Poemas

Honrar, Honra

Me siento honrado al cantarle al héroe
que aquel 8 de enero aquí esperaron,
y con banderas y clamores llenos
el fulgor de la Patria desbordaron.


Parecía que todos los cubanos
a una sola voz le aclamaran,
y en sus gargantas y manos expresaran
el amor y admiración por él ganados.


Bullía el pueblo en calles y repartos,
en avenidas y arterias principales,
todos prestos a llegar y aproximarse
para poder saludar al Comandante.


El bullicio y ruido en todo instante
no impidieron se viera su figura
que saludaba a todos con dulzura,
con ademán resuelto y penetrante.


Y en el tanque así erguido, cual gigante,
avanzaba sonriente con Camilo,
que acudió a recibirlo en el camino
para venir con él, juntos, delante.

Ya penetran en la capital
dispuestos a batir por siempre el mal,
para rendir tributo merecido
a los mártires todos muy queridos.


Siete años de lucha y de combate
se resumen el día de alborada
en que entró en La Habana centellante
el héroe victorioso del Moncada.


Pero si dura ha sido la campaña
que culminó con triunfo esta cruzada,
avizora el futuro y nos alerta
que están aún, por otras batallas.


Sin lisonjas, halagos ni promesas
dice al pueblo las cosas necesarias,
y en Santiago proclama la esperanza
tras el llamado que hizo desde Palma.


A la huelga general de los obreros,
trabajadores al paro se lanzaron
para alertar frente a la maniobra
que con apoyo yanqui preparaban.


Y lograda la victoria, conquistada
con Camilo en Columbia, asegurada,
y el Che con su columna en La Cabaña,
avanzó con rebeldes muy barbudos
que mostraban barbas de esperanza,
hasta llegar aquel ocho de enero
a las puertas amigas de La Habana,
completando aquella gran hazaña.


Mas, la dulce victoria no impedía
que su acción previsora asegurara
medidas necesarias que dictaba
sin recrearse en elogios que le hacían.

A emprender nueva lucha convocada,
Voy bien, Camilo, preguntó al guerrillero
Vas bien, Fidel, el pueblo está contigo.
Y el aplauso atronador le contestaba.


Y así desde fecha muy temprana
reanudó la guerra necesaria
que prometió a los yanquis en mensaje
que a la valiente Celia enviara.


Me doy cuenta, le dijo en su misiva,
el día que contempló asesinados
por las bombas yanquis que lanzaron
aviones mercenarios que volaron,
que ese será mi destino verdadero,
la guerra que echaré contra ellos.


Y por eso a los jóvenes hoy digo
que, por dura que sea la situación,
tengan fe siempre en la Revolución,
siguiendo al Comandante, siempre invicto.

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