adicional, en lo fundamental. Claro que algunos organismos ayudaron en las construcciones, pero con los mismos obreros de los organismos, no era nueva fuerza contratada para construir.
Pienso, incluso, que el gasto en divisa convertible lo recupere en no más de tres años, puesto que consideramos que las futuras ferias internacionales de La Habana se pueden y tal vez se deban realizar en este centro nacional de exposición, con lo cual el gasto en divisas convertibles se recuperaría en poco tiempo con el arriendo de locales a empresas extranjeras. Y creo que, realmente, los trabajadores han hecho una proeza digna del XXX aniversario.
Estoy consciente de que me he extendido bastante; sin embargo, me faltan algunas cosas que no debo dejar de decir en este día, más bien de orden internacional (APLAUSOS).
Es muy difícil dejar de asociar este XXX aniversario con los acuerdos de paz sobre el sudoeste de Africa.
Ya hablé el día 5 de diciembre sobre los factores que determinaron el último esfuerzo realizado por nuestro país en Angola, la situación crítica que se había creado, la necesidad de salvar aquella situación. Eso lo expliqué y no debo repetirlo.
Recordarán ustedes también, los compatriotas, como planteamos que cualquier acuerdo de paz tenía que hacerse sobre bases de principios, y que si no era sobre bases de principios no habría acuerdos de paz. Y como expresamos con toda claridad, frente a determinadas exigencias de los racistas sudafricanos, que no habría acuerdos si teníamos que acceder a determinadas exigencias, y que, por el contrario, si era necesario, estábamos dispuestos a permanecer allí 10, 15, 20 años más. En esto actuábamos en estrecha coordinación con el Gobierno de la República Popular de Angola.
Al fin, los últimos obstáculos fueron vencidos y se pudieron suscribir los convenios sobre las bases que ustedes conocen. Creo también que fue una victoria extraordinaria del espíritu internacionalista de nuestro pueblo.
Pero no es el momento de hacer la apología de lo que se hizo, esa es más bien una tarea histórica que algún día debe escribirse en todos sus detalles. Lo que importa ahora es el hecho de que se han alcanzado esos acuerdos y se han suscrito en el seno de las Naciones Unidas. Ahora viene una parte muy importante de este proceso, que es la aplicación de la Resolución 435 decretada por las Naciones Unidas hace más de 10 años. Esta es una cuestión fundamental porque está asociada a la cuestión de la independencia de Namibia, por la cual han luchado durante muchos años y han sacrificado decenas de miles de vidas los combatientes del SWAPO.
Ahora procede crear todas las condiciones para que tengan lugar las elecciones en una Namibia independiente, que debe decidir su destino. Y todos partimos de la premisa del inmenso apoyo que, como es lógico, tienen los combatientes por la independencia de Namibia en el seno del pueblo.
Han surgido, sin embargo, algunos obstáculos. Y sobre este tema, para no dejar nada a la improvisación, y para decirlo todo con precisión y claridad, traigo algunas páginas que quiero leer.
Es necesario que nuestro pueblo y la opinión internacional, conozcan con claridad las dificultades surgidas debido a ciertos intentos de modificar la Resolución 435 del Consejo de Seguridad. La idea de hacer estas modificaciones parte de Estados Unidos, que es miembro permanente de ese Consejo.
En el curso de las negociaciones cuatripartitas, nuestra delegación planteó muy tempranamente la necesidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU avalara el conjunto de los acuerdos que se alcanzaran y fueran las Naciones Unidas garantes de su cumplimiento.
Luego de la firma de los acuerdos tripartitos, entre Angola, Cuba y Sudáfrica, y del bilateral entre Angola y Cuba, el grupo de países miembros del Movimiento No Alineado, que integran en ese momento el Consejo de Seguridad, presentó un proyecto de resolución con este propósito, independiente de otra resolución que también debe aprobar el Consejo, referida específicamente a los pasos que ahora corresponden, para dar cumplimiento a la resolución original, que norma el proceso de independencia de Namibia, la 435, aprobada hace más de 10 años, en septiembre de 1978.
El Consejo de Seguridad, saben ustedes, lo componen 15 miembros, de los cuales 5 son permanente y 10 se rotan, elegidos por los demás países.
Simultáneamente a esta propuesta de un grupo de países del Tercer Mundo, que incluyó a seis naciones no alineadas y Brasil, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Unión Soviética, Francia, China e Inglaterra, presentaron al propio Consejo otro proyecto de resolución que hace referencias a los acuerdos, pero en el cual, al mismo tiempo, se introducen consideraciones que significan modificaciones del plan de aplicación de la Resolución 435, y que ha encontrado por ello el rechazo del grupo de países no alineados en el seno del Consejo, integrado por Yugoslavia, Nepal, Senegal, Argelia, Argentina y Zambia. Estos dos últimos son reemplazados en enero por Colombia y Etiopía.
La esencia de lo propuesto por los cinco miembros permanentes es la necesidad de reducir los costos del proceso de independencia de Namibia, para lo cual se alega que estos fueron calculados hace 10 años, y que actualmente, además de una situación de inflación en la economía internacional, que los hace mayores, la ONU enfrenta dificultades financieras. Se aduce también que la propia firma de los acuerdos ha creado condiciones favorables que permiten una reducción de los costos a través del envío de un número de batallones internacionales menor al calculado, con mucho detalle, en la Resolución 435.
Hay que decir que la aprobación de estas resoluciones es un paso clave en la dinámica iniciada por el proceso de negociaciones cuatripartitas, pues es precisamente con esta aprobación que el Secretario General de la ONU estará maniatado por el Consejo de Seguridad para iniciar la descolonización de Namibia y conducir a este país a la independencia.
Cuba comparte las preocupaciones de los miembros del Movimiento No Alineado en el seno del Consejo de Seguridad, pues cualquier consideración de carácter financiero debe tener, ante todo, en cuenta las consecuencias políticas que de ellas puedan derivarse.
No está de más recordar que la Resolución 435 de 1978 se ha convertido en el elemento esencial que define cómo llegará Namibia a la independencia.
Esta Resolución, en su momento, fue el fruto de la concertación de un grupo de países occidentales, entre los cuales se encontraba Estados Unidos, por lo que difícilmente pueda ser juzgada como parcial en interés de los luchadores de la SWAPO, o de no haber tenido en cuenta las exigencias hechas entonces por Africa del Sur, con la cual se discutió en detalle, en el proceso de su formulación, hace mas de una década. Luego debe ser incumplida e ignorada por el gobierno sudafricano, se abre ahora la primera posibilidad real de su aplicación, gracias al proceso de paz al que Angola y Cuba han contribuido de manera fundamental.
Las fuerzas internacionales que deben arribar a Namibia tienen funciones irremplazables en los pasos previstos para la independencia. A ellas corresponde la supervisión del cese al fuego, del confinamiento de las tropas sudafricanas y de las fuerzas de la SWAPO a determinadas áreas, la supervisión de la retirada de las fuerzas sudafricanas y la prevención de las infiltraciones a través de las fronteras de Namibia, así como vigilar porque se desintegren las tropas locales formadas por Africa del Sur a lo largo de siete décadas de dominio colonial.
El componente civil del grupo de asistencia de Naciones Unidas para el período de transición en Namibia, deberá jugar, por su parte, un papel indispensable en la supervisión de más de 400 puestos de votación, previstos para las elecciones, en un territorio de más de 800 000 kilómetros de extensión.
Estos cálculos, realizados hace 10 años, tenían en cuenta la población namibia existente entonces, que ha aumentado en un 50% en este período, por lo que constantemente también se ha incrementado el número de electores que deberán decidir quién gobierna el país luego de la retirada sudafricana.
En 1978, para todas estas funciones, fueron calculados siete batallones de tropas de la ONU. Ellos deben controlar el repliegue de varias decenas de miles de soldados sudafricanos que suman más del doble de los que existían hace 10 años. Las fuerzas del ejército territorial, nativos dependientes de Africa del Sur, se estiman en más de 20 000 efectivos; y la policía, también formada por los sudafricanos, suma hoy más de 8 000 hombres, que multiplican varias veces los que se calculaban cuando se promulgó la Resolución 435.
Por otra parte, el argumento de que los acuerdos permiten disminuir el número de efectivos en la frontera con Angola, es también ajeno a la realidad, pues nunca esta zona ha sido considerada como factor desestabilizador para el proceso de independencia de Namibia, sino que siempre se estimó que el área que requeriría una vigilancia extrema durante el proceso de elecciones y formación de un gobierno independiente es, precisamente, la frontera de Namibia con Africa del Sur, país que durante 73 años colonizó el territorio.
Un peligro que existe durante este delicado período de transición es la actuación de grupos paramilitares que Africa del Sur pueda organizar con los componentes de las llamadas fuerzas territoriales namibias que contribuyeron a la colonización de su propio pueblo. De hecho, la presencia de las fuerzas internacionales enviadas por la ONU son la única garantía para la celebración de elecciones, para las cuales el régimen sudafricano durante años ha preparado condiciones favorables para las fuerzas proclives a sus intereses coloniales o neocoloniales.
No se puede pretender ignorar el importante papel que estas fuerzas internacionales, militares y civiles, tendrán en el proceso previo a la independencia, en la creación del ambiente psicológico favorable, en la posibilidad de infundir confianza en una población colonizada de la manera más brutal durante siete décadas.
No nos oponemos, si fuera posible, a una reducción de los costos de aplicación de la Resolución 435; pero sin que ello implique una modificación de sus propósitos esenciales. No puede haber reducciones que afecten lo que deben representar las fuerzas de la ONU en el control de la retirada del ejército sudafricano, en la disolución del ejército títere, en la reducción y control sobre la policía, en la protección a la población, en la organización del regreso de más de 80 000 namibios que viven refugiados fuera de su patria, en la preservación del clima que permita la justa organización de elecciones, la formación de un gobierno y el acceder a la independencia.
Eso es lo que se discute ahora en Nueva York: si se respeta la letra y el espíritu de los acuerdos para la independencia de Namibia, o si con el pretexto de las reducciones presupuestarias se pone en peligro el derecho del pueblo namibio a determinar libremente quién lo gobernará.
Cuba ha expuesto sus criterios con claridad sobre este delicado asunto al gobierno de la Unión Soviética y también a los de China, Francia e Inglaterra. En la propia ciudad de Nueva York, durante las últimas rondas de negociaciones también explicamos a los representantes norteamericanos nuestra posición.
Estados Unidos es el principal auspiciador de estas reducciones que se amparan bajo la pretensión de una reducción de costos. Nosotros consideramos que lo que se discute ahora no es un acuerdo más, una resolución más, un texto más, una nueva declaración; lo que está en juego es algo infinitamente mucho más importante, por lo que han dado su vida decenas de miles de combatientes namibios, a lo que también contribuyó el apoyo de Angola a la lucha de liberación del pueblo de Namibia, y por lo que también han dado su sangre hijos de nuestro pueblo a lo largo de 13 años de enfrentamiento a la prepotencia sudafricana en territorio angolano.
Lo que está en juego ahora es si los mecanismos de Naciones Unidas serán o no capaces de propiciar la expresión de la legítima voluntad del pueblo de Namibia; de garantizar las aspiraciones que la comunidad internacional, de manera casi unánime, tiene en torno al proceso de paz en el Africa sudoccidental.
La discusión no puede ser abordada solo desde el ángulo financiero, pues Estados Unidos, coauspiciador de la 435, sabe muy bien que toda reducción de tropas internacionales favorece a Africa del Sur.
En esta batalla actual Cuba mantendrá sus posiciones de principio, al igual que lo hizo a lo largo de los difíciles meses de las negociaciones con Africa del Sur y Estados Unidos.
Nuestro país no es miembro del Consejo de Seguridad pero está íntimamente comprometido con la causa de la independencia de Namibia, con el cumplimiento estricto del instrumento que existe para ello, que es la Resolución 435, y está, además, comprometido con la posición del Movimiento de Países No Alineados, claramente expresada por siete de sus miembros en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Creemos también que en tiempos como estos, en que parecen abrirse, al menos en algunas regiones, perspectivas de arreglos negociados —que, por supuesto, solo son posibles luego de la tenaz lucha de los pueblos—, hay que preservar, como nunca antes, el prestigio y la autoridad de la ONU, y en ello todos tenemos responsabilidades y, ante todo, los propios miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Esto que he leído es la esencia de la cuestión, y tiene mucha importancia, no sea que se frustre el esfuerzo de tantos años de los namibios y de otros pueblos.
Hay una circunstancia alrededor de esta disputa que pudiéramos considerar nueva: por primera vez en la historia de Naciones Unidas, se contraponen los puntos de vista y los criterios de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, con fuerte influencia norteamericana en la idea que se defiende, y los criterios del Tercer Mundo, en este caso, representados por el movimiento de Países No Alineados, sobre una cuestión de suma importancia para los pueblos de ese Tercer Mundo, que tiene que ver con la lucha contra el apartheid en general y que tiene que ver en particular con la desaparición de los últimos vestigios de colonialismo y la soberanía de un país como Namibia.
Este hecho singular, inusitado, trae sobre el tapete —y lo digo con todo sentido de responsabilidad, porque nos preocupa mucho lo que está ocurriendo en torno a este problema— la delicada cuestión de la democratización de las Naciones Unidas.
Hay cosas a veces tan sagradas, tan impuestas por los hábitos y las costumbres, que parecen intocables. Pero aparentemente va llegando la hora de tocar este problema; de otra forma no podría concebirse el desarrollo de nuevas concepciones sobre las relaciones internacionales.
Tenemos derecho a preguntar qué clase de democracia existe en las Naciones Unidas si lo que queda del viejo imperio inglés, que durante siglos colonizó a una gran parte del mundo en todos los continentes —Gran Bretaña—, con 50 millones de habitantes, tiene derecho a vetar las resoluciones del Consejo de Seguridad, y un país como la India —para citar uno—, con 750 millones de habitantes —es decir, 15 veces la población de Gran Bretaña—, y que fue colonia británica, no goza de nada parecido a semejante prerrogativa.
Podíamos mencionar otros países de un gran peso económico e industrial en el mundo, o con gran peso por su población, gran autoridad y gran prestigio en las Naciones Unidas, que no cuentan con prerrogativa semejante. En el Tercer Mundo tenemos países como Brasil, México, Nigeria, para citar solo algunos, con más población y más extensión que Gran Bretaña.
El conjunto de los países del Tercer Mundo, que cuenta con no menos de 4 000 millones de habitantes, puede ver que sus intereses más sagrados o sus aspiraciones o sus esperanzas sean frustradas simplemente por el veto de cualesquiera de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Estados Unidos ha hecho uso de ese privilegio incontables veces.
Ha transcurrido casi medio siglo desde la Segunda Guerra Mundial, vivimos en un mundo diametralmente diferente, que debe regirse también por normas diferentes, y hoy nos vemos con esta realidad de que 4 000 millones de seres humanos, de la parte que fue colonia, de la parte que fue más explotada, esclavizada, exprimida de este planeta, con 4 000 millones de habitantes, no cuenta con nada parecido a tales derechos. Creo que esta es una cuestión de suma importancia, sobre la cual vale la pena reflexionar y nosotros tenemos el deber, con toda sinceridad, de expresarle en este momento, en que estamos percibiendo una experiencia nueva en la controversia surgida en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con relación a la Resolución 435. Creo que es un problema que la opinión pública de nuestro pueblo, y muy especialmente la opinión internacional, debe seguir de cerca.
Nosotros hemos agotado todo el expediente de conversaciones, contactos, argumentos con los miembros del Consejo de Seguridad y aparentemente hasta ahora no se han logrado los resultados deseados. Pueden surgir muchas fórmulas de reducir los costos. Se puede pedir la colaboración de países africanos más próximos a Namibia que países de otros continentes, estoy seguro de que muchos países africanos estarían en disposición de colaborar, con un gasto mínimo, a mantener el número de batallones que son indispensables allí en Namibia. Hay muchas formas de reducir los gastos y no nos oponemos a ese propósito. Lástima no podamos estar nosotros allí, porque podríamos enviar los siete batallones sin cobrar un centavo (APLAUSOS). Pero en estas circunstancias no podemos participar, porque somos parte de ese conflicto.
Pero hay países como Nigeria, como Etiopía, como Tanzania, hay muchos países de Africa que podían brindar gustosamente su cooperación a un costo mínimo, reduciendo gastos de transporte y gastos de todo tipo. No es tan difícil reunir siete batallones.
Al principio se estaba pensando por Estados Unidos en la idea de reducir de siete a tres batallones —algo realmente preocupante— y ahora nos encontramos con este problema en el Consejo de Seguridad que, desde luego, nosotros tenemos el deber de explicar, puesto que cada cual tiene que asumir la responsabilidad que le corresponda si los sudafricanos se salen con la idea de frustrar de alguna forma el derecho de Namibia a la independencia, utilizando métodos de fraude, de coacción, de terror e implantando un gobierno títere en ese país.
Tenemos la esperanza de que el litigio se resuelva, que no haya arrogancia ni prepotencia por parte de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y que se busque una fórmula razonable y justa, discutida con los representantes del Movimiento de Países No Alineados y del Tercer Mundo en el Consejo de Seguridad.
Nosotros hemos trabajado muy seriamente, y con la esperanza de que estas cuestiones se resuelvan llevaremos a cabo los pasos para el cumplimiento estricto de los acuerdos suscritos en Nueva York ante el Consejo de Seguridad.
Nos corresponde retirar 3 000 soldados en el período que transcurre desde el momento de la firma de los acuerdos y el primero de abril, en que debe comenzarse a aplicar la Resolución 435. Disponemos de tres meses completos para proceder a esa retirada, fue un compromiso que hicimos como gesto de buena voluntad. Cuba y Angola solicitaron de las Naciones Unidas la comprobación de la retirada de nuestras fuerzas en el período convenido. Pues bien, el día 10 de este mes comenzará la retirada de esos 3 000 hombres (APLAUSOS). Esperamos que alrededor del 11 de enero regresen al país los primeros combatientes internacionalistas cubanos que se retiran de Angola (APLAUSOS). Será una retirada neta. Todos los detalles del proceso de retirada están discutidos. El período total será de 27 meses, a partir del primero de abril, para la retirada progresiva y total de nuestras fuerzas. En ese período, desde luego, también hay que rotar una parte del personal.
Ya en el caso de estos 3 000 hombres se trata de una retirada neta de tropas. En lo que a nosotros concierne, nos proponemos cumplir estrictamente los acuerdos, y esperamos que los demás también los cumplan.
Hay otro aspecto de la política internacional al que deseo referirme brevemente. Como ustedes saben, el 5 de diciembre, al conmemorar el aniversario del desembarco del "Granma" y la entrega de la Bandera Lista Para la Defensa a la capital, y ante cientos de miles de combatientes, nosotros analizábamos los conceptos relativos a la defensa y a la necesidad de mantenernos siempre alertas y siempre preparados para defender al país.
Es preciso que nosotros declaremos algo con mucha claridad y sinceridad: apoyamos plenamente la política de paz de la Unión Soviética. Es bueno esclarecer esto, porque muchas veces en los países occidentales, la prensa imperialista y capitalista no hace más que hurgar y hurgar, y tratar de desarrollar contradicciones entre Cuba y la URSS, o resaltar contradicciones, o exagerar diferencias que puedan existir y efectivamente existen, en las formas de rectificar y llevar adelante el proceso socialista que no tienen por qué convertirse en motivo de fricciones en las relaciones con la Unión Soviética.
Creo que debemos partir del principio del respeto absoluto a los caminos que cada país siga o considere conveniente seguir en la construcción del socialismo, pero no por ello debe quedar la más remota duda de que nosotros apoyamos plenamente la política de paz de la Unión Soviética (APLAUSOS); no solo la apoyamos, sino que la apreciamos extraordinariamente. Estamos conscientes de la importancia que tiene evitar los riesgos de una guerra nuclear; estamos conscientes de la importancia de parar la carrera armamentista; estamos conscientes de la necesidad de que prevalezca en el mundo una política de paz, de distensión y de coexistencia pacífica entre los estados con distintos sistemas sociales.
Para los países del Tercer Mundo esto es vital, para esos miles de millones de seres humanos a los que me refería, que están sufriendo extraordinariamente las consecuencias de la pobreza y del subdesarrollo heredados del colonialismo, donde —como decíamos el 5 de diciembre—cada tres días mueren 120 000 niños que pudieran salvarse, lo cual equivale a una bomba atómica que explotara sobre ellos cada tres días. Para esos países saturados de deudas, explotados despiadadamente mediante los mecanismos del intercambio desigual, tan vitalmente necesitados del Nuevo Orden Económico Internacional, detener la carrera armamentista y alcanzar la distensión, la coexistencia y la paz, son premisas indispensables sin las cuales no habría siquiera la menor esperanza de enfrentar esos problemas, de resolver la deuda, borrar la deuda, contar con los recursos para el desarrollo, poner fin al intercambio desigual y vivir en un mundo económicamente más justo. Solo de las increíbles cifras dedicadas a la carrera armamentista pudieran buscarse los recursos para estos objetivos.
Para nosotros tiene una gran importancia histórica y estratégica que el compañero Gorbachov, en Naciones Unidas, haya tomado estas banderas del Tercer Mundo y haya hecho suyos estos objetivos por los que venimos luchando a lo largo de muchos años, Nosotros decimos que debe borrarse la deuda, borrarse del mapa; el compañero Gorbachov dice que debe haber una moratoria de 100 años. Bueno, a los efectos prácticos es exactamente lo mismo posponer el pago de una deuda 100 años que borrarla del mapa (APLAUSOS).
La asociación de los objetivos del desarme y el desarrollo, la necesidad del Nuevo Orden Económico Internacional, estas son cuestiones muy serias y muy fundamentales asociadas a la paz, en lo cual coincidimos plenamente y apoyamos, además, decididamente. ¿Quién podría oponerse a una política de paz?
Ahora bien, independientemente de los grandes avances logrados —porque la política soviética ha logrado impregnar la escena internacional de un nuevo clima, ha demostrado de manera categórica e incuestionable quiénes son los amigos y defensores de la paz, quiénes son los amigos y defensores del desarme en cuya vanguardia marchan, precisamente, los países socialistas y particularmente la Unión Soviética, algo que ha quedado demostrado de manera inconfundible, como nunca antes—, advertía que corríamos un riesgo y que había una cuestión muy importante por definir: cómo interpreta la paz, qué entiende por paz el imperialismo, qué entiende por coexistencia pacífica. Y nosotros expresábamos nuestro temor de que el imperialismo, como ha hecho tantas veces, aplicara sus peculiares conceptos a la paz y entendiera la paz como paz entre las grandes potencias, reservándose por otro lado el derecho a oprimir, explotar, amenazar y agredir a los países del Tercer Mundo, que un día puede ser Nicaragua, otro Cuba, otro cualquier país del Tercer Mundo, como ha venido haciendo a lo largo de los años.
Si el imperialismo interpreta la paz como el derecho a aplicar su política de gendarme en el mundo, es una cuestión tan importante y fundamental para estos pueblos que debe definirse de una manera clara y categórica.
No han pasado ni siquiera 30 días de aquellas palabras, y ya tenemos un ejemplo.
Desde hace varios días Estados Unidos ha armado un gran escándalo sobre una supuesta fábrica de armas químicas en Libia, y el Presidente de Estados Unidos habló abiertamente de la posibilidad de lanzar un ataque aéreo sobre tal fábrica; incluso, hay toda una escuadra moviéndose hacia el Mediterráneo después de estas declaraciones amenazantes, una campaña de histeria tiene lugar en Estados Unidos como para ir creando las condiciones de la agresión. Los libios han dicho que ellos no tienen tal fábrica ni se proponen construir tal fábrica de armas químicas, que lo que están es construyendo una industria de medicamento; pero yo creo que ni siquiera hacía falta esa explicación. Nosotros, por supuesto, no podemos ser partidarios de las armas químicas, somos partidarios de que desaparezcan todas las armas químicas de la tierra; pero aquí lo que se cuestiona es el derecho de Estados Unidos a decidir quién fabrica armas químicas o no, a decidir que si un país fabrica armas químicas lo van a atacar y lo van a bombardear (APLAUSOS).
Estados Unidos posee los más grandes arsenales de armas químicas, una poderosa industria de armas químicas, además de sus armas nucleares, y se considera con el derecho a fabricar y a acumular armas químicas, ¿por qué le puede negar ese derecho a cualquier otro país, en tanto en el mundo no exista un acuerdo internacional para la supresión de las armas químicas y la prohibición total de su producción?
Aun en el supuesto caso de que los libios estuvieran haciendo una fábrica de armas químicas, ¿qué derecho tiene Estados Unidos a bombardear ese país?, ¿qué derecho tiene a bombardear esa fábrica? 0 es que acaso va a imperar la ley de la selva en el mundo, la ley del más fuerte. ¿Esa es la interpretación de la paz y la distensión por parte de Estados Unidos? ¿Qué tranquilidad puede haber para ningún país del Tercer Mundo en esas circunstancias?
Ahora avanza una escuadra hacia el Mediterráneo, y ya hasta la televisión norteamericana ha explicado el tipo de técnica que usaría el Pentágono; que si, incluso, para no arriesgar aviones y no tener que pedir sobrevuelos a otros países lanzarían cohetes Crucero desde un submarino instalado en el Mediterráneo. Es decir, toda la tecnología moderna al servicio del guerrerismo, la agresividad, la amenaza contra los pueblos, la guerra contra los pueblos del Tercer Mundo. Es algo impúdico, bochornoso, indignante realmente, cómo allá se discute libremente qué tipo de tecnología se usará para tales crímenes.
De modo que estamos frente a hechos que justifican esa interrogante, ¿qué entiende el imperialismo por paz?
¡Queremos paz y debemos luchar por la paz, pero una paz para todos los pueblos, una paz con derecho para todos los pueblos del mundo! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")
Una paz con respeto, una paz con derechos, una paz con independencia y una paz con seguridad para todos los pueblos del mundo, ¡esa es la paz por la que todos debemos luchar!
Estas son las definiciones que la opinión pública internacional exige. Pienso que en estos tiempos, más que nunca, debe haber una conciencia internacional muy alerta sobre la cuestión.
Con relación a estos temas podría hablarse mucho; podríamos, incluso, mencionar el hecho de que hoy, de manera especial, los órganos de propaganda y desinformación —pudiéramos llamar— del imperialismo se concentran bastante en Cuba, se ensañan bastante contra Cuba. Quisieran en Occidente decirnos qué es lo que tenemos que hacer —no sé qué raro privilegio tenemos nosotros—: que si hacemos esto, si lo otro; si no hacemos esto, si imitamos esto, si copiamos allí o si no copiamos. Han convertido eso, que es una cuestión relacionada con los derechos esenciales de nuestro pueblo, en un tema casi diario.
A nosotros eso no nos asusta, por supuesto, ni nos desanima; por el contrario, nos hacen un gran honor, porque nosotros nunca habíamos imaginado que fuésemos acreedores a tanta atención. La verdad es que no le queremos quitar el sueño a nadie, pero no sabemos por qué nos hemos convertido en un motivo de desvelo de tanta gente.
Lo que sí puedo asegurarles aquí, como aseguré el día primero en Santiago de Cuba, es que la Revolución no va a cambiar. Yo pienso que el secreto de esta Revolución es haber sido leal a los principios desde el principio hasta el fin; haberlo sabido ser durante estos 30 años, y estar dispuesto a seguirlo siendo otros 30 años y otros 100 años (APLAUSOS).
Creo que esa es la herencia más importante que podemos dejar a las nuevas generaciones: la idea esencial de que hay que ser fiel a los principios y que hay solo una manera digna de sobrevivir en condiciones tan difíciles como las que tuvo que atravesar Cuba en estos 30 años, siendo fiel a los principios; no dejarse intimidar por nada, no permitir que nada ni nadie cambie la línea pura y recta de la Revolución (APLAUSOS).
Es lo que podemos ofrecer a todos nuestros amigos en el mundo, que Cuba se mantendrá leal, que Cuba se mantendrá fiel a esos principios. Y sentimos el deber de decirlo aquí, porque —como expresé al empezar—esta no es nuestra obra, es la obra de todos.
En Santiago de Cuba decía que la Revolución no era solo obra de nuestra lucha frente a Batista, que era el resultado y el fruto de más de 100 años de lucha de nuestro pueblo, de la lucha de numerosas generaciones desde que nuestro país empezó a pensar como nación.
Lo mismo podemos decir de nuestra Revolución socialista: no es el fruto solo de nuestro esfuerzo, es el fruto también de siglos de lucha de los pueblos, es el fruto del esfuerzo de la clase obrera desde el siglo pasado, es el fruto de la Comuna de París aunque no haya triunfado, es el fruto de la Revolución de Octubre, es el fruto de la lucha de todos los pueblos para crear un mundo en que no exista la esclavitud, en que no exista la explotación del hombre por el hombre, un mundo en que exista verdaderamente la justicia.
Una revolución socialista no tiene lugar en un planeta solitario, tiene lugar en este mundo de hoy, donde todavía existen grandes tragedias, donde todavía existe un imperio tan poderoso como el de Estados Unidos, donde todavía existe la realidad del imperialismo, donde todavía existe un conjunto de naciones capitalistas industrializadas, poderosas, ricas, que imponen sus normas egoístas a una gran parte del mundo.
Nuestra Revolución es fruto de la cooperación internacional de todos los países socialistas y, especialmente, de la Unión Soviética (APLAUSOS). Nunca olvidaremos los apoyos recibidos en momentos decisivos en que no nos faltaron las armas para defendernos, nunca olvidaremos la colaboración económica, nunca olvidaremos las normas justas de relaciones comerciales establecidas entre los países socialistas más desarrollados con nosotros, y especialmente las establecidas entre la Unión Soviética y Cuba.
Los capitalistas no se cansan de repetir todos los días que eso es donación, que eso es subsidiar a la Revolución Cubana, y resulta que aquello por lo que venimos luchando durante décadas los países del Tercer Mundo, aquel intercambio justo por el que venimos clamando, en virtud de lo cual no somos víctimas de ese fenómeno brutal del intercambio desigual, mecanismo utilizado por los países capitalistas desarrollados para vender cada vez más caro sus productos y comprar cada vez más barato nuestras exportaciones, al no existir ese tipo de relaciones con los países socialistas y con la URSS, sino un intercambio racional y justo como el que debe existir entre países desarrollados y países en desarrollo, más justo aun dentro de una comunidad socialista, a eso los imperialistas lo llaman subsidio, y ustedes lo ven publicado todos los días en todos los cables. El hecho de que nuestra azúcar se pague a otro precio y no al precio del basurero del azúcar, que es el mercado mundial, y donde se comercia prácticamente muy poca azúcar, lo consideran como una donación. Es para los países capitalistas un precedente que debe ser combatido porque su aplicación universal sería el fin de una de las formas más repugnantes de explotación en el mundo de hoy.
Nunca olvidaremos el hecho de que fue posible establecer entre los países socialistas y Cuba, entre la Unión Soviética y Cuba, un nuevo tipo de relaciones económicas que han tenido un significado muy grande en nuestros esfuerzos por el desarrollo y un significado muy grande en las grandes batallas y los grandes éxitos alcanzados en muchos campos. Ni por un minuto nos imaginamos que eso es solo mérito de nuestro pueblo, y, por el contrario, decimos que nuestro pueblo tiene que hacer un esfuerzo cada vez mayor, un esfuerzo cada vez más eficiente. Y decimos, como venimos tratando de hacerlo, que nuestro pueblo tiene que convertir cada año en tres o en cuatro; creo sinceramente que marchamos por ese camino.
Pero está muy lejos de nuestro ánimo olvidarnos de lo que hemos recibido del mundo, de lo que hemos recibido de otros pueblos; del apoyo moral, del apoyo político, de la solidaridad que hemos recibido de todas partes del mundo: en América Latina, en Africa, en Asia y por parte de las fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias en todo el mundo, y en los propios países capitalistas, donde hemos tenido muchos amigos que no se han dejado confundir por esa propaganda abusiva y masiva que se ha hecho contra nuestra Revolución.
Por eso, en este acto de hoy en este momento, al cumplirse el XXX aniversario, lo más importante y lo más esencial que nos falta por expresar es nuestra gratitud a todos ustedes, los que nos han acompañado en este XXX aniversario; la gratitud a todo lo que ustedes representan, a las causas justas y las ideas nobles que ustedes aquí expresan y simbolizan.
¡Por ello, en nombre de nuestro pueblo, a todos, a los cientos de invitados que están aquí y a sus pueblos, les damos las gracias!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)