Discursos e Intervenciones

Discurso Pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Acto Clausura del XVI Congreso del Sindicato Azucarero, efectuado en el teatro "Lázaro Peña" de la CTC, el 30 de octubre de 1980

Fecha: 

30/10/1980

Compañeras y compañeros:

Siempre me ha preocupado, cuando me ha correspondido el honor de clausurar un acto de esta naturaleza, no haber podido participar en el desarrollo de todo el evento, como ha sido en este caso. Sin embargo, he leído con interés y atención el Proyecto del Informe Central, y también he sido informado, bastante detalladamente, de todas las discusiones.

Sé que, por ejemplo, se discutió mucho sobre la cuestión de la protección e higiene del trabajo. Hubo numerosas intervenciones sobre esta cuestión, señalamientos y críticas muy justas. Sé también que se abordaron distintos temas, que fue polémica la cuestión de las gratuidades, que hubo diversas interpretaciones; que se habló de los premios de la zafra, que se habló del coeficiente y de las demandas de parte de otras áreas, construcción, etcétera, que estaban planteando la cuestión de que les aplicaran también el coeficiente. Veiga me estuvo informando también las explicaciones que él había ofrecido. El cincuentenario de la agricultura, que preguntó cuándo iban a estimular a los cincuentenarios agrícolas también; el problema del microbrigadista que dijo que él se había ido a construir viviendas y ahora no le aplicaban el coeficiente. Sé que se discutió sobre prácticamente todos los materiales del Informe. Algunas de estas cosas naturalmente pueden haber sido explicadas; otras tendrán que ser analizadas por el Partido y por el Gobierno. Sobre todo me parece que debe ser objeto de especial preocupación lo que se refiere a la protección e higiene del trabajo, que fue uno de los puntos más discutidos. No hay duda de que es una obligación fundamental del Partido y del Estado preocuparse por todo lo que pueda contribuir a garantizar la seguridad de los trabajadores.

A este acto final del Congreso fueron invitados los compañeros Primeros Secretarios del Partido en las provincias, están aquí también presentes los Secretarios de todos los municipios cañeros del país, los Secretarios de las organizaciones de base; están también presentes los directores de todos los centrales azucareros y de empresas cañeras, delegados y subdelegados del MINAZ en todas las provincias, 300 cincuentenarios y algo más de 1 000 trabajadores de la provincia y de la Ciudad de La Habana.

Este Congreso realmente tiene lugar en un momento muy importante. No podía haber habido en los últimos tiempos un congreso más oportuno que este.

Es que hay mucho trabajo, mucha actividad que realizar y adquiere la industria azucarera una importancia creciente para nuestro país. Es un sector de la economía llamado a seguir desarrollándose impetuosamente, tanto en el terreno agrícola como en el terreno industrial. Se ha venido llevando a cabo un plan de reconstrucción y ampliación de centrales, en este propio quinquenio se han terminado dos y se están terminando otros dos centrales nuevos; hay en proyecto iniciar y terminar varios centrales, a la vez que iniciar otros, alrededor de unos 15 centrales nuevos, que ya son centrales típicos, estándares, con la misma capacidad de molida, con la misma tecnología, con el mismo tipo de equipamiento, lo cual facilita extraordinariamente todo lo que se refiere al mantenimiento, a las reparaciones; facilita extraordinariamente la construcción. Qué sé yo desde cuánto tiempo hacía que el país no construía un central nuevo; reparaba y renovaba los viejos centrales. Pero creo que el más jovencito de ellos era ya cincuentenario, también los centrales, el más joven; otros databan ya del siglo pasado, que se fueron modernizando, y otros de principios de este siglo.

Es realmente una satisfacción pensar que ya nuestro país construye los centrales con un proyecto cubano y además con la producción de más del 60% de los componentes, y aspiramos a llegar por lo menos a la producción del 70% de los componentes: las calderas, los tándemes; pensamos terminar también construyendo las centrífugas automáticas y de buena calidad, pensamos todo eso.

Estas no son simples ideas. Se está haciendo una fábrica de calderas en Sagua, se está terminando la fábrica de tándemes en Villa Clara, se están ampliando las plantas mecánicas de esa provincia. De modo que estaremos en condiciones de producir la mayor parte de los componentes de un central azucarero.

Era lógico, por otro lado, que el país desarrollara una industria mecánica para apoyar su industria fundamental, que es el azúcar.

Ahora bien, en este quinquenio que acaba de transcurrir, o está terminando de transcurrir, se lograron ya algunos avances, que se pueden comparar tanto con el quinquenio anterior como con el último quinquenio capitalista.

Por ejemplo, se ha incrementado el rendimiento por caballería, de 46 100 arrobas que se producían entre 1954 y 1958 a 49 900 en el quinquenio 1971-1975 y a 58 300 en el quinquenio 1976-1980, a pesar de la Roya en 1980. Se han introducido nuevas variedades de caña más productivas que la POJ 2878, algunas desarrolladas en Cuba. Esta 2878 era casi la única variedad que se sembraba antes de la Revolución, con los inconvenientes que tiene el hecho de depender, en gran parte de las áreas, de unas pocas variedades por buenas que sean. Véase cómo, por ejemplo, al afectar una de nuestras mejores variedades, la Roya afectó casi una tercera parte de la superficie cañera del país. Esta variedad se está sustituyendo ahora por unas 10 nuevas variedades y vamos a procurar tener muchas buenas variedades para disminuir la dependencia de unas pocas buenas variedades.

Se ha aplicado una política de mecanización, con lo cual se ha logrado mecanizar el ciento por ciento en la preparación de las tierras, más del 90% del cultivo; se utiliza herbicida, se ha multiplicado por más de siete veces el fertilizante, la mayor parte se riega con máquinas y se ha ampliado el área de regadío.

En las zafras se ha logrado una gran disminución de hombres ocupados en el corte, alza y tiro de la caña en estos años. En el quinquenio 1954-1958 se utilizaban para cortar, alzar y tirar la caña, 387 000 trabajadores, es decir, casi 400 000 trabajadores. En el quinquenio 1976-1980 se emplearon como promedio anual para esas mismas labores, 190 000 trabajadores, lo que significa una disminución de casi 200 000 trabajadores, para obtener producciones, sin embargo, más altas; lo cual puede dar una idea de cómo ha crecido la productividad con la mecanización en las actividades cañeras en los años de la Revolución.

La caña molida promedio en el quinquenio 1976-1980 es superior a la de los quinquenios que se analizan. En este quinquenio se alcanza una producción de azúcar mayor. La caña molida por zafra promedio en el quinquenio 1976-1980 es superior en 4,4 millones de arrobas al promedio de 1971-1975.

El aprovechamiento de la capacidad industrial como promedio en este quinquenio es un 10% superior al de 1971-1975. En el quinquenio 1976-1980 el tiempo perdido promedio es inferior al de 1971-1975 en 2,15%. El recobrado obtenido como promedio en el quinquenio 1976-1980 es superior al del quinquenio 1971-1975, en 2,49%. El consumo de petróleo promedio del quinquenio 1976-1980 es inferior en 0,35 galones por tonelada métrica de caña molida que el gastado en el quinquenio 1971-1975.

Hay muchos más datos que pueden reflejar la mejoría en este sentido, pero desde luego esto demuestra que el trabajo en general puede mejorar y puede mejorar mucho.

Yo creo que para analizar los resultados o para analizar la calidad de nuestro trabajo de quinquenio en quinquenio tenemos que atenernos a las cifras, a los datos, año por año y quinquenio por quinquenio: cuánto logramos, por ejemplo, incrementar la producción de caña por caballería; cuánto logramos incrementar el recobrado, por ejemplo, en los centrales año por año; cuánto logramos disminuir el gasto de petróleo, o más bien —como dice Martell— petróleo, leña y electricidad, porque el gasto energético no solo consiste en lo que se gasta de petróleo en el central sino también de leña y en la energía que se recibe del sistema nacional; cuánto aumentamos, por ejemplo, el promedio de arrobas a cortar por día, en el corte manual, aunque esto no es tan difícil. Sabemos que, por ejemplo, en este quinquenio se incrementó 53 arrobas, es decir, un 20% sobre el quinquenio anterior; pero esto tiene cierta lógica, cierta lógica, hay un mayor número de centros de acopio, hay un menor número de macheteros y los macheteros han sido mejor seleccionados. Es la verdad. Tiene cierta lógica que hayamos tenido un incremento, no sabemos cuánto se debe eso a un mejor trabajo del Partido, del Sindicato, de la Administración; o cuánto se debe al hecho de que ha disminuido el número de macheteros y fueron quedando los mejores macheteros, los de más rendimiento. Tenemos que verlo en la medida en que disminuyen los costos, tanto en la agricultura como en la industria. Por esos resultados estadísticos podremos medir nuestro trabajo, no hay otra forma. Y hemos, efectivamente, mejorado de 1976 a 1980; pero yo pienso que podemos mejorar mucho más todavía.

En horas perdidas por operación o por rotura tenemos centrales que tienen menos del 1% y hay otros que han alcanzado más de un 10%. Algunos constituían un verdadero dolor de cabeza; pero hay que llevar precisamente los centrales con problemas a la situación en que se encuentran los mejores centrales. Es lógico que la reparación tiene mucho que ver con esto, mucho que ver, también la calidad de la reparación, el tiempo en que se hace la reparación, los materiales que se emplean, los equipos que se utilizan, las reservas que se puedan disponer también de esos equipos. No hay dudas de que en este capítulo de las interrupciones, de operaciones y roturas, se puede hacer mucho todavía; se puede hacer mucho todavía en el ahorro de combustible y tenemos también provincias vanguardias en esto como Cienfuegos y centrales vanguardias; se puede hacer mucho en lo del recobrado también además del combustible, como tenemos también algunos centrales vanguardias en el recobrado y algunas provincias vanguardias en esto.

Tenemos que ver cómo resolvemos que no descienda la molida el lunes y el martes, porque faltó caña, y qué hacemos, qué inventamos. Por ahí se ha sugerido la idea de que la agricultura tenga una organización igual que la industria en esto, porque el central no se para el lunes, ni se para el martes, excepto el tiempo mínimo de reparaciones y, lógicamente, la agricultura tiene que estar organizada como la industria, porque no se puede detener el suministro de caña a los centrales azucareros. Las cuestiones del domingo, el lunes, o el martes, o el miércoles, no tenemos ningún prejuicio religioso que nos prohiba descansar un miércoles y trabajar un domingo, cuando hace falta trabajar el domingo, o un jueves, o un viernes, o un sábado, en fin, habrá que resolver algunos de estos problemas tradicionales que se nos presentan; es muy justo el descanso, pero tenemos que organizarlo.

Este problema no se les presentaba a los capitalistas porque en aquella época, cuando empezaba la zafra, pues todo el mundo estaba obligado a trabajar cuando le daban una tarea, y había un ejército de desempleados. Pero nosotros en las condiciones del socialismo tenemos que ser racionales en esto y racionalizar las cosas.

Estos problemas se veían también en los puertos, porque resulta que hay un sistema tradicional de trabajo, y se plantea la necesidad de añadir nuevas brigadas; pero que no se pare el puerto, porque hay un barco extranjero que está ahí cobrando estadía y hay que descargarlo; no hay por qué paralizar el sábado por la tarde y el domingo el puerto, eso es antieconómico, es erróneo. Hay que buscar formas que se adapten a esas realidades, porque si no después a la economía le trae un montón de dificultades: la materia prima que llega tarde, el barco que no se descarga, etcétera.

Está el mismo problema de los almacenes, y se han estado ideando fórmulas para que los almacenes puedan trabajar también de noche, porque luego el problema es que llega el camión allí y se para hasta esperar el otro día por la mañana para descargar las mercancías. Es decir, hay muchas de estas cosas que van quedando atrasadas, anticuadas y que tenemos que irlas superando, y una de ellas, porque durante la zafra la agonía es cuánto se cayó la molida el lunes, y cuánto se cayó la molida el martes; entonces empieza a subir el miércoles, el jueves, viernes, sábado, ya llega al domingo con bastante caña. Esos problemas los tenemos incesantemente. Nosotros tenemos que suprimir todas las causas que originan, por razones subjetivas, la falta de entrega de caña a los centrales, porque ya el hecho de la mecanización entraña problemas nuevos, nos hace más sensibles a las lluvias, más vulnerables a las lluvias. Cuando todo el corte era manual y todo el tiro era animal, se podían hacer zafras incluso en mayo y junio. Cada vez que nosotros tenemos que hacer zafras en primavera ya es una tragedia, las máquinas no caminan, no funcionan, no funcionan adecuadamente; el transporte sufre mucho, sufren mucho los campos. Luego, nosotros en el período de sequía, en el período de zafra, no debemos perder un minuto, no podemos perderlo, no debemos dejar de suministrar caña a los centrales por causas subjetivas. Ya se sabe que a la mecanización no podemos renunciar, sería imposible, lo comprendemos todos; pero la mecanización trae sus problemas, y es que hace a las zafras más vulnerables a las lluvias, y por ello la importancia de terminar las zafras temprano, evitar meternos en mayo, y sobre todo evitar meternos en junio.

Pero desde que comienzan las lluvias fuertes y las máquinas no pueden trabajar, es necesario hacer grandes movilizaciones, buscar alzadoras, etcétera, para poder cumplir las metas de caña.

Al ser vulnerables a las lluvias, y al vernos obligados por razones de lluvia a ciertas afectaciones, tenemos que disminuir hasta hacerlas desaparecer todas aquellas afectaciones en el suministro de caña que dependan enteramente de factores organizativos, es decir, de factores subjetivos. Creo que podemos avanzar mucho en eso, y necesitamos avanzar en eso, es imprescindible.

Hay grandes posibilidades en la industria, pero hay también grandes posibilidades en la agricultura. Digamos realmente que este año fue una prueba de lo que puede hacerse, obligados por los problemas de las plagas, sobre todo de la Roya en la caña; estimulados por los mejores precios del azúcar y considerando los compromisos suscritos por el país. No hay duda de que este año se hizo un esfuerzo especial en la limpia de las cañas. Hay algunos compañeros que dicen que es el año que más se trabajó en las limpias de la caña en toda la historia de la Revolución.

Lo cierto es que las metas se cumplieron y se sobrecumplieron en la limpia de la caña, y teníamos necesidad vital de hacerlo y se hizo el esfuerzo; se hizo un mucho mejor trabajo en limpia, cultivo y atención a las cañas. Se hizo un gran esfuerzo de siembra de primavera, y se sembraron más de 20 400 caballerías de caña. Además, se logró algo importante, reducir al mínimo las pérdidas de caña, de pérdidas en la siembra.

Yo estaba conversando con el compañero Rodríguez de la provincia de Villa Clara, primer Secretario del Partido, preguntándole exactamente cuántas caballerías habían perdido en Villa Clara, y ellos me afirmaron que habían perdido 38 caballerías de caña, 2 554 sembradas. Es decir, han perdido menos del 2% de la caña sembrada, ¡menos del 2%!, cuando era normal la pérdida del 10%. Nosotros tenemos que erradicar ese 10% de pérdida totalmente. Lo que ayudó mucho en Las Villas, fue la siembra en canteros en los terrenos bajos. Hay terrenos que son bajos, que cuando caen 60 ó 70 milímetros de agua se inundan, y eso ocurre con mucha frecuencia, y a veces hasta 100 milímetros. Cuando por ahí dicen: cayeron cuatro pulgadas, cayeron cinco pulgadas, con la siembra tradicional, una caña nueva se pierde, se inunda, se ahoga la caña.

Algunas provincias tomaron conciencia de la necesidad de variar las técnicas de siembra, y acudieron a la siembra en cantero, para lo cual hay que tener los equipos adecuados, y la siembra en cantero protege extraordinariamente a las cañas de primavera. No debemos dejar de aplicar este método dondequiera que haya terrenos bajos. Es más, para los programas de siembra, debemos tener con anterioridad marcado en cada empresa cañera a qué tierras se les aplica el sistema de siembra en cantero. Y se ha podido ver en la propia Villa Clara —según me informan algunos compañeros— a diferencia entre una caña sembrada en cantero en un lugar bajo, y la caña sembrada por los métodos tradicionales, enorme diferencia en población de la caña, en crecimiento, etcétera. De modo que todos tenemos la obligación de ver qué pasó en Villa Clara, y por qué en Villa Clara han perdido tan poca caña, qué medidas adoptaron allí y qué medidas por lo tanto debemos adoptar en todas las demás provincias, y no esperar que transcurran 10 años para que las buenas experiencias de Villa Clara se apliquen, por ejemplo, en Granma o en Guantánamo o en alguna otra provincia.

Esa es una prueba de cómo puede mejorar la agricultura, sobre todo reduciendo las pérdidas.

Bueno, 3 000 caballerías de caña que se pierden pueden significar de 200 a 300 millones de arrobas en una zafra, y pueden significar por tanto de 300 000 a 400 000 toneladas de azúcar, con un cálculo conservador. Es decir, 3 000 caballerías pueden significar de 300 000 a 400 000 toneladas. Y no quiero calcularla a los precios de ahora.

Por ahí alguien hizo un cálculo, creo que fue Martell, de la caña que se quedaba en el campo por caballería, que se perdía en la cosecha y él hizo el cálculo a 20 centavos, no quiero calcular a 40 centavos lo que valen hoy 400 000 toneladas de azúcar; no quiero calcular porque es mucho y no estamos acostumbrados a esas cifras tan altas.

Ahora, en los rendimientos por caballería. Si, hemos logrado mejoras, aquí mismo hablamos de que en este quinquenio ya era mucho más que en el último de los capitalistas y mucho más que en el quinquenio anterior. Como lo que yo leí por aquí, que fueron unas 58 300 en este quinquenio es poco, es poco. La caña puede rendir mucho más en la peor tierra; pero la caña necesita atenciones, la caña necesita cultivo, la caña necesita trabajo, y es una de las plantas más nobles en su respuesta a las atenciones culturales, la caña es una de las plantas más nobles.

Nosotros estamos haciendo los cálculos para 1990 y con un porcentaje alto de regadío llegar a las 80 000 arrobas, y después seguir luchando para llegar a las 100 000 posiblemente para el 2000. Es una proyección que no es ambiciosa, 80 000 arrobas no tiene nada de ambicioso como meta en caña; si se le da las necesarias, las esenciales, estoy por decir que las mínimas atenciones a una caballería de caña, si tiene la población adecuada, si tiene la fertilización adecuada, los cultivos adecuados y si está limpia de malas hierbas. Eso está demostrado, hay montones de ejemplos por todas partes.

En la reunión de Cienfuegos, en meses recientes, se habló de luchar por alcanzar las 80 000 arrobas en 1985; creo que no se debe abandonar ese propósito bajo ningún concepto. Sí, incluso 80 000 en año de poca lluvia, y voy a citar un ejemplo de este año, y hay muchos ejemplos de estos, pero voy a citar el caso de la cooperativa "Augusto Olivares" del municipio de Jovellanos en Matanzas, una comparación entre lo que ellos obtuvieron el año pasado y este año: en la zafra pasada la cooperativa cortó 27,5 caballerías, de ellas 3,7,es decir, el 13% correspondían a cepas de mayor rendimiento, es decir, quedadas y de frío; adicionalmente no cortaron primavera, alcanzando un rendimiento real de 87 000 arrobas por caballería en todas las cepas.

Esto es importante, porque hay cierta filosofía que se introduce, y hay la filosofía de aumentar los rendimientos aumentando la cantidad de cañas quedadas. Eso no tiene gran mérito. Claro que si la caña tiene 20 meses rinde más, pero por ese camino, sí, podemos sembrar toda la isla de caña, todita, completa, y entonces teniendo mucha superficie y caña de dos años... No es a eso a lo que me estoy refiriendo. Y en todo caso, si van a dejar cañas, por las razones que sea, quedadas, que entonces no sea una caña quedada de 80 000 ó de 90 000 por caballería, porque si vamos a hablar de cañas quedadas hay que hablar de caña quedada de 200 000. Y no decir luego: yo tengo 80 000; sí, con caña de 20 meses. Eso es una basura, obtener 80 000 arrobas en una caballería con caña de 20 meses, una vergüenza completa.

Admito hasta el concepto de que pueda un tanto por ciento ser cañas quedadas, a los efectos de ahorrar cultivos, si económicamente, si de alguna forma es útil, si de alguna forma es útil, o porque se quiera empezar la zafra o por lo que sea; pero lo que no se puede admitir es caña quedada de 80 000 ni de 100 000, eso no se puede admitir.

Ellos produjeron 87 000, sí, tenían un 13% de cañas quedadas y de frío, pero al otro año no tenían prácticamente casi caña quedada ni de frío. Ahora, para la próxima zafra, es decir, para la de 1981, esta cooperativa "Augusto Olivares", en el estimado de septiembre 30 de 1980 el ciento por ciento del área total que va a corte, 27,2 caballerías, se consideran molibles, y de ellas solamente 1,8 caballerías, es decir el 7%, corresponden a quedadas y frío. Es decir, en la próxima zafra tienen menos caña quedada y de frío, que representa 1,9 caballerías menos de quedada y fría, o sea, el 6% menos que el real de la zafra de 1980 en esa cepa.

En este caso, el 11% del área molible corresponde a primavera. El estimado de toda la cepa es de 103 600 arrobas por caballería para 1981 (APLAUSOS). ¿Tiene regadío? No, no tiene ni una caballería con regadío. ¿Le llovió mucho? No, no le llovió mucho, le llovió poco; eso es lo curioso. Lluvias. La lluvia acumulada de enero primero a septiembre 30 de 1979 fueron 859 milímetros, eso fue lo que le había llovido el año pasado de enero a septiembre. Este año son 653 milímetros, es decir, 206 milímetros menos que la de 1979. Esta cooperativa en 1979 cortó 87 000 arrobas y le llovió 859 milímetros de enero a septiembre, y este año, cuando le ha llovido una bobería, a decir verdad, le ha llovido una bobería, porque le ha llovido 653 milímetros, y tienen las cañas estimadas en 103 600 sin frío ni quedadas, prácticamente. Yo creo que es un magnífico ejemplo.

Las lluvias mensuales en 1980 han sido inferiores en todos los meses a las de 1979, salvo marzo que llovió ocho milímetros más en 1980, un solo mes llovió un poquitico más, ocho milímetros, en esa cooperativa, un saludo que les hizo la lluvia allí.

"Fertilización. La fertilización aplicada por la cooperativa se basa en una dosis de nueve toneladas métricas por caballería del balanceado, que representa 50% a 60 % más que la norma media nacional, incluyendo una doble aplicación de 18 toneladas métricas a un área de 1,8 caballerías". Es decir, a esas quedadas y de frío les aplicaron dos veces, esas recibieron más.

Está presente la fertilización, evidente, y demuestra lo que a veces hemos leído en algunos libros técnicos sobre fertilización, de que en años de sequía la fertilización ayuda a un mejor aprovechamiento del agua. No obstante, en el caso del fertilizante nitrogenado la cooperativa solo lo aplicó limitadamente al 33% del área; es posible, incluso, que con un poco más de fertilización nitrogenada alcanzaran más rendimiento.

Está presente el fertilizante; pero, desde luego, el fertilizante no para la hierba, sino para la caña. Si echamos fertilizante y no limpiamos, fertilizamos la hierba.

"Limpias y cultivo. Las limpias manuales y con herbicida, más el cultivo mecanizado y con bueyes, representaron 3,8 pases en total de enero a septiembre de 1979. La cooperativa, en igual periodo de 1980, acumuló un promedio de 6,7 pases en total, que representa un 176% de lo realizado en 1979".

La limpia está presente.

"Sobre el rendimiento, como decía, en la zafra pasada de 1980 alcanzó un rendimiento agrícola de 87 000 arrobas por caballería. Para la zafra de 1981, según el estimado de septiembre 30 de 1980, el rendimiento agrícola promedio es de 103 600 arrobas por caballería, 16 600 arrobas más que el real de la zafra de 1980. En todas las cepas se manifiestan estos incrementos, destacándose en los retoños un incremento de 22 500 arrobas por caballería, al promediar estos —retoños— 100 000 arrobas por caballería".

Atendieron la caña en un lugar seco, donde llovió poco, y tienen 16 600 arrobas de caña más por caballería. Yo creo que esta es una prueba; una prueba, porque no es la lluvia, no es un factor natural el que decide. Es una prueba del potencial que hay en nuestras tierras cañeras, ¡tremendo!; con las nuevas variedades, con la fertilización, etcétera, pero necesitan atención. Esta es una cosa fundamental.

Por lo tanto, creemos que se puede hacer mucho, mucho, mucho en nuestra industria, y sobre todo en nuestra agricultura. Es importante que tengamos conciencia de esto, sobre todo ahora que ustedes están asociados y en el mismo sindicato, los industriales y los agricultores. Es muy importante tener conciencia de esto, ahora que ustedes acaban de recibir la bandera de la victoria por el sexto grado (APLAUSOS). No se trata ya de trabajadores analfabetos o semianalfabetos. En los primeros congresos después del triunfo de la Revolución, eran muy pocos los delegados que tenían sexto grado aprobado; y ahora me estaba explicando Veiga que los delegados al Congreso tienen promedio de noveno grado, ¡promedio de noveno grado! (APLAUSOS)

Y esto es muy importante, desde luego; esto tiene una gran importancia. Esto no es solo una cosa por satisfacción; vaya, no es solo una necesidad moral del hombre incrementar sus conocimientos, no es solo una hermosa consigna revolucionaria, no es solo una hermosa conquista desde el punto de vista cultural: el nivel es una necesidad, una necesidad esencial, sin él no podemos hacer una industria moderna, ni una agricultura moderna, ¡ni pensarlo! Eso ya se puede apreciar en algunos lugares.

Nosotros, en visita reciente a un plan hortícola donde están aplicando técnicas muy modernas, podíamos ver con claridad que aquellas técnicas no se pueden aplicar si no hay escolaridad, si no hay pericia realmente, si no hay especialidad en el trabajador, en el hombre que está allí en el surco. Porque son unas maquinitas muy sofisticadas para sembrar vegetales con siembra directa; en vez de hacer el semillero, no, no, se siembra el tomate directo, la lechuga directa, la col directa, todo directo, en unas máquinas que son perfectas, ¡perfectas!; con un sistema que ponen la semilla del tamaño que uno quiera, por pequeñas que sean, las siembra de una en una, o de dos en dos, o de tres en tres, como se le diga; que en un cantero siembran una hilera, o dos, o tres, o cuatro. Allí están haciendo pruebas, sembrando cebolla directamente, cuatro hileras por cantero. Si no hay pericia, si no hay nivel, esa máquina no se entiende y se equivoca hasta la máquina; es una máquina magnífica, pero necesita de verdad un operador de primera categoría. Las distancias, las cintas, porque parece una computadorita la máquina aquella; tiene sus cintas y sus cosas, que son las que le dicen las semillas que siembra. Desde luego, hay que usar el herbicida, porque cuando se siembran cuatro hileras de cebolla va a rendir mucho más, pero no hay manera de poner un azadón allí. Esa técnica ahorra todo el trasplante, el tiempo que se pierde en el trasplante, y sobre todo la enorme cantidad de fuerza de trabajo que se pierde en el trasplante. Y tiene que ser gente muy preparada.

Afortunadamente ya tenemos esos tipos de trabajadores allí, muy preparados. Ya hay un Comité del Partido en esa granja, hay un trabajo del Partido, hay un trabajo muy importante del sindicato. Y son gente entusiasta. Es la Granja 19 de Abril, o Plan, o Empresa 19 de Abril. Están aplicando técnicas nuevas, pero las técnicas nuevas necesitan nivel, esas técnicas no las puede aplicar un analfabeto, de eso estoy convencido. Lo mismo nos pasa con los centrales, con los equipos automáticos, etcétera, y nos pasa también en la agricultura cañera: todos los cálculos que hay que hacer, la forma en que hay que trabajar, la organización del trabajo, la aplicación de la técnica, del herbicida, del fertilizante. Todo eso, y el uso de las máquinas, no se puede realizar con personal analfabeto.

Pero por eso es muy estimulante, muy alentador, saber ya que nuestros trabajadores tienen el sexto grado. ¡Y cuidado!, que se están preparando ya para el noveno grado (APLAUSOS). El compromiso que se hizo aquí en este mismo teatro por la CTC, se ha cumplido. ¡Y es muy importante!, no es un lujo, nadie se vaya a creer que es un lujo; es una gran satisfacción moral, pero además es una gran necesidad económica. Y no es posible dejar de insistir en eso, en la importancia material, económica que tiene, aparte de la importancia humana, cultural, espiritual que tiene la instrucción y la preparación. No solo estarán más preparados para entenderlo todo, empezando por la política, por la revolución, sino que estarán mucho mejor preparados para llevar a cabo los procesos productivos.

Ahora ustedes están unidos; no hay apenas diferencia ya, es muy correcto. Porque en la agricultura se necesita casi casi un obrero industrial: el que arregla los tractores, el que opera los tractores, el que arregla las combinadas, el que le da mantenimiento a las combinadas, el que opera las combinadas tiene que tener los requisitos de un obrero industrial; el que organiza el regadío, el que opera los equipos de regadío, necesita los niveles de un obrero industrial. Ya nuestra agricultura, por su nivel de técnica, por su nivel de máquinas, por su nivel de química, va necesitando un tipo de obrero industrial. Y se están haciendo ya los primeros ensayos del combinado, del complejo agroindustrial azucarero, poco a poco, porque son medidas que hay que irlas aplicando con cuidado para avanzar sobre pasos seguros. Llegará el momento en que ya el obrero industrial y agrícola estarán en el mismo complejo agroindustrial. Es decir, que se van acercando mucho en sus niveles técnicos los obreros agrícolas y los obreros industriales.

Y creo que todos ustedes comprenden la importancia de que esa enorme fuerza, esa decisiva fuerza, que significa la masa de nuestros trabajadores azucareros, tenga conciencia de todo lo que se puede hacer y lo importante que es hacerlo.

Pero no basta que le pidamos a los trabajadores azucareros que tengan conciencia de lo que puede hacerse, porque creo que nuestro país durante años, y nuestro Estado, y nuestro Partido, no han estado suficientemente conscientes de la importancia de la industria azucarera, de la importancia del trabajo que ustedes realizan. Porque a pesar de todo lo que ha hecho la Revolución por sus trabajadores en general, por el país en general, a pesar de los beneficios —como se ha dicho aquí, se ha señalado en el Congreso y lo expresaba Martell en su introducción—, desde la eliminación del tiempo muerto a todas las seguridades y todas las ventajas que hoy tiene nuestro trabajador, comparado con el pasado, pienso que el país debió hacer más por el sector azucarero. Estoy absolutamente convencido y lo digo cada vez que tengo una oportunidad de decirlo, y lucho por ello como cosa muy justa, porque realmente nuestro país depende, en gran parte, del trabajo que realizan los trabajadores azucareros.

Y si todo es importante, porque es importante la electricidad, es importante la educación, es importante la salud, es importante el resto de la actividad agrícola, son importantes todas las actividades industriales, si pensamos con sentido común, tenemos que admitir que la industria azucarera es el eje de nuestra economía hoy día y sobre el sudor de los obreros azucareros se asienta nuestra economía. Porque todo lo demás puede funcionar bien, si hay divisas.

Sabemos de muchas fábricas que su problema es que les falta materia prima, que les faltan recursos; pero la industria azucarera es la gran productora de divisas, de divisas convenio y de divisas libremente convertibles. Ella es la gran productora de divisas, es la gran productora de los recursos que el país necesita para el resto de la economía y de los servicios.

Cierto que crecen otras ramas, cierto que aporta la minería, cierto que aporta el tabaco, cierto que aporta la pesca, y otras ramas aportan, y la industria está aportando crecientemente; pero nada se puede comparar con los miles de millones de pesos en divisas, de distinto tipo, que aporta la industria azucarera (APLAUSOS). Luego el país debió hacer más por las condiciones de vida material de sus trabajadores azucareros, más de lo que ha hecho. Yo estoy absolutamente convencido.

Todavía nos encontramos condiciones muy pobres en nuestros campos en general, pero sobre todo en los campos cañeros, y nos las encontramos en los centrales azucareros, a pesar de los esfuerzos, a pesar de las miles de viviendas que, por ejemplo, se han hecho en los centrales con las microbrigadas, a pesar de los pueblos que se han hecho en el campo, no son suficientes. Claro que el problema de la vivienda es serio siempre y el drama es tremendo, los dramas humanos originados por las viviendas. Y tenemos necesidades en las ciudades y en el campo. Los recursos no son suficientes para hacer todas las que quisiéramos; pero a la hora de distribuir es muy importante tener presente esta realidad de nuestros campos y de nuestra industria azucarera.

Estos criterios se están teniendo en cuenta en la elaboración del próximo plan quinquenal y en la distribución de las viviendas, en que hay una cantidad importante asignada al área azucarera, en nuestros planes crecientes de construcción de viviendas por año, porque afortunadamente ya tenemos más recursos materiales: más cemento, más piedra, más arena, y estamos dando exitosamente los pasos para lograr tener un día también mucha más madera.

Digo esto porque tenemos nosotros que tener conciencia también, a la vez que les pedimos a los trabajadores azucareros, de lo que debemos hacer por los trabajadores azucareros. Y ahí está una importantísima medida de orden salarial, aplicada ya al sector azucarero, a la rama azucarera, que fue la implantación de la Reforma Salarial, tornando en cuenta las distintas actividades, tanto a la agricultura como a la industria azucarera, más el coeficiente del 15%, como una ventaja salarial que el país asigna a los trabajadores azucareros.

Si nos salimos de la categoría esa de trabajadores azucareros, las complicaciones que podemos buscarnos son enormes, lo advierto, y volver a la situación anterior, porque es muy difícil cuando se aplica a uno, a otro y a otro diferente sector, que otros no lo pidan en cadena. Queremos, sencillamente, pagar mejores salarios a los trabajadores azucareros (APLAUSOS). Es una necesidad, repito, es una necesidad de la economía nacional, y creo que eso lo entienden perfectamente bien el resto de nuestros trabajadores. No se trata de un privilegio, se trata de satisfacer una necesidad de la economía nacional para poder realizar las zafras en las nuevas condiciones sociales del país.

Las zafras eran fáciles cuando había más de medio millón de desempleados; no había que movilizar a nadie, ni reclutar a nadie, ni hacer ninguna brigada, ni brigada de macheteros millonarios, ¡nada de eso! El desempleo se encargaba de todo eso. No había albergues, no había comedores, no había transporte, no había nada. El desempleo y el hambre, supremos recursos del capitalismo, organizaban las zafras; pero hoy el hombre tiene otras muchas oportunidades de todo tipo. Y cómo podíamos nosotros satisfacer la demanda de personal y de fuerza de trabajo para cortar caña, para sembrar, para limpiar, para manejar esas máquinas, si no acudimos a un mejor salario para ese sector que es tan vital para la economía del país.

Sé que alguien planteó, en el desarrollo del Congreso, su preocupación que, al aplicar las medidas salariales, después cuando viniera la cuarta brigada se producía un descenso del salario. Eso se analizó cuando se estuvo discutiendo el problema y se decidió precisamente para evitar ese fenómeno de pérdida de salario, ulteriormente, que ahora se aplicaran un número de medidas en la industria de tipo salarial y el coeficiente se fuera aplicando a medida que se introdujera la cuarta brigada, precisamente para evitar un descenso en salario al establecerse la cuarta brigada, porque lógicamente disminuye el número de horas de trabajo.

Bien, ya que mencioné la cuarta brigada, pienso que esa es también una de las medidas justas, indispensables, que debe tomar la Revolución. Nosotros más de una vez habíamos hablado de este problema y al principio de la Revolución nos opusimos en los primeros momentos a que se creara un cuarto turno porque aquello no era forma de resolver el desempleo, era forma de repartir el empleo y no había recursos económicos para aquel incremento. Y a los obreros azucareros les dijimos muchas veces: estamos conscientes de esta necesidad; ahora no lo podemos hacer. Llegó después el momento en que era muy difícil conseguir la fuerza de trabajo preparada para esa tarea y ahora en cambio empezamos a tener una mejor situación en la disponibilidad de fuerza de trabajo, aunque desde luego no es igual en todas las provincias. Hay provincias donde resulta fácil organizar la cuarta brigada y hay otras provincias donde es un poco más difícil organizarla, porque no tienen grandes excedentes de fuerza de trabajo.

En fin, disponemos de un período de tiempo, se comienza por un número de centrales ya en esta zafra; porque tengan presente que tiene que ser personal preparado, no cualquier personal puede integrar una cuarta brigada. Pero creo que al fin se les hace justicia a los trabajadores azucareros; se aumenta el número de obreros, se crea la cuarta brigada y se garantiza el descanso en el período de zafra; pero, claro está, el hecho de que aumente el número de obreros, exige también tener bien pensado qué hacer cuando termine la zafra, a qué se deben incorporar esos obreros. Y lógicamente pensamos que una parte a la agricultura, que lo necesita; es decir, de los excedentes una parte a la agricultura y otra parte a las construcciones.

Si hacemos las cosas bien hechas no debemos construir fundamentalmente en período de zafra en las áreas de los centrales, debemos tener todos los materiales listos y todo preparado para construir mucho en el período en que cesa la zafra. Eso es lo racional (APLAUSOS). Construcciones y agricultura deben darnos suficiente trabajo para todos aquellos obreros que no sean imprescindibles en las tareas de mantenimiento y de inversiones en los centrales azucareros.

Lógicamente si pensamos así, creemos que estas cuestiones relacionadas con la protección y la higiene del trabajo deben recibir también por parte del Partido y del Gobierno una especialísima atención.

En los meses recientes hemos tenido bastante información sobre la situación de los centrales y de las empresas cañeras.

Tenemos noticias, incluso, de que se han ido desarrollando cuadros a lo largo de estos años, que contamos con cuadros más experimentados especialmente en la agricultura cañera. El Partido y el Gobierno han estado preocupados por los problemas de los centrales. Se han visitado más de una vez todos los centrales y las empresas cañeras; se han estado analizando qué dificultades tienen al objeto de garantizar y se ha garantizado de que por lo menos cada central tenga un ómnibus, algunos tienen más de uno y algunos más de dos. Ya no hay un solo central azucarero que no tenga por lo menos un ómnibus que le sirva para actividades sociales, e incluso para la producción, porque a veces tienen que establecer una línea entre dos puntos para ayudar al transporte. No hay un solo central azucarero que no tenga su ambulancia o su auto de servicios médicos.

Sé también que aquí se discutió sobre el carrito, sé que se discutió sobre el carrito (RISAS Y APLAUSOS), y me contaron que alguien habló de que habían llevado a un barbero, que por llevar al barbero, el cincuentenario con la pierna fracturada no pudo ser llevado rápidamente. Yo meditaba sobre todo esto y digo: bueno, creo que lo van a reglamentar; ahora hay que ver qué reglamento hacen. Que sí recuerdo que pensábamos que ese carrito le podía prestar atención si se presentaba el caso de un familiar de un obrero azucarero, un hijo, un hermano, un padre, cualquiera que tuviera un problema, qué iban a hacer con el carrito si el carrito estaba disponible, qué piensan ustedes que debe hacer el carrito (EXCLAMACIONES DE: ¡Usarlo!): debe llevar al niño, debe llevar al anciano, debe llevar a la señora que pueda tener un problema. Es decir, la idea nuestra era ayudar a que no solo los trabajadores, sino cualquier novedad que se presentara para la salud de los vecinos cuando viven en el centralito, porque es muy difícil que un niño tenga una situación de urgencia y aunque no trabaje en el central no lleven al niño. Me parece que cuando reglamenten tienen que analizar ese problema, porque esa era la intención. Si ustedes creen que es mejor otra cosa, deben hacerla; pero la intención es que se beneficiaran también los familiares de los trabajadores, estábamos pensando en los trabajadores. Ahora, yo no sé el barbero a quién pela allí (RISAS), si es familia de alguien o si no lo es; me imagino que fue un trabajador que necesitó de una ayuda. Realmente, si vamos a privar a los vecinos, yo les digo: preferible que haya dos carros, miren. Y creo que nuestro país tiene los recursos para asignar uno más allí donde uno no alcanza, porque hay muchos vecinos y muchos barberos (APLAUSOS). Esa sería mejor fórmula que establecer el principio de que no se le dé servicio al vecino que vive en el batey, en la zona, en el pobladito o en la comunidad del central. De manera que cuando vayan ustedes a cumplir ese acuerdo del Congreso de reglamentar, vamos a ponernos de acuerdo sobre cuál es la mejor fórmula, para que no se nos vaya a dar el caso de que por reglamentarIo, una situación de esa, que alguien o un familiar del obrero necesite una atención, o un vecino aunque no sea familiar pero que vive allí y no pueda ser atendido.

Se ha estado atento a las necesidades de los centrales de tipo social que puedan ser resueltas de inmediato, algunos casos porque les faltaba un frozen en un central; otro caso porque les faltaba un bebedero; otros casos porque les faltaba un aire acondicionado en el laboratorio, etcétera, etcétera. Se han analizado todos esos problemas y se han tratado de resolver.

Se han tomado una serie de medidas, algunas se han mencionado aquí. Se asignaron 541 graduados universitarios este año a los centrales azucareros; se habló con las universidades, se habló con la Juventud, se les explicó las necesidades que tenían los centrales, porque nos dimos cuenta, incluso, que en algunos centrales de una provincia como Ciego, tenían unos pocos ingenieros, y había centrales que ninguno. Se asignaron ingenieros, técnicos de distintos tipos, economistas, lo que un central necesita, y existe el propósito para el próximo año de asignar una cantidad igual o mayor, de modo que ya los centrales queden con su personal técnico. Ahora ustedes tienen que tratar de atraerse a esos jóvenes recién graduados, conquistarlos y crearles algún mínimo de condiciones de vida, el Partido, la Administración o el Sindicato deben procurar que haya atención para que haya permanencia de aquellos técnicos que tanto necesitan los centrales.

No solo eso. Se asignaron a los centrales y a las empresas cañeras miles de técnicos medios. Yo no tengo la cifra exacta, debe estar alrededor de los 3 000, por ahí, técnicos medios, a la agricultura y a los centrales. Se tomó un acuerdo por excepción, puesto que surgía el problema de que esos compañeros cuando terminaban tenían que hacer el Servicio; se les ofreció aplazar el llamado al Servicio, e incluso si trabajaban un número de años allí, si prestaban servicios al país durante un número de años en los centrales azucareros, podríamos considerarlos como que habían cumplido el Servicio (APLAUSOS). Vamos a aplicar esta medida durante varios años, para lograr suministrar a los centrales azucareros los técnicos medios que necesitan, que antes era un problema: terminaban, iban al Servicio; surgían estas contradicciones, muchas veces después que terminaban el Servicio no iban a esa actividad. Ahora estamos tratando de asegurar esa fuerza de técnicos medios, beneficiándolos en lo que se refiere al Servicio, si ellos van allí a trabajar un número de años. También hay que trabajar con esos jóvenes, tratar de captarlos, tratar de ganarlos, tratar de que se mantengan los años que hacen falta allí en los centrales, y que después se queden, incluso. Pero pienso que esta medida es muy importante con relación a los cuadros técnicos que necesitan los centrales.

No fueron olvidados los ingenieros agrónomos del área azucarera.

Sé que muchos de ellos fueron de aquellos muchachos que empezaron a graduarse en el Instituto de la Caña de Matanzas, "Alvaro Reinoso" como técnicos medios, que después tan pronto se graduaron —nosotros asistimos a las primeras graduaciones—, ellos fueron para la caña y siguieron estudiando desde los cañaverales, y se hicieron ingenieros una gran parte de ellos, y muchos de ellos son técnicos muy buenos, y muy entusiastas, consagrados a la caña. No fueron olvidados, a estos profesionales universitarios se les asignaron 400 automóviles para venderles. Nos interesa que el ingeniero agrónomo, el técnico cañero sea recompensado. Ya el año anterior se había hecho con los técnicos de los centrales azucareros, el año pasado; este año se hizo con los técnicos de las empresas cañeras.

Se elevará la atención a los trabajadores que participan en la zafra, dotándoseles de mejores instrumentos y ropa de trabajo: se están produciendo 14 600 uniformes para entregar dos mudas a los operadores, mecánicos y jefes de pelotones de combinadas; se ha diseñado discutiendo con el sindicato, discutiendo con los obreros, un uniforme para ellos. Los dos uniformes se entregarán ya para esta zafra.

Cien mil mudas de ropa de trabajo especial para los macheteros de alta productividad. Esta será la segunda muda que se entregue a los macheteros, y la recibirán a partir de finales de enero. Lamentablemente, a pesar de todos los esfuerzos por reducir el tiempo, no ha sido posible tener eso ya para el inicio de la zafra; pero ya la primera muda para los macheteros de alta productividad, un diseño especial también, y una ropa especialmente elaborada, la van a recibir.

Once mil uniformes para operadores de alzadoras, se les entregarán dos mudas en esta zafra. Veintitrés mil camisas y once mil pantalones para entregar a trabajadoras agrícolas de las empresas cañeras; un pantalón y dos camisas para cada compañera, se entregarán en esta zafra. Tres mil pantalones y siete mil camisas para trabajadoras de la industria, se entregará en esta zafra un pantalón y dos camisas para cada compañera.

Se han producido 80 000 pares de botas con casquillo de protección para entregar a los macheteros de alta productividad.

Se trabaja en la producción de una ropa especial para el trabajador agrícola cañero, el de la industria azucarera y para los macheteros voluntarios movilizados, la cual no se podrá entregar todavía en esta zafra, por problemas de capacidad en los telares. Pero ya se trabaja desde ahora para la zafra de 1982, tener todo esto al principio de la zafra, que incluye no solo a los macheteros de alta productividad, sino a los obreros agrícolas azucareros. Esta política aspiramos a poderla llevar un día a todos los sectores, esta misma política en lo que se refiere a la ropa de trabajo, que me parece también que lo primero que tiene que hacer un Estado socialista es priorizar la ropa de trabajo, eso es lógico (APLAUSOS). Pero estamos empezando por el sector azucarero, con el tipo de ropa diseñada, y en algunos casos uniformes, que hemos tratado de que reúnan las condiciones de funcionabilidad, calidad y al mismo tiempo estética. Hay algunos que dicen que cuando vean el traje de los KTP-l, van a ir a salir de paseo con el traje (RISAS). Yo creo que por aquí había una exhibición, ¿no?

La Industria Ligera plantea que el resto del tejido terminará de producirse en el mes de junio del próximo año, quizás antes. Pero esperamos para 1982 tener todo esto resuelto con tiempo.

En general, este año se ha mejorado la calidad de los guantes de macheteros, y se ha producido la cantidad necesaria para los zurdos, porque por alguna razón los zurdos se olvidaban (RISAS), y entonces el guante del derecho no le sirve al zurdo (RISAS), entonces, bueno, el zurdo se quedaba sin guantes (RISAS), y en cuestiones de producción no se puede olvidar absolutamente nada, ni el más mínimo detalle.

Se eliminará el uso de la mocha número cuatro china, porque ustedes saben que hay "Gallito 3" y "Gallito 4". Todo el mundo sabía que la "Gallito 3" era buena, la "Gallito 4" no era muy buena, había problemas. Figúrese, si hay que cortar caña y la mocha no está buena, eso es como hacer la guerra sin balas o sin fusil. Se destinaron 245 000 pesos para adquirir mochas de calidad, por eso se utilizarán este año la mocha número tres china y otras mochas de otras procedencias, pero de absoluta calidad.

Se disminuyen este año las normas por las cuales se entregan las limas a los macheteros, es decir, se entregarán más limas y se instalarán cepillos de alambre de acero en los albergues, para utilizarlos en limpiar las limas y alargar su vida útil.

En cada albergue y bateyes cañeros se instalarán en burros, piedras de amolar. Es el burro famoso histórico, no vayan a creer que yo no conozco el burro ese, porque de muchacho andaba viendo yo amolar ahí con la ruedita, por eso, pero resulta que habían desaparecido el burro (RISAS) y las piedras habían desaparecido también, y ahí es donde se puede dar una buena amolada con el fresco de la mañana.

Se instalarán en burros piedras de amolar para que los macheteros no tengan que utilizar para este fin solo las limas. Se trabaja en la producción de 55 000 porrones de barro que utilizarán los macheteros para llevar agua al campo. Están en producción 75 000 pares de polainas de protección para ser usadas por los macheteros de alta productividad. Se trabaja en la producción de 3 800 monturas que serán vendidas a los jefes de lotes cañeros, porque resulta que el hombre no tenía nada, el caballito y no tenía montura; pensamos en el jefe de lote que necesita su caballo y su montura. Se asignaron 25 000 cocinas de kerosene para ser distribuidas entre los trabajadores de las empresas cañeras donde se utiliza la leña como combustible doméstico; se sabía de muchos trabajadores que tenían que invertir la mitad de la jornada buscando leña para la cocina.

Todas estas medidas se adoptaron; se enviaron algunas cantidades adicionales de mercancías para las tiendas de los centrales y áreas cañeras. Las ropas y tejidos procedentes de la RDA se asignaron al área cañera.

También este año, pienso que ya el compañero Veiga les habló de que hay un plan de estímulos como premios a los mejores macheteros, mecanizadores, que incluye también los obreros de los centrales, ¿verdad?; es decir, unos premios extras. Vamos a incluir este año por primera vez en la próxima zafra la opción de compra para 300 automóviles, que puedan comprarlos los trabajadores azucareros destacados. Hasta ahora ustedes saben que las ventas de automóviles han sido fundamentalmente a técnicos. Opción de compra para 300 automóviles que se van a distribuir.

Se van a distribuir alrededor de 500 aires acondicionados, opción de compra, tiene que ser un machetero de alta productividad, porque como ustedes han leído en el periódico el aire gasta corriente.

Como nuevos productos también se incluirán 1 500 motocicletas. Se incluirán unos 500 viajes con acompañantes a países socialistas; vamos a empezar a reservar para los trabajadores los viajes de turismo que crece el número por año, de turismo a los países socialistas para trabajadores, de modo que un trabajador que haya tenido un alto ingreso en una zafra, pueda decir: bueno, voy a hacer un viaje a la URSS, a Checoslovaquia, a otro país. Sé que regresaron muy contentos los obreros que fueron con motivo de las Olimpiadas.

Se estudia también el suministro de materiales de construcción, se estudia el suministro de muebles; se está coordinando para poner la mayor cantidad de opciones posibles a los trabajadores destacados en la zafra, a los que se supone también que tienen mayores ingresos, con la Reforma Salarial y su alta productividad.

A nosotros nos satisface especialmente que ya también un obrero pueda comprar un automóvil.

Esto es independiente de la cantidad que normalmente le toque a un central o a una granja, del número de motocicletas que se reparte, que como ustedes saben todas las motocicletas se reparten a los trabajadores, exceptuando a La Habana por problemas de tránsito; solo en la periferia de La Habana se reparten motocicletas, todas las demás se reparten a los obreros en el interior del país, miles de ellas que se reparten todos los años. Estas que se dan como premio es para la zafra, no tienen nada que ver con lo que le toque del reparto a cada centro, lo que le toque de motocicletas, lo que le toque de viajes, porque estamos encaminándonos, como decía, a que la actividad de los viajes turísticos se tome como una opción de premio a trabajadores y familiares de los trabajadores.

De modo que esto es aparte de las cantidades que le asignen a cada centro de cualquiera de estos artículos o servicios.

Por primera vez se ha hecho algo en esta zafra, que es disponer de algunos equipos de reservas. Porque siendo el pueblo de Cuba propietario de más de 150 centrales, era absurdo que comenzara la zafra sin una centrífuga de reserva, sin una bomba de vacío, sin un reductor de velocidad, etcétera. Se ha empezado por primera vez a hacer una reserva. Se asignaron a estos efectos más de 10 millones de pesos en divisas, divisas convertibles, porque estos eran del tipo de equipos que tenemos que adquirir en área convertible, para ir haciendo una reserva; esta reserva no debemos apurarnos en gastarla, no creer que ahora al menor problema en una bomba no se repare y pedir una de reserva, ¡no!, para cuando haya una necesidad fundamental, un problema realmente insoluble, que el ministerio disponga de una reserva centralizada.

Yo creo que les explicaron aquí que hay un programa para ir estableciendo las centrífugas automáticas en los centrales. El año pasado tuvimos dificultades con algunas, como ustedes saben, con algunas centrífugas importadas; esperamos tener menos problemas con las centrífugas. Pero recuerdo el "Juan Manuel Márquez", allá, que tenía un problema terrible con las centrífugas y no había una sola centrífuga en este país, entonces tuvimos que pedir la colaboración de unos técnicos polacos porque eran los suministradores de la centrífuga.

Es decir que, en general, siendo buena centrífuga las de ese tipo que importamos de Polonia, ese año hubo dificultades, porque parece que hubo una coordinación entre distintas fábricas de ese país para producirlas con urgencia y después tuvimos problemas con las centrífugas aquí el pasado año.

Este año se adoptaron medidas especiales para que no nos ocurriera lo del año pasado, que realmente si uno no quiere tener un problema en una zafra tiene que preverlo con un año de anticipación por lo menos.

El caso del central España creo que empezó allá en marzo la zafra, por un motor que llegó tarde, se han perdido decenas de miles de toneladas de azúcar. Sabemos los problemas que tenían muchos centrales, desde el Guatemala con sus calderas, el de Nicaragua con sus roturas y problemas de operaciones, el de "Amancio" con la cuestión del vapor, el Argelia Libre con todos los desequilibrios que tenían allí y, en fin, sabemos bastante de todo lo que le pasaba a cada central, porque en el esfuerzo que se hizo el año pasado por la zafra decíamos: bueno, hay que ver cuáles son los problemas.

Y con esa experiencia y con la colaboración de todos los organismos se ha hecho un especial esfuerzo; ahí atentos.

¿Qué le pasó a la máquina del Haití? Bueno, era tan vieja ya esa máquina, del viejo estilo, que con esa máquina... de milagro caminó ese central este año; no había solución, porque esas son máquinas viejas que se suelen ir reparando con lo que va quedando de otras. Fue necesario comprar a toda velocidad una turbina para el central Haití. Yo sé de compañeros que estuvieron atentos a cuándo la compraban, cuándo se comprometían entregaría, cuándo la llevaban al muelle, cuándo la montaban en el barco. Y recuerdo también que un día, cuando llegó la agradable noticia de que por fin la turbina del Haití venía en el barco, se rompe el barco y vira para atrás (RISAS). ¡Bueno! Que cuántas horas tardan en reparar ese barco y cuándo vuelve a salir. Y por fin creo que la turbina, si no está en el Haití, debe estar llegando al Haití ya, por lo menos, porque se estaban haciendo las bases y se estaba haciendo todo. Que un barco en Inglaterra que trae no se sabe cuántos insumos y se le rompe la planta eléctrica. Digo: miren qué casualidad, que se le viene a romper la planta eléctrica al barco cuando estábamos en los límites de tiempo y traía muchos materiales que necesitábamos. Se hicieron muchas gestiones por el Ministerio de Transporte, se resolvió el problema, se contrató ese barco, se montaron las mercancías en el barco rápidamente y vinieron para acá. Que si llegaron las centrífugas polacas y no han llegado las pizarras. Y entonces todos los pasos y todas las medidas a tomar, para que llegaran en avión las pizarras de las centrífugas.

Es decir, no hay un solo detalle, es lo que quiero decir; no hay un solo detalle sobre el cual no se haya estado atento, ni un solo central sobre el cual no se haya estado atento a saber lo que está pasando, y qué problemas tiene y qué día termina la reparación. Yo creo que se ha hecho este año como nunca. Por eso este año no hace falta reunión de zafra, porque se ha estado trabajando durante meses enteros en la lucha por la llegada a tiempo de los materiales y equipos para la reparación y en cada detallito de lo que hacía falta; incluido, por supuesto, la cuestión tan importante del reclutamiento de la fuerza de trabajo y la disponibilidad de la fuerza de trabajo. Ha estado el Partido, ha estado el Estado trabajando en todo esto, de modo que yo tengo esperanza de que en esta zafra tengamos menos problemas que en otras y tengamos menos problemas que el año pasado.

Nadie tiene derecho a dormirse sobre los laureles, nadie tiene derecho a descuidar un solo detalle. Todavía nos decían en días recientes que por allá por Las Tunas había problema eléctrico, y que necesitaban por lo menos tres camiones y tres camionetas, porque como eso dependía de Santiago de Cuba los problemas eléctricos de Las Tunas eran mayores. Y ya los problemas eléctricos de Las Tunas es una especie de perro que nos ha mordido durante varios años consecutivos (RISAS). Yo diría que a ese perro hay que curarle la rabia, por lo menos, al perro de la electricidad en Las Tunas. Bueno, allá se le asignaron rápidamente los vehículos a Las Tunas.

No hay derecho a que se nos quede un solo detalle. Y si un solo detalle se queda, es por culpa de alguien; si un solo detalle se queda es por culpa de alguien (APLAUSOS). Alguien que no habló a tiempo, no advirtió a tiempo, no gritó a tiempo. ¡No se sabe lo que vale un grito a tiempo!, porque con tiempo cualquier problema puede ser resuelto. Los problemas pueden ser previstos, y eso es fundamental.

Habrá alguna reserva de combinadas; no las que quisiéramos, hay poquitas, algunas decenas nada más. Alguna reserva de camiones de carga, alguna reserva de alzadoras, porque si viene una lluvia temprana y hay que parar las máquinas y hay que movilizar personal, viene entonces el problema de las alzadoras, que es uno de los inconvenientes que yo decía que tiene la mecanización con relación a la lluvia, que se presenta una primavera temprana cuando todavía está por producirse 700 000 u 800 000 toneladas de azúcar, y entonces nos vemos obligados a grandes movilizaciones y necesitamos en ese momento las alzadoras; porque como las combinadas cortan y alzan, si hay que emplear el trabajo manual entonces se necesitan alzadoras.

Y, desde luego, nosotros debemos estar preparados para hacer la zafra con la mayor seguridad. Setecientas mil toneladas que se dejen de producir, 800 000, es un desastre, porque entonces viene una cadena de incumplimientos; no es solo el daño económico que le hace al país, sino también la situación en que queda el país cuando no puede cumplir, la situación moral en que queda el país y el prestigio del país cuando no se puede cumplir.

De modo que nosotros en el futuro tendremos, incluso, que trabajar con reservas de azúcar, en el futuro; con grandes reservas, digamos con mayores reservas. Pero en estos años se producía una demanda tremenda y, lógicamente, las reservas eran pocas.

Es imprescindible que cada central comience en la fecha señalada con puntualidad de reloj; tener todos los medios, tener toda la fuerza de trabajo. Aquí se habló de la conveniencia de probar el central, el "pasarle la mano" que decía Martell, recogiendo la expresión de los viejos trabajadores azucareros; no probar el central el día en que va a arrancar. Incluso, a estos dos nuevos centrales nosotros les hemos recomendado que adelanten la fecha, porque siempre un central nuevo tiene muchos tipos de problemas; ya se agarraron una parte el pasado año, este año hay que hacerlo con tiempo en los dos centrales nuevos, Batalla de Las Guásimas y 30 de Noviembre.

La zafra tiene que empezar con absoluta puntualidad y terminar con absoluta puntualidad. Siempre hay que tener días de reserva, por eso algunos de ellos se van a adelantar, que tenían para el 25, el 20 de noviembre, y así algunos se van a ir adelantando. Porque nosotros tenemos que evitar caer en mayo en la zafra, tenemos que evitarlo; porque siempre que caemos en mayo se producen una cantidad de inconvenientes de todo tipo, y cuando comienzan las lluvias los rendimientos bajan mucho. Pero, además, porque el año que viene tenemos tremendo plan de siembra.

Como ustedes saben, para liquidar la Roya en dos años ha habido que hacer grandes demoliciones. Y todavía nos quedan algo más de 15 000 caballerías de Barbado 4362 totalmente infectadas por la Roya. Todavía este año tenemos que llevar a la zafra 15 000 caballerías de Barbado 4362 con Roya. Pero pensamos que para la próxima primavera no haya ni un plantón de caña de esa variedad; por lo tanto, hay un programa de siembra de 26 000 caballerías en primavera. Para apoyar este programa de siembra se importaron 300 tractores de 180 caballos, aparte de cientos de equipos de esteras y de gomas, adicionales, que se disponen para el año que viene. Si trabajamos bien y desde el principio, desde ahora mismo, tan pronto comience la seca, nosotros debemos estar en condiciones de cumplir ese plan.

Pero hay algo más. Con motivo de las lluvias están bastante atrasadas las siembras de frío. Se suponían para esta fecha unas casi 12 000 caballerías, y está alrededor de las 7 700 en el día de hoy. El programa de siembra de frío está al 61%. Hemos indagado mucho acerca de esta cuestión, y fundamentalmente las dificultades han estado motivadas por el exceso de humedad en las tierras, que dificultaba la preparación de la tierra. En muchos lugares han estado los pelotones de máquinas semanas enteras esperando para empezar a roturar la tierra, y en consecuencia se ha atrasado el programa de frío. Las provincias que tienen más atraso en este momento son: 1Camagüey; Ciego de Avila, con alrededor del 40% del plan de frío cumplido; Las Tunas tiene atraso, Sancti Spíritus tiene atraso, Villa Clara tiene atraso. Es necesario hacer un esfuerzo especial para sembrar el máximo de frío, que ya se sabe que las cañas de frío son muy importantes en la zafra subsiguiente, para 1982, y tenemos que ir pensando en 1982. Pero desde ahora hay que advertir que, independientemente del máximo esfuerzo que debemos hacer en la siembra de frío, las caballerías que no se siembren de frío tendrán que sembrarse en adición a las 26 000 caballerías de primavera (APLAUSOS). De modo que si quedan 1 000, si quedan 2 000, si quedan 3 000, serán entonces 27 000, 28 000 ó 29 000, las caballerías. Esto va a requerir un esfuerzo especial; pero sobre todo va a requerir un especial esfuerzo para terminar en tiempo la zafra.

El año que viene podríamos hacer todavía mejores limpias que este año, mejor trabajo que este año, que dije que había sido el mejor de los últimos años. Pero este año habíamos terminado la zafra a fines de mayo, y en muchos lugares en junio. Tenemos que terminar la zafra, en lo esencial, a fines de abril y principios de mayo, en lo esencial. Para poder consagrarnos a esa gran siembra; la ventaja que tiene es que siendo seca, podemos tener todas las tierras roturadas, preparadas, surcadas, con canteros donde vayamos a hacer la siembra con canteros. Y les repito a todos los compañeros que están aquí, a todos los responsables de agricultura cañera, que deben saber incluso desde ahora qué caballería van a sembrar con canteros, para evitar pérdidas. Lo importante no es solo hacer una siembra de 26 000 o más caballerías, casi 30 000, porque alrededor de esa cifra estará lo que tengamos que sembrar, alrededor de 28 000 ó 29 000 caballerías de primavera, si queremos apoyar como se debe la zafra de 1982.

De la zafra y de la disciplina con que hagamos esta zafra, dependerá que podamos realizar esa siembra. Ahora, de la disciplina con que hagamos esta zafra y la eficiencia con que hagamos esta zafra, dependerán las cantidades de caña y de azúcar que necesitamos para esta zafra. Tenemos compromisos que cumplir, importantes compromisos que cumplir, en los convenios nuestros con los países socialistas, que como ustedes saben pagan precios preferenciales por nuestra azúcar, y también por la necesidad de exportar determinadas cantidades al área de moneda libremente convertible, necesitamos esa azúcar.

Baste decir que a los precios que tiene el azúcar ahora, 500 arrobas de caña constituyen la materia prima para producir alrededor de 500 dólares de azúcar. Dejar de cortar 500 arrobas es un crimen, significan la materia prima para 500 dólares de azúcar, a estos precios que tiene ahora, y que según pronósticos se van a mantener a lo largo del próximo año más o menos alto, y que según pronósticos van a ser altos para 1982, porque hay un desastre azucarero en el mundo, montones de gente con problemas. No voy a decir que nos vamos a alegrar; pero vamos a decir que debemos aprovechar la coyuntura esta (APLAUSOS), hay que aprovecharla bien.

El azúcar tiene precios muy altos, muy altos en este momento. Baste decir que una tonelada de azúcar en 1981 equivale a cinco toneladas de azúcar en 1977, en los precios del mercado mundial. Podemos obtener ingresos con una tonelada, que en 1977 necesitábamos cinco. ¿Cómo vamos a dejar una caña en la guardarraya, cómo vamos a dejar una caña en el campo, cómo vamos a dejar de cumplir la norma en los centrales con estas condiciones? Esto no se da todos los días. Pero por lo menos el azúcar que tanto nos preocupa, el del mercado mundial, tiene precios altos en 1981, y tiene precios, según razonables pronósticos, altos para 1982. Ya no me refiero al azúcar que nosotros le vendemos al área socialista, que tiene un precio preferencial, más alto que el que ha tenido en el mercado mundial. Y cuando el del mercado mundial sube por encima de esos precios que tiene en el área socialista, los precios que paga el área socialista también suben. Es decir, nosotros tenemos asegurados buenos precios con el azúcar que vendemos a los países socialistas. La tragedia ha estado con el azúcar que vendemos en las áreas de moneda libremente convertible. Pero no podemos perder esas oportunidades, en un momento en que el precio en un año equivale a cinco veces el precio en otro año. Porque son esos momentos en el que el país debe resarcirse en parte de los esfuerzos, de los créditos, de los recursos que ha tenido que utilizar en los años de bajos precios del azúcar. El país ha tenido que hacer enormes esfuerzos en esos años en que los precios del azúcar eran ridículos. Luego no tendría sentido, no seríamos suficientemente ágiles, no seríamos suficientemente inteligentes, si conociendo estas circunstancias no hiciéramos el máximo esfuerzo. Y ese es uno de los puntos que yo quería señalar en este XVI Congreso Azucarero. Creo que no hay ningún mejor lugar en el mundo para plantear esto (APLAUSOS). Hay que pensar en 1981, 1982; pero también en 1983, 1984, 1985, 1986, etcétera, hasta el 2000 (APLAUSOS). En materia de azúcar, en materia de industria y de agricultura cañera hay que pensar hasta el 2000, por lo menos. De lo contrario no tendríamos optimismo de cincuentenario, ¿verdad? ¿No hay 300 cincuentenarios aquí? (APLAUSOS) Cuando triunfó la Revolución estos compañeros cincuentenarios ya tenían 30 años trabajando en la industria azucarera.

Se consideran importantes —y es lo último que quería señalar—determinados puntos para lograr lo que calificamos de zafra óptima. Estos puntos los voy a señalar.

Primero: cumplimiento estricto del programa de arrancada de los centrales. Crear todas las condiciones agroindustriales. No nos podemos atrasar ni un día.

Segundo: estricto cumplimiento del programa de corte.

Tercero: controlar con sanciones la quema no programada.

Cuarto: no moler caña vieja bajo ninguna circunstancia (APLAUSOS), así como tomar todas las medidas disciplinarias donde esto suceda.

Quinto: disminuir las materias extrañas al máximo, tanto por la calidad del corte como por el trabajo a desarrollar en los centros de acopios con la limpieza de la caña.

Sexto: garantizar igual que el año pasado la calidad del azúcar.

Séptimo: mantener la política de ahorro de combustible.

Octavo: el plan de siembra de frío 1980 se encuentra atrasado, es necesario un esfuerzo máximo en noviembre y diciembre.

Noveno: la limpia y el esfuerzo de este año tiene que ser mayor para el próximo. Por eso se necesita la terminación temprana de la zafra con vistas a cumplir con el gran plan de siembra de primavera de 26 000 caballerías o más.

Sobre la industria.

Primero: moler alto al tope de las capacidades.

Segundo: reducir al mínimo las pérdidas de azúcar en el proceso tecnológico.

Tercero: estricta disciplina de operación de fábricas.

Cuarto: cumplimiento estricto del mantenimiento en operación.

Quinto: garantizar igual que el año pasado la calidad del azúcar.

Sexto: tener garantizados los repuestos críticos y básicos.

Séptimo: desarrollar una política agresiva ante las roturas.

Octavo: jerarquizar la producción de refino en cantidad y calidad por la importancia estratégica para garantizar nuestros mercados.

Noveno: hacer énfasis en el cumplimiento de todas las producciones derivadas: torula, alcohol, tablero, alimento animal.

Décimo: mantener la política desarrollada de control y ahorro de agua en el proceso.

Onceno: es necesario trabajar intensamente en la limpieza de los centrales. No perder de vista que estas son fábricas de alimentos.

Duodécimo: tanto en la agricultura como en la industria garantizar el cumplimiento de las medidas de protección e higiene al trabajador.

A esto debemos añadir:

Primero: las atenciones culturales mantenerlas, que no pasen a un segundo plano.

Segundo: que las administraciones participen en las asambleas de producción (APLAUSOS), deben participar activamente.

Tercero: que se mantenga una permanente atención para los repuestos de combinadas, alzadoras, camiones, toda la mecanización.

Cuarto: no abandonar el mantenimiento de las vías férreas.

Quinto: autoridad y responsabilidad del MINAZ con la zafra. Estos son puntos y cuestiones fundamentales.

Creo que tenemos razones para estar optimistas respecto al desarrollo de nuestra industria. Creo que podemos lograr todavía muchas mejoras y las lograremos. En muchas cosas estamos ya ampliamente por encima de los capitalistas, pero es necesario estar en todas, y cada central tiene que ser como un reloj.

El nivel de cultura y el nivel de conciencia que tienen hoy nuestros trabajadores azucareros es más alto que nunca. No es el esclavo del siglo pasado, no es el analfabeto o semianalfabeto de los tiempos previos a la Revolución, ¡es una clase obrera consciente, revolucionaria, que avanza hacia el noveno grado en nivel cultural y avanza hacia el doctorado en conciencia revolucionaria! (APLAUSOS)

Compañeras y compañeros:

Estamos seguros de que en esta batalla del próximo año, esta batalla que comienza pronto, víspera de nuestro Segundo Congreso, en este quinquenio que comienza y en las tareas hermosas y nobles que tenemos por delante, los trabajadores azucareros sabrán estar en su trabajo, en su esfuerzo, en su espíritu productivo a la altura del heroísmo que supieron tener cuando estaban explotados por los capitalistas, que supieron tener en los días de las luchas gloriosas de Jesús Menéndez (APLAUSOS PROLONGADOS), que sabrán estar a la altura del Moncada, del Granma, del Escambray, de Girón y de las luchas internacionalistas de nuestro pueblo (APLAUSOS PROLONGADOS).

¡Nosotros tenemos absoluta, infinita confianza en nuestros obreros azucareros!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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