Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de graduación de los pioneros de 9no grado de la Secundaria Básica Experimental “José Martí”, en el Palacio de las Convenciones, el 23 de julio de 2005

Fecha: 

23/07/2005

Queridos alumnos que se gradúan;

Padres y familiares;

Profesores;

Dignísimo colectivo que ha hecho posible lo que hoy estamos celebrando:

 

Se gradúan, algo que ya todo el mundo sabe, 345 pioneros que se encontraban en séptimo grado el día 6 de septiembre de 2002, cuando tuvo lugar la inauguración de la escuela Secundaria Básica Experimental “José Martí”.

Son los primeros egresados de noveno grado de esta escuela, educados bajo la nueva concepción del profesor general integral que trabaja con 15 adolescentes, transita con ellos desde el séptimo al noveno grado, y que ha sido el amigo, el consejero, el guía de cada uno.

Este profesor general integral ha mantenido el estudio y el trabajo sistemático con los padres —trato de ver dónde están los padres, arriba, allá también (Señala).  Los saludo especialmente y los felicito (Aplausos)—, recabando su cooperación, tal y como les pedimos aquella noche en el cine-teatro Payret, donde tuvimos que refugiarnos, si mal no recuerdo, porque venía un aguacero grande, entonces llovía, y ahora ha vuelto a llover.

Cuando escogíamos esta escuela, ya habíamos vencido la meta de una primera experiencia en la ESBEC cosmonauta “Yuri Gagarin”, bajo la conducción de los primeros profesores generales integrales:  Los Valientes.  Era necesario extender el experimento a una escuela urbana externa, que desempeñaba su labor en una de las más complejas circunstancias de la capital, no se escogió la más fácil.  Era en medio de los primeros años ardientes y creadores de la batalla de ideas.

Las reflexiones que determinaron un especial esfuerzo de la Revolución en los grados séptimo, octavo y noveno, que en Cuba calificamos como enseñanza secundaria básica, están contenidas en las siguientes palabras que tuve oportunidad de pronunciar por aquellos días, y que a mi juicio, mantienen hoy plena vigencia en el ámbito mundial.

“La situación de la enseñanza secundaria básica es un desastre, criterio generalizado, suscrito incluso por los organismos internacionales relacionados con la educación.

“Era un sistema tradicional de enseñanza heredado de Occidente y concebido para élites minoritarias.”

Quisiera saber cuántos de ustedes pertenecen a elites minoritarias, o cuál de los padres.  Sabemos muy bien que es a la inversa.

“Bajo el sistema actual” —decía entonces— “que implica la atención por un profesor especializado por materia de numerosos grupos que pueden ascender a cientos de alumnos” —aquí se señaló por Mara, cuando habló de que ella atendía a más de 200—, “nadie tiene responsabilidad especial, no conoce, ni puede conocer al niño, su conducta general, carácter, temperamento, problemas personales, dificultades en el seno familiar.

“El alumno pasaba a manos de 11, 12 y hasta 13 profesores según el grado, donde era difícil conocer el nombre de todos los alumnos y donde nos preguntábamos si realmente podía leer y analizar a fondo los exámenes o trabajos escritos de más de 200 adolescentes.”

Era un método que nada tenía que ver con la educación, un método rudimentario, ineficiente y complicado de instruir —sin que, por supuesto, ninguna culpa tuvieran los profesores, ellos lo habían heredado así de los últimos siglos—, un método sin que nadie integre sus conocimientos, su cultura y sus valores.  Sin duda, no era la forma ideal de educar a un adolescente de 12 años de edad, como los que graduamos hace dos días en Cárdenas, lo recuerdo; niños que recién iban a comenzar la adolescencia, que entran en una etapa decisiva e irreversible de su personalidad y de su vida.  Se trata de seres humanos, no de máquinas, no de autómatas, y no de personas llamadas irracionales, de otra especie.

Unido a lo anterior, concretamente en nuestro país, especialmente la capital, estaba la falta de profesores para muchas materias, la angustiosa búsqueda de ayuda entre los estudiantes universitarios para que impartieran una o varias horas semanales de clases, la utilización de los estudiantes de los institutos pedagógicos, las apelaciones a voluntarios entre profesionales, los cambios o confecciones de horarios que se ajustaban a las escaseces de profesores.  Las escuelas se veían obligadas a confeccionar horarios nada óptimos para enfrentar la carencia de profesores especializados.  ¿Acaso les ocurrió esto a algunos de ustedes?

En el caso concreto de Ciudad de La Habana, al analizar los detalles de esta enseñanza nos encontramos con que el número de aulas era bastante inferior al número de grupos de alumnos en ese nivel; no se cumplía la doble sesión, ni podía cumplirse; no todos los alumnos regresaban en el horario de la tarde; aprendían, aproximadamente, entre el 20% y el 25% de los contenidos del grado.

Las dificultades se centraban fundamentalmente en esta ciudad, y de ella partimos para enfrentar, en medio del período especial y el bloqueo, la situación de la enseñanza secundaria básica.  Esto dijimos entonces, cuando todo estaba por ver.

¿Cuál ha sido el resultado a los tres años de iniciado este experimento?  Los principales indicadores de eficiencia arrojan los siguientes datos: 98,2% de asistencia de alumnos, 98,5% de puntualidad, 90,8% de eficiencia en el ciclo.

De 380 alumnos que comenzaron el séptimo grado, solo 35 no concluyeron sus estudios en la “José Martí”; de ellos, 27 lo hicieron en otras escuelas secundarias por traslados de las familias a otras provincias, o en escuelas de oficios y de conducta en la ciudad, y 8 alumnos emigraron del país en el seno de su núcleo familiar.

Entre los principales logros de la escuela se encuentran la consagración de sus claustros de profesores, la integración de todas las organizaciones del centro y el vínculo con la familia.

La organización escolar alcanzó un viraje impresionante, hoy es una escuela con estricta disciplina —se puede ver, se puede percibir, se puede respirar—, y es muy agradable que a ello se une —y lo he visto— una esmerada educación formal, que no se veía por ninguna parte y no sé si se vio alguna vez en nuestro país.  Da gusto ver la forma educada con que se dirigen a los demás, con que hablan, con que se expresan.  No he visto ninguna otra escuela así, y albergo la esperanza de que un día, no lejano, todas sean así.

En esa escuela se escucha el criterio de los alumnos, se materializa el concepto estratégico de la microuniversidad, se ha rescatado, o se ha creado, la sana tradición de himnos y canciones nacionales o patrióticas, a veces las dos cosas, donde se trabaja sistemáticamente en el desarrollo de una cultura integral de los alumnos en temas políticos, para superar lo peor y más terrible, la ignorancia sobre este tema tan decisivo para la vida de las sociedades y del mundo; temas también de actualidad nacional e internacional, sin lo cual estaremos como ciegos por el mundo, sin un bastón siquiera; temas de historia, arte, economía y ciencia.  Si no conocemos de esos temas, no sabremos nada de nada.

El trabajo con la familia se intensifica con la visita al hogar por parte de los profesores y la realización de reuniones de padres, convertidas en verdaderas escuelas de preparación familiar, a lo que se suman los contactos individuales cuando la situación lo requiere.

No puede haber otra forma de trabajar como maestro, de cooperar y de alcanzar los sagrados y altísimos objetivos de una escuela y de la educación.

La Organización de Pioneros “José Martí” asumió nuevas y  más eficientes vías de trabajo.

Se logró un mayor protagonismo de los alumnos, la autodirección, los análisis profundos durante las asambleas que elevaron su calidad y el logro de la crítica y autocrítica consecuente.

El uso de las videoclases, teleclases y softwares educativos con que cuenta la enseñanza, y el papel del educador, del profesor general integral, ha sido clave en la preparación de los docentes junto al trabajo metodológico de cada uno de los grados, para dar respuesta al objetivo estratégico de las transformaciones y elevar los niveles de conocimiento de los alumnos.

En esta escuela no se pierde un turno de trabajo.

Los resultados del aprendizaje se han comportado de la forma siguiente:  en materia tan importante como la matemática, de un 29,2% de respuestas correctas en octubre del 2002, en el diagnóstico inicial de la escuela, a un 69,1% en el operativo de calidad realizado en el pasado mes de mayo.   Dos estudiantes resultaron ganadores a nivel nacional en el concurso de matemática.

En español, de un 59% de respuestas correctas en octubre del 2002, en el diagnóstico inicial de la escuela —no estaba tan mal la cosa como en matemática—,  a un 69% en el operativo de calidad realizado en mayo del 2005.

En el quinto operativo de calidad realizado, los resultados de la escuela experimental “José Martí” presentan resultados superiores a la media nacional en 20,42 puntos porcentuales en matemática y 4,83 puntos porcentuales en español.

Los resultados confirman, a pesar de ser algo totalmente nuevo y sin experiencia previa, la validez del nuevo modelo educativo a partir de la concepción del profesor general integral y un mayor tratamiento individualizado a cada alumno y su familia.

Algunas opiniones de los padres de los alumnos que se gradúan en el día de hoy:

“Nuestros hijos han cambiado en la forma de pensar y actuar.

“Están mejor preparados nuestros hijos en la orientación profesional.

“Ha mejorado la disciplina de nuestros hijos.

“Han adquirido madurez y responsabilidad en el tema de sus decisiones.

“Estamos admirados de cómo nuestros hijos han ido cambiando su comportamiento en la casa y en sus gustos.

“Se interesan por el estudio y por lo que van a realizar en el futuro.

“Mi hijo me sorprendió cuando decidió ser maestro.

“Que mi hijo haya comenzado en el experimento es lo mejor que me ha pasado. 

“Mi hijo ha crecido mucho humanamente.  Hoy se preocupa más por los demás.

“Hoy mi hijo piensa en seguir estudiando; antes solo le preocupaba terminar el noveno grado.

“Los profesores de nuestros hijos han influido correctamente en la toma de sus decisiones.

“Estamos agradecidos de como se ha desarrollado la escuela en estos tres cursos.

“Se notan los cambios positivos, lo mismo en el aprendizaje que en lo educativo.

“Con el experimento se ha logrado más comunicación entre la escuela y el hogar.

“Pensamos que nuestros hijos han adquirido más cultura con este experimento.

“Mi hijo hoy es responsable ante cada tarea.

“Como madre, me sentí orgullosa de que mi hijo recibiera el carné de la Unión de Jóvenes Comunistas.”

Se aprecia realmente satisfacción, orgullo.

Lo habíamos oído mencionar, pero lo entendemos mucho mejor esta tarde en este acto y ante la presencia de ustedes, los padres, los profesores y ellos.

En septiembre del 2003, hace solo dos años, se generalizaron en todo el país estas transformaciones en las escuelas secundarias básicas, constituyendo una concepción radical y profunda en su modelo educativo y formativo.

Fue un paso audaz, a partir de la experiencia que íbamos observando en la escuela experimental y nos decidimos por no esperar más, ni siquiera elaborar un programa de tres años para hacerlo.  Calculamos qué hacía falta.  Ya, desde luego, estaban estudiando varios miles de jóvenes en la escuela “Salvador Allende” y en otras escuelas pedagógicas a lo largo del país para formarse como profesores integrales.

Los recursos humanos no eran muchos.  Los profesores de ese nivel y otros no estaban todos convencidos.  Yo diría que ni siquiera la mitad, posiblemente mucho menos que un tercio.

La Ciudad de La Habana, el lugar de los desastres educativos, no tenía ni suficientes profesores, y mucho menos los suficientes alumnos de once o doce grados para ingresar en las escuelas donde se iban a formar los profesores integrales.

Ese fue el nombre que se les puso, como a los de primaria se les había puesto maestros emergentes, y todo el mundo asombrado pensando:  “¿Y esa gente qué hará?  ¿Qué demonio va a ocurrir con la educación secundaria o la primaria?”

En el 2000 —creo que fue en septiembre, por esa fecha más o menos— habíamos descubierto que se estaban acabando los maestros en esta Ciudad de La Habana; el promedio de edad crecía entre los maestros, muchos iban alcanzando la edad de jubilación y gracias a su estoicismo, a su espíritu de sacrificio se mantenían en las aulas, y en aquellas instalaciones de primaria que eran otro desastre, pues habían sufrido las calamidades de más de 10 años de período especial:  a cuántas les faltaban ventanas, a cuál no le faltaba una o muchas goteras, y cómo estaban los baños, el agua corriente, la cocina, etcétera, etcétera, etceterísima.  Y lo expreso así porque las vi en muchos lugares, y nos asombramos.

También de forma audaz —hay que decirlo— se decidió no solo preparar a los maestros emergentes —era inevitable— e iniciar un programa —por eso creo que fue en el 2000— de reparación capital de 769 escuelas primarias y secundarias de la ciudad, en dos años.

Todo el pueblo se volcó a la tarea, como solo puede hacerlo en una revolución, trabajando no se sabe cuántas horas de día y de noche.  Creo que nuestro país nunca hizo un esfuerzo como aquel, en tan breve tiempo, incluso, con mucho menos recursos que hoy.  Y se dijo para septiembre de tal año debe estar todo listo; era un compromiso y los compromisos hay que cumplirlos.

Cómo trabajó todo el mundo, cómo trabajó el Partido, la juventud, las organizaciones de masa, los organismos.  Es que todo el mundo se comprometió, se enamoró de esa tarea, lo cual no era difícil, porque era la tarea de arreglar aquellas escuelas de los niños.

Si la situación era difícil con la vivienda y problemas de todo tipo, al menos aquellos niños tendrían escuelas sin goteras, con bombillos, con ventanas, con agua corriente, con baños, con cocinas que funcionaban, con refrigeración; con una dieta que si no era óptima era una dieta mejorada, con incremento de algunas cosas como las cantidades, por ejemplo, de granos, se duplicaron, y otras cosas.  Fue un esfuerzo grande y se cumplió al pie de la letra.

No poca era la angustia esperando la hora, a veces lloviendo fuerte, cuando apenas faltaban tres semanas; a veces, cuando se descubría un techo con un problema por una columna y parecía imposible resolver aquello.

La última escuela creo que era la 400 fue inaugurada a finales de mayo y faltaba el resto, más de 360, y algunas eran nuevas, había que construirlas.  Faltaban apenas dos meses.  Alrededor de 45 000 constructores y vecinos trabajaban todos los días.

Fue realmente una hazaña, en medio del bloqueo asqueroso y el período especial heredado de los errores de otros, hablando así con mucha finura.  Nosotros solitos luchando, resistiendo, cuando unos creían, al iniciarse aquella etapa, que era cuestión de días la noticia en cintillos de que la Revolución Cubana había ido abajo.  Y la Revolución Cubana lo que hizo fue ir arriba, aunque algunos tontuelos no lo entienden y los imbéciles aquellos que están al norte de nosotros lo entienden menos todavía, porque cada vez están más embrutecidos por el odio y las decepciones, amargados, porque no han podido doblegar este pueblo; dedicados a comprar a unos cuantos pelagatos, mercenarios, hablando basuras y defendiendo incluso el bloqueo.  Hay cosas que hablar de eso en su oportunidad.

Ahora no se debe perder un minuto:  si viene un ciclón hay que atender el peligro, y si otro amenaza, pues también; si hay una crisis de electricidad, consecuencia de errores de conceptos de quienes se suponía que sabían, que a su vez lo habían copiado de otros países —de casi todos— que se suponía que sabían lo que estaban haciendo, derivado de la época en que un barril de combustible valía veinte veces menos; no se habían dado cuenta de las cosas nuevas que estaban pasando en el mundo.

Sí, pero errores de concepción que tan pronto fueron descubiertos, de inmediato se atacaron.  No voy a decir nada más, esperemos.  Ese es otro tema de otro momento, pero quiero decirles que sabemos lo que estamos haciendo y que no es poco.  Ya veremos qué hacen los parlanchines, los ignorantes y los tontos.

No llamo tontos a los que sufren, no llamo tontos a los que padecen las consecuencias de algunas de esas escaseces que en el mundo van hacia arriba, porque en la sociedad moderna eso que antes no existía, eso que antes se resolvía con velas de grasa de ballena —ya las ballenas se acabaron, incluso— o de otro tipo, o con faroles, como aquellos que llevaron los alfabetizadores a las montañas, donde ni por casualidad se veía un pueblito con un poco de luces, o una casa con luz eléctrica.

Hoy esa energía y ese sistema es vital en una sociedad moderna, y en una sociedad que llevó ese servicio a más del 90% de la población, cuando, realmente, no llegaba al 50% el Primero de Enero de 1959, al triunfo de la Revolución, y eran goticas de electricidad lo que consumía un hogar.  Hoy es vital, y más cuando vienen huracanes como estos; pero hay tiempo para abordar a fondo el tema, y no una sino más de una vez, y también qué hicieron los bárbaros, los salvajes, los genocidas, que invaden naciones enteras para apoderarse de la energía, ya les tocará su turnito de escuchar las verdades que deben escuchar.  Solo menciono lo que hicimos para recordarles que no hay nada que este pueblo revolucionario no sea capaz de hacer en cualquier circunstancia (Aplausos).

Hablé de lo que se hizo en La Habana, pero continúa el esfuerzo en el resto del país, y continúan las obras de la batalla de ideas, cobran cada vez más fuerza, y son cada vez más escuelas primarias, secundarias, tecnológicas, en el resto del país, las que reciben la reparación capital, aunque las escuelas en el resto del país, con muchos problemas, no tenían una situación ni siquiera parecida a las de La Ciudad de La Habana.  Y no solo eso, quedó organizado todo para que no se volviera a repetir aquello, y aunque a veces el hombre es capaz de tropezar como tres veces con el mismo tronco, esperamos que el número de tropiezos sea cada vez menor.

Les estoy adelantando algunas cosas que ustedes van a aprender en la vida, que ya están aprendiendo, a la cual llegarán —me refiero a esa vida que viene en adelante para ustedes— con incomparablemente mayor preparación que aquella que encontramos en el pueblo el día del triunfo, o que aquella que a lo largo de decenas de años se fueron adquiriendo, y no son pocas las cosas aprendidas, no son pocos los cientos de miles, casi un millón de graduados universitarios, pero que no es nada al lado de los que tendremos en un futuro, ni siquiera lejano, en materia de inteligencia, preparada y portadora no solo de una larga y heroica experiencia, sino de elevadísimos conocimientos.

Como les contaba, no podíamos tener tanta paciencia como para esperar y actuar en la secundaria, que estaba peor, pero mucho peor que la primaria.  Yo les recordaba aquel período cuando iniciamos esta experiencia, o cuando decidimos hacerlo no solo en la capital.  Reflexionen y verán cuánto esfuerzo:  maestros para no más de 20 alumnos en la primaria, profesores para no más de 15 alumnos en la secundaria; pero para ello debían ser profesores integrales. 

Es que las personas todas deben tender a la integralidad como norma, porque, bueno, como con tanta honestidad decía la maestra:  “Yo no creía que fuera posible”; pero, por ejemplo, yo no creo que sea posible que cada uno de ustedes hable en la casa todos los días y a toda hora el mismo tema:  por la mañana hablan de uno, al mediodía de otro, por la tarde otro, y en la cena, o por la noche otro diferente. 

La vida no se reduce a una sola cosa, los conocimientos no se deben reducir a una sola esfera.  Cuánto lamento que no me haya tocado la posibilidad de ingresar en una escuela como en la escuela en que ingresaron Los Valientes, o la escuela esa de donde salieron con el título de embriones de profesores generales integrales, para ser ya lo que casi son, creo que están llegando al título de nivel superior. 

Yo he visto algunos hoy por aquí, los conozco y los recuerdo muy bien.  Vean cuántas cosas, Valientes, profesores de los que venían desempeñando su noble misión durante muchos años, nuevos graduados, un número que crece y crece.  ¿Hasta dónde?  Hasta el infinito.

Todos debemos tratar de ser profesores generales integrales.  Imagínense ustedes en el papel de cualquiera de nosotros tener que saber de todo sin saber nada, tener que hablar de todo antes de graduarnos de profesores generales integrales, que no seremos nunca. 

Tuvimos que estudiar derecho, casi casi sin saber por qué estudiamos derechos.  Como he contado otras veces, algunos decían:  “Este va a ser abogado, este habla mucho.”  Y casi casi me pregunto qué muchacho no habla mucho, y se defienden cada vez más. 

Hay unos cuantos de los aquí graduados que quieren ser abogados, pues los felicité; otros me dijeron que querían ser médicos.  Respondí:  “¿Para qué misión quieres que te mandemos?”  Y así, muy interesante, como me pasó con los niños en Cárdenas, pero ahora más concreto y con alumnos adolescentes, y ya casi más que adolescentes, con jóvenes que hace tres años tenían la misma edad de Elián y sus compañeros.  Vean como corren los años, como pasa el tiempo.

Hoy, y gracias a la audacia, todo el país, todas las escuelas secundarias del país, están bajo este sistema de educación.  Por eso, hace solo dos años, se generalizaron en toda la nación estas transformaciones en las escuelas secundarias básicas, constituyendo una concepción radical y profunda en su modelo educativo y formativo.  Esto no hubiera sido posible sin la participación de 30 758 profesores que laboraban en esta enseñanza, de ellos 26 328 dieron el paso para convertirse en profesores generales integrales.

A estos profesores se fue sumando la fuerza de 12 553 profesores generales integrales formados en cursos emergentes.  El próximo curso escolar se iniciará con 4 980 nuevos profesores generales integrales que recién se han graduado, lo que quiere decir que en los últimos cuatro años de la batalla de ideas se han formado 18 533 profesores generales integrales emergentes para la secundaria básica.

Se instalaron 19 324 televisores de 29 pulgadas, lo recuerdo.  La decisión se toma en julio.  Queríamos comenzar en septiembre, teníamos Panda, pero el Panda es más pequeño.  Por distintas razones las propias aulas de ustedes, que provenían de una edificación que tenía espacios grandes y pequeños, hubo que dividir algunos, otros no se podían dividir porque es Patrimonio Nacional esa maravillosa escuela, hoy maravillosa no solo desde el punto de vista histórico y arquitectónico, sino más todavía por ser la escuela donde ustedes se graduaron, producto del primer experimento en la historia de un sistema de ese tipo.  Lástima que los escépticos no puedan mirar por un huequito lo que todos estamos viendo aquí hoy.

Además, aquellos televisores de 29 pulgadas, que se ven mejor, hubo que comprarlos; casi casi traerlos en avión para que en septiembre estuvieran aquí.  Pero ya antes se había hecho un esfuerzo con un selecto grupo de profesores y de alumnos que en el verano se la pasaron preparando clases.

También, por otro lado, se instalaron máquinas capaces de reproducir los casetes, y eran más de 2 000 clases, parecía que nunca se iba a acabar aquello. 

Llegaron los televisores, se hicieron los casetes y los programas, y se repararon las aulas que había que reparar en todo el país, casi todas, para comenzar y no perder un año, ni dos, ni tres. 

Así comenzó el curso, del que estamos hablando, hace dos años, que ya cuenta hoy con la fuerza con que cuenta, los recursos con que cuenta y la experiencia con que cuenta, lo más importante.

Estaban también los televisores de 21 pulgadas, 1 018, en las bibliotecas, así como 15 989 videocasetes.

Se grabaron 2 240 clases en video para las asignaturas de matemáticas, español, historia e inglés para los tres grados, y física para octavo y noveno grados, por parte de 40 prestigiosos docentes, que fueron los que hicieron esos cursos, y 250 alumnos de la capital.

La televisión educativa, programa también creado en la batalla de ideas, de los que tenemos tres ya, y podemos tener las que nos dé la gana, baste decir eso, nacionales, provinciales y hasta municipales.  ¡Prepárense los maestros, que van a tener en los municipios del país sus emisoras!  Ya verán, con todos esos medios que no teníamos, ni siquiera parecidos, cuando comenzamos.

La televisión educativa trasmite 21 programas semanales dirigidos al tratamiento de los contenidos de las asignaturas y a la cultura general de los alumnos.  Además, se incrementaron las frecuencias de clases en matemática y español, dos asignaturas básicas, en todos los grados, e historia en noveno grado.

Se cuenta con 13 590 computadoras, que permiten una relación en el país de una máquina cada 40 pioneros, y en el caso de la capital una cada 25.  En el futuro tendremos más, aquí y allá, y un día será parejo para todas las escuelas, las que hagan falta.

Puedo decirles, por ejemplo, indiscretamente, que existe un programa para la adquisición de 100 000 computadoras anuales.  Ya veremos qué pasa. 

Se dispone de la colección “El Navegante”, integrada por 10 softwares educativos y 29 softwares complementarios en la  secundaria.

Se ha logrado la sesión única en todas las escuelas de este nivel —sesión única quiere decir doble sesión, y parece un antagonismo, pero así se llamaba; que cada cual utilice la forma de expresarlo que prefiera—, que comienza a partir de las 7:30 de la mañana y concluye a las 4:30 de la tarde.

Con este objetivo se construyeron, dividieron o adaptaron locales, permitiendo contar con 1 545 nuevas aulas y 2 281 locales adaptados. 

Se asignaron 50 000 mesas escolares y 100 000 sillas.

De los 474 365 alumnos de secundaria básica, 469 093 —es decir, el 98,88% de la matrícula total de esta enseñanza— recibe alimentación gratuita en sus escuelas, a través de la merienda escolar los externos. 

No crean que fue sencillo, queridos compañeros y compañeras, el esfuerzo de las meriendas, las inversiones que se requirieron en todo el país para el panecillo aquel de los 100 gramos, que surgió, ¿saben cuándo?  Cuando aquel plan de las 769 escuelas, en la madrugada, ese panecito suave y de trigo especial, a veces mejor hecho, otras veces no tan bueno.  Es cuestión de preparación del personal que los elabora, de equipos, de disciplina, y también las otras cosas, y el yogur de soya del cual hoy no les hablo, pero resulta, realmente —cada vez recibo más información—, un excelente alimento.  ¿Qué podíamos hacer?  Eran cientos de miles de alumnos, decenas de miles de profesores y una cifra elevada de otros que laboran en las escuelas.  Quiero que sepan que son millones y millones de dólares los que se invierten en esa actividad. 

Todo se fue haciendo simultáneamente con la adquisición de los televisores y las demás cosas, las computadoras, y las reparaciones, y los muebles: “busquen recursos, ahorren”; exigiendo disciplina.  Vemos cómo se va mejorando. 

Ayer veíamos por televisión, en la mesa redonda, en que se hablaba de cómo estaban las panaderías:  Han mejorado, y tenían que mejorar.  Se conocen cuántas calorías, cuántas proteínas tiene la merienda.  Claro que conozco de memoria las historias, qué sabor gusta más, si es el de fresa, si es el de plátano, si es el de caramelo.  De memoria, les aseguro, compañeras y compañeros, que conocemos hasta el costo de cada uno de los productos, y el proceso, porque es de las cosas esas en que usted tiene que ser integral.  Que de repente se diga:  hay que dar una merienda, y que usted no sepa la merienda a qué se refiere, que usted no sepa cuánto cuesta cada cosa, cada insumo, y cuánta leche en polvo lleva, y cuántas toneladas de soya texturizada, sería el colmo, y, además, cuál les gusta a los muchachos.  Además, ustedes saben lo que saben, que no hay total igualdad en este mundo, y que en este país, donde hay más igualdad que en ninguna otra parte, hay todavía muchas desigualdades, ustedes saben cómo son las cositas.

Pasará el tiempo y un día todos ustedes tendrán ya un nivel de preparación, de conocimiento de todo tipo, porque han sido educados de esta forma, porque los padres de ustedes han contribuido tanto a educarlos, que a la vez ellos mismos se educan, porque van aprendiendo, ven las ventajas, ven el importante papel de los padres en una revolución como esta, a la que los bárbaros, los salvajes, los genocidas del imperio le inventaron la calumnia de que le iban a quitar los niños a los padres para enviarlos a Rusia, decían, de donde los devolverían hechos carne enlatada.  Vean si los imbéciles son inescrupulosos, y vean cómo abusan de la ignorancia.  Solo por ignorancia suprema podía ser posible que alguien se imaginara que aquello fuese cierto, y cuando inventaron aquella mentira los monstruosos criminales dieron lugar a que aproximadamente 14 000 familias enviaran a los niños para Estados Unidos.  Muchos se separaron para siempre.

Les cuento esa historia...  Porque todavía hay mentirosos igualitos o peores; pero se topan hoy con el Himalaya, aunque algunos ni lo saben.  A lo mejor en estos días hablo de algunas de esas cosas que hay que hablar, y ustedes comprenderán mucho por la excelente educación que han recibido.

Inventaron aquello, y era todo lo contrario.  La Revolución llamando todos los días a los padres, invitándolos a las escuelas primarias, secundarias y otras.  No se concibe la educación sin los padres, por allí comienza la educación, y cuando ustedes sean padres tendrán ya mucha mejor preparación, y los hijos de ustedes, cuando sean padres, tendrán más preparación que ustedes, porque ustedes los habrán educado a ellos y será ya algo muy distinto de lo que ha sido a lo largo de la historia, porque realmente ha llegado la hora en que al mundo no le queda otra alternativa que cambiar o dejar de existir. 

No hablo de un mundo como geografía, sino del ser humano como especie.  Lo digo con la más profunda convicción.  Qué gran satisfacción y aliento nos proporciona pensar que se está preparando el tipo de hombres y mujeres que puedan de verdad ayudar a salvar esa humanidad.

Mencioné el número de los que ya tienen hoy alimentación en las escuelas; pero nos faltan todavía 5 272 alumnos que no la reciben todavía, eso ocurre en unas 19 escuelas aisladas, pero ya el próximo año estarán todos, y no quedará ninguno sin ese complemento.  ¿Y en qué tiempo se hizo todo?  En dos años.  ¿Y cuánto tiempo ha pasado desde aquel 9 de septiembre?  Menos de tres años, no se ha cumplido todavía, faltan todavía dos meses.

Debo mencionar que todas las bibliotecas recibieron colecciones de enciclopedias, atlas, diccionarios, es decir, se renovó su fondo bibliográfico.  Debe decirse que disponemos de algunas tremendísimas imprentas nuevas, y una que no sé cuál es su estado actual, la última... (Alfonso le dice que en agosto se empieza el montaje de todo el equipamiento tecnológico.)

¿Cuánto dura eso?  (Le responde que en octubre debe empezar la primera producción.)

¿Y qué capacidad de producción, Alfonsito?  (Le responde que 45 millones de libros.)  Y de eso ni hablamos, porque no nos dedicamos a la propaganda; hechos más que palabras, no hay cosa más empecinada ni más poderosa que los hechos.  Hechos que nacen de las ideas, y de los nuevos hechos nacen nuevas ideas.

Debo tener presente que les estoy hablando a compañeritos y compañeritas adolescentes de 14 años, o que están finalizando, digamos, la adolescencia, 14 y 15 años, no vivieron aquellas cosas; pero tampoco vivieron la historia del descubrimiento de América o la historia del imperio romano o de la llamada civilización griega hace mucho tiempo, y de eso ustedes saben bastante; no vivieron en la época de las guerras de independencia en Cuba, no vivieron en los años de Martí, y de él ustedes saben bastante. Eso es aprender, eso es estudiar, esos son los frutos de la educación.

Ninguno de nosotros habría podido intentar nada, si no hubiéramos tenido el privilegio de poder estudiar.  ¿Y cuántos?  La inmensa mayoría no podía estudiar, y a sexto grado no llegaban ni el 10% de los ciudadanos de este país.  Cuando triunfa la Revolución he leído —sin tener seguridad en las cifras— que había, según censo u otra indagación, alrededor de 400 000 graduados de sexto grado.

Por cada graduado de sexto grado entonces hay hoy cuatro graduados universitarios, y un día habrá más títulos científicos en este país que graduados de sexto grado había en 1959.

Esta es una revolución, señores imperialistas, no anden bobeando tanto y acaben de saber lo que es, y lo que es resulta indestructible (Aplausos).

Se ha constatado una evolución satisfactoria en la organización escolar de la secundaria básica, la disciplina de los alumnos, el vínculo con la familia mediante las visitas a los hogares y las escuelas de padres, las cuales han contado con el 97% de asistencia de las familias.

Una muestra de la disciplina alcanzada en esta enseñanza fue la participación de los pioneros de la capital en la impresionante marcha del 17 de mayo donde los pioneros se caracterizaron por su organización y combatividad.

El nuevo modelo educativo y la concepción del Profesor General Integral ha permitido que en nuestras escuelas, si se cumple lo indicado, no se pierda un turno de clase.  Antes no se sabe los que se perdían, si eran más los turnos que se perdían o los turnos que se aprovechaban.

Los principales indicadores de eficiencia, en comparación con los dos cursos anteriores, se han incrementado: 99% de asistencia de alumnos a clases —de todo el país—, un 99,98% de retención en el curso (109 bajas, 343 menos que en igual período del curso anterior).  ¿Dónde?  ¿Dónde hay datos parecidos a estos?  ¿Acaso en esos paraísos de la libertad que han inventado los bárbaros?  ¿Acaso en esas democracias donde solo el dinero cuenta y donde jamás se dice una verdad?  ¿En esas democracias donde todo se compra y se roba hasta la presidencia de la república, como hizo el führercito que hoy dirige a Estados Unidos?

He mencionado la palabra führercito, no sé cuánto les habrán enseñado a ustedes de historia de la Segunda Guerra Mundial, acerca del fascismo, el nazismo y sobre un señor que se llamaba Adolfo Hitler; pero si no, en estas vacaciones vayan a la biblioteca e infórmense bien.  Consejo de un aprendiz de profesor general integral (Risas).

Vean, vean qué cifras.  ¿Dónde?  Vayan a Centroamérica, vayan a todas esos países, vayan a todos esos lugares.  ¿Dónde?  ¿Cuántos llegaron a sexto grado y cuántos llegaron al noveno grado?

Aquí llega a este nivel más del 98%, solo son algunos cientos los que por una razón no continúan o concluyen estudios, por causas como embarazos precoces, o algunos alumnos que emigran al emigrar sus padres.  Claro, no llegan analfabetos, es imposible.  Hay muchos que han ido allá, habría que preguntarles cuántos analfabetos cubanos han recibido.  Todos esos niños con qué preparación llegan; saben mucho más que los niños de ellos, porque el sistema de educación en Estados Unidos es un desastre en la primaria, en la secundaria, y lo peor de todo es que no les inculcan valores y a veces esos niños se matan en las escuelas unos a otros, porque en ese sistema bárbaro todo el mundo lleva un arma, como en la época del oeste.  Esos no se han enterado, esos no han pasado del siglo XVIII todavía, en muchas cuestiones morales.

Ahora andan torturando por el mundo y privándole al pueblo norteamericano de sus derechos elementales, sometiéndolo a todo tipo de vigilancia y restricciones, que algún día los propios ciudadanos norteamericanos se van a encargar de barrer, no lo olviden.

Bien, debo decir algunas cosas adicionales, aunque no muchas.

En solo dos años, como les indicaba, se alcanzan ya resultados que son notables en la conducta, la disciplina, el comportamiento humano, la seguridad y la calidad de vida de nuestros adolescentes en el sistema escolar, donde además están todos incluidos, y aquellos que no pueden están en las escuelas especiales que se corresponden con sus dificultades, no están olvidados.  Hay decenas de miles en escuelas especiales, ni uno solo, ni uno solo ha sido olvidado, y los que viven en lugares apartados, allá están los trabajadores sociales, de los que ya disponemos de 28 000 en todo el país, los encuentran casi más fácilmente que encontrar una aguja en un pajar.

Recientemente ellos hicieron la lista completa de los 40 000 núcleos más pobres o con más dificultades en el país y los estamos atendiendo, les estamos haciendo llegar asistencia, y de vez en cuando aparece un barbarito o un discipulito de los bárbaros al cual le embutieron una mentira cualquiera, y dicen:  “Miren eso, le han llevado a un niño no sé qué, si un televisor, y ese es hijo de un preso.”  Vean qué manera de pensar pueden tener todavía algunos, si precisamente alguien lo necesita más que nadie es ese niño que no cometió ningún delito y que tuvo la adversidad de que por una razón u otra el padre incurrió en delito.

Debo decirles que los que vayan a prisión, en el futuro, a medida en que avance la educación, serán cada vez menos, menos y menos.

Me cuesta mucho trabajo pensar que cualquiera de esos adolescentes que tenemos delante se pueda convertir en un delincuente, después de todos los valores que les han inculcado, ustedes, los profesores y los padres.

A un niño, en algún rincón del país, le puede faltar hasta una cama, hasta una colchoneta.  Nosotros averiguamos, no crean; sé muy bien lo que estamos averiguando y sé muy bien lo que estamos haciendo.  Esta Revolución, que es socialista, y se guía por el principio de dar a cada cual según su trabajo, no olvida ni puede olvidar, o no sería Revolución, ni merecería tal nombre si a alguien que queda inválido le pretenda aportar según su trabajo.  No, para eso están los que trabajan y los que pueden trabajar, para aportarle al que no puede hacerlo.  Por un niño aunque tenga un mes de vida hay que hacerlo todo, hay que darlo todo. 

Por un niño este país estuvo dispuesto a hacer lo que fuera necesario, pudiéramos casi decir dispuestos a morir, no aceptábamos la idea de abandonarlo.  Por eso está ese tabloide que les dieron a ustedes:  La verdad es invencible.  Con la verdad, con la moral, con la conciencia se ganó aquella batalla.  Y se ganó porque los argumentos ganaron el corazón y la simpatía del pueblo norteamericano, no lo olvidamos nunca y confiamos mucho en que un día, así como hoy lo estrujan, así como hoy lo saquean, así como hoy lo obligan a pagar guerras genocidas, ese mismo pueblo barrerá con toda esa basura.

Yo estaba hablando de algunas cosas que no van bien, la situación de nuestros adolescentes.  Estaba diciendo que se han alcanzado resultados notables en muchos campos.  Pero debo añadir que  estamos lejos todavía de alcanzar todos los resultados docentes que podemos y debemos alcanzar.  Esta será sin duda la tarea más compleja que, dada la necesidad de un cambio total de conceptos y hábitos milenarios en sociedades profundamente divididas entre ricos y pobres, superprivilegiados y masas que sufren la ausencia total de equidad y justicia, requerirá de arduos y tenaces esfuerzos.       

Factores que hoy obstaculizan la tarea, según el criterio de varios especialistas:

La necesidad de una mejor preparación de los profesores para impartir todos los contenidos, no haber logrado todavía un amplio dominio de los software educativos, deficiencias en la atención diferenciada a sus 15 alumnos, no orientar suficientemente tareas diferenciadas acorde con el nivel de desempeño de cada estudiante, existen profesores que no visualizan todas las videoclases las veces que son necesarias.

Se requiere continuar fortaleciendo la labor social con sus alumnos y sus familias.

Ustedes sabrán mejor que nadie dónde están las dificultades, los obstáculos, los problemas, el tiempo a veces; pero no hay que desanimarse por nada, cada vez habrá más profesores y más preparados.  ¡Cuidado!  Ya veremos.

Sí, hay que escuchar todos los puntos de vista y analizarlos, pero sobre la base, desde luego, de un propósito firme y tenaz, y de esfuerzo; del esfuerzo no podemos librarnos, y los esfuerzos se realizan con tanta más decisión cuanto más se ame la causa por la cual luchamos y los objetivos que busquemos.

Valoración de los pioneros:

“El 94,36% de los pioneros consideran que los maestros se preocupan por que sean mejores

“El 98,07% consideran que son ejemplos para ellos.

“El 90,20% consideran que imparten buenas clases” —estoy hablando de todo el país, de los de secundaria.  

“El 87,79% consideran que les brindan atención cuando lo necesitan.

“El 87,12% considera que sus profesores los dejan opinar, los escuchan y los respetan.”  Me parece algo satisfactorio y merecido de los profesores.

“Las asignaturas preferidas (por orden) son: matemática”, número uno, magnífico; español, muy bien; historia, bien; computación, bien; inglés, quinto lugar, bien; pero no solo inglés, hay que aprender otros idiomas también, lo que pasa que este se ha vuelto idioma universal, una de las pocas cosas buenas que dejó el colonialismo inglés y el imperialismo este, que tenemos tan cerquita; geografía, seis, regular; química, siete, no quiero opinar; era casi la única asignatura que no podía estudiar yo solo, porque los H2O y todo aquello de los iones positivos y negativos era medio complicado para mí (Risas).  Así era yo de mal alumno.

Ya que hablamos de profesores generales integrales, les tengo que confesar que yo era ausentista general integral de las clases (Risas).  Y no vayan a creer que era porque no estaba allí, allí en el aula estaba desde el primer grado, todo el bachillerato, los grados de ustedes y los otros, y me tocaron de bachiller cinco, uno más que añadieron el año en que entré a ese nivel.  Yo estaba allí pero no atendía una sola clase, estaba pensando en otras cosas, y no siempre en las muchachitas, como parece que hicieron algunos de los varones de esta escuela, porque me asombré de verdad, fue una larga lista de graduados excelentes:  muchachas, muchachas, muchachas (Risas).  No veía ningún varón.  Me decían:  “Hay uno al final.”  Y vean ustedes, los hombres por todas partes mandando, asumiendo cargos, dirigiendo, decidiendo.  Y allí en la escuela de Elián, creo que de 25 había como cuatro o cinco que recibieron el diploma de excelente.  Pero aquí, yo creía que mejoraba, y no, la cosa va de mal en peor (Risas).  Digo:  “¿Este muchacho qué hizo?”  “Son muy buenos.”  Pero no pueden competir.

Debo añadir que me alegré mucho, porque han sido tan injustas las sociedades con la mujer, la han discriminado tanto, han desaprovechado de manera tan torpe y estúpida las capacidades de la mujer, que es como para alegrarse de lo que estamos viendo.  Espero que haya psicólogos y estudiosos que analicen.  Pero bien, afirmo:  “No va a quedar ningún hombre mandando.”

Qué lástima que en mi tiempo no era así, para yo haberme podido dedicar al deporte, a estudiar lo que no he estudiado y a llenar las lagunas que heredé de mis hábitos de autodidacta inveterado.  Eso era cuando estaba en la secundaria y estaba allí encerrado en el aula, pero mi imaginación volaba por todas partes, menos en el profesor y la pizarra.  No existía la computación y además no había niñas.  Reinaba la segregación en aquella escuela.

Me acordé de la química, porque era la única que me daba trabajo, la dichosa química.  Por eso no quiero opinar.

Biología, me gusta muchísimo, y no sé por qué, no tuve ni chance de estudiar biología.

Educación física, esa sí la estudié muchísimo, no había loma por ahí que no quisiera escalar y deporte que no quisiera practicar (Risas).

Física, la última de la lista, me gusta; pero no se trata de los gustos míos, sino de las diferencias que puedo apreciar entre estos alumnos que de física no quieren saber nada de ella (Risas).  Y a mí me gustaba.  También la estudiaba solo, cuando venían los exámenes, por supuesto, es más inteligible.

La geometría, las matemáticas incluso, las estudiaba así; pero yo hubiera preferido tener profesores como ustedes.  ¡Ah!, entonces, sin duda que habría sido mucho más útil, en este oficio al que finalmente dediqué mi vida.

“Valoraciones de la familia.”  Vean, escuchen la opinión de ellos, los padres:

“El 81,70% de los padres consideran que el interés de sus hijos por los estudios es bueno y un 15,54% considera que es regular.”  Está bien, para que se interesen más y exijan más.  Pero para exigir hay que cooperar con la escuela y no solo quejarse, que si el profesor, que si el otro.  Yo me alegro de esto; pero, bueno, es alto el porcentaje.

“El 76,90% considera que, en sentido general, el aprendizaje de sus hijos es bueno, y un 19,58% lo considera como regular.” Estoy hablando de datos nacionales, para que nadie se vaya a sentir aludido entre los padres de esta escuela.

“Apreciación de los padres sobre cualidades morales de sus hijos”, también nacional:

“Al encuestar a los padres, destacaron como buena las siguientes cualidades de sus hijos: revolucionario, 96,42%; solidario, 94,56%; honesto, 92,35%; respetuoso, 91,54%” —espero que este criterio aumente a medida que los muchachos adquieran los modales que hemos visto aquí—; “responsable, el 84,85%; disciplinado, el 83,64%.” 

Pero vean algo bello de los padres de los alumnos de esta escuela experimental, que son de familias muy humildes:  obreros, 65%; amas de casa o trabajadores y en otras actividades, 20%; profesionales, 15%.  Observen, incluso, la cantidad de profesionales entre los padres de los alumnos de esta escuela, en aquella zona muy humilde de la capital y con muchas dificultades sociales, de vivienda, de todo, quizás entre las que más tiene.  Vean la carta que enviaron, que hicieron llegar a la dirección de educación y a nosotros:

“Estimados compañeros:

“El Consejo de Padres de la Escuela Secundaria Básica Experimental ‘José Martí’ solicita a través de esta misiva un reconocimiento especial a todos los trabajadores, claustro de profesores, dirigentes de la Juventud, del Partido y en especial del Consejo de dirección de la Escuela ‘José Martí’ por sus esfuerzos y logros alcanzados.  Es impresionante con qué amor, dedicación, esmero, ternura y valentía asumen esta responsabilidad.

“Los alumnos de esta escuela, como otras del municipio, tienen características complicadas y muy disímiles; sin embargo, se ha asumido el reto y se ha obtenido un alto nivel de disciplina, rendimiento académico, asistencia a clases y preparación política.  Nuestros hijos han recibido una atención más personalizada, lo cual es muy importante en estas edades, que también están sujetas a cambios.  Todos han hecho realidad un principio muy conocido en la educación:  la relación interdisciplinaria.

“Se cumplen todas las actividades con un nivel de responsabilidad digno de destacar.  Existe una gran comunicación entre padres y profesores.  Merecen un reconocimiento sincero, nuestro cariño y respeto.  Son un ejemplo de lucha para cumplir con el más grande de los retos, el que sostenemos con orgullo desde hace más de cuatro décadas: dar continuidad histórica al socialismo en las mismas narices del imperio.

“Es poco el homenaje para estas personas que, apartando sus propios problemas, dan lo mejor de sí ante un aula.

“Gracias por sus esfuerzos, estamos en deuda con ustedes.

“Sin más, un afectuoso saludo.

“Consejo de Padres

“Escuela Experimental ‘José Martí’ (Aplausos prolongados).

“Solicitamos se lea públicamente el contenido de esta carta,”  lo cual acabo de hacer con mucho gusto.  Un ejemplo también.  Ese es un mensaje a todos los padres de todo el país, a todos los maestros, a todos los niños, como diciéndoles:  es mucho lo que puede lograrse.  Por eso cuando vi esta carta me alegré infinitamente.

Está llegando la hora en que debo terminar.  Me faltan algunas cosas, pero las guardo para la próxima, no se preocupen.  Vamos a ver lo que ustedes avanzan para el otro año.

Habría muchas cuestiones de qué hablar, porque estamos avanzando, y queremos avanzar en la enseñanza media superior a toda velocidad.  Se está haciendo un gran esfuerzo en los tecnológicos de programación o de computación.  Estamos creando extraordinarios centros universitarios, como una institución que he mencionado mucho y a la cual seguramente irán unos cuantos de estos alumnos, la Universidad de la Ciencia de la Informática.  También hay otra, no solo aquella, en la CUJAE hay una magnífica facultad.

De la CUJAE salieron los profesores que ayudaron a organizar esta universidad. 

Está también la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, que tiene casi 10 000 estudiantes.

Hay cosas que está haciendo el país que no eran ni imaginables siquiera hace apenas unos años, y lo que se está creando es capital humano.  Ese capital es insustituible.  Ningún país estará por delante de nosotros, ya no nos alcanza nadie.  Llevamos unas cuantas pistas de ventaja y ya el capital humano es la fuente principal de los recursos y del desarrollo del país. 

Un brillante porvenir nos espera, y trabajamos por ese porvenir.  Nada podrá vencernos.  Pueden desaparecer del mapa al país, pero no podrán desaparecer a la Revolución del mapa del país.  No habrá pueblo que se rinda, no habrá revolucionario que claudique. Nosotros no lo hicimos, ni lo haremos jamás.

Me atrevo a pensar que estos alumnos que graduamos aquí hoy serán mucho más decididos, mucho más revolucionarios, mucho más preparados, mucho más valientes, partiendo de los valores que defienden, de las ideas que enarbolan, y estarán mucho más preparados.

Fíjese bien, caballerito del Norte revuelto y brutal, führercito, con esta generación no pudo el imperio, ni con la primera, ni con la segunda, ni con la tercera.

Olvídense, que el pueblo norteamericano se encargará de ponerle fin a la barbarie, y a ese riesgo que ustedes significan para la humanidad, aquí tendrá cada vez un valuarte más firme de las ideas justas, de las ideas de Martí, de Bolívar, de Marx, de Engels, de Lenin.  Nosotros sí que no tenemos temor a decirlo (Aplausos).  No tenemos temor de hablar de aquellos que nos abrieron los ojos y nos señalaron el camino que hemos seguido durante décadas, dándole al mundo prueba de que no hay obstáculo posible que pueda detener una causa justa, una verdadera revolución, hagan lo que hagan. 

Ahora quieren agredir y amenazar a los venezolanos.  No aprenden; pero van a aprender.

Los que están presenciando esta graduación, coincidirán con nosotros en la misma convicción y en la misma esperanza que ponemos en ustedes, vanguardia de cientos de miles que hoy siguen ese mismo camino, siguen esa misma experiencia.

Hoy ya no podría hablarse de Escuela Experimental “José Martí”, sino de educación nacional experimental “José Martí”.  A él, que tanto habló de educación, hoy le rendimos este homenaje (Aplausos).

Ustedes tal vez no lo vean todavía con suficiente claridad; pero les aseguro que acaban de escribir una página en la historia.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación)

 

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