Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Inauguración del tramo del Ferrocarril Rápido Habana-Santa Clara, el 30 de diciembre de 1977

Fecha: 

30/12/1977

Queridos compañeros:

Hoy conmemoramos dos cosas: la toma del tren blindado en la ciudad de Santa Clara, y la terminación del primer tramo de la reconstrucción y modernización del ferrocarril central; o conmemoramos una sola cosa: la terminación del primer tramo, en el XIX aniversario de la toma del tren blindado (APLAUSOS).

Nos parece que es una buena forma de conmemorar ese aniversario. Aquella vez había que levantar las vías, parar los trenes; ahora hay que construir las vías y echar a andar los trenes. Y en realidad no necesitamos trenes blindados de ninguna clase.

Hace algo menos de tres años, se inauguró en esta misma provincia el primer tramo del ferrocarril central, 25 kilómetros. Sabíamos el trabajo que nos esperaba a todos mientras se construía esa vía. Porque al principio se comenzó a trabajar por los tramos nuevos, donde se enderezaba la vía; no había que interrumpir el tren. Pero llegó el momento en que había que trabajar sobre los tramos viejos, y eso nos ocurrió mucho entre Santa Clara y La Habana.

Se hizo una concentración de brigadas en ese tramo, porque mientras tanto el tren se estaba desviando por Cienfuegos, prolongando el tránsito entre Santa Clara y La Habana en montones de horas. Se paralizó, como es lógico, esta vía, se consagraron a trabajar en esa vía 11 brigadas de terraplén, y cinco brigadas de puentes para avanzar rápidamente. Con ese esfuerzo se logró avanzar en las explanaciones —que es como le llaman a los terraplenes—, y en la construcción de puentes rápidamente. Fue necesario hacer algunos puentes respetables, como por ejemplo, el puente de Canímar. Un gran puente, parece que el tren va por el aire cuando va por ese puente.

Pero la realización de una obra de estas no es fácil; porque aparecen muchos obstáculos en el camino: viviendas —sobre todo en los tramos nuevos donde están las rectificaciones—, decenas, cientos de viviendas. Por cada una de esas viviendas hay que hacer otra nueva para cambiar la vieja por la nueva. De modo que el que está en el medio de la vía, se sacó el premio (RISAS), le toca una casa nueva. Y todavía habrá alguna más, porque ya estamos comunicados; pero nos faltan los nudos, para no atravesar algunas ciudades. Por ejemplo, en Matanzas hay que apartarse y hay que hacer una circunvalación del tren, digamos, con una estación nueva. También allí vimos ahora por el camino una gran cantidad de obstáculos: casas, instalaciones de todo tipo.

En otro lugar, por ejemplo Colón, el tren pasa por el medio de la ciudad, y hay que hacer también una circunvalación para el tren. Esas son las obras que quedan atrás, las circunvalaciones, nudos que le llaman; pero lo esencial: se reconstruyeron los tramos necesarios para llegar hasta Santa Clara. Me olvidaba decir que, entre los obstáculos, a última hora apareció hasta una presa, que obligaba a elevar el terraplén en una zona por ahí. De todo, de todo se encontró por el camino.

A pesar de todo, con un esfuerzo realmente excepcional, se logró establecer la comunicación entre La Habana y Santa Clara. Para lograr eso fue necesario un esfuerzo en las últimas semanas tremendo; fue necesario trabajar día y noche para cumplir la meta de llegar a esta ciudad el día 30. Hay que decir que pasamos por un tramito que lo terminaron hoy a las 12:00 del día; cinco horas antes de comenzar este acto. Realmente se hizo un esfuerzo brillante, bien organizado, gigantesco, y se pudo alcanzar esta meta. Ya el tren no tendrá que desviarse más. Todavía quedarán algunas pequeñas incomodidades mientras se hacen algunas conexiones. Siempre queda algún trabajito que ir haciendo por la vía, de nivelación y todo eso. Pero ya el tren podrá marchar directamente de Santa Clara a La Habana todos los días.

Ahora, se ha trabajado también entre Santa Clara y Santiago de Cuba. En total hay alrededor de 400 kilómetros de explanaciones; es decir, de terraplenes ya terminados. El conjunto alcanzará 880 kilómetros, más otros kilómetros que hay que dedicar a patios, estaciones, etcétera. No se mide solamente la distancia de la vía principal, sino una serie de vías accesorias que hay que hacer a lo largo del trayecto que aumenta el número de kilómetros a construir. Pero se puede decir que ya tenemos casi el 50% de los terraplenes hechos entre La Habana y Santiago de Cuba, para cumplimentar la primera etapa.

Existe el compromiso de terminar —un compromiso que se estableció en el Primer Congreso del Partido— para 1980 esta vía. Nos referimos ya a la reconstrucción y modernización de la línea, estamos hablando de la línea.

Es que un ferrocarril es cosa seria, sobre todo un ferrocarril de esta índole, no un ferrocarril que tenga 200 pasos a nivel, sino un ferrocarril realmente moderno, cercado, sin pasos a nivel. Eso lleva muchas obras. Además están las comunicaciones telefónicas, además está el sistema de señalización que viene después, muy importante —dicen que es una garantía contra choques, puesto que es automático, incluso automáticamente se detiene el tren para evitar choques. En fin, el trabajo es grande, muy grande.

¿Pero qué importancia tiene haber llegado hasta aquí? Que ahora no habrá que hacer ningún desvío importante, porque los tramos nuevos se han hecho, y desde los límites de la provincia de Santa Clara hasta Santiago, no se trabaja sobre la vieja vía; aparte de los tramos nuevos se trabaja ahora al lado de la vieja vía. De manera que una gran parte del trayecto quedará con dos vías: la vieja y la nueva. La vieja vía después se puede reconstruir para cuando el país pueda necesitar una doble vía. Prevemos que eso tarde; pero de todas formas ya casi la mitad del trayecto tendrá la doble vía: la vieja y la nueva. Manteniendo la vieja, puede ayudar también al tránsito mucho, tanto el de pasajero como el de carga; pero sobre todo el tránsito de carga. Ahora el tren no tendrá que hacer desvíos importantes, y podrá ya venir por el centro, por donde ha venido siempre, con sus tramos nuevos y en parte con sus tramos viejos.

Pero tenemos el compromiso de terminar, de hacer la comunicación entre La Habana y Santiago —ya con la vía reconstruida— para 1980. Actualmente trabajan 16 brigadas de terraplén en la construcción de la vía. Hasta ahora eran 15, una es de reciente formación, y si mal no recuerdo, unas 13 ó 14 brigadas de puentes. Unos van haciendo el terraplén, otros van haciendo las obras de fábrica y los puentes.

Pensamos añadir dos brigadas más para trabajar el tramo entre Mir y Alto Cedro, es un tramo de unos 80 kilómetros, no sea que nos atrasemos un poco por allá y al final no se pueda cumplir el propósito de alcanzar la meta de terminar en 1980, y por eso se le va a reforzar la obra con dos brigadas adicionales.

Creemos que esas 18 brigadas, trabajando como han trabajado hasta ahora, y aun mejor que ahora, pueden terminar perfectamente su tarea para 1980. De modo que creemos que habrá otro acto, esa vez en Santiago de Cuba, con los trabajadores que han intervenido en la construcción y con el pueblo de Santiago de Cuba para celebrar este éxito, la terminación de una fase de esta obra. Y repito, ¿por qué decimos una fase? Ya esta vía es de más resistencia, lleva fijaciones elásticas para velocidades altas. Pero hay que hacer además un montón de estaciones de ferrocarril, esas no van a estar, desde luego, para 1980. Hay que hacer un montón de pasos, por arriba y por abajo, todos esos pasos no van a estar todavía para 1980. Habrá que hacer las señalizaciones que es un trabajo serio también. Muy serio. Después habrá que soldar los carriles, ustedes saben que cada tramo de carril tiene 12 metros y medio. Después se harán tramos soldados de 250 metros de largo, e incluso más adelante de 1 000 metros de largo. Hay un equipo especial para soldar esos carriles, se ahorran todos los tornillos esos que se ponen cada 12 metros y medio y se ahorra el saltico que da el tren en cada uno de esos 12 metros y medio. Lo hace todo más suave porque será cada 250 o cada 1 000 metros la conexión.

Algunos preguntarán —como pregunté yo— ¿por qué no se hace la soldadura a todo el ferrocarril? Porque hay una ley física, la de la expansión de los metales con el calor, y hay que dejarle un pedacitico de espacio al raíl para que cuando haya calor crezca o cuando haya frío se disminuya. Esa es la cosa.

Las señalizaciones tienen que ver con la seguridad, y entonces, cuando tengamos nuestro ferrocarril ya, soldados los raíles, todas las fijaciones elásticas colocadas, ningún paso a nivel y todas las señalizaciones, puede alcanzar velocidades de 160 kilómetros. Ahora no, en 1980 no podremos alcanzarla porque se puede topar el tren con un tractor o con un camión por el camino, o con cualquier cosa todavía y puede haber accidentes. Sin todos los pasos adecuados, sin quitar todos esos obstáculos que constituyen los pasos a nivel que subsisten y sin las señalizaciones no se puede alcanzar 160 kilómetros por hora. No obstante, durante la construcción de la vía se van suprimiendo ya muchos pasos a nivel.

Algo más, se está haciendo una infraestructura, un terraplén que permitirá más adelante alcanzar velocidades mayores, hasta de 200 kilómetros. La velocidad hace falta porque ahorra tiempo, y no es lo mismo que circulen 20 trenes que 40 ó 50 trenes, económicamente es mucho más importante. La obra va marchando, va marchando, no hay duda de eso.

Fuimos de los primeros países en construir un ferrocarril, según ustedes habrán leído en los periódicos, porque en estos días se ha hablado mucho del ferrocarril. En 1837 se hizo el primer ferrocarril en Cuba. Entonces fuimos el sexto país del mundo en tener un ferrocarril, después nos fuimos quedando en la cola. Por aquella época durante 20 ó 25 años se construyeron bastantes ferrocarriles en distintas partes del país, en Guantánamo, en Nuevitas, entre Nuevitas y Camagüey. A principios de este siglo también los ferrocarriles cobraron cierto impulso, después de la intervención de Estados Unidos y cuando casi todas las tierras, centrales y transportes pasaron a manos de empresas norteamericanas y empezaron a neocolonizar el país, el ferrocarril cobró un impulso. Pero desde 20 ó 30 años antes del triunfo de la Revolución los ferrocarriles habían decaído mucho, no se habían hecho inversiones, estaban estancados y más bien retrocediendo.

En los primeros años de la Revolución se empezaron a hacer algunas obras en condiciones difíciles como mantener y como mejorar el ferrocarril. Y fue después de 1970 que la Revolución ya pudo consagrarse de verdad a realizar un importante programa de modernización y desarrollo de los ferrocarriles, que lógicamente debía comenzar por la línea central, y se inició este programa realmente muy serio, de una gran magnitud, de una gran importancia y que nos permitirá volver a ocupar el sexto lugar en cuanto a la técnica y a la calidad de los ferrocarriles. Y sin duda nos irá creando condiciones para tener el mejor sistema ferrocarrilero, es decir, el más moderno de América Latina, cuando ya esta obra esté terminada. Pero esta obra lleva trabajo, lleva años y lleva tiempo. Terminar esta vía, uno de los esfuerzos más grandes, nos lleva hasta 1980. Entre 1980 y 1985, todo lo demás de que hablé debe de estar terminado. Por eso los 160 kilómetros se podrán alcanzar allá por 1984, 1985. Mientras tanto mejoramos mucho, mucho.

Creemos que se puede reducir a 10 ó 12 horas, más vale que sea conservador, el tiempo entre Santiago y La Habana cuando esté terminada la vía principal. Las velocidades no serán de 160, serán algo más de 100 para los trenes de pasajeros y algo menos pare los trenes de carga. Se podrá aumentar considerablemente el número de trenes, tanto de pasaje como de carga. Por ejemplo ahora, los trenes, transportan de 12 a 14 millones de pasajeros al año, se calcula que después de terminada la vía, después de 1980, puedan viajar unos 45 millones de personas al año en tren. Es decir, más que se triplica la capacidad de pasajeros y en proporción similar aumentará la carga por ferrocarril. La carga por ferrocarril es más económica, las producciones aumentan y no se puede estar transportando todo por camión desde La Habana a Santiago de Cuba o hasta Camagüey. A partir de cierta distancia el transporte más económico es por ferrocarril.

También se ha ido adquiriendo equipamiento, no solo para la construcción. Se han adquirido en los últimos tres años 110 locomotoras, 180 carros de pasajeros, 20 carros comedores y 15 de correos; se han adquirido, además, 50 coches automotores con sus trailers. Solo en vagones de pasajeros es el equivalente de 15 trenes nuevos los que se han adquirido, además de los 50 coches automotores. Todos esos equipos están entrando y para mediados del próximo año estarán todos en el país, de manera que se comienzan a usar ya. Eso mejorará notablemente, aún antes de 1980 el transporte por ferrocarril. Cuando ya esté terminada la vía, por supuesto se multiplica la productividad de esos medios de transporte.

Se han adquirido, además, cientos de carros especiales para transportar materiales, para transportar granos, para transportar cemento, para transportar mercancías de tipo general, combustibles, etcétera.

De modo que del 1977 al 1980 tendremos un mejoramiento progresivo del transporte por ferrocarril, y el pueblo empezará a disfrutar de todas esas ventajas.

Como ustedes saben, también se desarrolla el transporte por carretera, algunos cientos de ómnibus nuevos para transporte interprovincial; también avanza la autopista, aunque a otro ritmo. Esa autopista es de seis vías; pero llegará ya con tres vías asfaltadas, desde La Habana hasta Santa Clara el próximo mes de mayo. ¡Tiene suerte Santa Clara! (RISAS) Todo llega primero a Santa Clara: el tren, la autopista, etcétera (APLAUSOS).

Yo me imagino que con esas tres vías asfaltadas ya, todo el que venga de Oriente al llegar a Santa Clara no tendrá que tomar la vieja Carretera Central, que es estrecha, que es peligrosa, que atraviesa un montón de pueblos; y se reducirá considerablemente el tiempo en automóvil y en ómnibus, en transporte de carga, de Santa Clara hasta La Habana.

Se trabaja también en otros tramos, se trabaja en Oriente, se trabaja en la provincia de Santa Clara. Un poco más adelante ya se podrá contar con la mitad de la autopista asfaltada hasta Placetas por lo menos. Ya no tendrán ni que pasar por Santa Clara obligadamente los que vengan por ejemplo de Camagüey para La Habana. Esa autopista se continuará haciendo a un ritmo más lento; pero también avanza.

De modo que tendremos un sistema de ferrocarril moderno y un sistema de carreteras también moderno, dos vías muy modernas y muy importantes son la del ferrocarril central y la Autopista Nacional. Creo que esto significa un paso de avance tremendo en las comunicaciones para el país.

Como ustedes saben, se trabaja también en las construcciones de puertos, de muelles; se desarrolla nuestra flota mercante considerablemente, con lo cual realmente con la Revolución se han ido revolucionando los medios de transporte.

Se trabaja igualmente con las comunicaciones telefónicas, y casualmente hoy se inauguran las estaciones de comunicación automática de Santa Clara con Cienfuegos y con Sancti Spíritus en las dos direcciones. Y se establece también la comunicación automática, desde estas tres ciudades del centro con La Habana, en una dirección. Se puede llamar a La Habana automáticamente; de La Habana para acá todavía no, porque no están las instalaciones que permitan hacer las cosas a la inversa también. Pero se trabaja en todo el país, y se calcula que para 1980 el 66% de las comunicaciones telefónicas urbanas serán automáticas.

También se van a construir un número de aeropuertos —lugares que no lo tienen— como Sancti Spíritus, Ciego de Avila, Las Tunas, Manzanillo. ¿Quién se ha quedado por ahí? Creo que los de Pinar del Río también van a hacer su aeropuerto; los de Camagüey van a ampliar el suyo, para hacerlo internacional; los de Cienfuegos están ampliando el suyo. De modo que todas las capitales de las nuevas provincias tendrán sus aeropuertos, que ya se construyen sobre un proyecto que permita ulteriores ampliaciones para nuevos tipos de aviones. Porque si usted hace un aeropuerto para un tipo de avión, al cabo de 7 u 8 años puede cambiar el tipo de avión y no le sirve el aeropuerto. Todos esos aeropuertos están concebidos con vistas a su ulterior desarrollo.

De modo que vamos avanzando rápidamente en el campo de las comunicaciones y el transporte. Pero, bien, no vamos a olvidarnos del ferrocarril central.

Decía que se han adquirido equipos no solo para el transporte, sino también para las construcciones. En realidad, las brigadas tienen equipos modernos: las de construcción de terraplenes tienen un buen equipo y un equipo moderno, no tan moderno como la brigada de colocación de vías. Hay que decir que la brigada de colocación de vías —a mi juicio— tiene los equipos más modernos que existen, para este tipo de trabajo.

Pero una prueba de las ventajas de estos equipos es su productividad. Baste decir, que las obras de este ferrocarril central las están haciendo 3 400 hombres nada más. ¿Y quiénes hacen el ferrocarril central? Yo creo que muchos de ellos están por aquí. ¿Quiénes hacen el ferrocarril central? ¿Quiénes de los que están aquí construyen el ferrocarril central? (PARTE DEL PUBLICO ALZA LOS BRAZOS) (APLAUSOS)

El ferrocarril central lo están construyendo ahora 1 800 obreros de las 16 brigadas de terraplén —obreros de la construcción—, y unos 500 obreros de las brigadas de puentes, hacen 2 300. Es decir, son 2 300 obreros de la construcción y 1 100 obreros del Ministerio del Transporte, unos construyen una parte, otros otra. Los del Ministerio del Transporte son las brigadas integradas por el Ejército Juvenil del Trabajo, con sus columnas mecanizadas: la columna XI Festival, la columna III Congreso de la Juventud, y la columna Batalla de Santa Clara. Son las tres (APLAUSOS). Además, el contingente de obreros del transporte, que integran la columna del I Congreso (APLAUSOS); y un número de obreros ferroviarios. De todas formas es interesante observar cómo una obra de esta magnitud la están realizando 3 400 hombres.

Claro, cuando llegue la hora de construir las estaciones tendrá que aumentar el número de hombres, porque ustedes son especialistas en hacer terraplenes, puentes y colocar las vías. Es bueno que se sepa bien quiénes construyen el ferrocarril, porque a veces reciben más publicidad unos, y otras veces reciben más publicidad otros. Y hay que repartir las glorias, de la misma forma que está repartido el trabajo.

En realidad hay que decir que el trabajo final lo hacen las brigadas mecanizadas del transporte, son los que van colocando la vía y permite que el tren avance (APLAUSOS), el final; pero hay que ser justos, no podemos olvidarnos de los que hacen los terraplenes y los puentes (APLAUSOS). Porque si ellos no construyen los terraplenes y los puentes, ustedes no tienen dónde colocar las vías, y no pueden caminar esas fabulosas máquinas que tienen ustedes, las Platov esas que colocan campos enteros y esas maravillas mecánicas que usan ustedes. No debemos olvidar a los obreros de la construcción, porque ellos tienen una tarea importante, tienen que mover 38 millones de metros cúbicos de tierra y tienen que trabajar muy duro también. Si ellos no se sienten estimulados, si ellos no se sienten recordados, pueden desanimarse. Y necesitamos que los obreros de la construcción se sientan animados, y sepan que se les reconoce su esfuerzo (APLAUSOS).

Esto no quita, ni mucho menos, todo el reconocimiento y la admiración que merecen los compañeros del Ejército Juvenil del Trabajo y de las brigadas mecanizadas por el trabajo que están haciendo (APLAUSOS). Tienen máquinas muy modernas, pero también muy complejas, que no son fáciles de manipular, y han logrado dominar prácticamente a la perfección esas máquinas. Eso es muy importante. Han puesto un considerable número de kilómetros de raíles en estos días, han trabajado día y noche para cumplir esta meta, y lo han logrado.

Yo diría realmente que es uno de los más grandes éxitos del Ejército Juvenil del Trabajo, de los obreros del transporte y de nuestra Juventud Comunista, demostrado aquí en los hechos (APLAUSOS).

Cuando se viaja durante horas y horas por esas vías que ellos han colocado, es que se puede uno dar cuenta de cuánto esfuerzo, cuánto sudor, cuántas horas se han empleado haciendo esta obra.

Desde luego, en la obra han participado otros organismos, como el Ministerio de la Industria de Materiales de la Construcción, para proporcionar los materiales; la industria eléctrica, la industria telefónica; en fin, son numerosos. (DEL PUBLICO LE DICEN: "Y LOS PROYECTISTAS")

Estaba pensando ahora mismo en los proyectistas; los iba a dejar para luego, aunque los proyectistas los contamos entre los trabajadores de la construcción —no podemos olvidarnos de eso—; pero los iba a mencionar, no tengo olvidados a los proyectistas.

Muchos organismos han participado, y ha participado el pueblo, incluso poniendo cercas, porque había que poner las cercas. A pesar de todo, había un ternero del lado de acá hoy (RISAS). Eso fue antes de llegar al puente de Canímar, en Matanzas.

En realidad, es un esfuerzo y una obra que resulta altamente satisfactoria para todos, para todo nuestro pueblo, para todos nosotros.

Los obreros de la construcción van respondiendo. Baste señalar que, al llamado de Santiago de Cuba para que los obreros de la construcción se muevan a donde hagan falta, han respondido 100 000 obreros de la construcción (APLAUSOS).

Ahora mismo acabamos de recibir esta comunicación, este mensaje que se leyó aquí de la brigada cubana de construcción en Angola.

Cuando se acabó la guerra de Angola, había una cantidad enorme de puentes destruidos. Algunas empresas internacionales hablaron de construir puentes allí, y yo quiero saber quién los iba a construir en aquellas difíciles condiciones; pero, sobre todo, estaban pidiendo un precio carísimo. Los angolanos se dirigieron a nosotros, hicimos los cálculos, y les dijimos: nosotros podemos hacer esos puentes a mucho menor costo, en realidad.

Se organizó esa empresa constructora, y se contrató la construcción de 23 puentes en 16 meses. El compromiso fue hacer en 16 meses los 23 puentes. Esos puentes constituyen una tremenda necesidad para el país; además, no era fácil: todavía quedaban algunas bandas contrarrevolucionarias regadas. Era en cierto modo peligroso construir esos puentes en algunos lugares. Pero nosotros teníamos unos constructores capaces de construir esos puentes en cualesquiera condiciones: los constructores cubanos (APLAUSOS).

Sobre eso no había duda: valor había para construir los puentes, y hombres capaces de hacerlos. Ahora, los puentes no eran tan fáciles, porque los ríos aquí son chiquiticos, y los ríos allí son grandes, son caudalosos, tienen corrientes fuertes. El problema era saber si no solamente había valor y capacidad de trabajar, sino capacidad para proyectar y construir esos puentes.

Nosotros dijimos: creemos que sí, que tenemos esa posibilidad de proyectistas y de obreros capaces de construirlos. Y se hizo el compromiso.

Claro, era la primera vez que nosotros hacíamos un compromiso de esta índole. Dijimos: hay que quedar bien, hay que llevar a los mejores obreros, los más experimentados para eso.

Hay que decirles la verdad también: yo había visto que Las Villas se caracterizaba como buena constructora de puentes. Habían hecho el puente del Zaza y otra serie de puentes por aquí (APLAUSOS). Y en realidad, honor a quien honor merece: en los últimos años los villareños se han destacado como magníficos constructores (APLAUSOS). Y nosotros decíamos: ¿A quién mandar? Bueno, vamos a mandar un buen núcleo de villareños. Aunque, naturalmente, se seleccionaron de todo el país. Y de responsable, bueno, dijimos: vamos a enviar al compañero Aldo, de Las Villas (APLAUSOS), porque él ha hecho muchos puentes, y no podemos quedar mal, ¡no podemos quedar mal!

Ya el compromiso de hacer los 23 puentes en 16 meses... Para ser más exactos, el compromiso inicial era de menos puentes y más meses, y después terminaron en más puentes y menos meses. Pero ya era un compromiso serio.

Se enviaron equipos, se adquirieron los que no se tenían, se seleccionaron los obreros, y empezó la tarea. Ah, pero esos obreros construían con el fusil arriba, tenían sus armas también; se autodefendían.

Por ahí hay algunas fotos de un hombre trabajando con un compresor y el fusil arriba. Trabajaron con el fusil arriba. Incluso, tres dieron su vida, tres de ellos; tres que murieron en ataques de bandidos; otros cuatro perdieron su vida también en accidentes —siempre se producen accidentes del trabajo—; en total, siete de ellos, de un contingente de alrededor de 450 constructores. Pero es el hecho de que, a mi juicio, han realizado una verdadera proeza. ¡Construyeron sus 23 puentes en 10 meses! (APLAUSOS) Con una gran calidad. Y esto no solo constituye un importantísimo servicio a Angola, sino que redunda también en favor del prestigio tremendo de nuestra Revolución y de nuestros obreros, porque no puede menos que sentirse orgullo cuando se sabe que tenemos hombres capaces de hacer eso, y cuando sabemos, además, que no es solo un puñado de hombres, ¡que no es un puñado de hombres! (APLAUSOS) Y si no son esos 450 constructores, otros 450 lo habrían hecho también. Porque, en definitiva, nuestros constructores —los que fueron a la República de Guinea, a Viet Nam, a Angola, a Tanzania— estaban un tiempo y luego se renovaban, luego se renovaban. Por eso han ido miles de constructores en misiones internacionalistas.

Pero estos compañeros de la brigada cubana de construcción en Angola han abierto para el país una nueva posibilidad económica: en la medida en que se eleva el nivel de nuestra población y de nuestros constructores, la posibilidad de organizar empresas de construcción que puedan hacer obras en cualquier lugar del mundo sobre bases económicas. Es decir, abren un nuevo campo —digamos— de exportación para el país: la posibilidad de exportar construcciones, una nueva posibilidad.

Igual que nuestros médicos. Están abriendo una nueva posibilidad económica para el país (APLAUSOS). Nosotros damos la ayuda. A muchos países, si son muy pobrecitos, les damos una ayuda y la donamos. Hay otros países que tienen recursos y plantean contratar servicios técnicos a Cuba, como servicios médicos. Bien pagados, les aseguro que con mejor precio que el azúcar, ¡seguro! Esto abre posibilidades al país. Nos demuestra que nuestro campo es ancho, nuestro campo donde podemos prestar nuestros servicios es ancho. No es solo Cuba.

Esto nos permite ampliar nuestras universidades, porque no es cuestión de tener solo médicos para Cuba, sino médicos que puedan trabajar en otros países como cubanos y como parte de Cuba. No médicos emigrados, no, no, no. Brigadas de médicos cubanos como esos constructores que estuvieron en Angola; ingenieros y técnicos de diversa índole, de diversos tipos, que puedan prestar esos servicios, con beneficio para el país. Arquitectos, constructores, que puedan prestar esos servicios en beneficio del país. Porque el país no se compone solo de azúcar y de níquel; no hay que desarrollar solo la producción mineral, la producción azucarera, tabacalera y de otros renglones; hay que desarrollar la inteligencia. ¡No se sabe lo que vale y no se sabe lo que valdrá un pueblo que desarrolle al máximo sus aptitudes, su talento, su inteligencia! (APLAUSOS)

Ya hoy se puede pensar en estas cosas, ¡se puede! Hubo tiempos en que no. Al principio, ¿qué teníamos? ¿Qué nos dejaron? Un 30% de analfabetos y un 90% de semianalfabetos.

¿Cuántas personas en éste país llegaban a 6to grado? Posiblemente, de cada 10 niños que se matriculaban en 1er grado, llegaría uno a graduarse de 6to grado. ¡Posiblemente! Los que podían matricularse en un 1er grado, que en muchos lugares no se podían matricular en un 1er grado.

Y nosotros ahora, ¿qué? Ya no, ya todos los muchachos, escolarizados. ¡Hace rato! Se liquidó primero que todo el analfabetismo. Recientemente han terminado una película muy buena que nos recuerda aquellos tiempos de la alfabetización, los 100 000 brigadistas que salieron a enseñar en los campos, jóvenes que ya hoy forman nuestra población adulta, porque de eso hace 16 años; de modo que los que alfabetizaron estarán entre 27 y 32 años por ahí, fue una de nuestras generaciones de jóvenes, pero que fueron 100 000. ¡Qué tiempos aquellos difíciles y qué comienzo aquello de empezar por una cartillita, enseñando en cada bohío! Y lo logramos.

Hoy ya no estamos en esos tiempos. Ya ahora tenemos —ya no hablo de la primaria— 880 000 en el nivel medio, y vamos a tener en septiembre próximo 1 050 000 en el nivel medio (APLAUSOS). Y en el nivel universitario vamos a tener 140 000. ¡Imagínense ustedes cuántos cientos de miles de técnicos podemos formar nosotros hoy, y obreros calificados en los politécnicos, en los institutos tecnológicos! ¡Y cuántos ingenieros y médicos y profesores podemos formar nosotros, cuántos de estos muchachos podemos llevar a las universidades, y qué perspectiva tiene nuestro pueblo con esos niveles de cultura que está adquiriendo!

Es increíble que un país que empezó por la alfabetización hace 19 años hoy pueda ya exhibir estas cifras. Es un avance colosal. Algo que no se ve físicamente como se ve la escuela esa que está enfrente, ni ese estadio, ni el ferrocarril por donde transitamos; es un esfuerzo que ha requerido cuánto trabajo de nuestros maestros y de nuestros profesores, ¡cuántos millones, cientos de millones y miles de millones de horas dedicadas a la enseñanza!

¿Y qué será nuestro país desde el punto de vista cultura, educacional y técnico dentro de unos pocos años? No tenemos que esperar siquiera que transcurran otros 19 años para empezar a graduar en nuestros institutos tecnológicos y en nuestras universidades y en nuestros politécnicos todos los obreros calificados, técnicos medios y universitarios que queramos.

Y en el mundo se abre una perspectiva para nosotros también: se abren esas posibilidades y podemos responder a ellas.

Cuba puede decir eso. ¿Qué países de América Latina podrían decir eso hoy? Algunos, sí, han acumulado en las universidades a mucha gente, estudiantes, pero después no hay quien los haga mover de la capital. Gradúan médicos, ingenieros y maestros, pero cuando hay que ir al campo de su país no van; es así, no van. Y muchos, además, emigran y se van para Estados Unidos a ganar tales salarios y más cuales. Por eso Estados Unidos succiona cerebros de América Latina; si ven que un médico se distingue, se lo llevan; un investigador, se lo llevan; recogiendo lo mejorcito que se haya destacado por ahí, y se van.

No, nosotros no estamos formando técnicos para enviar a Estados Unidos, no, no. Puede ser, si tienen una comunidad rural por ahí, y no hay ningún médico que quiera ir allí, y nos quieren contratar un equipo de médicos, mandamos el equipo de médicos contratados, eso es otra cosa (APLAUSOS).

Lo más importante es la calidad de ese nuevo ciudadano que se va educando en nuestro país, que no es para quedarse en La Habana o en Santa Clara, no, no; que se va para el campo, que se va para el interior, que se va para el Africa, se va para el Asia y se va para donde tenga que irse (APLAUSOS). Y siempre son más, siempre son más los que quieren marchar que los que se necesitan, ¡siempre!, en todo, en todos los aspectos.

Nosotros creemos que esto abre grandes perspectivas. Y lo están demostrando, lo demostraron esos 450 obreros de la construcción. ¿Y qué país tiene esa gente? ¿Qué país en esta área del Tercer Mundo cuenta con esos hombres, capaces de realizar proezas de esa naturaleza? Ese es el obrero que estamos formando. Claro, el obrero de nuestras anteriores generaciones no tiene los niveles que van a tener las nuevas generaciones de obreros. Esos van a tener mucha más preparación. ¡Magnífico que nuestros futuros obreros tengan dos veces, tres veces más nivel que los actuales! ¡Ah!, pero garanticemos que tengan también su espíritu, garanticemos eso (APLAUSOS). Y creo que eso está garantizado. Y no solo debemos garantizar que tengan ese espíritu, sino que tengan aun mejor espíritu, si ello fuera posible.

Pero si nuestra juventud se forma con ese ejemplo, con el ejemplo de los que trabajaron días y noches para terminar este tramo de ferrocarril; con el ejemplo de esos obreros que enviaron su mensaje de Angola informando el cumplimiento de su tarea, entonces, ¡qué maravilloso pueblo tendremos en el futuro! No solo por sus cualidades revolucionarias y sus profundas cualidades morales, sino además, por sus conocimientos técnicos, por su capacidad de crear, de trabajar, de producir. Y a decir verdad, nuestra clase obrera se caracteriza por ese espíritu.

Pensemos, por ejemplo, ahora en los centrales azucareros. Para ellos no habrá 31 ni 1ro de enero; pensemos en los obreros de esos 125 centrales que están ya produciendo azúcar para la economía nacional, tres turnos de trabajo —no tienen siquiera un cuarto turno, no ha sido posible ello todavía, no sabemos cuándo será posible—, en zafras que ya no son de tres meses, que son de cinco, de seis, y hasta de siete, trabajando incesantemente y manteniendo la producción azucarera.

Cuando se visita un central se ve el espíritu de nuestros obreros en ese central, entre el ruido, entre las máquinas, entre el vapor, cómo trabajan, y cómo producen, y cómo se esmeran y cómo se superan. Y en una industria textil, o en una industria mecánica y otras muchas. Y no son pocas las proezas que han realizado este año nuestros obreros. Y para citar algunas, la fábrica Mercerón de Santiago de Cuba, que ha producido más cemento que lo que da la capacidad de diseño de la fábrica, ¡más! La fábrica tiene una capacidad de tanto, y ellos rebasaron la capacidad de la fábrica (APLAUSOS).

O la termoeléctrica de Nuevitas, produciendo electricidad, sobrecumpliendo los planes y produciéndola gastando solamente 274 gramos de petróleo por kilowatts; cuando el promedio es más de 300 gramos. O como la textilera de Ariguanabo, que acaba de cumplir casi con varias semanas de anticipación su meta, y sobrecumple las metas. Es corriente en estos días observar verdaderas proezas de nuestros obreros en nuestras fábricas (EXCLAMACIONES DE: "¡INPUD, INPUD!").

Mencionan la INPUD. Si estuviéramos en Camagüey mencionarían otra, y en Cienfuegos otra. No hay dudas, porque en todas partes hay fábricas de ese tipo. Montones de fábricas han cumplido y han sobrecumplido sus metas. Es que cuenta nuestra patria con una formidable clase obrera. En las construcciones, en los centrales azucareros, en las industrias mecánicas, textiles, en la industria de los materiales de construcción, en todas las ramas.

Pensemos, por ejemplo, en las brigadas millonarias, que al amanecer empiezan a cortar caña, y están hasta que oscurece, y que han contribuido a reducir extraordinariamente el número de macheteros; ellos y las combinadas han reducido en siete años el número de hombres que se necesitan en una zafra, el número de cortadores que se necesita en una zafra, de 350 000 a 140 000 (APLAUSOS). Han reducido el número de macheteros en 210 000. ¡Y lo que pueden hacer 210 000 hombres trabajando en otras cosas! Lo prueba el hecho —como dije— de que 3 400 están construyendo este ferrocarril central, ¡solo tres mil cuatrocientos! ¡Ah!, cuando 350 000 tenían que ir a cortar caña, entonces no alcanzaban los obreros para la construcción, e infinidades de tareas adicionales.

Pensemos en esos macheteros millonarios que ahora están haciendo la zafra, qué calidad humana, qué espíritu. Porque en el pasado ese duro trabajo, se hizo, primero con esclavos y después con inmigrantes de las Antillas; más adelante con los desempleados que se morían de hambre. Y es después con la Revolución que son obreros conscientes, muchos de ellos movilizados de las fábricas, los que hacen esas tareas. Y el movimiento millonario ha cobrado una gran fuerza, una gran fuerza. Y esos obreros le están prestando al país un extraordinario servicio, no solo por el azúcar que producen, sino por la fuerza de trabajo que han liberado (APLAUSOS). Y que permiten que muchos brazos puedan ser destinados a la industria, a otras actividades agrícolas, a las construcciones, etcétera. No hay dudas de que son grandes progresos.

En días recientes, en la Asamblea Nacional, nosotros planteábamos cómo hay que consagrar los esfuerzos al desarrollo en los próximos 7 u 8 años —cosa fundamental—, en calidad de productores, de exportadores, más que de consumidores. No sacrificar el desarrollo por aumentos de consumo. ¡No! Y puse algunos ejemplos de esos. No poner el acento en el nivel de vida. No obstante, el nivel de vida seguirá mejorando de todas formas, porque hay actividades que no afectan el desarrollo, como producir más viandas, más vegetales, más frutas, para poner un ejemplo.

Este ferrocarril que vamos haciendo, estos trenes, estos coches con aire acondicionado, esos ómnibus, mejoran nuestros niveles indiscutiblemente. Cada hospital nuevo, cada círculo infantil, cada policlínico, cada secundaria básica, cada preuniversitario en el campo van mejorando poquito a poco nuestros niveles, porque más familias pueden mandar a sus hijos becados o disfrutar de estos servicios. Podemos ir mejorando en muchas cosas.

Hay algunas importaciones que hacemos, por ejemplo, de la Unión Soviética, de algunos artículos de uso duradero, que no chocan con nuestro programa de desarrollo. Ha ido aumentando el número de televisores, refrigeradores, máquinas, lavadoras y algunos de esos productos que traemos de la Unión Soviética, y cuya distribución seguirá creciendo sin chocar con nuestro desarrollo. Esa es la idea que nosotros planteábamos fundamental.

Quiero hacer estas precisiones para que se entiendan bien. Estamos en un buen momento, en un magnífico momento: la de consagrarnos así, conscientemente más que nada al desarrollo como pueblo consciente y como pueblo revolucionario. Porque pueblo consciente y revolucionario no es aquel que se mueva porque le pongan una zanahoria delante, y la ambición de la zanahoria lo haga moverse. Que la zanahoria venga después como un resultado de nuestro esfuerzo; pero no nos moveremos pensando en la zanahoria.

El mundo está viviendo una crisis tremenda de la economía. Eso lo explicamos. Muchos países se han visto envueltos en regímenes fascistas. El fascismo, ¿para qué? Bueno, el fascismo para rebajar los salarios, rebajar los niveles de vida, aumentar el desempleo y aplastar la protesta del pueblo. En muchos países están resolviendo así la crisis económica: con la represión. Y puesto que los pueblos no están dispuestos a sacrificarse en interés de los monopolios imperialistas, de los burgueses y de los terratenientes, entonces tienen que acudir a la fuerza, a la represión, al crimen, a las torturas, a las desapariciones, para mantener el orden. ¡Qué diferente de la situación nuestra, en todos los sentidos!

Nosotros seguimos avanzando en nuestros programas educacionales, nuestros programas médicos, nuestros programas de viviendas; nosotros seguimos avanzando en nuestros programas agrícolas, en nuestros programas industriales; nosotros seguimos aumentando el número de empleos, cuando el desempleo es hoy un azote no solo en los países subdesarrollados, sino también de los países capitalistas desarrollados. Crece el desempleo y no saben cómo van a salir de su crisis; en cambio, nosotros sabemos cómo tenemos que atravesar esta crisis, cuál es el camino.

El número de empleos —como dije— recientemente se aumenta en unos 120 000 el próximo año, en medio de un mundo envuelto en una de las más graves crisis que ha tenido jamás.

Es para nosotros satisfactorio el tener un camino. Y por eso les hablábamos de esa forma a los compañeros de la Asamblea Nacional; qué es lo sabio, qué es lo inteligente, qué es lo que en estas condiciones debe hacer nuestro país: consagrarse al trabajo, consagrarse al desarrollo, consagrarse a los cambios de estructuras de nuestra economía, consagrarse a la eficiencia productiva en el ahorro de recursos materiales, en el ahorro de recursos humanos; desaparecer toda mentalidad importadora. Sí, sabemos cuántas cosas quisiéramos tener. Desarrollar nuestra mentalidad productora y exportadora, precisamente para mantener e incrementar nuestro desarrollo.

Construir ese ferrocarril nuevo y moderno es desarrollo, construir esa Autopista Nacional es desarrollo, crear una flota mercante es desarrollo, construir los puertos es desarrollo, construir nuevas fábricas de cemento es desarrollo, construir nuevas industrias mecánicas como la planta mecánica de Santa Clara es desarrollo, para no tener que importar los equipos de nuestra industria azucarera, para producir aquí la mayor parte de esos equipos, puesto que si somos el primer exportador mundial de azúcar es lógico que tengamos una industria mecánica a la altura de ese lugar que ocupamos en la producción (APLAUSOS), y no tener vehículos ni máquinas parados porque nos falten piezas de repuesto si podemos hacer y desarrollar las industrias necesarias para producir el mayor número posible de piezas de repuesto.

Porque usted compra los equipos, sobre todo, los equipos que tiene que salir a buscar en área capitalista. Sí, compra el camión, el ómnibus, el buldócer, el cargador, la grúa, todo, o un equipo industrial y después tiene que traer las piezas de repuesto. Entonces empiezan a aumentar los precios de las piezas de repuesto por año, el doble, el triple, el cuádruple. Tenemos que desarrollar la industria mecánica que nos permita producir la mayor parte de las piezas de repuesto que necesitamos. Consagrar a eso nuestros esfuerzos en los próximos años.

Como expliqué, la posibilidad de seguir este camino nos lo da nuestras estrechas relaciones con el campo socialista, y en especial nuestras magníficas relaciones con la Unión Soviética (APLAUSOS), por constituir nuestro mercado fundamental para el azúcar, ser suministradora de equipos, alimentos, combustibles —algo tan importante como los combustibles—, productos semielaborados y de infinidad de renglones que los podemos adquirir en el intercambio de nuestros productos por los productos soviéticos a precios satisfactorios.

Esos vínculos nos crean las condiciones para seguir este camino del cual hemos hablado, para ayudar a superar las dificultades, para atravesar con solidez por este período de crisis económica internacional que no se sabe a dónde va a parar, que no se sabe cómo va a terminar. Marchar adelante, progresar, desarrollarnos, y darle cada vez más solidez a nuestra economía. Ese es nuestro camino.

No voy a hablar de política internacional aquí, porque recientemente hablamos y dijimos lo que debíamos decir sobre ese problema (APLAUSOS).

Los proyectistas... (RISAS). Es muy importante tener proyectistas. Y de los proyectistas habría que hablar por un elemental sentido de gratitud. No en primer lugar de los proyectistas cubanos que han trabajado mucho y bien, sino en primer lugar de los proyectistas soviéticos (APLAUSOS), porque ellos nos trasmitieron sus experiencias y las ideas que poseen sobre los ferrocarriles. Porque el país donde más desarrollado está el transporte ferrocarrilero en el mundo es la Unión Soviética.

Ellos nos ayudaron a crear el proyecto; por el proyecto hay que empezar. Si antes decía que sin el terraplén las brigadas colocadoras de vías no tendrían dónde colocar las vías, ahora podemos decir que sin los proyectistas los constructores de terraplén no podrían construir ningún terraplén, y no podrían construir ningún puente.

Los técnicos soviéticos nos han ayudado extraordinariamente en la elaboración de este proyecto. Y también nos han ayudado mucho los soviéticos en las máquinas. Muchas de esas máquinas asombrosas que tienen ustedes son de construcción soviética. Además de las 110 locomotoras que hemos adquirido en los últimos años, 85 son soviéticas (APLAUSOS).

¿Qué diré de Santa Clara? Santa Clara ha ido cambiando; no así, así, rápido (HACE UN GESTO CON LA MANO DE LENTO A RAPIDO) (RISAS). Santa Clara era una aldea cuando triunfó la Revolución (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") No digan que no. ¿Qué es lo que tenía Santa Clara? A ver, díganme, ¿qué es lo que tenía Santa Clara? (DEL PUBLICO LE DICEN: "Dulce guayaba") Ah, dulce guayaba. Correcto (RISAS). Todo lo que miro y cada vez que pienso en una industria importante, es de ahora, de la época de la Revolución (DEL PUBLICO LE DICEN: "Mucha raspadura"). Raspadura, dulce guayaba, guarapo era lo que tenían antes (RISAS).

Cuando pienso en la gran planta mecánica de esta ciudad, ¿estaba eso aquí? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Cuando pienso en INPUD, ¿estaba eso aquí? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Cuando pienso en Sakenaf, cuando pienso, digamos, en ese acueducto que viene del Hanabanilla hasta aquí con planta de tratamiento y todo para que ustedes gasten y hasta malgasten el agua (RISAS), ¿estaba eso ahí? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Bien, tengo cosas (RISAS). Cuando pienso en lo que es hoy esa Universidad de Las Villas, ¿qué había ahí?, ¿qué había? Una microuniversidad (APLAUSOS). Y esa es ya una universidad que hoy tiene casi tantos estudiantes como tenía la de La Habana en el año 1959. Cuando pienso en esa fábrica de traviesas de un millón de traviesas que están ustedes construyendo ahí, cuando pienso en esa fábrica supermoderna de la industria textil que ustedes están construyendo ahí para 60 millones de metros cuadrados (APLAUSOS), ¿había algo de eso ahí? (EXCLAMACIONES DE; "¡No!") ¿Y las industrias alimenticias? ¿Y ese estadio? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y aquel hospital? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y el nuevo que vamos a hacer o las ampliaciones que vamos hacer? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y esa escuela de profesores de educación física? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y el Instituto de Ciencias Médicas, que me recordaron ahí? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y la escuela vocacional "Che Guevara"? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y la escuela de maestros primarios? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y la Escuela de Iniciación Deportiva, que tengo entendido que están construyendo ahí, y no sé en qué estado estará en este momento? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y la escuela de los Camilitos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y la facultad de pedagogía que van a tener? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y las decenas de escuelas secundarias que andan por ahí? ¿Y la escuela de educadoras de círculos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Ah, se aparecieron por ahí. ¿Y las decenas y decenas de nuevos edificios que se están haciendo para viviendas? ¿Y el ferrocarril modernizado? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y la autopista aquella? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Entonces, ¿qué tenía Santa Clara? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!")

Si yo recuerdo cuando era recién graduado de abogado, que vine aquí a Santa Clara; porque había un capitán ahí por Cienfuegos, que era una fierita contra los estudiantes (RISAS). Entonces, me metieron preso y me hicieron un juicio. Entonces vine a defenderme yo mismo (RISAS). Suerte tuve que no me quedé preso (RISAS). Me acuerdo de Santa Clara, y aquí no había nada, de verdad. Esa es la realidad.

Hay que decir también, y recordar, que quien primero se preocupó por la construcción de nuevas industrias en Santa Clara, fue el Che (APLAUSOS PROLONGADOS). Plantas mecánicas e INPUD fueron obras suyas.

Y no solo Santa Clara; si hablamos de Cienfuegos, ¡cuidado! La cantidad de industrias que se han hecho y se están haciendo en Cienfuegos es respetable. A Cienfuegos le ayuda su condición de puerto. Ustedes no tienen ni un puertecito aquí, pero, bueno, han tenido que hacer una playa por allí en la presa Minerva, una playa. Pero también pueden construir sus piscinitas. Eso de que no están a la orilla del mar no es un pretexto para que no sepan nadar (RISAS). Pueden también construir sus piscinas, que es lo que habrá que hacer para desarrollar la natación. Por ahí hay un proyectico para ir haciendo su piscinita, para ir desarrollando el deporte también. No es muy cara, no es muy cara.

Pero bien, decimos que tenemos algunas cosas. Bueno, yo pienso que en el futuro tendremos más. Sobre todo tiene que llegar el momento en que se le dé más impulso a las viviendas, y podamos hacer un plan no de iniciar 30 000 para todo el país, sino de iniciar 60 000, 80 000 y hasta 100 000. Ya hablamos de eso.

Que la cuestión de la vivienda es una de las cosas que hay que prestarle atención. Que ya los niveles de construcción de escuelas secundarias, vocacionales, de todo estos tipos que he mencionado y otras, los que construimos por año ya son altos, y año tras año manteniendo ese nivel, no se sabe las escuelas que construimos. Que nuestro nivel de construcción de carreteras, caminos, es bueno. Manteniéndolo, no se sabe lo que construimos en 8 ó 10 años más. Nuestro nivel de construcción de presas, de micropresas, de lecherías, de obras agropecuarias son niveles satisfactorios. Nuestro nivel de ferrocarril es alto; calculen ustedes cuando se termine el ferrocarril central, los casi 1 000 kilómetros. Esas 18 brigadas construyendo en otras áreas pueden empezar a construir en otros ramales. Es decir, que ese nivel de construcción que tenemos ahora es satisfactorio. Cuando terminemos este proyecto podremos hacerlo en otros ramales, y seguiremos trabajando en los diversos ramales.

El nivel de vivienda no es satisfactorio. Claro, otra cosa, la vivienda tiene que ver con el nivel de vida. Pero la vivienda es una necesidad tremenda, y la escasez de vivienda es creadora de muchos problemas.

En estos próximos años una de las cosas que tenemos que incrementar es la construcción de viviendas, uno de los puntos fundamentales. Decíamos también incrementar la construcción de industrias en estos próximos años, que esos eran los dos esfuerzos principales. Uno, el de vivienda, va a mejorar las condiciones de vida; es imprescindible, de ese no se puede prescindir. Y vamos a tener los recursos, porque estas fábricas nuevas de cemento nos van a dar el cemento necesario, las nuevas canteras que estamos construyendo, las nuevas industrias de materiales de construcción que hemos construido y estamos construyendo nos permitirán perfectamente afrontar el incremento de las viviendas.

Creo que Santa Clara participará también proporcionalmente en el incremento de la vivienda. Claro que no vamos a construir solo en la ciudad, no podemos dedicarnos a construir en la ciudad con olvido de los obreros agrícolas, de los trabajadores del campo (APLAUSOS). Hay que hacer una construcción equilibrada, porque todavía las condiciones del campo son malas, malas, sobre todo las del obrero agrícola son todavía muy malas. Y tenemos que construir parejo construcciones urbanas y construcciones rurales. Pero seguiremos avanzando.

De Santa Clara podíamos decir también que ha tenido siempre una magnífica actitud política, una magnífica actitud revolucionaria (APLAUSOS), tiene buenos obreros, buenos estudiantes; ha estado siempre muy firme junto a la Revolución.

No hay duda de que hemos avanzado mucho en estos 19 años que se cumplen pasado mañana.

Santa Clara ocupa un lugar en la historia de nuestra patria en sus luchas por la independencia y en la última lucha por la liberación definitiva del país. Hace hoy 19 años, la ciudad estaba envuelta en el combate, en la lucha, en aquellos momentos decisivos, cuando se atacaba a las fuerzas de la tiranía en esta ciudad y cuando se capturó el tren blindado y sus más de 300 armas que llevaba dentro. Realmente el ataque a Santa Clara fue ¡muy audaz, muy audaz!, porque 300 hombres aproximadamente, quizás un poquito más, que tenía el Che, eran realmente muy pocas fuerzas para atacar la ciudad de Santa Clara (DEL PUBLICO LE DICEN: "El pueblo").

El pueblo, se contaba con él, por supuesto, pero estaba desarmado (APLAUSOS). Si no hubiésemos contado con el pueblo, qué clase de revolución íbamos a hacer nosotros y cómo la íbamos a hacer. Cuando empezamos, no había ni 300, no, no.

Eran cuatro gatos. Pero poco a poco, precisamente por el apoyo del pueblo fue creciendo nuestro ejército. Pero el día 30 de diciembre nuestro ejército no tenía más de 3 000 hombres armados, y Batista tenía 70 000, solo que una buena parte, y sus tropas más selectas, se las teníamos ya cercadas y no tenían escapatoria.

Toda esa lucha junto al pueblo, por supuesto. Pero es el día 1ro que el pueblo entra en batalla definitivamente, ¡es el día primero! La batalla del pueblo, aparte de su apoyo y su participación en incontables episodios heroicos, es el día 1ro de enero de 1959. Cuando el intento de secuestro de la Revolución, cuando el intento de golpe de Estado en la capital y cuando se lanzó la consigna de huelga general el país, como un solo hombre, se paró desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio. ¡Ese fue el día decisivo de la participación del pueblo, el día 1ro de enero! (APLAUSOS)

A las 72 horas, habíamos desarmado el ejército de Batista, porque cuánta sangre habría costado todavía la lucha si hay que llegar hasta la capital y si hay que llegar hasta la antigua Columbia y tomarla allí combatiendo; cuántas bajas. Pero la participación de las masas el 1ro de enero fue decisiva en el triunfo y en la consolidación del triunfo y en el inicio de la nueva etapa.

Pero bien, vuelvo a lo mismo: el Che venía con 300 hombres, y yo digo que 300 hombres eran pocos para atacar esta ciudad, en realidad; lo que estaba de por medio era la audacia, la valentía y las capacidades de jefe del Che (APLAUSOS).

Fue realmente una acción audaz, porque aquí había miles de soldados, y miles de soldados que a veces peleaban desesperadamente, porque nosotros no podemos decir que no lucharon los soldados de Batista, porque contra nosotros luchaban desesperadamente, así, desesperadamente. Y costaba mucho trabajo que se rindieran. Al principio, porque les decían que los iban a matar y por orgullo profesional y por montones de cosas, por odio y otras cosas. Después fueron cambiando, y ya sabían que nadie los mataba. Nosotros liberamos cientos y cientos de prisioneros en la Sierra Maestra, después fueron miles. Pero resistían tenazmente y con cierta desesperación, sobre todo allí donde había jefes comprometidos con los crímenes.

La toma del tren blindado, a mi juicio, fue decisiva en la batalla de Santa Clara, porque permitió duplicar inmediatamente la fuerza revolucionaria al ocupar las armas, porque el pueblo estaba allí, pero sin armas. Y cuando se ocupan 300 armas, inmediatamente usted tiene 300 hombres para esas armas; y si ocupa 30 000, también, pero eran 300. Ustedes no se imaginan lo que en esas condiciones son 300 armas.

La caída del tren blindado tiene que haber desmoralizado a los defensores de la ciudad, y tiene que haber multiplicado no solo las fuerzas militares revolucionarias, sino también el entusiasmo y el ímpetu de los revolucionarios.

De este episodio histórico se ha hablado mucho, pero para nosotros lo más emocionante de esta fecha es comparar el ayer con el hoy, comparar aquel 30 de diciembre de hace 19 años con este 30 de diciembre, en un acto como este en que nos reúne una gran victoria del trabajo, y en que tenemos tantos motivos para sentirnos satisfechos y orgullosos de nuestros avances y de nuestro pueblo.

Si algo me faltara por decir... Bueno, estamos en plena zafra, ¡en plena zafra! Ahora el tiempo ha mejorado, hay 125 centrales produciendo ya, los estimados de caña se comportan correctamente, tenemos la caña que hemos estimado, los rendimientos de azúcar van creciendo, ya ayer eran 10, 20, hay centrales que están por encima de 12 ya, en rendimiento; la zafra va marchando, pero los meses venideros son decisivos. Vamos a tener una buena zafra, ¡y nos hace falta esta buena zafra!

De modo que no debemos bajar la guardia ni un minuto, y es una de las tareas más importantes en este momento: incrementar la molida, incrementar la eficiencia de los centrales, y asegurar la zafra. Esa buena zafra que tenemos proyectada para este año.

Y, por lo demás, pienso que ustedes están satisfechos, que ustedes están contentos. ¿Es o no es así? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!" Y APLAUSOS)

Duro ha sido el año 1977; pero también un año de éxitos y de victorias. Se acerca el día 1ro, un nuevo día del año, un nuevo año de la Revolución, dos cosas. Y siempre al final de año hay un cierto ambiente en la atmósfera (RISAS), una cierta alegría que nos invade a todos, pero lo más justificado de esa alegría no es el hábito de conmemorar, el hábito de recordar el 31, el saber que es un día libre y un día de fiesta; sino, sobre todo, porque hemos trabajado bien este año, y porque vamos a trabajar todavía mejor en 1978 (APLAUSOS).

¡Felicidades, compañeros y compañeras de Las Villas, por el año nuevo, y por el nuevo aniversario de la Revolución! (APLAUSOS)

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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