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La lucha de clases en “La Historia me Absolverá”

En contadas ocasiones un documento puede jugar un papel tan importante para la lucha revolucionaria de un pueblo como el desempeñado por “La Historia me Absolverá”. Si el Manifiesto Comunista que, en el presente año cumplió 130 años de haber salido a la luz pública, significó para la clase obrera internacional un brillante punto de partida para su lucha revolucionaria, el legado de Fidel en el histórico juicio por el asalto al cuartel Moncada significó también un importante hito en nuestra lucha por la definitiva independencia nacional y el desarrollo social.

Claro está que ambos documentos pudieron jugar tan excepcional papel porque eran la expresión literal de un profundo y rico análisis de la realidad social, así como el reflejo de la acción y la práctica revolucionaria más avanzada.

Hace exactamente veinticinco años que Fidel pronunció su histórico discurso, en el cual analizó con singular precisión la situación de nuestra patria y las causas más profundas que engendraron nuestras dificultades, a la vez que denunció con valor y vehemencia la odiosa dictadura que nos oprimía.

Por la importancia de este discurso, muchos han sido y pueden ser en el futuro los temas o aspectos que muevan al análisis y al estudio y, en otros casos, a una sencilla reflexión, como es la presente. Esta reflexión tiene como propósito destacar dentro del rico y multifacético tratado que constituye este documento, el profundo análisis clasista que de nuestra sociedad, en aquella etapa de la república neocolonial, se realiza, y cómo esto es expresión de una concepción en última instancia socialista.

Fidel se ha referido en varias ocasiones a este tema. En el año 1961, en la Universidad Popular decía: “... A mí me han preguntado algunas personas si yo pensaba cuando lo del Moncada como pienso hoy. Yo les he dicho: “Pensaba muy parecido a como pienso hoy”. Esa es la verdad.
"Cualquiera que lea lo que nosotros expresamos en aquella ocasión, verá que muchas cosas fundamentales de la Revolución están expresadas en ese documento”. (1) Posteriormente en su famosa intervención al recibir ni título de Dr. Honoris Causa en Ciencias jurídicas de la Universidad de Carolina, en Praga, acotaba al respecto: “Deseo afirmar aquí que no se habría podido concebir siquiera la Revolución cubana —un acontecimiento que parecía muy difícil, un acontecimiento que para muchos constituía un imposible—, no se habría podido concebir ni aplicar si no es partiendo de las ideas esenciales y de los principios del marxismo.

“La concepción marxista de la lucha de clases para nosotros constituyó una luz que nos permitió ver con claridad en medio de la compleja situación, en medio de la complejidad del mundo, de la sociedad, del país donde vivíamos... El principio leninista expuesto en El Estado y la Revolución nos hizo ver con absoluta claridad en qué consistía una revolución, no sólo en el fondo sino en la forma, el papel del Partido, el papel de las masas; el papel del Estado en la Revolución... La obra de Lenin nos enseñó cuál era el papel de los órganos del Estado y cómo para hacer una Revolución, para suprimir la dictadura de los explotadores había que tomar el poder del Estado y había que transformar los instrumentos de poder para ponerlos al servicio de los explotados.
“Estas son las verdades que lucen sencillas, lucen elementales y, sin embargo, han estado en la médula del éxito o el fracaso de muchos esfuerzos revolucionarios. Estas ideas orientaron nuestra acción en relación con la organización, en relación con las masas y en relación con la forma de lucha”. (2)

Fidel y el grupo de dirección que asaltó el Moncada, tal como indican estas citas, tenían como concepción esencial las ideas socialistas y, dentro de éstas, una definida concepción de las clases y su papel en la sociedad. Al decir de Carlos Rafael Rodríguez, “en su pensamiento operan corrientes nítidamente socialistas... El análisis realizado en La Historia me Absolverá es un enfoque social profundo que si se prolonga en todas sus aristas se encuentra de modo natural con el Marxismo’’. (3)

Este substrato socialista y esta concepción clasista aparecen nítidamente expresados en el análisis que de las fuerzas populares de nuestro país y su histórico papel se hace en este documento.

“Nosotros llamamos pueblo si de lucha se trata, a los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de sustento; a los quinientos mil obreros de! campo que habitan en bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar y cuya existencia debiera mover más a compasión si no hubiera tantos corazones de piedra; a los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la, rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo ” perenne y cuyo descanso es la tumba; a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que tienen que pagar por sus parcelas como siervos feudales una parte de sus productos, que no pueden amarla, ni mejorarla, ni embellecerla, plantar un cedro o un naranjo porque ignoran el día en que vendrá un alguacil con la guardia rural . a decirles que tienen que irse; a los treinta mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les traía y se les paga; a los veinte mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la» crisis y rematados por una plaga do funcionarios filibusteros y venales, a los diez mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etcétera, que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica. ¡Ese es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje! A ese pueblo, cuyos caminos de angustia están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a decir: “Te vamos a dar”, sino: “¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sea tuya la libertad y la felicidad!”

El presente fragmento señala los diferentes grupos sociales de nuestro país en aquel período histórico social sometida a la cruel explotación, para con ello indicar cuáles son las clases y grupos sociales que constituyen las fuerzas decisivas para la transformación social y cuáles son las clases y sectores que frenan esta lucha y están por mantener y conservar la situación imperante.

Fidel excluyó de las fuerzas revolucionarias, y así está expresado en su definición de pueblo, a las clases y grupos sociales explotadores; señalándolos como "sectores acomodados y conservadores de la nación”. ¿A qué clases y sectores se refería Fidel en este caso? En su artículo publicado al salir de la prisión en marzo de 1956, titulado “Frente al 10 de Marzo el 26 de Julio”, Fidel explica con toda claridad cuáles son, esos sectores, señalando como tales a los terratenientes, latifundistas azucareros, especuladores de la Bolsa, magnates de la industria y el comercio y abogados de grandes intereses, es decir, señala con otras palabras a los componentes de la oligarquía burgués-latifundista aliada con el imperialismo que explotaba a nuestro país. Al igual que señaló a la reacción, Fidel señaló cuáles eran las fuerzas revolucionarias, refiriéndose en este caso a los obreros del campo y la ciudad, los campesinos, los profesionales y técnicos y pequeños comerciantes.

Como vemos, aquí están las clases y grupos sociales que pueden constituir las fuerzas capaces de realizar la revolución: obreros y campesinos brutalmente explotados, y a su vez se incluye a la pequeña burguesía, cuya desesperada situación la hacía —a pesar de su posición vacilante entre el proletariado y la burguesía— proclive a la acción revolucionaria.

Fidel no sólo diferenció las distintas clases y grupos sociales, sino que los vio en función de la lucha por el cambio social. Esto resulta evidente a pesar de que la exposición en el valioso alegato se hace con cui dado y tratando de no utilizar términos que pudieran reducir las fuerzas revolucionarias Fidel en su intervención en la Universidad Popular aclara con precisión esto, cuando señala que La Historia me Absolverá... “es un documento, además, escrito con cuidado. Fue escrito con el cuidado suficiente para exponer una serie de puntos fundamentales evitando, al mismo tiempo, hacer planteamientos que pudieran dar lugar a que el campo de acción nuestro dentro de la Revolución quedara limitado, que hiciera que el movimiento que nosotros creíamos que podía llevar al derrocamiento de Batista se quedara muy reducido y muy limitado. Es decir, que había que tratar de que ese movimiento fuera lo más amplio posible”. (5)  

No obstante este criterio estratégico, totalmente justo, en la exposición es claramente perceptible la concepción leninista de las clases cuyo contenido fundamental está dirigido a vincular a los grandes grupos de personas y su diferenciación por las relaciones que mantienen con los medios de producción así como por la función que cumplen en la organización social del trabajo y por ende del modo y la proporción que reciben la riqueza social, es decir, la distribución del producto social.

En la Historia me Absolverá este concepto de clases y su papel en la lucha revolucionaria está presente.

Notas:
1) Castro, Fidel. "El Partido Unido de la Revolución Socialista'', pág. 48. Editado por la Dirección Nacional de EIR.
2) Castro, Fidel. Universidad Carolina de Praga, 22 de junio de 1972. ICL.
3) Rodríguez, Cellos Rafael, "Cuba en tránsito al Socialismo" (en impresión).
4) Castro, Fidel, "La Historia me Absolverá" "Cinco Documentos". Ediciones Políticas, págs. 3941. Editorial Ciencias Sociales.
5) Castro, Fidel. "El Partido Unido de la Revolución Socialista", pág 48. Editado por la Dirección Nacional de las EIR.

Autor: 

Fuente: 

Periódico Granma

Fecha: 

17/10/1978