Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz en el acto de Clausura del II Congreso de los CDR, efectuado en el teatro "Karl Marx", el 24 de octubre de 1981

Fecha: 

24/10/1981

Una breve cuestión incidental: no se preocupen si me ven caminar con un poco de dificultades, aunque creo que caminé derecho, porque cumpliendo la consigna de luchar contra el sedentarismo y la obesidad (RISAS), haciendo deporte se me ocasionó una pequeña fractura en un dedo del pie derecho. Por eso precisamente no pude estar presente en la inauguración del Congreso ni en el recibimiento a los mártires internacionalistas que llegaron a nuestro país. La culpa la tienen los médicos, que me dijeron que tenía que hacer reposo, y yo digo: tengo que estar de todas maneras en la clausura del acto de los Comités (APLAUSOS) y me dijeron: "Pues hay que hacer reposo", y lo acepté aunque fuera para ponerme el zapato y no llegar en alpargata aquí al Congreso (RISAS).

Bueno, no significa mi ausencia, en lo más mínimo, que haya disminuido mi cariño, mi reconocimiento y mi admiración a los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).

Distinguidos invitados;

Queridos compañeros del Partido y del Gobierno;

Compañeros delegados al II Congreso de los CDR:

Aunque no pude estar presente el primer día, leí con mucho detenimiento el Informe o la síntesis del Informe presentado por el compañero Armando Acosta. Pienso que en esa síntesis se refleja con mucha precisión el enorme trabajo desplegado por los Comités de Defensa de la Revolución en los últimos cuatro años y que no es más que la continuación del trabajo de los Comités de Defensa en 21 años, desde que se fundaron. Se refleja también la calidad del trabajo, yo creo que es justo reconocerlo, en todos los aspectos.

Aprecié bien cómo los Comités han seguido situando en primer lugar la importantísima cuestión de la vigilancia revolucionaria. ¡Esa fue, es y deberá ser la primera tarea de los Comités de Defensa de la Revolución! (APLAUSOS), no solo en la lucha frente a la contrarrevolución, que cada día es más débil y más descolorida, aunque subsiste, sino también en la lucha contra el lumpen y la lucha contra los antisociales.

Creo que dice mucho el dato acerca de cómo ha disminuido el robo con fuerza en relación, por ejemplo, con 1977 que tomé de la síntesis: un 24% en 1980, y un 40% los siete primeros meses de 1981, que da idea, desde luego, del trabajo de los Comités de Defensa de la Revolución al redoblar su vigilancia revolucionaria, pero también da idea de que el Ministerio del Interior está trabajando mejor (APLAUSOS). Y refleja, al mismo tiempo, que la gran limpieza de Mariel ha producido óptimos frutos (APLAUSOS).

Es extraordinaria la importancia también del trabajo político- ideológico de los Comités, como gran escuela educadora de nuestras grandes masas; el trabajo patriótico-militar, su extraordinario esfuerzo por la vinculación más estrecha del pueblo con nuestras Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, en el fortalecimiento de la defensa, en la vigilancia de las costas y en la organización de las Milicias de Tropas Territoriales; el considerable apoyo a la educación, la cultura y el deporte que brindan los Comités de Defensa de la Revolución; su contribución al desarrollo económico y social, con su participación en miles de obras, con su apoyo al Poder Popular, a las actividades de la salud pública, al Censo de Población y Viviendas, etcétera. Fue muy destacada la actuación de los Comités de Defensa en la lucha contra el dengue, por ejemplo, en las actividades de saneamiento, que permitieron lograr ese éxito grandioso en la lucha contra esa criminal enfermedad, sin dudas de ninguna clase introducida por el imperialismo en nuestro país. Podemos decir en una ocasión como esta que desde hace más de 10 días no se ha presentado un solo caso de dengue comprobado en nuestros hospitales. Vamos ganando la batalla y la llevaremos adelante hasta concluirla totalmente, y cuando ya podamos declarar oficialmente erradicada la epidemia, entonces continuaremos en la lucha contra el vector, que puede ser trasmisor no solo de esta enfermedad, sino también de otras.

En el campo de la salud pública, la participación de los Comités de Defensa en la lucha para prevenir enfermedades, en las campañas contra la poliomielitis, en las donaciones de sangre, tiene un incalculable valor.

No se puede expresar en breves palabras todo el aporte que hoy esta organización brinda al proceso revolucionario y a la construcción del socialismo en nuestro país, en todos los sentidos.

Hoy nuestra organización cuenta con casi cinco millones y medio de miembros que incluye prácticamente el 80% de la población adulta de nuestro país.

La existencia de esta organización creada al calor de la Revolución y de la lucha contra el enemigo interno y el enemigo externo, ha servido de inspiración a otros pueblos que se han liberado, a fin de desarrollar instrumentos de defensa que son tan imprescindibles como las mismas Fuerzas Armadas.

En realidad vemos cómo crece la organización con calidad, nutriéndose principalmente de los jóvenes y cómo en cuatro años ha incrementado sus filas en 400 000 nuevos miembros. Creo que ese Informe, o esa síntesis del Informe, lo resume todo y expresa cabalmente los logros de la organización en estos años.

A nosotros nos corresponde decir, que nuestro Partido, nuestra Revolución, nuestro pueblo se sienten orgullosos, se sienten confiados y se sienten optimistas con sus Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).

Creo que los imperialistas deberán aprender mucho de lo que significa una fuerza social de este tipo. Lenin dijo que una revolución valía cuando era capaz de defenderse. A decir verdad, nuestra revolución ha demostrado que es capaz de defenderse (APLAUSOS). Y se defiende con poderosos instrumentos.

Digan lo que digan nuestros enemigos y no importa su odio y su desprecio hacia el ejemplo cubano, creo que nuestro país a pocas millas de Estados Unidos ha escrito, desde el punto de vista político, una de las páginas más brillantes de este siglo (APLAUSOS); a 90 millas de Estados Unidos, después de casi 23 años de Revolución, de 23 años de hostigamiento imperialista y de más de 20 años de feroz bloqueo económico, y se ha defendido cumpliendo los principios leninistas; en primer lugar con su Partido de vanguardia (APLAUSOS), sus organizaciones de masa (APLAUSOS), es decir, sus sindicatos, sus CDR, su Federación de Mujeres (APLAUSOS), sus campesinos, sus estudiantes, sus pioneros, sus gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias (APLAUSOS) y su Ministerio del Interior (APLAUSOS PROLONGADOS), y la más estrecha vinculación entre el Partido y las masas (APLAUSOS).

Creemos que hemos dado un ejemplo revolucionario, un ejemplo útil al movimiento revolucionario internacional, puesto que nuestro país —repito— ha desarrollado su revolución y ha sabido defenderla en condiciones difíciles a 90 millas de Estados Unidos (APLAUSOS). Y se trata de un país donde el imperialismo lo dominaba todo, en el orden económico, en el orden político, en el orden cultural, en el orden ideológico. Ellos estuvieron casi 60 años tratando de destruir el espíritu de nuestra nacionalidad, llegando a ejercer una notable influencia en nuestro país, y la Revolución echó abajo esa influencia y creó una conciencia nueva, realmente nueva, no sólo ahondó y profundizó el sentimiento patriótico y el sentimiento nacionalista del pueblo, sino su espíritu revolucionario, su conciencia socialista, solidaria, comunista e internacionalista (APLAUSOS). Este es el gran monumento que la Revolución Cubana ha construido a la liberación, a la lucha de liberación de los pueblos; y esto hay que tenerlo muy presente en estas horas y en horas futuras; en estos años y años futuros, que van a ser incuestionablemente difíciles.

Quiero destacar un hecho ocurrido en días recientes, conocido por todos, que refleja cómo las ideas revolucionarias han profundizado en el pueblo, me refiero a las elecciones para la renovación de los Organos del Poder Popular.

Es realmente notable el hecho de que después de cinco años de experiencia, en estas segundas elecciones de carácter general, para renovar y constituir todos los Organos del Poder Popular, participara más del 97% de los electores (APLAUSOS), sin que las leyes establezcan la obligación de votar, y sin que la Revolución haya adoptado la más mínima medida contra cualquier ciudadano que no haya votado. Esa participación en las elecciones para elegir delegados de circunscripciones, que son a su vez los que eligen a todos los demás órganos prácticamente, incluida la Asamblea Nacional, donde más de la mitad son precisamente delegados de base por norma establecida por la Revolución, delegados que son escogidos de una manera absolutamente libre por la población, como ustedes saben, sin que intervenga el Partido absolutamente para nada, y sin recomendaciones del Partido para votar, precisamente para no emplear su tremenda fuerza a favor de ningún candidato, delegados que son nominados como candidatos por el pueblo, y elegidos por el pueblo; creo que realmente significa una forma popular, una forma democrática sobre las cuales se basa el poder de nuestro Estado.

No hay duda de que nuestros ciudadanos en cada circunscripción escogen, en primer lugar, de entre aquellos ciudadanos que consideran que tienen más méritos, a los candidatos. De modo que cuando le toca a una circunscripción seis o cinco, o cuatro candidatos —como en la mía— y uno se lee las biografías, no resulta fácil seleccionar por quién votar. Todo esto sin ningún proceso de ambiciones personales ni politiquería de ninguna clase, que es lo tradicional en la llamada democracia representativa burguesa.

¿Y qué ocurre en esas llamadas elecciones que tienen lugar en algunos países de este hemisferio? En muchos casos no asiste ni el 30% de la población a las elecciones, y a eso llaman democracia.

Recientemente ese señor que Tomás mencionaba, George Buch, Boch, Buche (RISAS), no sé realmente cómo pronunciarlo, en una gira por varios países de América Latina, que imaginaba una gira triunfal, iba diciendo que en Cuba en 22 años no había habido nunca una elección.

Este señor ignora todo el proceso mediante el cual se forjó y se estableció la Constitución en nuestro país; ignora el Poder Popular constituido mediante este método democrático hace más de cinco años; ignora las elecciones que se acaban de celebrar. Para él esto no es elección, o lo ignora, y hasta es posible que lo ignore, porque son tan ignorantes que lo ignoran todo o casi todo (APLAUSOS). Uno se queda asombrado con la naturalidad con que pronuncian una mentira de este tipo, o en el mejor de los casos, una estupidez de este tipo.

Y resulta que en Estados Unidos, donde en meses recientes tuvo lugar la elección presidencial, votó solamente el 52% de los electores norteamericanos, ¡el 52%!, no el 60, ni el 70, ni el 80, ni el 90, ni el 95, ni el 97. Y en este 97 nuestro hay que ver, porque, por ejemplo, en el Colegio donde yo voto en mi Circunscripción faltaban cuatro, pero de los cuatro, dos de la lista estaban en el Servicio Militar y votaban en su Circunscripción militar, uno estaba en el extranjero y otro era un vecino que estaba en la lista pero que no pertenecía a la circunscripción, votaba en otro lado. Cuando sacan el cálculo, al faltar supuestamente estos cuatro daba el noventa y tanto por ciento. En realidad el ciento por ciento de los que podían votar, votó, incluso los enfermos de los hospitales votaron (APLAUSOS).

Al señor Reagan lo han elegido con el 26% de los electores de Estados Unidos, es decir, un 26% de los electores determina que este grupo fascistoide gobierne en Estados Unidos y pueda crear la situación que está creando en el mundo, y pueda llevar al mundo a una catástrofe nuclear. Y a eso llaman "democracia", y un desprecio absoluto, soberano, infinito por las formas democráticas populares que nuestro pueblo se ha dado con todo el derecho a dársela.

¿Quién dice que tiene que ser la receta burguesa, imperialista, ineficiente, hipócrita, la que nosotros tenemos que aplicar en nuestro país?

Es realmente digno de elogio y produce satisfacción ver este nivel político, esta conciencia cívica, esta comprensión y colaboración de nuestro pueblo, demostrada en estas elecciones.

Nosotros ni vamos a copiar lo que otros han hecho, aunque creo que siempre es saludable tener en cuenta las experiencias positivas de todos los países revolucionarios, ni pretendemos tampoco que nuestra receta, o nuestra fórmula, o nuestro sistema, sea el que apliquen otros países. No sé cómo resolverán eso los nicaragüenses, es cuestión de ellos y ellos tienen suficiente inteligencia, imaginación y originalidad para aplicar la fórmula adecuada y la que más convenga a su país (APLAUSOS).

Realmente, el momento en que se efectuó este Congreso de los CDR, en esta etapa de la Revolución, es un momento especial. Podría decirse, sin exageración, que el mundo está viviendo una de las etapas más difíciles, no sé si decir de los últimos tiempos, o si incluso decir de todos los tiempos. Estos tiempos no tienen similitud con ningún otro de la historia humana, empezando por el problema crucial y fundamental de la paz.

La paz tiene en nuestros días un significado diferente al que ha tenido en ninguna otra época de la historia, porque ya no es la paz que se refiere a la época de las comunidades primitivas, en que un clan luchaba contra otro, o una tribu contra otra; o como en los primeros tiempos de la historia, en que luchaban ciudades-estados entre sí, y algunos pueblos contra otros a nivel muy local. En nada la paz tiene el significado que podía tener en la Edad Media, refiriéndose a la lucha entre señores feudales, o a la lucha entre los nacientes estados; o el significado que tuvo en los siglos pasados las guerras entre imperios y reyes de aquellos tiempos, que duraban cinco años, y diez, y hasta treinta, la historia donde nosotros estudiamos incluso hablaba de la guerra de los cien años; o el significado que tenía a principios de este siglo; o el significado que tenía en 1939, en que, desde luego, las consecuencias de las guerras eran ya cada vez más catastróficas, adquirían el carácter de guerras mundiales, como la Primera Guerra Mundial de 1914, o la Segunda Guerra Mundial de 1939, que involucró a una gran parte de la humanidad. Eran guerras terribles, realmente cruentas, que costaron las vidas de decenas de millones de personas.

Hoy la palabra paz tiene otro significado muy diferente, porque el desarrollo tecnológico de los medios militares significaría, sencillamente, que una guerra puede conducir no a la muerte de miles, o cientos de miles, o millones, o decenas de millones, o cientos de millones, sino sencillamente que una guerra puede conducir al fin de la humanidad.

Se habla de paz cuando la palabra guerra puede significar el final, cuando la palabra guerra puede significar la última guerra; pero no la última guerra porque los hombres aprendieran a vivir en paz, sino sencillamente porque los hombres dejaran de existir.

Ese es el sentido verdaderamente dramático que tiene hoy día el peligro de una guerra, y el sentido vital que tiene la palabra paz, que está íntimamente asociada a la idea de la supervivencia de la humanidad.

Sin embargo, los peligros de guerra se incrementan. Ya las armas nucleares fabricadas, existentes en el mundo y listas para usarse, alcanzan para destruir la humanidad, no una vez sino diez veces. Esto le fue dando una importancia especial a todo el esfuerzo por controlar la producción de armas nucleares, poner un límite a la fabricación de las mismas como una esperanza, ¡como una esperanza!, de que en un momento dado pudiera iniciarse el camino de la reducción de los armamentos existentes y llegar, al final, a una política de desarme.

En los últimos tiempos el clima de coexistencia pacífica, que fue planteado ya por Lenin desde los primeros días de la Revolución de Octubre, ha ido desapareciendo en la esfera internacional. Por decisión unilateral de los Estados Unidos el Acuerdo SALT-II quedó paralizado, y en años recientes el imperialismo inició una política de rearme. Comenzaron exhortando a sus aliados de la OTAN a elevar los presupuestos militares, continuaron planteando la cuestión de los proyectiles de alcance medio en Europa, 572 proyectiles de alcance medio, y han concluido desatando una increíble carrera armamentista, asociada a una política belicosa y agresiva, todo con el pretexto de la defensa y la seguridad frente a un supuesto expansionismo soviético, todo con el pretexto de equilibrar sus fuerzas —dicen— con las de la Unión Soviética.

Desde que la Unión Soviética surgió al mundo, la historia señala y demuestra cómo ese país fue agredido: primero, a raíz de la Revolución de Octubre con la intervención de su territorio, que duró años, el apoyo a la contrarrevolución, el aislamiento; después, el país se vio invadido por las hordas fascistas en una guerra que le costó 20 millones de vidas y la destrucción de gran parte de sus riquezas; después de la guerra donde la Unión Soviética había participado como aliada del resto de los países en la lucha contra el fascismo, se vio rodeada de bases militares estratégicas y de armas nucleares por todas partes.

La realidad histórica, la verdad histórica demuestra que la Unión Soviética siempre se vio en condiciones de inferioridad frente a sus enemigos, y que la política del país se encaminó, con toda legitimidad y todo derecho, a armarse para defenderse. Quién lo sabe mejor que nuestro propio pueblo y nuestra propia Revolución, por la necesidad que hemos tenido de emplear grandes recursos humanos y materiales para la defensa del país.

En realidad se había logrado en el mundo, lo que se puede llamar con toda precisión, un equilibrio nuclear, un equilibrio estratégico. Todo lo demás son mentiras, leyendas, fábulas.

Por ahí cuando a veces he conversado con algún visitante ingenuo, que ha hablado de que los soviéticos se quieren apoderar del mundo, yo le he dicho: "Mire, el mundo es una montaña de problemas, y hay que estar realmente loco para querer apoderarse del mundo" (APLAUSOS).

Del mundo se han querido apoderar y se apoderaron, y persisten en apoderarse las potencias capitalistas, para apoderarse de las materias primas y de los recursos naturales de las naciones y explotar a su población. Es inconcebible que un Estado socialista, que un sistema socialista pretenda apoderarse de los recursos naturales de otros países y explotar la fuerza de trabajo de otros pueblos. Eso es absurdo, está reñido totalmente con la concepción y con las ideas del socialismo. Es igualmente absurdo imaginar a los países socialistas, guiados por los mismos designios de los países capitalistas. Los países socialistas no poseen empresas trasnacionales, no poseen inversiones en ningún otro país; todo eso pertenece al capitalismo y pertenece al imperialismo. Si alguien quisiera apoderarse del mundo, con fines de explotación económica, únicamente pueden ser los países imperialistas. Y como nosotros hemos dicho en otras ocasiones: si no existiera hoy el campo socialista, el imperialismo se habría vuelto a repartir el mundo; a ocupar los pozos de petróleo, las minas de hierro, los recursos minerales, a ocuparlo todo; sin dudas, no existiría OPEP, ni existirían países petroleros independientes, las potencias capitalistas harían exactamente igual que hicieron en los siglos pasados.

Con este pretexto de una supuesta amenaza de expansionismo soviético, el Gobierno de Estados Unidos se ha lanzado a la más desenfrenada carrera armamentista que conoce la historia. El imperialismo yanki, envuelto en una serie de contradicciones y de problemas, está derivando hacia una política cada vez más agresiva, una política de amenaza, una política de fuerza; y más que nunca, se ha proclamado gendarme mundial. Si otros gobiernos imperialistas trataban de mantener una fachada, este Gobierno se ha quitado la careta y se ha declarado abiertamente gendarme mundial.

En días recientes tranquilamente declaró protectorado yanki a Arabia Saudita. Y con motivo de unas discusiones que tenían en el Congreso, si le vendían o no unos aviones espías a Arabia Saudita, el Gobierno de Estados Unidos declaró abiertamente que en Arabia Saudita no podría ocurrir lo de Irán, que no se cruzaría de brazos Estados Unidos frente a cualquier cambio interno en Arabia Saudita. Sencillamente la declaró protectorado.

Estados Unidos considera que cualquier cambio social revolucionario en cualquier país del mundo es expansionismo soviético, y declara que no está dispuesto a permitirlo. Nunca, en términos tan cínicos y tan descarados, el imperialismo se ha proclamado gendarme mundial, dispuesto a impedir y a prohibir, e incluso intervenir en cualquier país del mundo donde se produzca una revolución. Todo esto acompañado a su política de acercamiento a los gobiernos más represivos de América Latina y a los gobiernos más reaccionarios y represivos del mundo. Declara que no permitirá ningún cambio social, ningún cambio revolucionario en Centroamérica, ni en el Caribe, ni en América Latina, ni en Africa, ni en Asia, ni en cualquier parte.

Recientemente acaban de librarse de toda restricción con relación a la asistencia militar a Chile y renovarán su asistencia militar a ese gobierno fascista, a todos los gobiernos represivos de este hemisferio. Han estrechado sus relaciones con Sudáfrica, y de hecho están actuando en estrechas relaciones con ese régimen de apartheid. Han declarado su acuerdo estratégico con Israel. Han improvisado colosales maniobras militares en el Cercano Oriente, después de la muerte de Sadat. Están dedicados a una loca carrera de instalación de bases militares en distintas áreas del mundo.

Esa es la esencia de la política de esta nueva administración, que se diferencia de las anteriores administraciones por su forma desenfadada de actuar, por su agresividad, por su prepotencia y por su espíritu guerrerista.

Desde nuestro punto de vista, el imperialismo sabe que hay una situación de crisis en el mundo muy grave y trata de prepararse, sencillamente, para resolver los problemas del mundo mediante la fuerza y como Estado gendarme. Como consecuencia de esto se ha disparado la carrera armamentista. Esta política armamentista en Estados Unidos se hace a costa, como es natural, del pueblo; pero, fundamentalmente, a costa de los sectores más pobres del pueblo norteamericano.

Así, por ejemplo, según informaciones de la prensa norteamericana más de 400 000 familias con hijos de bajos ingresos verán eliminados totalmente los subsidios que recibían del Gobierno Federal y otras 250 000 sufrirán reducciones en dichos subsidios; 875 000 familias perderán los cupones que recibían del Gobierno Federal y que usaban para comprar alimentos; 1,4 millones de familias verán reducidas las cuotas; 22,5 millones de personas pobres verán afectados de una u otra forma los escasos y costosos servicios médicos que recibían a través de los programas federales; 1 millón de trabajadores civiles desempleados perderán su derecho a recibir compensaciones por el desempleo; 17,7 millones de niños en edad escolar verán afectadas sus posibilidades de recibir almuerzo en las escuelas, donde ya 270 000 empleados públicos han perdido sus trabajos por el cese de los programas de almuerzo escolar.

Por otro lado, el programa de gastos militares de Estados Unidos, elaborado por la actual Administración para 1982, asciende a 225,7 miles de millones de dólares. Esto significa dedicar a fines militares un 29% del total de los gastos federales. Solamente los gastos del programa de nuevos armamentos ascenderán a decenas de miles de millones de dólares. Para que se tenga una idea exacta, cabe destacar que el costo de un cohete MX es de aproximadamente 25 millones de dólares y, según datos conocidos, el monto del sistema asciende a 34 000 millones; el de un avión bombardero BLS es de 200 millones, y el de cada submarino Trident es de 1 500 millones de dólares. Actualmente se gastan 1 000 millones en la experimentación de la tecnología del bombardero anti-radar Stealth. El costo de armamentos menos sofisticados, como el tanque XM, asciende a 1 millón de dólares cada uno, y un avión F-15 cuesta 18 millones de dólares.

En 1986, los gastos militares llegarán a 372,7 mil millones, y serán en ese año el 35,2% del total de gastos del presupuesto de Estados Unidos.

¡Jamás en la historia, en época de paz, se había iniciado semejante carrera armamentista! ¡Y si esta política militarista no es fascista, qué es entonces una política fascista!

Estos hechos tienen que preocupar seriamente a toda la humanidad, porque reflejan que el imperialismo se lanza por un camino peligroso de fuerza, de violencia, de amenazas y de agresión, no solo contra la comunidad socialista, sino contra todos los pueblos del Tercer Mundo. Ni siquiera en la época de la Alemania hitleriana —lo repito—, ni siquiera en la época de la Alemania hitleriana, se lanzó semejante programa armamentista.

¿Y para qué se quieren esas armas, no solo de tipo nuclear, sino también de tipo convencional? Porque el enorme costo de esta carrera armamentista no está determinado solo por las armas estratégicas nucleares, sino por un considerable incremento del armamento convencional: reactivar acorazados, construir más portaaviones, más medios de desembarco; en fin, Estados Unidos se prepara para una política intervencionista en el mundo. Trata de arrastrar a sus aliados hacia esa política, quienes ofrecen cada vez mayor resistencia; resistencia que se expresa, sobre todo, en los pueblos de Europa, donde crece el movimiento en favor del desarme y de la paz, en manifestaciones cada vez mayores y más enérgicas, relacionado no solo con la carrera armamentista, sino con el proyecto de establecer 572 proyectiles nucleares en Europa, cuestión realmente muy delicada, porque con ello se busca sencillamente romper el equilibrio estratégico.

Y no podemos olvidarnos que la presencia de 42 proyectiles nucleares de alcance medio en Cuba en 1962, estuvo a punto de provocar una guerra nuclear.

Esta carrera armamentista obliga, por lo demás, a los países socialistas a redoblar sus esfuerzos en favor de la coexistencia y de la paz; pero al mismo tiempo los obliga a invertir quién sabe qué enormes recursos, a fin de contrarrestar estos intentos imperialistas de establecer la superioridad militar. Estas son las consecuencias inevitables de semejante política.

De modo que debemos hacernos conciencia de que los peligros para la paz del mundo y los peligros de guerra aumentan considerablemente. No solo los peligros de intervenciones locales yankis, sino realmente los peligros de una guerra nuclear. No debemos dejar de tener en cuenta esta realidad.

Pero al lado de esto, el mundo se encuentra en una de las más grandes crisis económicas de toda su historia, porque en la economía sucede como con la paz. Hoy la economía mundial tiene una connotación totalmente distinta a la que tenía en los siglos y épocas pasadas, a la que tenía en la primera mitad de este siglo. Los problemas que se le presentan a la economía mundial son absolutamente nuevos y muy graves.

En primer lugar, hay una crisis económica en el mundo capitalista desarrollado, que se viene agudizando año por año. Y no nos va a quedar más remedio a todos nosotros, incluidos CDR, cada ciudadano de este país, cada trabajador, cada campesino, cada estudiante, cada ama de casa, que profundizar sus conocimientos sobre estos aspectos económicos mundiales.

Yo no he querido aquí traer muchas cifras, aunque estuve medio tentado, pero dije: bueno, el Congreso de los CDR no es el Congreso de los economistas del Tercer Mundo ni es la Reunión Interparlamentaria, ni es el Congreso Mundial de Trabajadores, y aunque es de actualidad y es importante este tema, no quise venir con una gran cantidad de datos que ilustran esta situación. Sobre eso hablé en la Conferencia Interparlamentaria ampliamente, y fue publicado en los periódicos. Tengo entendido que lo están estudiando en los círculos del Partido, y a mi juicio debieran ser estos materiales ampliamente estudiados por todo el pueblo (APLAUSOS).

La economía capitalista tiene sus leyes, fueron profundamente estudiadas por Marx, por Engels y por Lenin; a Lenin le correspondió estudiar y conocer el capitalismo en su fase imperialista. Se conocen las crisis cíclicas del capitalismo, y el capitalismo había tenido problemas de inflación unas veces, de recesión otras veces. Muchos de ustedes habrán oído hablar de la gran depresión que se inició en Estados Unidos en 1929 y que duró alrededor de 10 años. Fue una crisis mundial, cuando muchos banqueros, dueños de empresas, accionistas, especuladores, etcétera, incluso se suicidaron, hubo una ola de suicidios, porque muchos de ellos se vieron repentinamente arruinados. Aquella fue una gran depresión, que dio lugar a un incremento del desempleo en Estados Unidos, que en cierto momento llegó a 12 millones de desempleados. Esa crisis económica de los años treinta afectó a todo el mundo.

El capitalismo, asustado por estas crisis, que podían llevar en un momento dado al fin del sistema, se las arregló para inventar distintos mecanismos con los cuales hacer frente a las crisis, pensando en la perdurabilidad del sistema. Pero, además, intensificaron su explotación colonial, intensificaron la explotación de los países del Tercer Mundo, y luego de la Segunda Guerra Mundial, la economía capitalista conoció un período prolongado de crecimiento de la producción; pero ese crecimiento de la producción se lograba fundamentalmente a base de energía barata, es decir, petróleo a 14 y 15 dólares la tonelada. Muchos países europeos incluso abandonaron minas de carbón y se dedicaron a comprar ese noble y barato producto que se llamaba petróleo. Digo se llamaba porque aparece cada vez menos y se hace cada vez más difícil y más caro.

Las trasnacionales eran las propietarias de todos los yacimientos de petróleo del mundo, y por supuesto impusieron sus condiciones, sus extraordinarias ganancias, en primer término y los precios del petróleo más convenientes al desarrollo acelerado de la economía de los países capitalistas occidentales. Y así el consumo del petróleo se duplicó, se triplicó, se cuadruplicó y se quintuplicó después de la Segunda Guerra Mundial.

Otro factor sobre el cual se logró el incremento de la riqueza de los países capitalistas occidentales, independientemente de que tenían una gran acumulación de capital, independientemente de que acumulaban todo el oro del mundo, independientemente de que tenían grandes recursos financieros y recursos tecnológicos; otro de los puntos, de los pilares de su desarrollo económico fue el intercambio desigual. Es decir, ellos han impuesto a los países del Tercer Mundo, productores de materias primas, sus condiciones comerciales, en virtud de lo cual, si por ejemplo se necesitaban hace 30 años equis toneladas de café, o equis toneladas de cacao, o equis toneladas de hierro, o equis toneladas de henequén, o de semillas de marañón, o de algodón, de lo que fuera, de lo que produce el Tercer Mundo, para comprar un camión, ahora se necesitan tres veces esa misma cantidad para comprar ese mismo camión; es decir que los países del Tercer Mundo tienen que pagar hoy tres veces más productos por los equipos, las maquinarias y productos semielaborados que importan, tres veces más que lo que tenían que pagar hace 30 años para obtener ese mismo producto. Eso es lo que se llama el deterioro de las relaciones de intercambio y el intercambio desigual. En dos palabras: los países capitalistas industrializados, venden sus productos cada vez más caros y adquieren sus productos del Tercer Mundo cada vez más baratos.

Los países capitalistas desarrollados monopolizaban todas las finanzas prácticamente del mundo después de la segunda guerra, controlaron los organismos de crédito internacional y establecieron también sus condiciones en la política de financiamiento al Tercer Mundo. Se volvieron acreedores, cada vez más, del Tercer Mundo y al Tercer Mundo no le quedaba más alternativa que convertirse cada vez más en deudor.

Sobre estas bases de dominación prosperó durante algunos decenios la economía capitalista mundial, hasta años recientes, en que por primera vez en la historia del capitalismo se presenta un tipo de crisis no conocida antes, que es la inflación unida a la recesión económica, es decir, el aumento incontrolable de los precios, unida a una reducción de los ritmos de crecimiento e incluso un retroceso de la producción. Por primera vez el mundo capitalista se ha visto enfrentado a este problema y no hay teórico del capitalismo ni hay nadie que sepa cómo van a salir de ese problema. Pero por primera vez también la economía capitalista, que se desarrollaba galopantemente a costa de los recursos naturales del Tercer Mundo, no solo a costa de sus propios recursos naturales, sino de los recursos naturales del Tercer Mundo, ha empezado a encontrar limitaciones en esos recursos naturales y materias primas. Por primera vez dejaron de encontrar una energía barata como el petróleo; los países petroleros se unieron, y como el petróleo es una materia prima tan importante, tuvieron suficiente poder como para enfrentarse a los países capitalistas industrializados y establecer sus condiciones de precio.

De modo que el precio del petróleo creció alrededor de 15 veces, una tonelada de petróleo hoy tiene un precio 15 veces superior al que tenía en 1970, y como consecuencia se acabó la energía barata para los países capitalistas industrializados; desgraciadamente —y esta es la otra cara de la moneda— se acabó también la energía barata para los países subdesarrollados, que también tuvieron que ir a pagar el petróleo 15 veces más caro. De modo que los países subdesarrollados no petroleros, si tenían que pagar tres veces más café o tres veces más cacao por un camión, ahora tenían que pagar, por lo menos, 10 ó 12 veces más café y más cacao por el petróleo que necesitaban para sus requerimientos de desarrollo.

Son dos situaciones enteramente nuevas, y ningún teórico —repito—del capitalismo sabe cómo van a salir de esta situación.

Ha habido diversos ensayos. Por ejemplo, el ensayo Pinochet en Chile: empezó a aplicar ciertas teorías económicas de una llamada Escuela de Chicago, una receta que consistía en dejar a cientos de miles de chilenos sin trabajo, elevar extraordinariamente los precios para combatir la inflación, abrir el país a las empresas trasnacionales, y de tal manera aplicó las medidas restrictivas, medidas que solo pueden ser aplicadas mediante un sistema fascista, que Chile, que estaba importando carne de Argentina como 100 millones de dólares, a los seis o siete meses exportaba carne, mediante el sencillísimo procedimiento fascista de que el pueblo chileno dejó de comer carne. La deuda pública de Chile se ha incrementado a 15 000 millones de dólares, el desempleo es inmenso y el país no ha resuelto ningún problema, excepto a los sectores ricos y privilegiados.

Un segundo país que intentó buscar la fórmula para resolver estos problemas fue Inglaterra, una fórmula para combatir la inflación y la recesión, y el resultado es que la inflación continúa, y a los tres años apenas del gobierno de la distinguida señora Thatcher no se reanima la economía y el desempleo ha crecido de 1 300 000 a 3 millones.

Esta situación afecta también al resto del mundo capitalista, a unos más y a otros menos. Solo en los países de la OTAN hay actualmente 20 millones de desempleados.

Ahora accede a la presidencia el señor Reagan y se encuentra con una inflación de alrededor del 11% anual y una economía en recesión que no crece, y convertido en un verdadero aprendiz de brujo trata de idear cómo se las va a arreglar para combatir estos dos fenómenos: la inflación por un lado y la recesión por otro.

Roosevelt se encontró en el año 1932 con una economía en plena recesión, pero no había inflación, y adoptó una serie de medidas que habían elaborado algunos teóricos del capitalismo, sobre cómo salir de la recesión, y al cabo de 10 años más o menos salieron de la recesión en circunstancias distintas, en que la disponibilidad de petróleo y de materias primas eran ilimitadas y lograron ir superando esa situación.

Teorías más o menos similares aplicaron otros países, sobre todo los demás países occidentales; son las llamadas ideas keinesianas; pero como ni yo soy profesor de economía ni esta es una clase de economía, sino un intento de explicar algunos de estos problemas que existen, quiero eliminar términos técnicos.

Ahora esta administración abandonó todas las teorías rooseveltianas basadas en aquellas ideas, dicen que es una cosa anacrónica, pasada de moda, que todo eso es un disparate, y entonces se acoge a dos escuelas: una de ellas inclinada a la lucha contra la inflación a base de reducción de presupuesto, reducción de gasto social y disminución del circulante monetario, y otra escuela que se considera inspirada en la lucha contra la recesión, basada en reducción de impuestos, de estímulos a las inversiones, etcétera, y el señor Reagan ha hecho una combinación de estas dos teorías, de estas dos escuelas económicas capitalistas en la ilusión—pienso yo— y en los sueños de que el señor aprendiz de brujo va a lograr vencer la inflación, y al mismo tiempo impulsar el desarrollo económico de Estados Unidos; lo cual además une a un gigantesco gasto armamentista cuando es considerado por muchos economistas que los gastos de armamento son inflacionarios, porque las bembas no se comen ni se visten, ni los portaviones, ni los tanques ni los cañones, y todos esos millones de hombres que están consagrados al servicio de las armas están fuera de la producción y tienen que consumir. Y según los teóricos de la economía—repito—la carrera armamentista es inflacionaria.

El señor Reagan se propone combatir la inflación, impulsar el desarrollo económico de Estados Unidos, es decir, combatir también la recesión y a la vez desatar una gigantesca carrera armamentista.

Por ahí existen datos analizados por algunas instituciones científicas que explican cómo cada 1 000 millones de dólares invertidos en gastos militares se deja de emplear alrededor de 10 000 trabajadores, es decir, que esa política armamentista incrementa inevitablemente la inflación e incrementa también el desempleo. Ya Estados Unidos tiene alrededor de 8 millones de trabajadores sin empleo en este momento. Para llevar adelante esta política ha hecho esas despiadadas reducciones presupuestarias, despiadadas reducciones de la seguridad social, cuyas consecuencias estábamos señalando anteriormente. Todo esto unido a una situación de crisis internacional y, a un endeudamiento de los países subdesarrollados que alcanza ya la cifra de 500 000 millones de dólares, ¡500 000 millones de dólares!, y que tienen cada vez menos capacidad de compra.

Esta política de Estados Unidos, de restricciones monetarias, ha traído como consecuencia una elevación extraordinaria de los intereses de los créditos financieros, a tal extremo que incluso han llegado hasta un 20%, 20% anual.

¿Qué quiere decir esto para los países del Tercer Mundo? Que cualquier crédito que obtengan, que la financiación o refinanciación de su deuda externa, tienen que pagarla con intereses extraordinariamente superiores. Es decir, esta política imperialista ha agravado extraordinariamente la crisis económica de los países del Tercer Mundo.

Sobre estas situaciones se viene discutiendo en los foros internacionales: en los No Alineados, en las Naciones Unidas, en distintas conferencias. Sobre estos problemas ustedes conocen los esfuerzos que ha hecho Cuba, los planteamientos que ha hecho Cuba en distintas reuniones internacionales, fundamentalmente en las Naciones Unidas, para iniciar la búsqueda de una solución racional y justa, y fueron reiterados aquí en la Conferencia Interparlamentaria.

Hay una situación económica gravísima en el mundo, tanto en el mundo capitalista desarrollado como en el Tercer Mundo, de la cual escapan algunos pocos países que tienen el privilegio de exportar petróleo, que venden a un precio 15 veces superior al que tenía hace 10 años. Esta crisis afecta también a los países socialistas, de manera indirecta, es decir, esta crisis capitalista que influye en la economía de todo el Tercer Mundo, influye también indirectamente en los países socialistas, que por tanto tienen que atravesar dificultades. A ello se une también la lamentable situación de Polonia, que ha obligado a algunos países socialistas, fundamentalmente a la URSS, a grandes esfuerzos de ayuda a ese país. Se unen las circunstancias también de un año climático, al parecer, desfavorable para la producción de cereales en la Unión Soviética. Pero, en esencia, esta crisis afecta de modo muy grave a los países capitalistas desarrollados, afecta gravísimamente al Tercer Mundo, es decir, a los países subdesarrollados, y afecta indirectamente también a la economía de los países socialistas.

Se vienen discutiendo estos problemas y otros, porque el análisis estadístico y matemático de los recursos naturales del mundo, comparándolos con la creciente población y los problemas del subdesarrollo que afectan a la mayor parte de la humanidad, reflejan en los próximos dos decenios una situación muy difícil, una situación para la cual no hay todavía respuesta.

Hay otros problemas asociados a toda esa política de los países capitalistas desarrollados, de desarrollo industrial galopante, sin otro sentido que la ganancia, guiado por una lógica filosofía capitalista, que están creando situaciones muy serias, por ejemplo, los problemas del medio ambiente, el fenómeno del envenenamiento creciente de las aguas, de la atmósfera, unido al problema de la desaparición de bosques, aumentos de desiertos, contaminación de las aguas potables, crecimiento incontrolado de la población. Están pintando un panorama para la humanidad realmente preocupante, realmente difícil y para lo cual no hay respuesta todavía.

Se plantea, y nosotros lo hemos planteado, que la solución de estos problemas solo es posible a base de una gran cooperación internacional. Ni los países socialistas solos podrían encontrar una solución a estos problemas, ni los países capitalistas podrían encontrarla, y por eso nosotros hemos planteado, lo planteamos en las Naciones Unidas, que solo un esfuerzo extraordinario de cooperación internacional, con la participación de todos los países y de todos los pueblos, podría dar una respuesta racional, una respuesta práctica a los angustiosos problemas que la humanidad tiene delante.

Pero, ¿cómo pudiera hablarse de cooperación internacional, o de una esperanza de solución de estos problemas si tenemos de nuevo la guerra fría, la carrera armamentista, fabulosos incrementos de los gastos militares, que ascienden ya también a más de 500 000 millones de dólares anuales? Es indiscutible que habría que dedicar una buena parte de todos esos recursos consagrados a las armas a resolver los problemas del desarrollo de una gran parte del mundo, sin cuya solución tampoco tienen salida los problemas de los países capitalistas industriales. Sería necesario un clima de coexistencia, sería necesario un clima de paz, sería necesario un esfuerzo de cooperación enorme, si es que el mundo realmente se va a enfrentar a esos problemas y los va a resolver.

Pero por ninguna parte aparecen señales de ese espíritu de cooperación; y por el contrario, en el horizonte se ven cada vez más síntomas de violencia, de guerra fría, de carrera armamentista, etcétera.

Se acaba de efectuar la reunión de Cancún, donde se iban a discutir estos problemas, en la cual el Gobierno de México y su presidente López Portillo, han hecho un noble y meritorio esfuerzo (APLAUSOS) por reunir allí a representantes de países industriales, de países petroleros y de países subdesarrollados.

Como ustedes conocen, Cuba liberó al Gobierno de México de todo compromiso con relación a nuestra presencia en esa reunión, en la cual estábamos supuestos a participar, como eran los deseos y las intensiones del Gobierno de México.

¡Vaya usted a saber por qué razones! —puede haber de todo: desde autosuficiencia, prepotencia, furia, rabia, hasta miedo—, el imprescindible y todopoderoso señor Reagan dijo que si Cuba asistía él no asistía. Todo el mundo podía asistir. ¡Ah!, no objetaba que fuera invitada la Unión Soviética, podía asistir la Unión Soviética; no objetaba que asistiera China, podía asistir China; pero por alguna extraña razón la que no podía estar ahí de ninguna manera era Cuba, no podía estar Cuba, que ha mantenido una política, una línea de planteamiento de estos problemas, una línea de defensa firme de los intereses de los países subdesarrollados en su conjunto, reiteradamente, en todas las conferencias internacionales. El señor imperialista dijo que si participaba Cuba él no iba. Si el señor imperialista no iba, si el país más rico del mundo, el país con más trasnacionales, con más recursos financieros, con más recursos tecnológicos, no asistía, pues se aguaba la fiesta. Amenazó con aguar la fiesta.

Nosotros, como es lógico, hicimos lo que debíamos hacer: expresarle al Presidente de México que liberábamos a su país de todo compromiso, que no sirviera la presencia de Cuba como pretexto para que Estados Unidos rehuyera a sus compromisos, y renunciamos a nuestra participación. Digamos: liberamos al Gobierno de México de todo compromiso, porque la alternativa era: o se daba sin Estados Unidos, o no se daba. Y a nosotros nos interesaba que se diera la Conferencia y se discutieran los problemas. No es importante que Cuba participe o no, sino que los problemas se discutan y se resuelvan.

Actitud similar adoptamos con respecto a la próxima reunión de la UNCTAD, que se habría de celebrar en La Habana en 1983, según el deseo y el acuerdo de la mayor parte de los países subdesarrollados. De nuevo el todopoderoso e imprescindible señor Reagan dijo que si era en Cuba la delegación yanki no venía. Eso hubiera podido prolongarse, discutirse mucho. Nosotros llegamos a ciertos acuerdos con los países interesados en la UNCTAD, sobre todo con los países subdesarrollados. Los Estados Unidos hicieron todo lo posible para que otro país latinoamericano surgiera como candidato —no surgía—, una posición similar a la que adoptaron cuando la elección en el consejo de Seguridad, decididos a que la UNCTAD no se celebrara en Cuba.

Nosotros adoptamos una posición como la de Cancún. No queríamos aparecer ante los pueblos obstruyendo la reunión de la UNCTAD, que se fuera a dar la UNCTAD sin la presencia de los Estados Unidos, que sirviera de pretexto el hecho de que se celebrara en Cuba para que Estados Unidos no participara. Y acordamos también que se pospusiera; que la otra UNCTAD, que tendría lugar en 1986, se celebrara en América Latina, y Cuba aspiraba a que se celebrara aquí en esa fecha.

Es decir: nosotros, por respeto y por consideración a los países que están interesados en esas conferencias y en esas discusiones, no quisimos convertirnos en obstáculo de ninguna índole para que las mismas se celebraran; no era cuestión de poner por delante intereses nacionales, cuestiones de prestigio nacional, y hemos viabilizado en ambas circunstancias que dichas conferencias se celebren.

Pero ya el señor Reagan le dio prácticamente un golpe de muerte a la Conferencia de Cancún desde semanas antes, en sus discursos en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y en un reciente discurso en Filadelfia el 15 de octubre, siete días antes de la Conferencia. Y precisamente sus planteamientos eran todo lo contrario a lo que están demandando los países del Tercer Mundo. Incluso varios países capitalistas desarrollados, como es el caso de Francia, el caso de Japón y otros, están conscientes de que a estas crisis, a estos problemas hay que encontrarles solución, y se muestran en una actitud más cooperativa, y más dispuestos a discutir y a buscar soluciones; pero se encuentran con la intransigencia del señor Reagan, que ha declarado que la mejor contribución que puede darle al Tercer Mundo es la prosperidad de Estados Unidos —prosperidad que se basa en el intercambio desigual, en la explotación despiadada de los recursos naturales y la mano de obra del Tercer Mundo, en la inflación exportada, en los altos intereses, etcétera—, y que los problemas del desarrollo tienen que resolverlos la empresa privada y las trasnacionales, cuando la empresa privada, el capitalismo, el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, son los responsables históricos de la tragedia que están viviendo los países subdesarrollados. Y en estos dos discursos y en otras declaraciones de voceros yankis, la Administración Reagan dijo la última palabra.

Por eso, no se pueden evaluar todavía los resultados de la Conferencia de Cancún, que acaba de celebrarse. El señor Reagan —como nos recordaba sutilmente Tomás— se dio el lujo de llegar allí 13 minutos después que estaba todo el mundo reunido; entró en el salón el todopoderoso e imprescindible señor, haciendo esperar a todos los demás.

Los mexicanos han hecho un gran esfuerzo, aspiraban cuando menos a que se tomara conciencia de los problemas que está viviendo el mundo. Pero en cuanto a los resultados concretos de Cancún, hemos leído algunos cables que reflejan bastante escepticismo y al parecer hasta ahora se han limitado a vagas promesas de Estados Unidos a la disposición en el futuro de tener negociaciones globales sobre estos problemas. Habría que ser realmente optimistas, para concebir esperanzas en esas vagas promesas de Estados Unidos. Y el hecho cierto es que, cuando ya parece tarde para buscar urgentes soluciones, las supuestas soluciones se dilatan hasta las calendas griegas y el mundo avanza inexorablemente hacia problemas sumamente difíciles y peligrosos. Desde luego, sería muy difícil que el Gobierno de Estados Unidos pudiera hacer ningún aporte en una conferencia internacional de este tipo, cuando es el responsable fundamental de la descomunal carrera armamentista que se está desatando en el mundo, y por eso, repito, los yankis, los imperialistas yankis, al parecer están conscientes de estos problemas y no se les ocurre otra fórmula que resolverlos mediante la fuerza, mediante las intervenciones y mediante las bombas atómicas.

Los problemas actuales tienden a agravarse y los que existen realmente son ya espeluznantes. Aquí, por ejemplo, tenemos algunas cifras que nosotros señalábamos en la Conferencia Interparlamentaria: número de subalimentados en el mundo, por debajo de los niveles necesarios de calorías y proteínas, 570 millones; analfabetos adultos, 800 millones; desprovistos de acceso a cualquier atención médica, 1 500 millones; con ingresos inferiores a 90 dólares al año, 1 300 millones; con una esperanza de vida inferior a los 60 años, 1 700 millones; habitando viviendas inadecuadas, 1 030 millones; niños que no frecuentan ninguna escuela, 250 millones; y así por el estilo. El número de desempleados en el mundo, porque si hay desempleados cuyas estadísticas se llevan en los países capitalistas desarrollados, el desempleo de verdad es mucho más grave en los países del Tercer Mundo. Hay más de 1 000 millones de personas sin empleo en los países subdesarrollados. Es una situación realmente crítica sobre la cual debemos estar informados y a la cual hay que prestarle atención.

Con relación a nosotros, debo decir que también tendremos dificultades, puesto que ni somos vecinos de otro planeta, ni dejamos de ser vecinos de lo peor del planeta, que es la metrópoli imperialista yanki (RISAS Y APLAUSOS).

Nosotros corremos peligros, estamos expuestos a las agresiones y, por lo tanto, en lo que se refiere a las cuestiones de la paz, no solo estamos expuestos a los peligros que afectan a la paz mundial, sino a los peligros que se derivan de la actitud agresiva y amenazante del imperialismo yanki contra nosotros, porque nos tienen un odio que no sé cómo calificarlo (RISAS). Se puede decir un odio de burro (RISAS), un odio de burro (APLAUSOS). Es un odio obsesivo contra Cuba. Nosotros nos sentimos orgullosos de ese odio.

Este señor que mencionaba Tomás, el señor Buche (RISAS), declaraba este señor, un señor que acaba de aparecer en la palestra pública, evidentemente se cree un personaje, un gran personaje, no hay dudas. Pero no sé si en Santo Domingo, no sé dónde, declaraba que se había enterado de que yo me sentía muy preocupado y muy irritado por los ataques que él me hacía (RISAS). Si él quiere sacar la conclusión de que es importante porque me ataque a mí, bueno, es cosa de él; a lo mejor piensa que es muy importante porque me ataca. Yo nunca me he creído tan importante como para imaginarme que quienes me ataquen sean importantes; pero este señor al parecer se lo cree (RISAS). Dice que yo estaba muy irritado.

De este señor que salió en ingloriosa gira por América Latina, y donde todo el mundo le sacó enseguida la protesta por las tarifas arancelarias que Estados Unidos acaba de imponerle al azúcar: en Brasil, en Colombia, en Santo Domingo, en todas partes, lo único que sé es que era Jefe de la CIA. Y cuando ustedes se imaginan la falta de escrúpulo, de moral, de vergüenza que tiene esa institución, ya se pueden imaginar quién es el señor Buche (RISAS). Y me tiene sin cuidado, de verdad (RISAS), yo no me explico quién le ha metido esa idea en la cabeza, de que al parecer yo no duermo, ni como, ni nada (RISAS), porque este señor se dedica a decir tres o cuatro frases histéricas por ahí contra Cuba y contra mí. Enemigos más importantes que ese he tenido, realmente (RISAS), y más dignos de consideración. Pero él se lo ha creído y alguien le ha metido eso en la cabeza (DEL PUBLICO LE DICEN: "¡El miedo!") No es miedo, es cretinismo (RISAS), cretinismo, histeria. Y entonces él ha dicho eso, de lo contrario no valía la pena de ocuparse de este señor en lo más mínimo. Baste decir, como recomendación, que fue Director de la CIA, la institución de los asesinatos, de los sabotajes, de las subversiones, de las desestabilizaciones, de todas estas cosas. Baste decir eso del señor Buche (RISAS).

Pero bien, nos referíamos al odio de los imperialistas. Nosotros sabemos bien a qué se debe eso, nosotros lo sabemos, y es la posición firme de Cuba, la posición de principios de nuestra Revolución, la firmeza de nuestro pueblo, la valentía de nuestro pueblo, que saben que no les tenemos miedo (APLAUSOS). Y, sencillamente, pierden la tabla, han perdido la tabla, como se dice corrientemente, están sumamente irritados, saben que no les tememos, pueden emplear todas las amenazas que quieran, pueden hacer lo que quieran. Pero por encima de todo sabemos, y sabe el mundo, que no sentimos el menor respeto por ellos, y que no sentimos el menor temor por ellos (APLAUSOS). Ellos lo saben y lo sabe el mundo, que esto es serio. Como están acostumbrados a intimidar, amenazar, como realmente en el mundo hay pocos que se atreven a decirle al imperialismo todo lo que el imperialismo se merece; como es un país tan poderoso: tiene recursos, controla el Fondo Monetario Internacional, controla el Banco Mundial, constituye un mercado para gran parte de los países del mundo, uno está esperando un crédito del Banco Mundial, el otro está esperando un crédito del Fondo Monetario, o espera un poco de ayuda en alimento, etcétera, el otro quiere comerciar o tiene miedo que le quiten el comercio. Pero, en fin, nosotros, que no estamos en ningún Banco Mundial, ni en ningún Fondo Monetario Internacional, y que somos un país bloqueado por el imperialismo yanki, que no tenemos ningún comercio con ellos, pues sépanlo, señores imperialistas, que somos el país más libre del mundo para poderle decir al imperialismo todo lo que se merece (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!") No hay país más libre en el mundo para decirle las verdades al imperialismo, y eso le duele al imperialismo, le duele mucho, y le duele la firmeza de la Revolución y saben que somos un pueblo indoblegable, inclaudicable (APLAUSOS) .

Ellos han intensificado las medidas económicas contra nosotros, han intensificado el bloqueo para dificultar a toda costa las actividades, el comercio de Cuba con otros países, la obtención de créditos por parte de Cuba, en fin, han intensificado su bloqueo, han adoptado medidas económicas más fuertes.

Ahora bien, como les decía, nosotros también tendremos dificultades. Una parte importante, mayoritaria de nuestro comercio tiene lugar con el campo socialista, y son condiciones de intercambio satisfactorias. Puede decirse que en el transcurso de los años de Revolución, nosotros hemos logrado con la Unión Soviética y los países socialistas una relación de intercambio satisfactoria (APLAUSOS), que es precisamente lo que estamos demandando como solución para los países subdesarrollados en general.

Nuestros precios azucareros con la Unión Soviética, con los países socialistas no dependen de las altibajas del mercado mundial, son precios establecidos por quinquenios. Si los productos de los países socialistas aumentan el precio, si por ejemplo los de la URSS aumentan el precio, nuestra azúcar, nuestro níquel y otros productos aumentan de precio.

Con el resto de los países socialistas —las condiciones no son exactamente iguales con todos, son aun mejores con la URSS, pero son buenas con los demás países socialistas— tenemos los precios congelados, nuestra azúcar tiene un precio, los productos de ellos tienen otro precio. Así que mantenemos una relación de intercambio buena, y si las importaciones aumentan de precio, aumentan también nuestros productos. Hemos logrado una buena relación de intercambio, que nos ayuda mucho, sobre todo porque de esos países recibimos algunas materias primas, maquinarias, equipos, algunos productos fundamentales, y algunos alimentos también fundamentales.

Ahora, todavía una parte importante de nuestra economía depende del comercio con el mundo capitalista, con el mundo occidental, es decir, con el resto del área no socialista y que se rige por los principios del llamado mercado mundial, y aunque es minoritaria la parte de nuestro comercio que se realiza con el mundo occidental, es importante, porque muchas veces son los complementos que necesitamos para poder usar la materia prima que recibimos de los países socialistas. Si podemos recibir un 80% de materia prima de los países socialistas, habría que comprar entonces del área occidental un 20% que no existe en los países socialistas para llevar a cabo la producción.

Hay determinadas cantidades de granos que adquirir en los países occidentales, en el área occidental; granos, materias primas, herbicidas y pesticidas, equipos, medicinas, etcétera, que tenemos que adquirir en esa área, y en esa área depende todo de los precios de nuestros artículos, para poder adquirirlos. De modo que necesitamos una cantidad de recursos en moneda convertible, y la moneda convertible depende fundamentalmente de nuestras exportaciones azucareras. Exportamos también tabaco, langostas, camarones, níquel, etcétera, y tratamos de incrementar y diversificar nuestras exportaciones, lo que no resulta fácil, porque cuando usted empieza a tratar de exportar productos manufacturados, entonces se encuentra la competencia, los créditos, etcétera, de los países altamente industrializados. Es decir, el camino de la diversificación de las exportaciones no es fácil, porque si nosotros decidimos exportar algunas cantidades de refrigeradores, radios, televisores, etcétera, se encuentran con la feroz competencia de países que tienen un desarrollo industrial mucho mayor, y tienen todas las posibilidades de comercio, controlan los mercados, los recursos financieros, etcétera. De modo que el esfuerzo de diversificación de las exportaciones no es fácil, y se encuentra, además, con las medidas proteccionistas de los países capitalistas desarrollados, y en el Tercer Mundo, como dije, la competencia.

Por cada centavo por libra que baje el precio del azúcar, la economía del país deja de recibir 70 millones de dólares en divisas convertibles, por cada centavo.

A finales del año pasado los precios estaban a más de 30 centavos, y nosotros hicimos un gran esfuerzo en la zafra pasada para aprovechar la coyuntura de los precios altos. Contra todos los pronósticos, cálculos, análisis de todo el mundo, el azúcar ha sufrido una caída brutal, y ayer estaba a 11,39. Es decir, más o menos la tercera parte del precio que tenía hace un año.

A esto se une el incesante crecimiento de que hablábamos de los precios de los productos importados; a esto se añade el hecho de que nuestro país durante estos 22 años, al igual que todos los demás países en desarrollo, ha tenido que contraer determinadas deudas en divisas convertibles, para compensar muchas veces esas bajas brutales del precio del azúcar. Ahora esos créditos y esas deudas hay que pagarlas , y en la medida en que los intereses han subido también brutalmente, prácticamente el doble, los intereses que hay que pagar por la deuda externa son mucho mayores.

Y esto es muy importante, lo que estoy explicándoles, porque los yankis conocen estas dificultades. ¿A qué se ha debido esta baja brutal del azúcar frente a todos los cálculos? Una de las razones ha sido la política de la Comunidad Económica Europea que se acogió a los beneficios del convenio pero no a las obligaciones. En año reciente los productores de azúcar hicieron un convenio para proteger los precios, acordaron cuotas de exportación, los precios incluso mejoraron; pero la Comunidad Económica Europea no quiso entrar en el convenio, ellos producen azúcar subsidiada por el Estado, para que ustedes vean lo que son políticas egoístas e irresponsables; azúcar subsidiada por el Estado, y aumentaron sus exportaciones de 1 millón de toneladas a 4 millones de toneladas; es decir, se negaron a entrar en el convenio, recibieron sus beneficios y no asumieron ninguna de las responsabilidades; aumentaron sus exportaciones de azúcar de 1 millón de toneladas a 4 millones de toneladas, deprimiendo brutalmente el precio y privando de miles y miles de millones de dólares, a decenas de países subdesarrollados productores de azúcar de caña. Esta medida no solo nos ha afectado a nosotros, ha afectado a decenas de países exportadores de azúcar.

Por otro lado, Estados Unidos recientemente estableció un impuesto de más de dos centavos a las importaciones de azúcar, afectando a numerosos países azucareros que exportan a Estados Unidos. Esa fue una de las grandes quejas que encontró el mencionado señor en su recorrido por América Latina, y ha privado también, por su parte, Estados Unidos, de miles de millones de dólares, a países subdesarrollados exportadores de azúcar a Estados Unidos, con esa política egoísta.

Y otro factor, la crisis económica mundial. Necesidades de azúcar tienen muchos pueblos y muchos países, pero sencillamente no tienen dinero con qué comprarla, así que la crisis económica afecta los mercados y afecta los precios también por esa vía.

Los yankis conocen estos datos y conocen esas dificultades. Incluso se llenan de ilusiones, se llenan de esperanzas con esas dificultades que tenemos y que vamos a tener.

Esto, naturalmente, nos obliga a nosotros a hacer sacrificios, a hacer restricciones. Si nos preguntan por cuánto tiempo los países del Tercer Mundo, los países en desarrollo —aunque se trate de un país socialista como Cuba— van a tener dificultades, yo no me atrevería a darles una respuesta responsable, porque los problemas son objetivos, nadie puede saber cuándo y cómo va a salir el mundo de esta crisis, nadie lo puede saber, y como decía anteriormente, nadie tiene respuesta a los problemas del mundo en los próximos 10 ó 20 años.

Nosotros seguiremos luchando, nosotros seguiremos trabajando, nosotros seguiremos desarrollándonos aunque sea modestamente, seguiremos desarrollándonos, pero que tengamos un camino fácil delante, no lo puede prometer nadie responsablemente. Y como ustedes saben, yo siempre a ustedes, a los CDR y al pueblo, les he dicho con claridad la verdad (APLAUSOS PROLONGADOS) .

Ahora en nuestra política hay un principio que yo espero que todo el pueblo comparta con nosotros, y es el principio prioritario de que cualquiera que sea el precio del azúcar, y cualesquiera que sean los sacrificios, nosotros, primero que nada, sepamos cumplir nuestros compromisos internacionales (APLAUSOS), que sepamos cumplir nuestros compromisos financieros, porque el crédito del país vale más que ninguna otra cosa (APLAUSOS). Y eso es lo que nos proponemos hacer.

Ahora bien, nosotros tenemos estos dos problemas: las amenazas, latentes siempre y crecientes, los peligros que afectan a la paz y los peligros que afectan a la economía. A la paz de dos maneras: tanto los peligros de un conflicto mundial como las amenazas de agresiones convencionales contra nosotros, por parte de Estados Unidos.

Hay algunos allí que se preguntan qué va a ocurrir en el mundo. Y eso me pregunto yo también, qué va a ocurrir en el mundo si se deciden a hacer una agresión abierta a Cuba. Porque bueno, en primer lugar y lo que nosotros debemos aprender y tener como filosofía, no esperar que nadie nos defienda, sino, en primer lugar, estar dispuestos a defendernos nosotros mismos (APLAUSOS PROLONGADOS). Qué clase de revolucionarios seríamos nosotros, si sostenemos nuestros principios, porque estamos esperando que otros nos defiendan. Nosotros defendemos nuestros principios, en primer lugar, sobre nuestro propio escudo, y respondemos de nuestros principios y de nuestra actitud, en primer lugar, con nuestra propia piel (APLAUSOS PROLONGADOS). Y los imperialistas se preguntan si pasa o no pasa algo en ese caso. Yo sí aseguro lo que va a pasar: ¡que van a morir cientos de miles de imperialistas en este país! Eso lo aseguro yo (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Venceremos, venceremos!") Si nosotros no somos capaces de defendernos, no podemos esperar la solidaridad de nadie; si nosotros somos capaces de defendernos, entonces vamos a ver qué pasa. ¿Qué pasa? Lo dirá la historia, y la forma con que cada cual cumpla sus deberes de solidaridad con la Revolución Cubana (APLAUSOS).

Los imperialistas hablan de bloqueo total entre su arsenal de medidas. Está bien, conoceremos una nueva experiencia y ellos van a conocer otra también, van a conocer otra (APLAUSOS), porque de lo que nosotros estamos seguros es de que el país puede resistir el tiempo que sea necesario un bloqueo total (APLAUSOS) y existen los planes qué debemos hacer en caso de bloqueo total; y existen los planes de lo que debemos hacer en caso de agresión directa. Pero primero que nada nuestra primera bandera y nuestra primera consigna, señores imperialistas arrogantes y prepotentes: ¡No les tenemos absolutamente ningún miedo! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")

Como ustedes conocen, después que asumió el poder esta fascistoide administración de Estados Unidos no fuimos nosotros los primeros en emplear palabras fuertes, fuimos cuidadosos, fuimos moderados —según nos calificaron algunos cables— el 17 de abril, el 19 de abril, que ellos dijeran, que ellos decidieran en qué tono querían venir a tratar con nosotros, si querían dialogar, si querían conversar o querían amenazar. Parece que se han equivocado. Y no nos quedó más remedio que decir lo que se merecen que les diga.

Ellos han estado esgrimiendo todas estas amenazas, también están amenazando con intervenir contra Nicaragua, amenazan con intervenir en El Salvador, en Centroamérica.

Se caracteriza este grupo fascistoide por los métodos fascistas, desde luego; en primer lugar la mentira, la mentira goebbeliana. Ellos tienen métodos que si de alguien lo han copiado, de algún libro lo han copiado, a mí me parece que es de "Mein Kampf", del cual han copiado ellos, sin duda, algunas de sus teorías y algunos métodos: prepotencia, arrogancia, la amenaza, la mentira.

Y alrededor de los acontecimientos de El Salvador hemos visto un montón de mentiras. Nosotros no siempre que ellos han dicho algo les respondíamos, nos callábamos, con desprecio y porque no tenemos que estarle rindiendo cuenta de nada. En cierto momento consideramos conveniente darles un buen y oportuno desmentido, porque estaban embalándose, decían una mentira hoy y mañana decían otra y pasado mañana otra, hasta que tuvimos que cortarles el paso a los voceros del imperialismo.

Decían que las armas que estaba recibiendo Cuba para su defensa estaban siendo redistribuidas en Centroamérica. No dijimos nada, porque además redistribuir algo que fuera nuestro depende de que nosotros queramos redistribuirlo o no, no hay que rendirle cuentas al imperialismo de eso (APLAUSOS), no queríamos que interpretaran nuestro desmentido como una renuncia moral, que pensáramos que era inmoral lo que nos imputaban. Desde luego, las armas que nosotros recibimos de la URSS, por convenio no podemos redistribuirlas, y nosotros cumplimos nuestros convenios, hay eso.

Pero ellos lanzaron la mentira, como saben que vinieron unos cuantos barcos con armas para las Milicias de Tropas Territoriales (APLAUSOS), que ya están equipadas completamente; entonces elaboraron la teoría de que estábamos recibiendo muchas toneladas de armas, etcétera, no les vamos a decir cuántas son, pero les podemos decir que son bastantes (RISAS); la teoría de que la estábamos redistribuyendo en Centroamérica, una mentira, pero una mentira de pies a cabeza, puesto que las armas las recibíamos en nuestro país exclusivamente para nuestra defensa; pero ellos decían esto para justificar el envío de asesores y de armas a El Salvador, su intervención en Centroamérica, etcétera, para justificarlo ante el Congreso, y sabían que era mentira.

A los pocos días se embalaron y dijeron que teníamos asesores militares en El Salvador, otra gran mentira, la soltaron. Claro, la dijeron después de la declaración franco-mexicana, un poco para tratar de complicar la cosa y poner en situación embarazosa a México y a Francia y a otros países, entonces plantearon que estábamos enviando asesores militares a El Salvador.

Después empezaron a decir que estábamos suministrando armas a los guerrilleros salvadoreños. Esto se lo contestamos nosotros de conjunto en la Conferencia Interparlamentaria, cuando dijimos que hacía muchos meses, los patriotas salvadoreños estaban luchando con las armas que le arrebataban al enemigo y las balas, que no era una cuestión moral, que era justo mandarles armas, y que si no las mandábamos era sencillamente porque no había vías para hacerlo. Es decir, que moralmente nosotros consideramos justo enviar armas, pero dijimos la verdad: que era mentira que les estuviésemos suministrando armas y parque a los patriotas salvadoreños.

Y cuando la Conferencia Interparlamentaria les juntamos los tres desmentidos: ni se redistribuyen las armas que vienen de la Unión Soviética en Centroamérica, ni tenemos asesores, ni estamos suministrando armas a El Salvador. Les dijimos: son unos mentirosos completos y se lo dijimos a los voceros del imperialismo. Entonces no les quedó más remedio que callarse la boca.

Por un tiempito se callaron la boca, porque venía hablando el Secretario de Estado, hablaba un asesor del todopoderoso señor y hacían declaraciones de todo tipo, porque se caracterizan por dos cosas: hacer muchas declaraciones y decir muchas mentiras, y se caracterizan por una de estas dos cosas: o son mentirosos conscientes o son ignorantes y en todo caso, desde luego, son cínicos (APLAUSOS).

Ahora ya cambiaron de táctica. Ahora no hablan los voceros, y manipulan noticias para publicar en la prensa. Y así otra gran guayaba (RISAS). Este es del día 19, hace tres o cuatro días, un cable que dice:

"Dos columnistas norteamericanos informaron hoy que Cuba supuestamente ha enviado a Nicaragua entre 500 y 600 soldados de élite con la intención de yugular El Salvador y crear al este del país un gobierno marxista revolucionario.

"Rowland Evans y Robert Novak, cuyos artículos aparecen diariamente en centenares de periódicos..."

Para que ustedes vean cómo las mentiras de estos señores aparecen por todo el mundo, las desmentidas no aparecen, no, las desmentidas no aparecen. Ellos fabrican así, al estilo goebbeliano, al estilo hitleriano, al estilo fascista, fabrican sus mentiras y se las hacen creer al pueblo de Estados Unidos, ¡se las hacen creer!, en centenares de periódicos. Entonces, millones de personas leen las noticias, lo que no leen es el desmentido, ¿comprenden? El desmentido lo leen algunos gobiernos, algunos núcleos dirigentes, determinados lectores. Es importante por eso desmentir, pero a ellos lo que les interesa es fabricar la mentira.

Dice: "...cuyos artículos aparecen diariamente en centenares de periódicos, facilitaron todo tipo de detalles sobre la pretendida ‘invasión abierta’ de El Salvador a cargo de tropas cubanas, citando para ello a ‘fuentes latinoamericanas impecables’, dice que ‘fuentes impecables’.

"Los dos periodistas dicen que ‘Fidel Castro ha introducido una fuerza de choque en Nicaragua para atacar por la puerta trasera’ al gobierno salvadoreño del presidente José Napoleón Duarte."

Ni que este fuera un Napoleón de verdad y hubiera que hacerle un ataque por la puerta trasera y cosas por el estilo (RISAS), una especie de Waterloo.

"El plan, según los datos y las interpretaciones de ambos periodistas, puede tener una simpleza clásica, y pretendería cortar El Salvador en dos por el río Lempa para organizar un gobierno provisional revolucionario al este del país que lograra poco a poco apoyo internacional para el Frente Democrático Revolucionario.

"Este esquema, que podría haber empezado con la destrucción del puente del Oro la semana pasada, equivaldría a otra intervención cubana en el exterior.

"Rowland Evans y Robert Novak adujeron que Estados Unidos debería adoptar ‘otras medidas esenciales’ para impedirlo"... Una exhortación a medidas contra nosotros al ataque, al bloqueo.

"El artículo sugiere implícitamente el aumento de la ayuda militar, incluso con hombres, a la Junta de Gobierno salvadoreña.

"Las ‘contramedidas’ norteamericanas deberían ir ‘mucho más lejos’ que el ‘mero envío de 50 asesores’, alegaron.

Entonces, sigue dando datos, es largo.

Aquí dice:

"Los soldados, pertenecientes a las ‘fuerzas especiales de intervención rápida’ —nos han inventado un cuerpo de intervención rápida a nosotros—dependientes del Ministerio cubano del Interior, iban vestidos con ropa de civil, como si fueran ‘turistas’, añadieron los columnistas.

"Sus armas, manipuladas por especialistas, estaban ocultas en lo que parecían baúles de turistas y otros bultos normales de equipaje.

"Los vuelos tuvieron lugar los días 16, 17, 18 y 19 de septiembre, y en el último de ellos viajó también Julián López, embajador cubano en Nicaragua, según Evans y Novak.

"La columna informó también que nada más poner pie en suelo nicaragüense, las tropas abordaron unos helicópteros que les estaban esperando y ‘desaparecieron en la selva’.

"Exactamente 26 días más tarde, en la madrugada del 15 de octubre, el puente más importante sobre el río Lempa, que divide en dos El Salvador, fue volado."

Se trasladaron tropas con armas en equipajes, se montaron en helicópteros, desaparecieron en la selva y a los 26 días exactos volado el puente.

Pero no por casualidad ese mismo día, otro periódico, el Wall Street Journal, hace un editorial, "que gracias a una campaña propagandística izquierdista de alarmante eficacia, el gobierno del presidente Reagan ha sido frustrado en gran parte en sus esfuerzos para lograr el respaldo público para un contraataque norteamericano contra la conquista soviético-cubana en Centroamérica, dice hoy el Wall Street Journal.

En un comentario editorial el diario financiero añade: "Sin embargo, todavía es muy temprano para abandonar la lucha.

Después dice que "el gran premio de esa campaña, supuestamente soviético-cubana, si tiene éxito, será el Canal de Panamá".

Pues, este es el estilo de fabricar la mentira, de divulgarla en cientos de periódicos, sacarla por todos los cables internacionales.

Como se explicó aquí cuando el Encuentro de Intelectuales y Artistas, los monopolios yankis de información dominan el 70% de la información mundial, y regar todo esto tiene propósitos evidentes.

Ya no hablan los voceros, manipulan algunos periodistas para escribir estos artículos con evidentes propósitos, justificar su intervención en El Salvador, justificar sus amenazas y sus medidas agresivas contra Cuba.

Pero una vez más tenemos el placer de decirles: Señores imperialistas, son unos mentirosos, son unos mentirosos (APLAUSOS). No nos queda más remedio que desmentir, porque Cuba no ha enviado un solo soldado de tropa especial ni de ninguna otra tropa a Nicaragua, ¡nunca Cuba ha enviado tropas a Nicaragua! Esa es una gran mentira, y tenemos el derecho y además el deber de desmentirlo, es una mentira de cabo a rabo, de pies a cabeza.

Pero, ¿para qué sirven estas mentiras?

También el famoso señor Buche, en su periplo por América Latina decía aquello que recordaba Tomás, cuando daba consejos sobre los 5 000 asesores en Nicaragua. Hablan de 5 000 asesores. ¿Qué son asesores? Otra mentira. Ojalá tuviéramos 5 000 no asesores sino médicos, maestros en Nicaragua, pero no llegan ni a 3 000. Y la inmensa mayoría son alrededor de 2 100 maestros y profesores, más de 200 médicos, numerosos técnicos medios de la salud, obreros de la construcción, técnicos agrícolas, que constituyen la inmensa mayoría del personal cubano que presta servicios internacionalistas en Nicaragua (APLAUSOS). Este señor lo llama 5 000 asesores, este señor habla tranquilamente de 5 000 asesores cubanos en Nicaragua.

Igualmente una señora llamada Kirkpatrick, algo de eso, creo que es embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas —que se caracteriza por decir cosas histéricas, porque la histeria está presente en estos personajes fascistoides— decía que teníamos no sé cuántos soldados en Afganistán. Vaya usted a saber que hasta en Afganistán nos han colocado soldados a nosotros.

Así tranquilamente hablan, y yo digo, a veces digo: ¿serán ignorantes, serán bobos, serán cretinos, serán cínicos, qué demonios, o serán todas esas cosas juntas? (RISAS) Dicen las mentiras así con una tranquilidad, y esta señora nos puso tropas en Afganistán, este señor habló de 5 000 asesores en Nicaragua, y así por el estilo. Pero, claro, estas cosas tienen sus objetivos, estimular la contrarrevolución en Nicaragua; tienen los objetivos de la CIA, estimular las acciones contra los trabajadores internacionalistas cubanos. Esta política tiene como objetivo estimular asesinatos tan viles y tan cobardes como el de los dos maestros cubanos asesinados en días recientes en Nicaragua.

Creo, sinceramente, que una de las más hermosas páginas de solidaridad internacional la están escribiendo nuestros maestros y nuestros médicos en Nicaragua (APLAUSOS). Y sentimos orgullo de contar con hombres y mujeres capaces de esto.

Personalmente despedí a gran número de los compañeros maestros que están en Nicaragua, y sé el trabajo que hacen, en las condiciones en que lo hacen, como ya lo explicó aquí con palabras elocuentes el compañero Tomás Borge; cómo viven en los lugares más apartados, en las condiciones más difíciles, donde hay a veces que caminar tres días para llegar, o viajar dos días en mulo. ¡No se sabe el mérito que tienen esos compañeros, los maestros, en los rincones más apartados de Nicaragua: y lo extraordinario es que la mayoría, o alrededor de la mitad, son mujeres las que están enseñando allí en ese país (APLAUSOS), muchas de ellas madres de familias, que se separan de sus hijos y de sus esposos y de sus familias durante largo tiempo para ir a prestar esos servicios allí. Creo que tienen un mérito realmente extraordinario (APLAUSOS).

¡Ah!, los imperialistas no hablarán de esos asesinatos, no condenarán esos asesinatos. Cuando nuestro país está cumpliendo ejemplarmente, lo que ha de ser el deber de todos los países del mundo de cooperar unos con otros para luchar contra las enfermedades, para luchar contra el analfabetismo, para luchar por el bien de la humanidad; cuando estamos prestando una cooperación absolutamente desinteresada, entonces son objeto esos hombres y esas mujeres de las calumnias imperialistas. Esos maestros no van allí a enseñar marxismo-leninismo, y eso lo saben muy bien todas las familias nicaragüenses; ellos van allí estrictamente a cumplir los programas e impartir la materia escolar que les señala el Ministro de Educación de Nicaragua, esa es su tarea, y pocas veces se ha escrito una página más hermosa.

Ahora los imperialistas no escribirán editoriales ni harán propaganda condenando este bochornoso asesinato. ¿De qué protestan los imperialistas? ¡Ah!, los imperialistas protestan de que los sandinistas arrestaron a unos cuantos burgueses por haber violado la ley en Nicaragua. De eso sí, sobre eso sí llueven protestas, y salen los cables, y sale la condena. ¡Ah!, cuando se trata de un fariseo imperialista, cuando se trata de un traidor a las causas de las revoluciones que es arrestado, entonces surgen la protesta universal del imperialismo. Pero cuando asesinan a dos humildes maestros que están cumpliendo la extraordinaria y hermosa tarea de enseñar a niños nicaragüenses, entonces no hay una sola palabra de condena ni una sola palabra de protesta. ¡Esa es la actitud, esa es la actitud de los imperialistas! Y aquí podemos decir que en manos de los maestros cubanos, y gracias a esos maestros cubanos, están recibiendo educación 100 000 niños nicaragüenses; los maestros cubanos están enseñando a 100 000 niños en Nicaragua (APLAUSOS) .

(UN DELEGADO EXCLAMA: ¡Comandante en Jefe, los delegados a este Congreso estamos dispuestos a ir a Nicaragua a sustituir a los hermanos caídos! Y TODOS APLAUDEN).

Asesinar maestros es uno de los más horrendos y repugnantes crímenes que pueden cometerse en el mundo de hoy. Pero no es nada nuevo para nosotros. Recordamos a Conrado Benítez, a Delfín Sen, a Manuel Ascunce. Recordamos cuando la Campaña de Alfabetización cómo fueron capaces de ir allí a colgar campesinos y a colgar alfabetizadores. Por nuestra propia experiencia conocemos eso, a dónde llega el odio del imperialismo, a dónde llega la falta de escrúpulos de la CIA, a dónde llega la vileza de la contrarrevolución y de los reaccionarios. Por eso estamos preparados para asimilar esas amargas experiencias.

Nosotros confiamos en la Revolución Sandinista y en su capacidad, y sabemos que esos crímenes, como lo fueron en nuestro país, serán castigados. Y sabemos que ellos, además, toman todas las medidas necesarias para proteger a nuestros maestros (APLAUSOS).

Pero con esto no intimidarán al pueblo de Nicaragua, ni intimidarán al pueblo de Cuba (APLAUSOS). El mismo día que se supo el asesinato de estos maestros se triplicó el número de alumnos que se inscribieron en el Destacamento Pedagógico, y son miles los maestros que se han ofrecido voluntariamente para ocupar el puesto de los dos maestros que cayeron (APLAUSOS), que enriquecen el martirologio de nuestra patria, porque fueron como soldados caídos en combate, en el combate contra el analfabetismo, en el combate contra la incultura; combate que libran con lápices, libretas y libros, ¡no con armas! ¡Hay que ser demasiado cobarde y demasiado miserable para asesinar a hombres en esas condiciones (APLAUSOS).

Para eso sirven estas campañas. Sólo falta ahora que los periódicos yankis publiquen que dos soldados de tropas especiales murieron, que estos no eran maestros, que estos eran dos soldados especiales de los que desembarcaron recientemente.

Creo que estos hechos nos ilustran, nos enseñan la falta de escrúpulo del enemigo que tenemos delante; nos ilustran sobre la lucha que tiene que librar nuestro pueblo, el pueblo cubano, el pueblo nicaragüense, los pueblos a medida que se liberan, como tiene que estar el pueblo angolano ahora, después de tantos años de lucha por su independencia, combatiendo contra los racistas sudafricanos, víctima de las agresiones que realizan en contubernio con el imperialismo yanki. Este es el camino de la libertad, que es un camino largo, y el camino de la dignidad, el camino de la justicia, el camino de la revolución.

Ahora bien, frente a estos riesgos de tipo militar, frente a esta amenaza, estamos preparados. Se ha hecho un gigantesco esfuerzo en la organización de las Milicias de Tropas Territoriales, en el fortalecimiento de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias. Y no cesamos un solo minuto, un solo segundo de trabajar, de preparar y de mejorar nuestras defensas. Es grande el esfuerzo, es grande el costo; pero estoy seguro de que el país no se perdonaría ¡jamás!, en caso de una agresión imperialista, haber descuidado sus defensas. Y, por lo tanto, la atención a la defensa del país es prioritaria en cualquier circunstancia; pero tenemos también que prepararnos, estamos preparándonos para enfrentar las dificultades económicas.

En primer lugar, tenemos que aplicar la reforma a los precios minoristas. Esta medida es independiente de la situación económica general de que hablé anteriormente, pues está asociada a la reforma salarial. En virtud de la reforma salarial, 2 400 000 trabajadores han recibido incrementos de ingreso. La suma asciende a 440 millones de pesos este año; llegará a 540 millones en 1982, y totalizará 2 700 millones en el quinquenio. Esto incluye ingresos por reforma salarial y también por primas.

Cuando se planteó la reforma salarial, se explicó que tendría que hacerse también una reforma de precios. ¿Por qué? Porque se incrementa el circulante en el quinquenio en 2 700 millones solo por el concepto de aumento de ingreso de los trabajadores. La reforma de los precios minoristas era necesaria por dos razones: una, compensar en parte las consecuencias de la reforma salarial; segundo, racionalizar mejor nuestros precios.

Como se recordará, cuando se anunció la reforma salarial, se explicó que se revisarían algunos precios minoristas. En la edición de Granma, del 25 de marzo del pasado año, se decía a este respecto: "Como se conoce, pese al proceso inflacionario que ha tenido lugar en todo el mundo, en los últimos años, el cual repercute en forma particularmente negativa en una economía tan abierta como la de Cuba, los precios minoristas de los artículos de primera necesidad se han mantenido congelados al nivel de los primeros años de la Revolución, con el fin de que la economía familiar no resultase gravada por este motivo, obligando a fuertes subsidios estatales que conspiran contra el necesario equilibrio de las finanzas internas.

"La reforma de salarios permitirá que, parejamente con su aplicación, se proceda al estudio de esta situación para aplicar determinados incrementos de precios en el mercado minorista, pero cuya cuantía sería inferior, por supuesto, al incremento de los salarios."

También hablamos de esto en el informe al Segundo Congreso de nuestro Partido. En aquella ocasión dijimos textualmente:

"Aunque en su conjunto la reforma de precios implicará un aumento de los gastos de la población, este será sustancialmente inferior al incremento de ingresos que se derivan de la reforma salarial y el pago de primas a los trabajadores que ya están en proceso de aplicación."

El problema es que nos hemos retrasado un cierto tiempo en aplicar esta reforma. Se ha aplicado la reforma salarial con anticipación a las modificaciones que había que hacer en los precios minoristas. Hemos dilatado varios meses y no se puede prolongar más esta situación, o de lo contrario, corremos el riesgo de nadar en dinero, que tiene consecuencias muy negativas para la disciplina del trabajo y para la economía. Nosotros tenemos que tratar de mantener lo que se llama el equilibrio financiero; si descuidamos eso, las consecuencias son negativas.

Ahora en esta situación económica no debemos dilatar más este paso, y antes de fin de año debemos hacer estas reformas en los precios minoristas, que —como se explica aquí— abarcará una parte sustancialmente inferior a los ingresos que se reciben por la reforma salarial. Por supuesto que se tendrán en cuenta los casos de pensionados, jubilados y personas que reciben ayuda de la seguridad social, que no están beneficiados por la reforma salarial, se tomará en cuenta la situación para que no les afecte. No son cantidades importantes, pero debemos hacerlo, y está implícito en la aplicación de la reforma salarial; de modo que sí algunos precios van a ser modificados, pero esperamos que queden al alcance de nuestros recursos (APLAUSOS).

Una parte de estos 2 700 millones que se recibirán adicionalmente, una parte será compensada con la reforma de precios; otra parte, con bienes y servicios que recibirá la población, y esperamos que también una parte con el ahorro.

También, como les decía, esto se une a medidas que tenemos que tomar de carácter restrictivo, y habrá que sacrificar en cierta forma algunos programas y algunos planes, algunas inversiones, y también posiblemente niveles de vida; pero tenemos de todas formas que enfrentar esta situación que se nos presenta, y que expliqué ampliamente con anterioridad, derivada de los factores señalados y asociada fundamentalmente a la baja del precio del azúcar. Debemos estar preparados para eso, debemos de estar preparados para hacer sacrificios y debemos cumplir nuestro principio inviolable, sagrado, de cumplir primero que nada nuestros compromisos internacionales (APLAUSOS).

Ahora bien, ahora bien, esto nos exige un especial esfuerzo. Como decíamos, el año pasado hicimos un enorme esfuerzo en la zafra y sin duda hicimos la zafra más eficiente de la historia de nuestro país, la zafra pasada. El país no dejó de realizar el esfuerzo. Y estas dificultades vienen, precisamente, cuando en nuestro país se está haciendo el mejor trabajo de toda la historia de la Revolución; cuando nuestros obreros están trabajando con más eficacia, con más entusiasmo, con más disciplina; cuando las empresas, los sectores de la economía, en la industria, en la agricultura, en las zafras, en las construcciones, están trabajando con más eficiencia que nunca; cuando hemos avanzado considerablemente en el establecimiento del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía; cuando estamos empezando a cosechar los primeros frutos de las medidas que hemos adoptado en ese terreno; cuando realmente mejor está trabajando nuestro pueblo y con más eficiencia, se nos presentan estas dificultades de carácter externo.

Nosotros hemos tenido que plantearles a los organismos de planificación: los recursos disponibles son estos, según los cálculos, y los cálculos tienen que ser muy conservadores, porque, además, el azúcar está ahora a 11,39, pero nadie puede asegurar que dentro de tres meses esté a ocho centavos, puede incluso bajar, puede ser la situación todavía más difícil. Y recomendarles a los organismos de planificación, a los organismos de la economía que ajusten sus planes, sus actividades a esta situación.

Nos van a faltar algunas materias primas, nos van a faltar algunos recursos. Es decir, que eso no debe sorprendernos, esto va a afectar producciones de distintos tipos; pero nosotros tenemos que hacerle frente a esta situación.

Pero nos obliga también a seguir desarrollando el esfuerzo por la eficiencia; seguir aplicando, por difíciles que puedan ser las condiciones, el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía; nos obliga a ser más eficientes y más ahorrativos que nunca: una gota de petróleo, un gramo de fertilizante, de acero, de tela, de todas las materias primas, tenemos que hacerlo más eficiente. Tenemos que esforzarnos por hacer más eficiente, o hacer al máximo eficiente la agricultura; continuar con los éxitos y los logros que estamos obteniendo en la agricultura cañera, en la ganadería, en la agricultura en general y, en fin, frente a circunstancias de esta naturaleza, tenemos que hacer un esfuerzo máximo, un esfuerzo máximo en los servicios, en la educación, en la atención médica, en todas las actividades, para demostrar cómo nuestro pueblo es capaz de enfrentarse a cualquier situación, por difícil que sea.

Como les decía, los imperialistas, que saben que vamos a tener estas dificultades, confían y se llenan de ilusiones y piensan: ah, por fin el bloqueo de 22 años va a dar algún resultado. No, el bloqueo de 22 años ha estado haciéndonos daño durante 22 años, pero eso no ha impedido lo que hemos hecho, no ha impedido logros que son proezas nunca antes realizadas, la proeza de dar empleo prácticamente a toda nuestra población, acabar con el tiempo muerto; acabar con los vicios, juegos, drogas, prostitución; acabar con el analfabetismo, llegar al nivel de sexto grado como mínimo, luchar por un noveno grado, tener prácticamente el mejor nivel de salud pública entre todos los países subdesarrollados del mundo, todos esos logros que tenemos y que vamos a seguir teniendo y que vamos a seguir impulsando, no nos los ha impedido el bloqueo. Las dificultades no nos impedirán seguir avanzando.

Pero lo que interesa, lo que hace falta, es contar con la comprensión y el pleno apoyo del pueblo (APLAUSOS). Eso es lo más importante.

Los imperialistas se hacen ilusiones, y los imperialistas están intensificando sus actividades de bloqueo económico contra Cuba, obstaculizando nuestra gestión económica, nuestros créditos.

Los imperialistas están multiplicando sus actividades de espionaje en nuestro país y fuera de nuestro país, y en las actividades de contactos y los intentos de búsqueda de deserciones en personal diplomático, en técnicos, en todo, están redoblando su actividad, están redoblando su actividad subversiva.

Los imperialistas, sin duda de ninguna clase, van a volver a sus métodos conspirativos, a sus planes de sabotaje a la economía, de asesinato a los dirigentes de la Revolución.

Varias veces hemos emplazado al señor todopoderoso e imprescindible a que diga si la CIA va a ser de nuevo autorizada a fraguar asesinatos de dirigentes de la Revolución, y han dado la callada por respuesta, no han dicho ni una palabra. A lo mejor piensan hasta que tenemos miedo y vamos a vivir temblando de que nos van a querer matar a nosotros, a los dirigentes, a lo mejor creen eso.

Pero hemos aprendido a defendernos, nuestros órganos de Seguridad han aprendido a trabajar bien, ¡pero muy bien! (APLAUSOS). No es tan fácil, ni nos hace temblar. Cuando los emplazamos a que digan si van a usar otra vez esos procedimientos, es para enfrentar los a su responsabilidad moral, es para que hablen, para que no se queden callados, porque son conocidas del mundo entero sus fechorías y sus antecedentes, y les exigimos que hablen y les exigimos que expliquen, pero miedo, por otro lado, no tenemos ninguno, aunque organicen 100 000 planes. En definitiva, sabemos defendernos, y no tenemos preocupaciones de ninguna índole en ese sentido.

Es muy probable que los imperialistas acudan a los más sucios métodos de sabotaje, como lo hicieron en el pasado y lo han hecho en el presente. Tenemos que seguirnos cuidando y tomando especiales medidas contra la guerra bacteriológica, y estar listos y tomar todas las medidas, y seguir disciplinadamente todas las instrucciones, en dos palabras: tenemos que estar preparados hasta para la guerra atómica, ¡hasta para la guerra atómica! ¿Qué podemos hacer? Bueno, ¡morir dignamente es una buena manera de comportarse y de hacer revolución! (APLAUSOS)

¡No tenemos armas atómicas, pero no les tenemos ningún miedo a las armas atómicas, señores imperialistas!

Los imperialistas van a multiplicar sus actividades subversivas, y en días recientes, con la mayor desfachatez del mundo y el mayor cinismo, proclamaron el futuro establecimiento de una emisora radial oficial del Gobierno de Estados Unidos contra la Revolución Cubana. ¡Hay que ser cínicos, hay que ser inmorales, hay que ser descarados para plantear la idea de establecer una estación en territorio de Estados Unidos, para hacer campaña contra la Revolución, para tratar de subvertir y desestabilizar a la Revolución! ¡Hay que ser cínicos, hay que ser muy cínicos! No se concibe una forma más vulgar, más brutal de intervención en los asuntos internos de otro país. Dicen que para que nuestro pueblo esté informado, siendo nuestro país hoy, un país que lucha por el noveno grado, capaz de leer, de escribir, de pensar. Compárese la información que tenía nuestro país con un pueblo de analfabetos y semianalfabetos cuando estaba controlado por los imperialistas yankis con la información y la conciencia que tiene hoy nuestro país. Nuestro pueblo lee hoy mucho más que el pueblo de Estados Unidos.

Desde luego que tal medida no se quedará sin respuesta (APLAUSOS). Para colmo del cinismo han bautizado la supuesta emisora como Radio "José Martí" , como una ofensa, como un insulto a nuestro pueblo. Al parecer ignoran, y si lo ignoran, los pobrecitos, ¿cómo se lo vamos a censurar? ¿Cómo les vamos a pedir que hayan lerdo a Martí, si estos señores no han lerdo ni la Constitución de ese país, ni a Washington, ni a Lincoln, ni a Jefferson, ni a nadie? ¿Cómo les vamos a pedir a Reagan, a Bush, a Haig, a toda esa gente que se hayan leído a Martí, y a todos los asesores del señor Reagan? ¿Cómo van a saber que Martí dijo que conocía el monstruo porque vivió en sus entrañas? (APLAUSOS) ¿Cómo van a conocer que Martí, unos días antes de su muerte, dijo que todo lo que había hecho toda su vida y lo que haría, era para impedir que el dominio de Estados Unidos se extendiera sobre nuestros pueblos de América? (APLAUSOS) ¿Cómo estos desvergonzados van a usar el nombre de Martí tan cínica y descaradamente? ¡Allá ellos! ¡Allá ellos! ¡Es asunto de ellos!

Reivindicaremos nosotros los nombres de los verdaderos patriotas norteamericanos (APLAUSOS), porque nuestro no es solo Martí, Martí es nuestro, Martí es de los revolucionarios cubanos; pero nuestro también es Washington, es Abraham Lincoln y son todos los grandes hombres norteamericanos (APLAUSOS). Nosotros sí tenemos derecho a hablar, pero no solo de Martí, tenemos derecho a hablar de Lincoln y de Washington, con una gran moral, porque aquellos fueron libertadores de pueblos y estos son opresores de pueblos, guerreristas, reaccionarios.

El nombre de Martí no se manchará, es tan grande que no podrá ser manchado ni siquiera por las bocas de los fascistas yankis (APLAUSOS). Continuaremos precisamente honrando a Martí siendo dignos seguidores de Martí, dignos hijos de Martí (APLAUSOS), revolucionarios como él, y como él dispuestos a morir por la patria (APLAUSOS).

Este es un error más de los yankis y tendrán tiempo de comprenderlo, seguro. Y además, es malo tirarle piedras al vecino cuando se tiene el tejado de vidrio, y de un vidrio frágil; porque nosotros hemos tenido, tenemos y tendremos dificultades, pero el pueblo de los Estados Unidos, en especial sus sectores humildes, está teniendo crecientes dificultades y va a tener grandes dificultades económicas y sociales. No en balde el desempleo se ceba fundamentalmente sobre la población negra de Estados Unidos, donde un altísimo por ciento, sobre todo en los jóvenes, está desocupado, y ese es un país imperialista que no va a resolver ningún problema social, porque al cabo de nueve meses de gobierno del señor Reagan y cuando estaba esperando un milagroso auge de la economía, se ha encontrado con una recesión y que los índices de producción bajan, y han tenido que reconocerlo. No han logrado nada contra la inflación, ha aumentado el desempleo y ahora se encuentran con una recesión.

Si ellos han querido desatar este tipo de lucha contra nosotros, no se olviden que nosotros no estamos por allá por Europa o por Asia, estamos aquí muy próximos a las costas de Estados Unidos y nuestras ondas radiales pueden llegar también allá (APLAUSOS).

Veremos quién es capaz de resistir más, veremos quién es más fuerte moral y políticamente, si ellos o nosotros (EXCLAMACIONES DE: "¡Nosotros!").

¡Que no confundan los imperialistas a nuestro pueblo con aquella escoria que tan gustosamente dejamos marchar de nuestra patria! Hay no solo una población adulta aguerrida, combativa, hay una nueva generación cuyo espíritu de intransigencia revolucionaria se mostró en las marchas victoriosas del pueblo. Hay una nueva generación de cubanos de la que son dignos exponentes esos dos maestros asesinados, esos más de 2 000 maestros que dan clase en Nicaragua y más de 200 médicos; de la que son dignos exponentes las decenas de miles de trabajadores internacionalistas que prestan servicios en más de 30 países; de la que son dignos exponentes más de 100 000 combatientes que han cumplido misiones internacionalistas (APLAUSOS). ¡Ese es nuestro pueblo! (APLAUSOS PROLONGADOS) ¡Y una vez más los imperialistas se equivocan y se van a equivocar con nuestro pueblo! ¡No dejaremos de cumplir nuestros deberes internacionalistas, por supuesto, no dejaremos de cumplirlos! (APLAUSOS) ¡No dejaremos de cumplir con nuestros deberes con la comunidad socialista, nuestros deberes con los países subdesarrollados, con los países del Tercer Mundo! ¡No dejaremos de seguir batallando, denunciando la realidad, denunciando los sufrimientos y la explotación de nuestros pueblos, denunciando los peligros que se avecinan para la paz del mundo, derivados de la nueva carrera armamentista, derivados de la pobreza y del subdesarrollo! ¡No renunciaremos a nuestras ideas de la cooperación internacional! ¡No renunciaremos a nuestro criterio de la necesidad de que todos los países, independientemente del régimen social trabajen unidos si queremos de verdad preservar la paz y preservar la humanidad! Nuestros deberes de país civilizado, de pueblo civilizado, los cumpliremos, y estamos dispuestos a cumplirlos.

No queremos el conflicto por el conflicto, la lucha por la lucha, el enfrentamiento por el enfrentamiento, pero al lado de esa conducta está la otra, la conducta revolucionaria, la conducta marxista-leninista, la firmeza de la Revolución, la decisión de defender nuestras ideas, nuestra Revolución, nuestro sistema socialista, nuestro derecho a sostener principios nobles y justos a cualquier precio y en cualquier circunstancia (APLAUSOS).

¡Se engañan los imperialistas si creen que flaqueará nuestro pueblo! (APLAUSOS) ¡Si es necesario hacer los sacrificios de los primeros años de la Revolución, los haremos otra vez y aún mayores! (APLAUSOS) ¡Si es necesario hacer los sacrificios de nuestra guerra de liberación, los haremos otra vez y aún mayores! (APLAUSOS) ¡Si es necesario hacer los sacrificios de nuestros mambises, los haremos otra vez y aún mayores! (APLAUSOS)

¡Que nuestra historia, nuestra independencia, nuestra Revolución, nuestro socialismo, nuestro progreso se escribieron con heroísmo y con lucha! (APLAUSOS) Y estamos dispuestos a escribirla cuanto tiempo sea necesario, aunque requiera el esfuerzo no sólo de una generación, sino de dos y de tres y de cuatro generaciones de cubanos (APLAUSOS).

¡Sepan, señores imperialistas, que el pueblo cubano vivirá con su Revolución o morirá hasta el último hombre y mujer junto a ella!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION).

Versiones taquigráficas- Consejo de Estado