Discorsi

Discurso pronunciado en el restaurant “Shipka”, Varna, Bulgaria., el 22 de mayo de 1972

Data: 

22/05/1972


Compañero Todor Yivkov;

Compañero Secretario de Varna;

Compañeros búlgaros;

Compañeros cubanos:



Hoy realmente hemos pasado un día maravilloso en vuestro país. Ha sido muy instructivo el recorrido, muy hospitalario el recibimiento en todas partes; pero, además, ha sido un día sumamente agradable, sumamente alegre, ha sido un día de alegrías y de risas y de bromas, en que los cubanos y los búlgaros hemos descubierto un punto más de coincidencia, que es el buen humor.

Entre otras cosas, no tardamos mucho en descubrir, cuando llegamos a Tolbujin, que había ciertas rivalidades entre Tolbujin y Varna (RISAS).  Pero nosotros no sabíamos nada.  ¿Cómo nos enteramos?  Es que en todas partes nosotros habíamos escuchado a los búlgaros hablar de la historia, que ellos han luchado contra los invasores turcos, contra no sé cuántos invasores antes de los turcos, contra los fascistas, y en una conferencia nos estaban explicando  en Tolbujin y decían:  “Bueno, cuando estábamos bajo el yugo rumano...” pensábamos que el yugo rumano era el último.  Pero un poco más adelante dijeron:  “Cuando estábamos bajo el yugo de Varna...”  (RISAS).  Entonces nosotros descubrimos que había algunas rivalidades entre Varna y Tolbujin.

Pero además los de Tolbujin prepararon un gran almuerzo cerca del mar y nos dieron un gran almuerzo:  cangrejos, huevos de perdices, riñones de gallo.  Nunca nosotros habíamos comido tanto como en el almuerzo de hoy.  Y además nos dijeron que todo lo que nos estaban dando nos rejuvenecía a todos, que nos daba muchas energías.  Y cuando al fin ya nosotros habíamos terminado de comer nos dijeron:  "Ustedes duermen en Varna y comen en Tolbujin" (RISAS).

Nos dieron tanta comida que en realidad llegamos aquí y vemos que había un banquete, que había una comida, que había un show aquí en el "Kosharite".  Del "Kosharite" nosotros habíamos oído hablar antes de llegar a Bulgaria en una despedida de los técnicos búlgaros, que nos dijeron:  "Vayan al ‘Kosharite’, no dejen de ir al ‘Kosharite’, que está en Varna".  Entonces cuando nosotros llegamos a Sofía nos alojaron en Varna, pero yo no distinguía bien, y entonces estábamos en Varna y yo preguntaba dónde está el "Kosharite" (RISAS).  ¡Una confusión de traducción!

Entonces llegué a Varna, me dijeron que había un programa, y que a las 20:00 horas, a las 22:00 horas, a las 23:00 horas y a las 24:00 horas, el hotel "Habana" y el "Kosharite"...  Y por fin se pusieron de acuerdo y la comida y el show artístico y todo se hizo de una sola vez.

Solamente cuando nosotros llegamos allí y vimos tantas cosas bellas, y vimos que estaban preparando una gran comida, realmente yo le decía al compañero Secretario del Partido:  "Por favor, guárdalo para el desayuno, porque nosotros —yo por lo menos— no podemos comer más.  Los de Tolbujin nos llenaron completamente."  Como si todas las rivalidades fueran pocas, veníamos por la carretera con el compañero Secretario de Tolbujin, que nos quería mostrar Albena —decía que era lo mejor, que ellos iban a emular con Varna—; nos llevaron al hotel, y una arquitectura moderna, superior, y nos quedamos mirando la playa, y yo decía:  "Lo mejor es construir en esa loma que está ahí, en esa loma que está allá que son los lugares más altos."  Y les decía:  "¿Y en ese bosque qué van a hacer?"

-  "Ahí vamos a poner los restaurantes"

Y cuando salíamos de Albena, allí en el medio de la playa paran los carros y estaba allí el Secretario del Partido de Varna, en el medio de la playa, y yo le pregunto:  "¿Y ese bosque de quién es?  ¿De Tolbujin?", decía.

-  "No, no:  mitad y mitad."

Pero como muy mal diplomático, acabé de echar a perder mis relaciones con Varna, porque le dije:  "Compañero Secretario, ¿por qué no le regalan esa loma a Tolbujin para que puedan completar el combinado turístico?"

Y el compañero Secretario dice:  "No, no, porque ahora empieza la playa de la Arena de Oro y nosotros tenemos esta loma para construirla."

Esa es la historia de nuestro regreso a Varna.

Pero las rivalidades no terminaron ahí.  Al parecer nosotros nos sentimos contagiados también de eso, y cuando llegamos a la Arena de Oro nos enseñaron los edificios, las tiendas, las playas, todo, y entonces había un grupo de turistas en la playa y yo invité al compañero Yivkov a saludar a los turistas, y cuando llegamos a la playa empezamos a preguntarles de dónde eran, y por último digo:  "¿Qué les parece esta playa?  Dicen:  "Ah, muy buena, magnífica."  Y entonces yo les digo:  "No, es que ustedes no conocen las playas de Cuba.  Si ustedes conocieran las playas de Cuba no dirían eso" (RISAS).

Todo terminó en una emulación entre las playas de Varna y la playa de Varadero en Cuba.

Pero al final nosotros pensábamos:  mejor que la rivalidad es la cooperación, y decíamos:  tal vez si con la experiencia que tienen los compañeros de Bulgaria en estas cuestiones de turismo, como aquí en invierno hace mucho frío, podríamos organizar las cosas y mandamos a los turistas para acá en verano y mandamos a los turistas para Cuba en invierno (RISAS Y APLAUSOS).  Esto es el símbolo de la amistad cubano-búlgara.  Y entonces aprovechamos las instalaciones todo el año.

TODOR YIVKOV.- Ahora hay un Consulado y se va a arreglar el problema muy fácilmente.

CMDTE. FIDEL CASTRO.- Todo esto que yo decía es en broma, porque en realidad a nosotros nos pareció este lugar un lugar de condiciones naturales excepcionales.  Nos ha sorprendido el esfuerzo que ustedes han realizado aquí.  Nosotros veíamos algunas fotografías de cuando no había absolutamente nada ni en Albena ni en la Arena de Oro, en realidad en toda esta zona.  A nosotros nos pareció que las condiciones naturales, las bellezas del paisaje, la combinación del mar, la montaña, es insuperable.  Nosotros no recordamos haber visto un lugar semejante.

Además, el trabajo que se ha hecho es un trabajo, a nuestro juicio, óptimo.  La adaptación de esta región para el turismo que puede disfrutar el pueblo de Bulgaria, y además pueden disfrutar los visitantes, lo cual contribuye a la economía de Bulgaria...

En realidad nosotros sabemos, como decía el compañero Secretario, que todo lo que se ve en Bulgaria es obra de la Revolución.  El compañero Yivkov nos decía que antes del triunfo de la Revolución había 60 kilómetros de carreteras asfaltadas.  Hoy se puede viajar por Bulgaria, hay miles de kilómetros de carreteras, campos de aviación por todas partes.  Hemos podido presenciar la revolución que se ha producido en los campos de Bulgaria desde la época en que había millones de parcelas hasta el momento actual en que la agricultura se ha modernizado, en que la productividad del trabajo se ha elevado extraordinariamente, en que un hombre produce hoy diez veces lo que se producía antes, en que una hectárea produce cuatro veces más de lo que se producía en 1945.

En la propia zona de Tolbujin nosotros pudimos recibir la información de que el trabajo que antes hacían 36 000 obreros, hoy —a través de la mecanización y de los complejos agroindustriales— lo realizan 3 900 hombres.

Estuvimos por los campos:  no se veían más que máquinas trabajando.  Una agricultura magnífica, moderna, que ha llegado a una productividad más alta que las agriculturas más avanzadas del mundo.  Y eso no es más que un comienzo, que nosotros sabemos que en los años venideros se podrá aplicar la técnica sin límites a la agricultura búlgara, y será una agricultura que estará a la vanguardia realmente y podrá compararse con la mejor del mundo.

A nosotros eso nos ha producido una gran satisfacción, porque sabemos que los capitalistas, los reaccionarios, los enemigos del comunismo, los enemigos del socialismo, han hecho muchas campañas diciendo que los países socialistas no habíamos podido resolver el problema de la agricultura.  Todo eso no es más que una gran mentira.

Los países capitalistas tenían más recursos, habían acumulado más capital, porque habían explotado a cientos de millones de hombres y mujeres de Asia, de Africa, de América Latina, habían explotado a su propia clase obrera, y cuando terminó la guerra la industria de Estados Unidos estaba intacta, la industria de los países socialistas había sufrido una gran destrucción, los fascistas habían ocasionado también una gran destrucción en la Unión Soviética, y no solo habían ocasionado la muerte de 20 millones de soviéticos, sino que, además, habían destruido las industrias principales del país.  Las condiciones eran muy diferentes.

Ellos hicieron mucha propaganda en torno a todo eso.

Cuando nosotros vimos los avances de la agricultura en Bulgaria, comprendimos que eso es un gran triunfo del socialismo, y cuando los capitalistas y los imperialistas hagan propaganda, ¡que vengan a Bulgaria (APLAUSOS) a ver la revolución agrícola de Bulgaria, para ver si ellos con sus minifundios y la propiedad privada de la tierra pueden realizar los avances que ha logrado Bulgaria en estos años!

Y podemos decir que las posibilidades que tiene ahora Bulgaria, en adelante, son todavía mayores que los grandes éxitos que ha logrado hasta ahora.

Pero no solo en el campo de la agricultura.  Cuando se llega a estos complejos turísticos o de recreación, uno se encuentra una arquitectura moderna, superior a cualquiera que haya visto en cualquier país capitalista.  Yo trataba de recordarme —no, no he conocido muchos lugares:  Cuba, algunos países de América Latina, y no recordaba Estados Unidos; hace muchos años que nosotros no viajamos a ese país—, nos acordábamos de algunos lugares que habíamos visto hace 15 años, nos recordábamos de Miami donde van los millonarios americanos, y nosotros le decíamos al compañero Yivkov:  “Esto es muy superior a Miami no solo en la agricultura sino también en la recreación, en la arquitectura.  En aspectos que ellos se creen insuperables están siendo superados ya.  Lo que nosotros hemos visto aquí es un ejemplo de eso:  los hoteles, los restaurantes.  Y sobre todo que uno sabe que todo eso pertenece al pueblo, que todo eso está al servicio del pueblo, y que todo esto no es más que un comienzo, que lo que hemos visto hoy no será nada dentro de 10 años, dentro de 15 años.  Pero también lo hemos visto en las manifestaciones de hospitalidad.

Este lugar es un lugar insuperable.  Los compañeros que trabajaron en esa orquesta no tienen que envidiarle absolutamente nada a las mejores orquestas que se puedan ver en cualquier otro país.  Los compañeros que trabajaron aquí resultaron para nosotros un momento de esparcimiento y alegría, son capaces de organizar un espectáculo que no tiene nada que envidiarle al espectáculo que organicen en cualquier otro lugar del mundo.  Y sobre todo lo más importante:  que esto es una cosa organizada por el pueblo, con el sentido patriótico de todo lo que hace el pueblo, en beneficio del país, en beneficio de la Revolución.

De modo tal que cuando nosotros somos testigos de todas estas cosas, sentimos un gran optimismo acerca del futuro:  del futuro de Bulgaria, del futuro de Cuba, del futuro del campo socialista y del futuro de la humanidad.

Los reaccionarios, los agresores, los explotadores, a la larga serán derrotados en todas partes (APLAUSOS).  En todas partes los pueblos    —como el pueblo cubano, como el pueblo de Bulgaria— dejarán muy atrás la pobreza, dejarán muy atrás la miseria, dejarán muy atrás la esclavitud y la explotación de los regímenes pasados; ganarán con su trabajo grandes riquezas para el pueblo, de orden material y de orden moral, de orden cultural, de orden artístico, que estarán al servicio de todo el pueblo.

Nosotros, compañeros de Varna, nos sentimos realmente muy satisfechos de poder comprobar los vínculos de amistad que se han desarrollado entre los pueblos de Cuba y de Bulgaria, de ver los sentimientos de solidaridad hacia nuestro pueblo que el Partido de Bulgaria, su Comité Central, y especialmente el compañero Yivkov, han inculcado en los corazones de todos los búlgaros.

Nosotros nos sentimos infinitamente agradecidos por las muestras de afecto, por la hospitalidad, por la recepción que ustedes nos hicieron en la noche de ayer, a pesar del tiempo, a pesar de la tardanza, a pesar de la noche, a pesar del frío.  Eso nosotros no lo olvidaremos nunca.  Nos sentimos profundamente comprometidos a seguir luchando más todavía, a trabajar más por estrechar y desarrollar los vínculos de amistad, los vínculos de solidaridad y los sentimientos de afecto y de hermandad que existen entre nuestros dos pueblos revolucionarios.

Y nosotros deseamos brindar por los éxitos de ustedes, por el heroico pueblo de Bulgaria, por su Partido, por sus dirigentes y en especial por el compañero Yivkov (APLAUSOS).

VERSIONES TAQUIGRAFICAS DEL CONSEJO DE ESTADO