Poemas

Martí y Fidel

Hace años, bastante mas jóvenes, también el Comandante Fidel Castro, el verso de una canción recorría Latinoamérica y el Caribe, y recorría los espíritus y las mentes:
"Un Fidel que brilla en la montaña". Cómo nos levantaba el ánimo, cómo nos abría esperanzas, cómo la lanzábamos a los cuatro vientos. Es que era más que un verso, era un llamado a despertar, escrito para todos los corazones, para todos los seres humanos, para todos los que anhelaban una sociedad justa y mejor. Verso claro, preciso, diáfano, poético, que recorrió nuestro país y todos los de este continente maltratado; verso que fue más que un verso, que fue, en suma, un verso que hermanó a millones.

Pero, también, no se quedó solo en verso efectivo ni en acierto literario, sino que fue, más pronto que tarde, identificando una auténtica revolución, que nacía en la América Mestiza asaltada y subdesarrollada por el famoso "gran país del norte", con la complicidad de tiranuelos y gobernantes de turno y las castas criollas oligarcas, que no cesan de saciarse con la sangre, el sudor y las lágrimas de las masas populares, sumidas, hoy más que nunca, en la pobreza y en la extrema pobreza. Sí, ese "Fidel que brilla en la montaña", del brazo de sus comandantes, del brazo de su guerrilla, del brazo de su pueblo, mantuvo su brillo y, con el tiempo, brilla más y más por sobre trampas, triquiñuelas y traiciones.

Porque, si no hubiera sido una auténtica revolución, los ataques arteros no arreciarían ni las calumnias contra Cuba socialista, a cargo del fascismo de nuevo cuño, pero fascismo al fin, porque, no olvides decía el poeta, que el menos fascista de los fascistas, es fascista; no se orquestaría esa billonaria campaña de dólares contra el Comandante Fidel Castro; no existiría aquel odio visceral y bárbaro de Estados Unidos y de sus potentados, ni de quienes se nutren del anticastrismo, oleada de bribones con o sin ortografía, ni de las clases sociales pudientes que por siglos han despojado y explotado a Latinoamérica y el Caribe.

Pero, ¿es únicamente un odio visceral, a nombre de no sabemos qué libertad, el que se fragua cada día contra Cuba socialista? No, es un odio ideológico, disfrazado de monserga democrática, porque saben que Cuba representa, tras pasadas horas difíciles, viviendo horas duras, el marxismo depurado, el marxismo en su espléndida realidad y proyección; ese que no se derrumbará, ese que le señala a los pueblos la senda de la verdad, justicia, redención, sin desigualdades, sin distingos de ninguna especie.

Un socialismo esforzadamente conquistado y aplicado como guía para nuestro continente y para otros, descontaminado, listo y alerta para la acción y el futuro. Y esto aparte de expresiones que sí valen para Cuba, como ser las de dignidad, heroicidad, constancia, valor, firmeza de ideales y principios, ética humana, política y revolucionariamente intachables, que jamás ha retrocedido ni menos aflojado. En la Revolución Cubana está la semilla viva y ardiente, que ha dado frutos. He ahí el miedo, he ahí la ira contra ella, contra su monolítica resistencia.

Y dentro de este panorama, a trazos rápidos, cumple 70 años el Comandante Fidel Castro, inclaudicable al frente de la Revolución Cubana, de Cuba, del pueblo cubano y al frente de todos quienes aspiran a romper cualquier tipo de yugo en sus países y se inspiran en el movimiento que alumbró en el asalto al Moncada, en la Sierra Maestra y en Bahía de Cochinos. El Comandante Fidel Castro, indudablemente uno de los mayores políticos y líderes de este siglo y de quien los latinoamericanoafricanos debemos sentimos orgullosos.

En estos 70 años del Comandante Fidel Castro, nos abstenemos de referirnos a su trayectoria rebelde y revolucionaria, que nos legó en libros como La Historia me absolverá y La prisión fecunda, en sus entrevistas y en sus discursos, que son profundos y abiertos tratados. Y pensamos en él, pensando en Martí, en ese Martí que es como su libro de cabecera y que es uno de los más altos espíritus de la tierra. Pues, con sus enseñanzas y pensamientos en su mochila de combatiente, cruzó la Sierra Maestra y otras batallas, construyó con sus capitanes y su pueblo la Revolución Cubana, y así lo encontramos en sus 70 años en las palabras, en los hechos, en el comportamiento, en los planteamientos.

Es que si se relee a Martí, se lee al Comandante Fidel Castro: rectitud, honestidad, apego tenaz a la justicia ("primero la justicia, después la belleza", anotaba Martí); inquebrantable en sus objetivos, vida transparente, solidaria, valerosa, respeto por el arte, como Martí (¿no manifestó, a propósito, en una entrevista que "la política es un arte"?) Mas, así mismo, un instrumento de lucha y de instrucción, un instrumento de pedagogía y de defensa, que siembra para que nazca el hombre nuevo, así como Martí quería sembrar hombres buenos.

Martí escribió: "No sentíamos ni en el humor ni en el cuerpo la angustiosa fatiga, los pedregales a la cintura, los ríos a los muslos, el día sin comer, la noche en el capote por el hielo de la lluvia, los pies rotos. Nos sonreíamos y crecía la hermandad". ¿No vemos así al Comandante Fidel Castro en la Sierra Maestra? Martí firmó con Máximo Gómez esta circular: "La guerra por la independencia de un pueblo útil y por el decoro de los hombres vejados, es una guerra sagrada y la creación del pueblo libre que con ella se conquista es un servicio universal. El que pretende detener con engaño la guerra de la independencia, comete un crimen". ¿Y no actuó y actúa de tal manera el Comandante Fidel Castro con Martí en la cabeza y en el corazón? ¿No lo saben todos, hoy, cuando él llega a los 70 años? "El que hace la guerra débilmente, la hace contra sí", suscribió Martí, y la Revolución Cubana, tal como lo exige el Comandante Fidel Castro, no puede debilitarse en la guerra que libra (porque la libra) ni en su ideología.

Sigamos con Martí, que es como seguir con el Comandante Fidel Castro en sus 70 años. En la poesía, por ejemplo: "No es un sueño, es verdad: grito de guerra/ Lanza el cubano pueblo, enfurecido El pueblo que tres siglos ha sufrido, Cuanto de negro la opresión encierra". Y en sus artículos: "Mi patria escribe con sangre su revolución inquebrantable. Sobre los cadáveres de sus hijos se alza a decir que desea firmemente su independencia. Y luchan y mueren". Y en la prosa: "Cuba reclama la independencia a que tiene derecho por la vida propia que sabe que posee, por la enérgica constancia de sus hijos, por la riqueza de su territorio, por la natural independencia de éste, y, más que todo, y esta razón está sobre todas las razones, porque así es la voluntad firme y unánime del pueblo cubano". Al leer esto ¿no se yergue de inmediato la figura del Comandante Fidel Castro?

Por supuesto, otros más informados y estudiosos de Martí ya lo han dicho con mayor precisión y tal leemos en el prólogo de sus obras escogidas: "En efecto, las gloriosas ideas de Martí vivieron y fructificaron en las ejecutorias de los mejores hijos de nuestro pueblo durante las abnegadas luchas de casi seis décadas por conquistar la república independiente y justa que en su mente de prócer modeló. Y esas ideas patrióticas y socialmente avanzadas se unieron a las concepciones marxistas-leninistas de emancipación social -el signo de los tiempos nuevos-, para presidir gloriosamente hoy, alzadas con firmeza por el más ejemplar de sus continuadores, Fidel Castro, la patria libre, independiente, próspera y feliz que ha convertido en realidad el sueño más hermoso del héroe de Dos Ríos".

Nosotros nos permitimos agregar en los 70 años del Comandante Fidel Castro, para afirmar el sentido y sentimiento de este artículo, que Martí escribió: "Hay que crear un pueblo; y hay virtudes para crearlo" ... "La revolución nos salvará. La revolución puede ser. La revolución crece"... "Un pueblo está hecho de hombres que resisten".

Y el Comandante Fidel Castro así lo consideró y considera. Se identificó con un pueblo, lo salvó con la Revolución, le enseñó a resistir; y, también junto a ese pueblo-pueblo, Cuba se alza frente al mundo, acosada y bloqueada, frente a la historia, y con el mismo brillo que brilló años atrás en la Sierra Maestra.

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