Discursos e Intervenciones

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA RECEPCION DE DESPEDIDA OFRECIDA EN EL PALACIO PRESIDENCIAL DE HANOI, R.D.V., EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1973

Fecha: 

16/09/1973

Querido Presidente Ton Duc Thang;

Queridos compañeros Le Duan, Pham Van Dong y demás miembros del Buró Político y del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Viet Nam;

Queridos compañeros vietnamitas y cubanos;

Distinguidos representantes del Cuerpo Diplomático:

Nuestra delegación está profundamente conmovida por las impresiones recibidas en Viet Nam. En Viet Nam hemos encontrado lo que esperábamos encontrar en un pueblo y más de lo que esperábamos encontrar.

Nuestras conversaciones con los dirigentes del Partido y del gobierno han puesto de evidencia la gran amistad, la gran comprensión (APLAUSOS), la gran confianza mutua, la gran comunidad de opiniones entre nuestros dos partidos y gobiernos (APLAUSOS).

En el pueblo hemos encontrado un gran cariño, un cariño que no puede nacer de la cortesía, sino un cariño que nace de la solidaridad, de la fraternidad y de la comunidad de lucha entre nuestros pueblos (APLAUSOS).

Aquí, desde muy cerca, hemos podido apreciar la criminal guerra de destrucción llevada a cabo contra el pueblo de Viet Nam. En todas partes, por tierra y desde el aire, hemos podido apreciar los efectos de la destrucción. Solo viéndolo se puede captar en toda su magnitud el crimen cometido contra este pueblo heroico. Solo viéndolo se puede creer que contra un pequeño país, que simplemente defendía su derecho a la independencia, se hayan podido lanzar tal cantidad de bombas.

Hemos visto infinidad de cráteres de bombas, es imposible calcular los millones de cráteres que han dejado los bombardeos en Viet Nam.

Esos cráteres aparecen por todas partes: en los arrozales, en las aldeas, en las ciudades, en los llanos, en las montañas, junto a los caminos, junto a los ríos. Desde el aire se puede apreciar que la mayor parte de esas bombas fueron lanzadas indiscriminadamente para sembrar el terror, sobre cualquier lugar, sobre cualquier punto del territorio de Viet Nam. Y verdaderamente que algunas zonas ofrecen el aspecto de un paisaje lunar.

Hemos estado en la heroica provincia de Quang Binh, allí no quedó en pie una sola vivienda, un solo edificio, una sola construcción, una sola escuela, un solo hospital.

Durante años enteros la población tuvo que vivir prácticamente bajo tierra. Y los efectos de la guerra aun no han desaparecido, todavía casi diariamente mueren vietnamitas y derraman su sangre como consecuencia de los bombardeos.

En el día de ayer, por la tarde, cuando nuestra delegación se aproximaba por carretera a la población de Vinh Linh, nos encontramos a la orilla del camino cuatro vietnamitas gravemente heridos, cuatro trabajadores, que mientras realizaban sus labores en un arrozal —dos de ellos muchachas muy jóvenes, casi niñas— habían sido heridos por la explosión de una mina.

Millones de esas minas fueron regadas por los campos de Viet Nam. Y la población, que tiene que trabajar para vivir, que tiene que trabajar para alimentarse, tiene que realizar su tarea bajo el constante peligro de las minas regadas por millones en los campos de Viet Nam. Nuestros médicos tuvieron ayer que prestarles los primeros auxilios a esos trabajadores heridos.

¿Cómo se puede justificar semejante crimen? ¿Cómo se puede explicar desde ningún ángulo, desde ningún aspecto, que se rieguen los campos de un país de minas mortales?

Esos no constituyen objetivos militares. No pueden ser justificados por ninguna razón militar. Y tales cosas hemos visto nosotros en esta breve estancia en Viet Nam.

Pero hemos visto también cosas admirables y extraordinarias. Si Viet Nam es el país que ha recibido más bombas en el mundo, Quang Binh es la provincia de Viet Nam que más bombas ha recibido. Durante casi ocho años soportó los bombardeos, pero a pesar de eso su moral no decayó jamás. Hombres y mujeres, jóvenes y ancianos e incluso los niños, empuñaron las armas, defendieron su territorio, trabajaron en los campos y mantuvieron la producción.

El pueblo de Quang Binh obsequió a nuestra delegación con uno de los más preciosos regalos, nos entregaron un puñado de tierra de la provincia de Quang Binh (APLAUSOS). Esa tierra bañada con el sudor y la sangre de un pueblo tan heroico.

Profundamente nos ha impresionado el pueblo vietnamita, nos ha impresionado su unidad indestructible, su valor, su heroísmo, su patriotismo, su conciencia revolucionaria, su espíritu internacionalista, su entusiasmo, su capacidad de sacrificio, su ánimo de lucha y de trabajo.

Ho Chi Minh dijo que la raíz hacía fuerte al árbol y que la victoria tenía sus raíces en el pueblo (APLAUSOS). Solo conociendo al pueblo vietnamita se puede comprender su victoria sobre el imperialismo. ¡Cómo un pueblo pequeño y pobre fue capaz de resistir primero y derrotar después la agresión imperialista con todo su poderío militar, técnico y económico! Solo un pueblo que defiende una causa muy justa: la causa de su libertad, de su independencia, de sus derechos más sagrados, pero además un pueblo poseído de un profundo patriotismo y de un extraordinario espíritu revolucionario, puede ser capaz de realizar esa proeza histórica.

En el pueblo de Viet Nam podemos palpar la educación de un partido revolucionario y extraordinaria huella que dejaron en el corazón y en el alma del pueblo vietnamita las enseñanzas de Ho Chi Minh (APLAUSOS).

Compañeros vietnamitas: Ustedes están enfrascados ahora en las difíciles tareas de la reconstrucción. Les reiteramos aquí, que nuestro pueblo cooperará con Viet Nam en la medida de sus fuerzas (APLAUSOS). Y no tendrán ustedes que agradecernos esa cooperación. Seremos nosotros quienes agradeceremos eternamente a ustedes los servicios que han prestado a todos los pueblos del mundo. Los servicios extraordinarios que han prestado al movimiento revolucionario mundial, resistiendo y derrotando la agresión del imperialismo yanki.

Hoy el imperialismo yanki no hace gala ya de la soberbia que ostentaba hace algunos años. Hoy el imperialismo yanki sabe que no puede doblegar la voluntad de un pueblo revolucionario. El imperialismo yanki llegó a Viet Nam con la frente alta y lleno de orgullo, y se marcha desmoralizado y con la cabeza baja (APLAUSOS). El mundo, y como parte del mundo el pueblo cubano, agradecerán eternamente esos servicios y el honor de participar en la reconstrucción de la vida y de la economía de este pueblo tan heroico (APLAUSOS).

Pero no solo hemos visitado la República Democrática de Viet Nam, hemos visitado también al gobierno Revolucionario Provisional en la zona liberada de Viet Nam del Sur (APLAUSOS). Cruzamos la frontera del territorio liberado por el Paralelo 17 (APLAUSOS).

Allí, del lado de acá y del lado de allá del río Ben Hai, observamos que vivían vietnamitas exactamente iguales en todos los aspectos (APLAUSOS).

Que los vietnamitas del Norte y del Sur del río Ben Hai son exactamente iguales, que la tierra, la vida y las costumbres son exactamente iguales (APLAUSOS). Que el idioma es exactamente igual, que el alma es la misma. Y allí pudimos ver lo absurdo que fue dividir este país, lo criminal y lo injusto que es esa división. Y recordábamos aquello que dijo Ho Chi Minh, que los ríos pueden secarse y las montañas pueden desgastarse, pero la verdad de que existe un solo Viet Nam es eterna (APLAUSOS).

Nuestra delegación avanzó por la carretera número uno en el territorio liberado, cruzó la famosísima barrera electrónica de Mac Namara (APLAUSOS), visitó las poderosas fortificaciones de la base de Doc Mieu, tomada por la fuerza regional de la provincia de Quang Tri, al igual que todas las demás posiciones de esa línea. Continuamos marchando hasta la ciudad de Dang Ha, tomamos entonces la conocida carretera número nueve, totalmente en manos del gobierno Revolucionario Provisional (APLAUSOS). Continuamos hasta el poderoso campo de fortificaciones al oeste de Dang Ha y visitamos la célebre Colina 241. y allí sobre el terreno pudimos percatarnos de las enormes victorias de las fuerzas populares de liberación de Viet Nam del Sur (APLAUSOS). En pocos días este campo fortificado fue tomado por asalto. Una verdadera hazaña, que parece increíble se hubiera podido realizar frente al dominio aéreo y los bombardeos de la aviación yanki. Allí se puede apreciar la extraordinaria capacidad combativa de las fuerzas revolucionarias.

y sobre la propia Colina 241 efectuamos un acto de masas con los representantes de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Viet Nam del Sur y del pueblo de la provincia de Quang Tri (APLAUSOS) y pudimos apreciar la altísima moral de los combatientes de las Fuerzas Armadas Populares y del pueblo.

En Cam Lo nos reunimos con los representantes del gobierno Revolucionario Provisional de Viet Nam del Sur y con los dirigentes del Frente Nacional de Liberación. Pudimos apreciar la paz y el orden que reina en toda aquella región. Allí se trabaja, allí se cultivan los campos, allí se labra la tierra incluso con tractores.

En esta visita pudimos percatarnos de la extraordinaria victoria que significó para el pueblo de Viet Nam la firma de los Acuerdos de París (APLAUSOS) y pudimos percatarnos con toda claridad de lo absurdo que significa negar la existencia en Viet Nam del Sur de dos zonas, dos gobiernos y dos ejércitos (APLAUSOS).

No pudimos ver al ejército de los títeres, pero sí vimos y nos encontramos con el ejército de los revolucionarios. ¡Y qué ejército, qué tropa, qué combatientes, cuántas decenas y decenas de héroes extraordinarios! Con ellos tuvimos oportunidad de conversar mucho y nos dimos cuenta de que aquellos hombres jamás podrán ser derrotados (APLAUSOS).

Es esa moral y esa dignidad de los combatientes revolucionarios, lo que nos da la más absoluta confianza y la más absoluta seguridad, de que la justa causa de los derechos sagrados del pueblo de Viet Nam triunfará (APLAUSOS). Jamás el enemigo corrompido, mercenario y traidor podrá exhibir semejante espíritu.

Es por eso que todos los pueblos del mundo y la opinión mundial tienen que exigir y tienen que apoyar con todas sus fuerzas el cumplimiento de los Acuerdos de París (APLAUSOS): el cese del fuego, el respeto de las zonas liberadas, la liberación de los presos políticos y el establecimiento de los derechos democráticos del pueblo de Viet Nam del Sur. En el cumplimiento estricto de los Acuerdos de París estará la satisfacción de las legítimas aspiraciones del pueblo vietnamita.

Deseo hablar, por último, de los sucesos que en estos días nos han conmovido a todos, que fue el golpe criminal y fascista ocurrido en Chile. Esos hechos comenzaron a ocurrir cuando nosotros nos acercábamos a Viet Nam, después pudimos conocer las noticias ampliamente y se comprobó la muerte del presidente Allende y que los fascistas habían consumado el golpe de Estado.

Todo el mundo sabía que los imperialistas yankis conspiraban contra Chile, todo el mundo conocía las medidas de bloqueo económico realizadas contra ese país. Ahora los imperialistas yankis pretenden presentarse como inocentes del golpe fascista. Mientras el imperialismo bloqueaba económicamente a Chile, mantenía las mejores relaciones con las fuerzas armadas chilenas; mientras le negaba todo tipo de créditos, mediante su influencia en los organismos internacionales, al gobierno chileno, le enviaba armas a las fuerzas armadas chilenas. Son conocidas todas las actividades de la CIA contra Chile, ¿cómo el imperialismo yanki puede pretender ser inocente del golpe de Estado allí realizado? El golpe militar y fascista contra el gobierno de la Unidad Popular ha sido, en primer lugar, obra del imperialismo yanki.

El pueblo chileno está siendo reprimido, centenares de obreros han sido fusilados —como acostumbran a hacer los fascistas y los agentes del imperialismo en todas partes— y se están cometiendo todo tipo de crímenes contra el pueblo. Nada de extraño tiene la agresión a la Embajada de Cuba y al barco mercante Playa Larga, completamente desarmado. Es lógico que los fascistas ataquen a Cuba y que rompan las relaciones con Cuba, porque saben que Cuba es el símbolo de la revolución socialista victoriosa en América Latina (APLAUSOS).

Pero nosotros sabemos que ese revés del pueblo chileno será transitorio, conocemos bien al pueblo chileno, a sus trabajadores, a sus campesinos, y estamos seguros de que el pueblo chileno no se someterá a los fascistas (APLAUSOS), que el pueblo chileno ajustará cuentas a los traidores.

Deseamos desde aquí, desde esta heroica tierra vietnamita, ofrecer nuestro profundo respeto y admiración al presidente Allende por la lealtad con que defendió la causa de su pueblo, por el valor con que supo cumplir su palabra de morir antes que someterse a los fascistas (APLAUSOS) y por la heroica forma con que supo caer. El presidente Salvador Allende se ha ganado un lugar de honor entre los grandes mártires de la causa revolucionaria de América Latina y su nombre perdurará en el recuerdo de todos los revolucionarios (APLAUSOS).

Queridos hermanos vietnamitas:

Nuestras dos revoluciones, la Revolución Vietnamita y la Revolución Cubana, una en el sudeste asiático y otra en América Latina, constituyen dos acontecimientos de importancia histórica y una enorme contribución a la causa del movimiento revolucionario internacional (APLAUSOS). Apoyándose en las fuerzas revolucionarias internacionales y en especial en sus hermanos del campo socialista, nuestras revoluciones marchan hacia adelante. Nosotros estamos completamente convencidos de que nuestros dos pueblos y nuestros dos partidos marcharán estrechamente unidos, como camaradas que se enfrentan al mismo enemigo, al imperialismo yanki (APLAUSOS). Y tenemos infinita confianza en la victoria plena de nuestros pueblos (APLAUSOS). Nuestro Partido y nuestro pueblo siempre serán fieles solidarios con la causa vietnamita (APLAUSOS).

Llegamos a esta tierra heroica con una gran admiración por el pueblo vietnamita y nos marcharemos con una admiración aun mayor (APLAUSOS). Nos sentimos estimulados con sus victorias y con su extraordinario ejemplo, les estamos infinitamente agradecidos por la hospitalidad y el cariño con que nos han recibido (APLAUSOS). Y solo nos llevamos un dolor, de no haber llegado a Viet Nam antes del 3 de septiembre de 1969, y no haber tenido el privilegio de conocer en vida al presidente Ho Chi Minh, que tanto admiramos, pero nos compensa el hecho de haber visto y haber conocido de cerca al pueblo vietnamita y ver reflejada en él su obra, sus enseñanzas, su trabajo, su educación, su ejemplo, su heroísmo, su modestia.

El presidente Ho Chi Minh estaba muy consciente de los valores morales del pueblo vietnamita y siempre se sintió orgulloso de su pueblo. Nosotros, revolucionarios cubanos, como todos los revolucionarios del mundo, nos sentimos también orgullosos del pueblo vietnamita (APLAUSOS).

¡Brindo por este pueblo heroico y por sus extraordinarias hazañas!

¡Brindo por su Partido formidable!

¡Brindo por la salud de sus dirigentes y brindo por la eterna amistad entre Cuba y Viet Nam!

(OVACION)

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