Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la inauguración del Hospital Clínico-Quirúrgico y Docente de Manzanillo "Celia Sánchez Manduley", efectuada en la provincia Granma, el 11 de enero de 1981

Fecha: 

11/01/1981

Compatriotas de Manzanillo y de Granma:

No sé cómo andarán los micrófonos o los altoparlantes, porque he oído por ahí que no se oye (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Ahora tampoco se oye? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Bueno, yo les voy a pedir a los que no oigan, para que haya disciplina sobre todo por aquella esquinita de allí, que esperen y lo lean en el periódico mañana o pasado (RISAS), pero que mantengamos el orden, ¿no? ¿No decimos que vamos a organizar y que vamos a ingresar en las Milicias de Tropas Territoriales? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Bueno, vamos a comportarnos como milicianos de las Tropas Territoriales (APLAUSOS).

Al fin hemos tenido la satisfacción de inaugurar esta magnífica obra hospitalaria.

Si quieren puedo comenzar haciendo un poquito de historia de la salud aquí en Granma (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") En Bayamo, por ejemplo, que ya en 1514 contó con un hospital, progresó poco desde entonces, pues en 1958 contaba únicamente con la instalación del Hospital "General Milanés", con 65 camas y 5 médicos para atender a una población de más de 140 000 habitantes. En Manzanillo se presentaba una situación similar, al contar con el antiguo Hospital Caimarí, que recibía un presupuesto del Estado de solo 7 000 pesos al año, y el ruinoso Hospital Civil que recibía igual, un exiguo presupuesto. En ambas ciudades, como en el resto de la provincia, existían algunas clínicas privadas, 11 en total, mejor equipadas pero inalcanzables para la gran masa de humildes, imposibilitados económicamente para concurrir a aquel horrible mercado de la medicina.

Si esto ocurría en las dos principales ciudades de la provincia, las zonas rurales, que agrupaban la mayor superficie territorial y poblacional, presentaban una situación mucho más desastrosa, ya que, además de algunos médicos aislados y sin recursos, solo existía un pequeño número de camas en Niquero, Charco Redondo y Jiguaní, alrededor de unas 40 en total.

En estomatología, la fuerza calificada ascendía a 39 profesionales, concentrados igualmente en las ciudades principales y dedicados a la práctica privada a la población.

No existía prácticamente personal técnico graduado en ninguna especialidad, y se utilizaban empíricos adiestrados y en escaso número.

Las actividades de prevención eran nulas, ya que solo existían las unidades de jefaturas de sanidad, que se ocupaban fundamentalmente de falsas medidas de higiene y epidemiología, con el objetivo de obtener prebendas con los comerciantes, expendios de alimentos, etcétera.

La vacunación prácticamente no se conocía, y si algunos médicos la practicaban era al sector pudiente de la población que podía pagar, pues la inmunización de la polio, por poner un ejemplo, costaba 15 pesos.

Los médicos en su mayoría practicaban la medicina general, es decir, atendían a todos los pacientes, independientemente del sexo, edad o enfermedad.

La mayoría de los casos se orientaban hacia el tratamiento quirúrgico, que era el más productivo, aunque éste no tuviera justificación quirúrgica. Es decir, que a veces por negocio operaban sin tener que operar.

Realmente no puede hablarse de la existencia de servicios hospitalarios y especialidades, medios auxiliares de diagnóstico, en fin, de calidad alguna, aun para los que pagaban los servicios de las clínicas privadas.

Por las dramáticas realidades antes señaladas, por el total abandono de la población campesina y los trabajadores de las ciudades y pueblos, por la contribución extraordinaria hecha a la lucha revolucionaria por la población de estas regiones y muy especialmente los campesinos de la Sierra Maestra, al crearse en 1959 el Servicio Médico Rural, la Revolución dedicó un especial esfuerzo a mejorar las condiciones de salud a lo largo de la Sierra Maestra, mediante la construcción de numerosos hospitales y dispensarios rurales y la creación de las postas médicas en los lugares más apartados; se construyeron 11 hospitales rurales y más de 16 dispensarios, ubicándose más de 40 médicos en las zonas rurales. Porque, realmente, en el área urbana prácticamente no existía la salud pública y en el área rural faltaba en absoluto.

Igualmente, se dio especial atención a los servicios hospitalarios existentes en ambas ciudades; se amplió el Hospital "General Milanés" de Bayamo, con una sala pediátrica; en Manzanillo se inauguró el Hospital General y el Hospital Caimarí se amplió y modificó, aumentando el número de camas y los servicios; se hizo un notable esfuerzo en los medios auxiliares de diagnóstico, y con la nacionalización de las clínicas privadas se alcanzó una notable mejoría de los mismos, ubicándose numerosos especialistas y médicos.

A esto se unió la mejoría integral de todos los servicios de salud de tipo preventivo o curativo, y la extraordinaria red de tipo integral que creó y desarrolló la Revolución.

Merecen destacarse algunos datos comparativos que reflejan la evolución ascendente de la salud pública en esta provincia, desde 1959 hasta ahora.

La población general de esta provincia asciende a 735 735 habitantes, que por lo que veo una parte importante está aquí en la tarde de hoy, a pesar de que solo se movilizó la ciudad de Manzanillo. Población de 0 a 14 años, 278 729. Superficie —por si alguno de ustedes no lo sabe— 8 457 kilómetros cuadrados. Densidad de población, 87 habitantes por kilómetro cuadrado; somos bastantes.

Médicos. En 1958, en todas las zonas de la provincia había 109, y solamente 16 trabajaban parcialmente en los hospitales del Estado; es decir, había 16 médicos prestando asistencia pública estatal, todo lo demás era medicina privada. Actualmente contamos con 420 médicos, y todos trabajando para el pueblo (APLAUSOS).

Estomatólogos, en 1958, 39, prácticamente todos dedicados a la consulta privada; actualmente 121 y todos trabajando para el pueblo (APLAUSOS).

Personal de enfermería, en toda la provincia, había 20 en 1958; en 1980, 1 052: 427 enfermeras y 625 auxiliares de enfermería (APLAUSOS).

Técnicos medios, excluyendo enfermeras, había 10 en toda la provincia; en 1980, 769 (APLAUSOS).

Camas de asistencia médica, totales, contando hospitales, timbiriches, clínicas privadas, todo, había 503. De ellas 255 eran estatales; en 1980, 2 672 camas (APLAUSOS).

Parto institucional, en 1958, 10%; en 1980, 98,8% (APLAUSOS). Ustedes saben que hasta las campesinas que viven en los lugares más apartados de la Sierra vienen al hospital a dar a luz, si les da tiempo (RISAS).

Mortalidad infantil se calcula, porque en esto, las estadísticas, ya ustedes saben, con la falta de médicos, de técnicos, de I enfermeras, de hospitales, se imaginarán cómo eran las epidemias aquellas y sus consecuencias; pero se calcula un dato que posiblemente está muy por debajo de la realidad, unos 120 por cada 1 000. Eso fue en 1958; en 1980, 22,2 por cada 1 000 (APLAUSOS), que no obstante es un poquito más elevado que la media nacional que está por debajo de 20.

Farmacias, actualmente tenemos 78, nadie sabe cuántas había en 1958. Hogares de ancianos, había uno en 1958, ahora tres.

No existían en la provincia los siguientes servicios e instituciones: Clínicas estomatológicas, ninguna; ahora, 7. Policlínicos, 0 en 1958; en 1980, 19. Laboratorio de higiene y epidemiología, en 1958, 0; en 1980, 2. Hospitales rurales, en 1958, 0; en 1980, 8. Dispensarios rurales, en 1958, 0; en 1980, 17. Hogares maternos, en 1958, 0; en 1980, 3. Escuelas de enfermeras y técnicos medios, en 1958, 0; en 1980, 2. Banco de sangre, en 1958, 0; en 1980, 2. Laboratorio de prótesis ortopédica, en 1958, 0; en 1980, 1. Laboratorio de prótesis dental, 1958, 0; 1980, 1. Opticas, en 1958, 0; en 1980, 5. Docencia superior no existía, hoy existe. Docencia médica media, 0 en 1958; en 1980, 1 200 alumnos.

Aquí están los datos, son un poco largos, de todas las consultas que se hacen. Por ejemplo, en 1980 se hicieron 2 279 661 consultas, es decir, 3 por habitante. Ingresos en hospitales, 80 540. Ingreso por cada 100 habitantes, 10,9. Consultas a embarazadas, 9,7 por parto, porque desde ahí se comienza la lucha por salvar una vida. Consultas de estomatología, 448 767. Cirugía mayor, en 1980, 10 910 operaciones. Vacunación BCG en recién nacidos, 99,8%.

Esa es la diferencia abismal entre lo que existía antes de la Revolución en materia de salud y lo que existe hoy.

Se brindan en la provincia alrededor de 40 especialidades médicas; 11 de estas especialidades se obtienen a raíz de la puesta en marcha de este nuevo hospital de Manzanillo.

La inauguración de este hospital culmina el proceso de desarrollo de los servicios de salud que durante 22 años la Revolución ha impulsado en Manzanillo y Bayamo. No se trata solo de inaugurar una magnífica institución hospitalaria con los recursos más modernos, especialistas y personal técnico altamente calificado. Este hospital forma parte de una extraordinaria red de servicios preventivo-asistenciales que desarrolla múltiples programas de salud que cubre ampliamente todo el territorio de la provincia, y cuyos resultados principales se recogen en los notables índices de salud con que hoy cuenta la población de la provincia Granma. Este hospital es la principal unidad hospitalaria de esta basta red, asegurando el más alto nivel asistencial y sirviendo de base, además, a la formación de médicos y especialistas para toda la región.

Este centro, además, dará empleo a 976 trabajadores, incluido el personal de la salud y servicios. Dispone de 19 especialidades clínicas y quirúrgicas, con servicios de cuidados intensivos e intermedios, 33 locales de consultas, 13 locales de curaciones y pruebas médicas. Las consultas tienen capacidad para atender 1 584 pacientes diariamente en numerosas especialidades.

En este hospital, del valor total de la obra, 5 millones de pesos se invirtieron en equipo modernísimo y de alta precisión para el diagnóstico y tratamiento. En el momento actual el hospital tiene ya en función 296 camas, y pronto alcanzará las 630, que sobrepasa en casi 500 la capacidad de su antecesor, el Hospital "Fajardo", que ahora se adecua y remodela para convertirse en un psiquiátrico de 100 camas. Se hospitalizan ya casos de quemados, infecciosos y terapia intermedia, así como se aplican modernas técnicas en Rayos X y laboratorio, todo lo cual no podía realizarse en Manzanillo anteriormente.

Consta ya el hospital con una plantilla de 688 trabajadores, entre ellos 78 médicos, especialistas en su mayoría, y 115 personal de enfermería, entre ellas 26 enfermeras generales graduadas y 15 con cursos posbásico.

Se han brindado ya 14 747 consultas externas y funcionan, según lo previsto, el cuerpo de guardia, los salones de intervenciones quirúrgicas y la mayoría de los servicios diagnósticos y auxiliares.

El cronograma de puesta en marcha se cumple hasta la fecha, y progresivamente se irán incrementando los servicios en la medida en que se solucionen el personal profesional y técnico aún faltante, así como los equipos pendientes.

En este quinquenio que finalizó, además del hospital, en la provincia se construyeron cuatro policlínicos, un hogar de ancianos, una clínica estomatológica de 20 sillones, una escuela de enfermeras, y se trabaja actualmente en el Politécnico de la Salud de Manzanillo con capacidad para 800 estudiantes; además de numerosas ampliaciones de unidades que nos sitúa con una base material mucho mejor para enfrentar los programas de salud y continuar este notable desarrollo en la salud pública de la provincia.

Ahora tenemos ya el hospital, y la mayor parte del personal. Ha sido necesario apelar al espíritu revolucionario y a la solidaridad de numerosos médicos y técnicos que han venido desde distintas partes de la República, entre ellos, un numeroso grupo de médicos procedentes de la capital del país.

He preguntado a varios trabajadores y a varios compañeros si son de Manzanillo, si las enfermeras son o no son de Manzanillo. Con satisfacción pude comprobar que muchas son de Manzanillo, muchos de los trabajadores son de Manzanillo, y algunos médicos son de Manzanillo.

Algún día no tendrán solamente aquí todos los médicos que necesiten procedentes de la misma provincia, sino que pienso que podrán incluso enviar médicos a otras provincias. Bueno, pues quizás a Baracoa, ¿no?, digamos. Aunque en la región de Guantánamo también próximamente se inaugurará un hospital y condiciones iguales a las de aquí.

Se están haciendo facultades de medicinan prácticamente en todas las provincias, y por supuesto que la provincia Granma tendrá también la suya (APLAUSOS).

Muchas compañeras ya recibieron los cursos de enfermería en la provincia. Hay un curso actualmente funcionando aquí, tengo entendido que cuenta con unas 70 u 80 alumnas. Y hay también en la escuela de enfermería de Bayamo varios cientos.

De modo que creo que serán los propios manzanilleros ya convertidos en especialistas, en técnicos, en personal calificado y, en un futuro también, en médicos, y en médicos especialistas, los que puedan atender todas las ramas de la salud en esta provincia.

Yo creo que no solo los índices de mortalidad infantil, de todos los casos de atenciones, demuestran el progreso que hemos tenido en este campo, sino también el gran número de manzanilleros que se han ido formando en el campo de la salud, y las perspectivas futuras.

Desde luego, ya es mucho más difícil bajar de 22 por cada 1 000 nacidos vivos, a 18, o a 17, o a 15, que bajar de 120 a 22. Ya estamos llegando casi a los límites de lo posible; pero eso no significa que abandonemos la lucha por reducir la mortalidad infantil, llevarla al promedio nacional y por debajo del promedio nacional, creo que este hospital ayudará a esa tarea, a reducir la mortalidad infantil de 1 a 4 años, que es muy pequeña; de 4 a 14 años también, que en general es pequeña; seguir disminuyendo la mortalidad de madres, que tengo entendido que eran 28 por 100 000 los casos de fallecimientos en partos. Hay que seguir luchando aunque sea por rebajar uno, dos, tres, en esa lucha incesante por mejorar los índices; pero sobre todo la lucha incesante por mejorar los servicios y la atención a los pacientes (APLAUSOS), la atención a los pacientes.

Lo saben los médicos, lo sabe el personal técnico, el personal de enfermería, el esfuerzo que ha venido haciendo la Revolución en los últimos tiempos por aumentar los recursos de los hospitales; por adquirir nuevos libros, cientos de miles de pesos en divisas convertible se invirtieron en libros que ya están siendo distribuidos a los médicos; se invirtieron millones en divisas convertible por aumentar el número de equipos y mejorar el equipamiento de los hospitales; se invirtieron recursos también para resolver los problemas de los uniformes del personal de enfermería (APLAUSOS). Se discutió con las enfermeras el tipo de uniforme adecuado. Recuerdo que cuando se comenzó este trabajo había como 500 modelos de uniformes diferentes, cada cual se hacía su modelo, no había dos enfermeras con el mismo uniforme, tela de algodón. No quiere decir que el algodón sea una mala tela, pero sabemos que se arruga mucho y las enfermeras tenían un trabajo intenso, la cuestión de planchar el uniforme todos los días. Se han hecho los uniformes de poliéster, dos modelos. Ya podemos constatar cómo en todos los hospitales las enfermeras andan con los uniformes nuevos, y también zapatos adecuados para el trabajo, según el tipo de trabajo y según incluso hasta el pie, porque hay quien prefiere el zapato de plataforma, hay algunas que no pueden usar ese zapato y lo necesitan de tacón, pero son prácticamente zapatos ortopédicos los que están usando las enfermeras.

Sé que las compañeras auxiliares han preguntado que qué les toca a ellas. Y nosotros lo que queremos es que las compañeras auxiliares se superen, que estudien y que no descansen hasta convertirse en enfermeras (APLAUSOS).

Se han analizado minuciosamente todos los problemas, hasta los más insignificantes, de los hospitales y se está trabajando intensamente por mejorar la situación en todos los hospitales; reparaciones, hasta la pintura de los hospitales, mantenimiento, remodelaciones, y reconstrucciones, etcétera.

Es propósito del Gobierno Revolucionario continuar llevando adelante este esfuerzo. Es mucho lo que esperamos de los trabajadores de la salud y estamos seguros de que ellos van a dar el máximo.

Aquí, por ejemplo, en este magnífico hospital ya terminado, completo, lo que queremos es oír decir que este hospital es uno de los mejores del país por los servicios (APLAUSOS). Después de terminado, después de inaugurado, ahora lo que nos interesa es el esfuerzo de los médicos, del personal técnico, de los enfermeros y de los trabajadores todos en prestar a la población de Manzanillo, en prestar a todos los que asistan a este hospital un óptimo servicio, una óptima atención (APLAUSOS), un óptimo tratamiento, es lo que les pedimos a ustedes los trabajadores de la salud aquí presentes.

Corresponde ahora en esta inauguración plantear el nombre que llevará este hospital (EXCLAMACIONES DE: "Celia Sánchez").

Por decisión de la Dirección de nuestro Partido, se propone que este hospital lleve el nombre de "Celia Sánchez Manduley" (APLAUSOS PROLONGADOS).

Para ustedes, los manzanilleros, y para todo el pueblo de Cuba, el nombre de Celia Sánchez es muy conocido. Pero especialmente aquí, en esta provincia, no podemos menos que recordar los días difíciles de aquel diciembre de 1956, cuando desembarcamos en la pequeña embarcación que después dio su nombre a esta nueva provincia, en Las Coloradas, en aquellos días muy difíciles de las primeras semanas, cuando prácticamente quedamos un reducidísimo contingente de los miembros de nuestra expedición. Es imposible olvidar lo que hizo Manzanillo por nosotros a través de la compañera Celia Sánchez (APLAUSOS), la primera en establecer el contacto entre nosotros y el Movimiento, la primera en hacernos llegar los primeros recursos, el primer dinero que nos llegó a la Sierra y que hacía mucha falta, porque nosotros, por supuesto, lo pagábamos todo; si comprábamos un pollo, cuando aparecía el pollo, pagábamos el pollo, cualquier cosa, y pagábamos si es posible más de lo que valía. Nunca, nunca, jamás dejamos de pagar cada cosa que adquiríamos. Los campesinos querían regalárnoslas, nosotros no lo aceptábamos. Hubo veces que estaban vacíos los lugares con motivo de la represión, y nosotros dejábamos el dinero allí. Ese primer dinero, tan indispensable, no solo para sobrevivir, sino para llevar adelante esta política, ese primer dinero nos llegó de Manzanillo y nos lo envió Celia (APLAUSOS).

Las primeras balas que recibimos de fuera en aquellos días, las primeras granadas, los primeros alimentos, los primeros uniformes, las primeras mochilas, nylon, todo lo que en los primeros tiempos necesitó nuestra guerrilla.

Pero no fue solo un apoyo material, un apoyo político, una información amplia, y aquel período duró muchos meses y durante ese tiempo, hasta que por fin se incorporó al Ejército Rebelde, en condiciones sumamente difíciles la compañera Celia vivió en la clandestinidad en esta región, en esta ciudad de Manzanillo especialmente, corriendo extraordinarios riesgos, porque la buscaban incesantemente, y siempre recuerdo cómo ella explicaba que pudo sobrevivir a esa persecución y realizar el trabajo en la clandestinidad, gracias precisamente al apoyo del pueblo y especialmente el pueblo humilde de Manzanillo (APLAUSOS).

Después del triunfo, calladamente, abnegadamente, la compañera Celia Sánchez trabajó durante 21 años por la Revolución, y cuánto se ocupó siempre, y cuánto se preocupó por los campesinos de la Sierra Maestra, por los viejos combatientes de la Sierra Maestra, por todos los que cooperaron con nosotros, cuánto se preocupó por el pueblo de Manzanillo y por los que en Manzanillo cooperaron con la Revolución. Cuando digo Manzanillo estoy pensando en Niquero, en Campechuela, en Pilón, en la Sierra Maestra y en todo (APLAUSOS). No creo que nadie absolutamente quedó olvidado de su memoria agradecida, con relación a aquellas personas que en lo más mínimo, hasta en lo más mínimo hubiesen cooperado con nosotros en aquellos días tan difíciles. Son miles y miles los campesinos de la Sierra Maestra que de una forma o de otra, cuando tenían algún problema fueron atendidos por ella.

Por eso para ustedes ese nombre es tan querido y tan familiar, lo mismo que para nosotros los expedicionarios del Granma, los que pudimos después superar los reveses, superar las inmensas dificultades de los primeros tiempos y reconstruir nuestro pequeño ejército y desarrollarlo hasta la victoria; para aquel pequeño núcleo inicial, Manzanillo y la región de Manzanillo, y la costa y las montañas son tan familiares y queridos.

Y aquellos eran días muy difíciles: de mucha represión, de mucho crimen, de mucha tortura, de mucha injusticia. Cuántos cientos y cientos de ciudadanos de esta provincia, en esta zona, en las ciudades y en el campo, fueron asesinados. Son tan terribles aquellas historias que es mejor no repetirlas, acerca de los crímenes y las torturas que se cometieron en las ciudades y en el campo, los asesinatos, las masacres. Cada vez que el ejército de la tiranía sufría una derrota, se desquitaba asesinando en el llano y en los campos familias enteras. A veces eran decenas de campesinos muertos, por ejemplo, y hablaban de un combate, y que murieron 30 y 40 en un supuesto combate, en el Oro de Guisa, en Ojo del Toro, en Pilón y en tantos lugares. Prácticamente no sufrieron una sola derrota que después no trataran de vengarse con los campesinos.

Aún recordamos cuando la última ofensiva en la Sierra Maestra, aquellos partes de guerra que dieron que hablaban de cientos de rebeldes muertos, y los rebeldes entregándose. Y resulta que no recuerdo, no hay un solo caso de un rebelde que cayera prisionero, de nuestras tropas, nunca. Por supuesto, en aquella ocasión ellos tuvieron casi 500 prisioneros, más de 1 000 bajas en total, cuando salieron de la Sierra Maestra en precipitada fuga para evitar ya el desastre completo en aquellos meses de julio y agosto de 1958. Y aquella era la falsa información que le daban al pueblo. Así se comportan las tiranías, así se comportan los gobiernos sanguinarios.

Y muy caro le costó a este pueblo y a esta provincia la represión. Y a pesar de lo difícil, a pesar de lo peligroso, la población de esta zona jamás falló, ¡jamás!, jamás vaciló. Y recordamos así las primeras huelgas revolucionarias, las primeras huelgas revolucionarias que surgieron aquí en Manzanillo, de apoyo al Ejército Rebelde (APLAUSOS). Y no transcurrió ningún período de la Revolución sin una participación muy activa de todos los vecinos de esta provincia y especialmente de Manzanillo. Manzanillo era el primero en todas las huelgas, en todos los levantamientos (APLAUSOS).

Después nuestro frente se iba acercando hacia la región de Bayamo, y fueron sin duda Manzanillo y Bayamo, junto con la ciudad de Santiago de Cuba, las ciudades que hicieron los mayores esfuerzos; con ellas, Yara, Veguitas, Jiguaní, Baire, Maffo, el antiguo América, Palma, en fin todas estas ciudades que van desde Manzanillo hasta Santiago de Cuba, las que hicieron el mayor esfuerzo de apoyo al Ejército Rebelde y las que hicieron sus mayores aportes de sangre (APLAUSOS).

También muchos hijos de esta provincia nutrieron las filas de nuestro ejército, fundamentalmente campesinos y obreros de esta región. De modo que no solo desembarcamos por acá por estas costas, sino también la inmensa mayoría de nuestros combatientes, los que organizaron el Ejército Rebelde, los que colaboraron con él, eran hijos de Granma.

No son palabras, es profundo y eterno nuestro reconocimiento, y lo es también nuestra gratitud hacia los compatriotas de esta provincia, y especialmente —repito— hacia nuestros compatriotas de Manzanillo (APLAUSOS).

Algo ha hecho la Revolución también en el poder por Manzanillo. ¿Algo especial? No. Ha hecho por Manzanillo lo mismo que ha hecho por todo el pueblo y junto con el pueblo. La justicia de la Revolución tenía que llegar desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí. Las leyes revolucionarias beneficiaron a todo nuestro pueblo a lo largo y ancho de la isla. La Revolución ha procurado llevar las medidas allí donde existen las necesidades, llevar la justicia donde hacía falta la justicia, y llevar la obra de la Revolución a lo largo y ancho del país.

Pero a veces nosotros mismos nos preguntábamos: ¿habremos hecho lo suficiente por Manzanillo, habremos hecho lo suficiente por Bayamo? No se trataba de un favoritismo. No ha habido ni regionalismo ni favoritismo con Granma; pero se ha trabajado. Y sobre todo en los últimos años es grande el cambio que se observa en esta misma ciudad: nuevas fábricas, nuevas industrias. No solo se trata hoy del hospital, en años recientes se construyó la escuela de maestros, en años recientes se construyó el nuevo hotel; se está construyendo ahora en las proximidades del hospital el Politécnico de la Salud; se construyó la fábrica de acumuladores, la fábrica de tubos de riego por aspersión, se construyó la fábrica de caramelos; se hizo la circunvalación, el estadio se remodeló y se le pusieron luces; se han arreglado muchas calles y sabemos, no obstante, que hay muchas todavía por arreglar; se trabaja en las obras del acueducto, el alcantarillado; el aeropuerto quedó pequeñito, se ha hecho un nuevo aeropuerto; se avanza, bastante lentamente por desgracia, en la carretera que comunicará directamente Manzanillo con la carretera Bayamo-Tunas y con las líneas centrales del país; se han construido viviendas, y se seguirá haciendo todo lo que se pueda por la ciudad de Manzanillo. Hoy particularmente sentimos que inauguramos una de las más importantes, y de las más útiles y más beneficiosas obras con este hospital (APLAUSOS).

Ustedes hoy han demostrado su entusiasmo con esta enorme concentración. Cuando nosotros nos preguntamos cómo debía ser el acto dijimos: bueno, sí, un acto de masa. Nos imaginábamos que ningún manzanillero se iba a querer quedar fuera del acto, pero dijimos: no hagan una movilización provincial, por favor, les pedimos a los compañeros del Partido de la provincia, movilicen fundamentalmente a la población de Manzanillo (APLAUSOS).

No podíamos olvidar que estábamos en plena zafra, que la zafra se ha convertido en una tarea fundamental, en una tarea de gran importancia para nuestro país en estos momentos. Estábamos en plena zafra, y aunque se trataba de un domingo, los domingos también hay que cortar caña y los domingos también hay que moler en los centrales, y más todavía para que no se nos produzcan las caídas el lunes y el martes, que es uno de los propósitos que tenemos en esta zafra.

Yo sé que los compañeros del Partido invitaron una representación de los otros municipios; de Bayamo y de los demás, pero solo una representación. Y nosotros les expresamos a los compañeros: lo que queremos ese día es que hagan una gran molida, que de ninguna forma la movilización choque C0n la zafra. Fue lo que les pedimos. Los compañeros del Partido en la provincia de Granma hicieron algo mejor, organizaron toda una movilización de homenaje a la compañera Celia Sánchez con motivo del primer aniversario de su muerte que se cumple hoy (APLAUSOS), en la producción y en los servicios.

Yo creo que realmente esa era la mejor forma de rendir tributo a quien de manera tal se consagraba al deber, sin descansar un minuto, sin olvidar un solo detalle; y creo, sinceramente, que ese es uno de los homenajes más sentido, más profundo y más revolucionario que se le pueda rendir a un compañero o a una compañera que haya dado la vida por la Revolución (APLAUSOS).

Los compañeros organizaron esa jornada de siete días, movilizaron las masas, movilizaron a los trabajadores, movilizaron a los jóvenes, a los estudiantes, y han realizado una labor extraordinaria en estos siete días, ejemplar. Y una medida de ello lo da el hecho de lo que lograron en la zafra, aparte de lo que lograron en toda una serie de otras actividades, pero la medida la da sobre todo la zafra. Durante estos siete días molieron los centrales de Granma a un promedio de 102% (APLAUSOS), siendo la norma 85, o lo normal 85%, molieron al 102%. Eso jamás había ocurrido en esta provincia. Y en el día de hoy, precisamente, en el día de hoy molieron, según me explicaron los compañeros —tengo dos datos—, ellos me explicaron que habían molido al 124% (APLAUSOS), desde La Habana informaron que al 123%, luego, en este momento en que yo hablo aquí, hay esta pequeña contradicción, que espero que se aclare y se arregle. Pero suponiendo 123%, es un super récord en materia de molida (APLAUSOS), y una excelente noticia para el país, una excelente noticia para el país, puesto que estamos empeñados en hacer una zafra óptima, y en realidad se está desarrollando la zafra más eficiente, más organizada en la historia de la Revolución, en los 22 años de la Revolución (APLAUSOS).

Nosotros hemos recorrido las provincias en estos días, hemos estado conversando con todos los compañeros en lo que se refiere a la zafra, cómo marcha, y no hay duda que la zafra está marchando perfectamente bien. En todas las provincias hay un gran entusiasmo por los éxitos que se van logrando, que dan la medida del espíritu de nuestros trabajadores y dan la medida de la capacidad de dirección y de organización de nuestro partido (APLAUSOS).

En todas las provincias han alcanzado niveles en la molida nunca antes alcanzados. Y así ocurrió el día 1ro. de enero y el día 2, y el sábado, y el domingo, y el lunes subsiguiente y el, martes, y así, por ejemplo, nacionalmente en los últimos cinco días se molió al 97%, otra vez al 97% el día siguiente, al tercer día al 96%, al cuarto día al 96%, y hoy domingo se volvió a moler al 97% nacionalmente (APLAUSOS). El acumulado nacionalmente alcanzó, va alcanzar alrededor del 90%, casi el 90%, a pesar de que tuvimos días de lluvia, bastante lluvia en diciembre, que crearon dificultades en algunas provincias, como Manzanillo, Tunas, y otros lugares.

En Tunas están realizando los compañeros un excelente trabajo, y durante muchos días, allí donde era difícil por lo general la zafra, han estado moliendo por encima del 95%, incluso por encima de 100%. Esto es muy importante, porque quizás el esfuerzo mayor que hay que hacer en el frente azucarero durante el quinquenio haya que hacerlo este año.

Ya nosotros tenemos la convicción de que la zafra va a marchar según lo programado y aún mejor que lo programado, en cuanto a tiempo, en cuanto a utilización de las capacidades. Pero tenemos una tarea delante tremenda, que es la siembra de casi 30 000 caballerías de caña. Porque nosotros para superar los efectos de la roya, que nos hizo mucho daño, para tratar de eliminar este año ya totalmente la variedad de caña afectada por esa enfermedad, que era alrededor de 35 000 caballerías, y de las cuales quedan alrededor de 17 000 todavía, tenemos que hacer un enorme esfuerzo este año.

Por esto, por razones financieras, por razones económicas —corno ya explicamos en la clausura de la Asamblea Nacional—, tenemos que hacer una enorme siembra, y la tarea es difícil, es realmente difícil.

Nosotros hemos estado analizando también la situación relacionada con la siembra con todos los compañeros de las provincias, y hay limitantes en maquinaria. Ciertamente que se adquirieron un número de tractores de alto potencial, pero solamente ha llegado una tercera parte, otros llegaron a fines de enero, otros llegarán en febrero, otros en marzo. Y ya, naturalmente, a fines de marzo las tierras tienen que estar preparadas. Como hay que atender todas las demás actividades de la agricultura: los pastos, los vegetales, las viandas, el tabaco, el arroz, etcétera, para un plan tan grande de siembra como el que debemos hacer la maquinaria es escasa, y ello exige un especial esfuerzo, en el suministro de las piezas, en la llegada de las piezas, en el desembarque de las piezas, en los talleres hay que hacer un enorme esfuerzo. Y realmente la maquinaria cañera tendrá que trabajar día y noche en los próximos meses, para poder cumplir este plan. Pero digo en este momento que es tenso ese plan, esa siembra que tenemos que hacer de casi 30 000 caballerías de caña. Y entre las provincias que tienen que hacer un esfuerzo muy tenso está esta de Manzanillo. Va a recibir 45 tractores de alta potencia, pero en este momento tiene solo 15, le faltan 30 de esos tractores. ¿Cuándo los tendrá? Puede tardar unas cuantas semanas en recibirlos y ellos tienen que estar preparando la tierra desde ahora.

Pero en la medida en que terminemos la zafra temprano, podremos lograr cumplir, sobre todo, los planes de siembra. Hablaba de la preparación de tierras, pero después de preparar la tierra hay que hacer la siembra, y las siembras hay que hacerlas óptimas también; pero junto con eso hay que hacer los cultivos, la fertilización y las limpias de las cañas.

Podríamos asegurar por ello que en lo que se refiere al esfuerzo que tiene que hacer el país en los próximos cinco años, estos seis meses son decisivos, en una rama decisiva de la economía que es la industria azucarera, para lograr los incrementos de azúcar que necesitamos para la zafra de 1982. Por eso las noticias de que la zafra está marchando bien estimulan mucho y nos dan seguridad de que podremos, pese a las dificultades, enfrentarnos a esa tarea.

Hay un gran entusiasmo en toda la isla, un gran espíritu en nuestros trabajadores, y lo que está ocurriendo en esta zafra demuestra lo que nuestro pueblo puede hacer. Ahora sí que ya no nos pueden hacer historia de los capitalistas, que si los capitalistas podían resolver la zafra fácilmente favorecidos por el desempleo y el hambre y cuando no necesitaban usar máquinas para cortar caña, que naturalmente todo lo hacían con tiro animal y trabajo manual; cuando se mecaniza la caña hay que enfrentarse a los problemas del clima, a los problemas de las lluvias, los camiones entonces tienen que enfrentar los campos con sus propios moto-recursos, no es como la carreta con bueyes; la combinada necesita un terreno más o menos seco para trabajar. Es decir, aquí hay que movilizar a los hombres, no son los hombres haciendo cola en el cañaveral para que les den oportunidad de trabajar. Son condiciones muy diferentes en las que en nuestro país, en el socialismo, tenemos que hacer la zafra; ahora hay que movilizar, organizar las cosas. Y, sin embargo, jamás de los jamases los capitalistas hicieron una zafra como esta que estamos haciendo nosotros en el socialismo, tan organizada y tan eficiente (APLAUSOS).

Ya han surgido decenas de miles de hombres que saben manejar las máquinas. Era muy difícil, al principio de la Revolución, alguien que supiera manejar de verdad un tractor; no montarse en el tractor, arrancarlo y echarlo a andar, que no es lo mismo que manejar eficientemente un tractor, una combinada, eso requiere mucha experiencia; reparar esos tractores, darles mantenimiento, arreglarlos, reconstruirlos, etcétera. Pero son decenas y decenas de miles de hombres en nuestro país los que han aprendido a manejar las máquinas, y de qué forma las manejan y cómo trabajan, y cómo hay operadores de combinadas que han estado 10 horas, 12 horas y hasta 14 horas laborando, y operadores de tractores, trabajando realmente sin límite, como únicamente en una época revolucionaria y como únicamente en el socialismo son capaces de trabajar los hombres, cuando saben que hay que cumplir una tarea y que hay que vencer una dificultad (APLAUSOS).

La consigna de producción y defensa se está cumpliendo plenamente. Está nuestro pueblo trabajando mejor que nunca, más firmemente, más decididamente que nunca, más conscientemente, más responsablemente; pero también nuestro pueblo se prepara más que nunca para su defensa. Y la idea de las Milicias de Tropas Territoriales ha prendido como un reguero de pólvora en todo el país (APLAUSOS); y se interesan no solo nuestros trabajadores, no solo los trabajadores, hombres, mujeres y jóvenes, sino incluso los niños. Hay infinidad de anécdotas de niños escribiendo, que escriben, que recogen algunos recursos, que los aportan. Es increíble el interés que los niños, los pioneros, se han tomado también por la cuestión de las Milicias de Tropas Territoriales, al extremo que parece que estuvieran lamentándose, e incluso preguntándose si ellos se van a quedar fuera de las Milicias de Tropas Territoriales (APLAUSOS). Ellos no se pueden quedar fuera, puesto que ya están aportando, ya están dando su apoyo político, su apoyo material. Hay muchos grupos de niños que se han puesto a recoger botellas y todo para recaudar para los gastos de las Milicias de Tropas Territoriales, y están participando. Claro está que en nuestro país nadie quedará ajeno a una lucha frente a cualquier agresión, no habrá ni anciano ni niño. Yo creo que todos los que tengamos conciencia, que tengamos uso de razón, digamos, de una forma o de otra, participaremos en esa lucha defendiendo nuestra patria (APLAUSOS).

Acabamos de efectuar el Segundo Congreso de nuestro Partido. Fue un congreso extraordinario. Hay una muy alta opinión en todas las fuerzas revolucionarias del mundo, en todas las fuerzas progresistas, en todos los países amigos, acerca de la gran calidad de nuestro congreso. Acabamos de concluir la Sesión de la Asamblea Nacional.

Empezamos un nuevo año y empezamos un nuevo quinquenio, y los estamos empezando bien; los estamos empezando muy bien, los estamos empezando muy revolucionariamente (APLAUSOS). Los hechos están demostrando lo que es capaz de hacer nuestro pueblo. Y lo que bien comienza, bien debe terminar (APLAUSOS).

Pienso que nunca he visto en nuestro pueblo tal grado de seguridad y tal grado de confianza en sí mismo, tal nivel de conciencia y tal nivel de cultura. Este, que era hace 22 años un pueblo en gran parte analfabeto, en gran parte, y sobre todo los vecinos de esta provincia. Podría preguntarse no qué tanto por ciento, cuántos de cada 100 en la Sierra no sabían leer ni escribir; habría que preguntarse cuántos sabían leer y escribir de cada 100, y si podían ser 10, u 8, o 5. Esa era la realidad. Este pueblo, que hoy tiene un mínimo de sexto grado, el mínimo, y que avanza hacia un noveno grado. Y hay que ver lo que vale la preparación del ser humano, hay que ver lo que vale la instrucción, hay que ver lo que vale la cultura, y hay que ver lo que vale ¡a conciencia, ¡hay que ver lo que vale! (APLAUSOS) Y eso es lo que se está demostrando en estos días.

Decíamos que es necesario que nos comprometamos todos a redoblar nuestro esfuerzo, a hacer más, a hacer el máximo, comenzando por todos los cuadros del Partido y del Estado, y continuando por todos los militantes y los ciudadanos de nuestro país. Se puede hacer mucho por el pueblo, se puede hacer mucho por la patria, mucho por la Revolución. Lo puede hacer un médico cuando se sienta frente a los pacientes que tiene que atender. El está allí no solo ofreciendo salud, ofreciendo tranquilidad, devolviéndole la felicidad de la salud a un compatriota, a un ser humano; no solo esta cumpliendo un deber humano, está ayudando a la Revolución, está fortaleciendo a la Revolución, está defendiendo a la Revolución (APLAUSOS). No solo con un fusil, no solo entrenándose allí, en ese puesto, la enfermera que atiende a un paciente, el técnico que está en un laboratorio, mientras mejor, con mejor calidad, con más rapidez pueda dar respuesta a un análisis, está fortaleciendo a la Revolución, está fortaleciéndola políticamente, esta formando un soldado de la Revolución, sea hombre o mujer (APLAUSOS); porque cuanto mejor hagamos las cosas, cuanto más eficientes seamos, cuanto más satisfecho se sienta nuestro pueblo, que no aspira a cosas extraordinarias que estén fuera del alcance de sus manos, aspira a tener lo que se puede tener, a recibir lo que pueda recibir, y mientras mas satisfecho esté, más compenetrado estará cada ciudadano con la Revolución, más compenetrado estará cada ciudadano con su patria, con su pueblo, y más dispuesto estará a defenderla hasta la última gota de su sangre (APLAUSOS).

No podemos dejar de ser optimistas, los manzanilleros hemos vivido 24 años de historia trascendental para nuestro pueblo. Se acaba de cumplir prácticamente el 24 Aniversario del desembarco del Granma en las costas de esta provincia, ¡24 Aniversario! (APLAUSOS). Y no han pasado en balde esos 24 años ni han pasado en balde las dificultades y tenemos derecho a sentirnos confiados, derecho a sentirnos seguros, derecho a sentirnos optimistas, derecho a sentirnos decididos, derecho a no tenerle miedo a nada ni a nadie (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis da les duro!")

Cuando aquel amanecer del 2 de diciembre de 1956 desembarcábamos en Las Coloradas éramos 82 hombres, 82, y aquí nos esperaba un ejército, que entre soldados, marineros, policías —sin contar los chivatos y toda esa gente— (RISAS), eran más de 70 000; por cada uno que desembarcamos allí había 1 000 aquí armados, 1 a 1 000; bueno, pero desembarcamos y emprendimos la marcha hacia la Sierra y enfrentamos las dificultades. Después era peor, porque después de los reveses iniciales éramos un puñadito con unos pocos fusiles, cuando nos volvimos a reunir Raúl y yo, que estábamos con siete fusiles y éramos creo que seis nosotros. Teníamos un fusil más, en ese momento nos estaba sobrando un fusil. Entonces sí que la cuenta era peor, porque nos seguían esperando los mismos 70 000 u 80 000 soldados, marinos, policías, etcétera. Y proseguimos la lucha.

No quiero ni mucho menos estar haciendo una apología de cosas en que estábamos nosotros involucrados. Lo único que quiero es recordar la situación en que estábamos, que era muy difícil, en que estaban ustedes y nosotros, los manzanilleros y nosotros, porque ustedes habían puesto la esperanza en un puñado de hombres, y ese puñado de hombres tenía un enemigo muy poderoso delante. Claro, si los manzanilleros hubieran estado armados, si los manzanilleros hubieran tenido cada uno un fusil cuando nosotros desembarcamos aquí, ¿cuánto dura la tiranía de Batista? No dura nada, nada dura. Pero los manzanilleros estaban todos desarmados.

Hablo de la enseñanza de la historia, se demostró, bueno, nuestra causa era justa, teníamos confianza en el pueblo, teníamos razón, teníamos la decisión de luchar. Sin decisión de luchar qué habría ocurrido, nos habríamos retirado, nos habríamos rendido, habríamos abandonado la lucha. Pero a ninguno de nosotros se nos ocurrió eso, ni una sola vez, y habría gente que no entendería y se diría: qué piensa esa gente, y qué se creerá esa gente, quedan seis, quedan siete, diez, doce, cómo van a luchar contra un enemigo tan poderoso en circunstancias tan difíciles. Eran tan difíciles las circunstancias que nosotros no conocíamos esas montañas; nosotros ni siquiera habíamos estado allí, del grupo ese, en la Sierra. Después se fueron uniendo algunos campesinos, se unió, por ejemplo, el compañero Guillermo, otros compañeros campesinos que ya sí eran de ahí y conocían. Pero nuestro grupo no conocía ni siquiera esas montañas. Y así empezó la historia esta de 24 años, hasta ahora, hasta estas molidas de 124% que han hecho hoy ustedes aquí en Manzanillo (APLAUSOS). Desde entonces hasta ahora que inauguramos este hospital hoy aquí, al cabo de 24 años y unos días, que deben ser 24 años y 38 días ó 39 días transcurridos más o menos desde que empezó aquella lucha.

Lo digo aquí, lo menciono, porque esta Revolución nació casi de la nada; nació de muy peco, nació enfrentándose a problemas aparentemente insolubles, nació enfrentándose aparentemente a un enemigo invencible, y esa ha sido la historia, la historia rectilínea de nuestra Revolución, la historia sin vacilaciones ni claudicaciones de nuestra Revolución y de nuestro pueblo, y ese es el espíritu, no solo de los manzanilleros, sino de todo nuestro pueblo (APLAUSOS).

Por tanto, ¿qué enemigo nos puede intimidar? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nadie!") ¿Qué amenazas nos pueden asustar a nosotros, por poderoso que sea ese enemigo? (EXCLAMACIONES DE: "¡Ninguna!") No hay nada más poderoso que una idea justa; no hay nada más poderoso que un pueblo luchando por su causa, por su patria, por su tierra, por sus ideas, por los conceptos de lo que considera noble, de lo que considera digno, de lo que considera justo, de lo que considera honorable. ¡No hay fuerza en el mundo superior a esa, ni hay manera de derrotar a un pueblo como ese, de ninguna, manera! (APLAUSOS), aunque desembarquen aquí 10 000 tanques. El enemigo que entre aquí no tendrá un solo frente, el frente lo tendrá por todas partes; por arriba, por abajo, por la espalda, por el pecho, por el lado, por dondequiera, entre todos (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel, Fidel!") El país entero sería frente de batalla. Diez mil tanques, ¿y qué? No, no, no nos van a asustar, ni nos van a preocupar, porque además puede ser que tengamos unas cuantas bazucas para tirarle a esos tanques (RISAS); esos tanques no van a pasear por ninguna parte, ni en ningún lugar va a estar tranquilo nadie, frente a un pueblo, frente a un hormiguero (RISAS), a un hormiguero armado —eso seríamos nosotros—, e invencible, inclaudicable, que no se rendirá ¡jamás! (APLAUSOS)

Eso nos da fuerzas, eso nos da fuerzas. Y mientras más fuertes seamos, más alejamos el peligro; porque el enemigo que sepa con quien tiene que vérselas, tendrá que pensarlo, tendrá que meditarlo de verdad: con quién nos vamos a meter nosotros (APLAUSOS).

Así que tranquilos, serenos, trabajando, preparándonos. Tan optimistas somos que no descansamos un minuto en el trabajo de la limpia, la siembra, el corte, todo: ¡No nos harán descuidar nuestras actividades! Si nos amenazan, trabajaremos más, le sacaremos incluso un provecho a la amenaza, ¡vamos a sacar producto de la amenaza! (APLAUSOS)

Han hecho insinuaciones, han enunciado ideas agresivas, pues ya estamos más fuertes, ya somos más fuertes. Hemos empezado siendo más fuertes que cuando acabó el año, estamos trabajando más y estamos trabajando mejor, nuestra Revolución es más fuerte. Porque la Revolución es —para hablar en un lenguaje campesino— como una especie de estaca, que mientras más le dan más se clava (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")

Nos satisface, compatriotas de Manzanillo y de Granma, que este primer acto de masas del año histórico 1981, el primer acto de masas de este quinquenio, la primera gran reunión popular la hayamos podido celebrar aquí junto a ustedes tan firmes revolucionarios y tan familiares compañeros (APLAUSOS).

Nos satisface la presencia aquí de todo Manzanillo, la muestra de espíritu de lucha y decisión que han dado ustedes hoy, y el homenaje tan hermoso que han tributado con la inauguración de este hospital a la compañera Celia Sánchez (APLAUSOS), que es también un homenaje a otros ilustres hijos de Manzanillo, como aquellos médicos que lucharon junto a nosotros en las montañas, y que ya no se encuentran entre nosotros, Piti Fajardo y René Vallejo (APLAUSOS). Es también un homenaje a los compañeros que nos acompañaron en el Granma y murieron, un homenaje a los que lucharon en la Sierra y murieron, un homenaje a todos los caídos, porque cada obra nueva, cada victoria de la Revolución es un digno homenaje a los que cayeron por hacerla posible, a los que cayeron para que nuestro pueblo pudiera avanzar en este ya largo, heroico y hermoso camino de la historia, para llegar a donde estamos hoy y para llegar a lo que somos hoy.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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