Es Fidel quien puso en marcha las ideas de libertad y soberanía y justicia social, que hace bastante más de un siglo comenzaron a generarse en diferentes lugares de Cuba por una mezcla de criollos, de libertos, de esclavos y también de algunos procedentes de la península.

Esas ideas se manifestaron de modo claro en la gesta del año 1868 y más tarde, genialmente tomadas y desarrolladas por Martí, para la creación del Partido Revolucionario Cubano y la organización de la guerra que se inició el 24 de febrero de 1895, cuyos resultados se frustraron por la intervención yanqui de 1898.

Fue en la segunda mitad del pasado siglo que Fidel tomó todos esos antecedentes como ideal de lucha, unió voluntades, organizó y echó a andar ese movimiento concebido por Martí, que definitivamente derrotó a la tiranía, descabezó al estado burgués y sus instituciones y nos libró de la dependencia del imperialismo norteamericano.

Desde 1953 hasta hoy, ha sido publica y conocida la absoluta dedicación de Fidel, que con su inteligencia, sabiduría, sentido político, perspicacia y valentía, ha conducido a Cuba a librar esta lucha en la que la fuerza está en manos del adversario, pero la inteligencia, el coraje y la decisión de vencer, es patrimonio de este pueblo encabezado por él.

No ha habido durante siglos, ni hay en la época actual, batalla tan descomunal contra el imperialismo, como la que ha librado el pueblo cubano dirigido por Fidel.

No hay otro dirigente que haya realizado esfuerzo y hazaña que pueda compararse con la que ha llevado adelante Fidel.

Por todo lo anterior, como predijo en sus palabras, en el alegato ante el tribunal que lo juzgó por el asalto al Cuartel Moncada, la historia lo absolvió.