Discursos e Intervenciones

Palabras pronunciadas en el almuerzo ofrecido después de las maniobras militares efectuadas por el Ejército Popular Húngaro

Fecha: 

01/06/1972

Queridos amigos:

Ha sido para nosotros un honor y un privilegio poder presenciar la maniobra de hoy.  No se nos escapa el esfuerzo que ustedes han realizado.  Incluso comprendemos cuán preocupados estarían ustedes con motivo del tiempo.  Pero yo les puedo asegurar que ese obstáculo no disminuyó en nada el éxito de la maniobra.  Podría decirse que fue mejor, porque se acercó a las condiciones más reales.  Fue una buena prueba para las máquinas, que tuvieron que avanzar en el fango, en las dificultades del terreno.  Y, además, les podemos asegurar que nosotros hemos sacado muy buena apreciación de la maniobra.

Hemos visto cosas nuevas.  Hemos visto la lógica que se siguió tanto en la preparación artillera como en la rotura de la línea, la apertura por los campos de minas, el avance de los tanques por aquellos lugares, el avance de la infantería.  Es decir, tuvimos la apreciación de que se hizo el movimiento muy coordinado, muy lógico, a pesar de la necesidad de concentrarlo en un frente estrecho, al objeto de que nosotros pudiéramos apreciar mejor todas las actividades.

Hemos podido ver la gran preparación que tienen los soldados y el gran dominio de la técnica, las capacidades de los oficiales.  Hemos podido ver también los equipos de construcción del país participando en la maniobra.  Y nos llevamos una impresión muy buena desde el punto de vista militar.

Tuvimos oportunidad de ver también toda la técnica de la división.  Aunque una parte de esos equipos nosotros los poseemos —como los      T-55, los cañones antitanques, los morteros, la artillería, artillería a reacción—, de todas formas tuvimos oportunidad de ver equipos nuevos, como la ..., los equipos para cruces de puentes y de ríos, que en nuestro país esos equipos no son de mucha necesidad porque carecemos de ríos y carecemos de fronteras terrestres, y por eso algunos de los tipos de equipos no los poseemos.  Pero fue muy interesante para todos nosotros ver el equipamiento completo de una división, y hemos podido ver además el enorme desarrollo de la técnica militar del campo socialista, de la Unión Soviética y, además, los equipos que son de producción de Hungría, como los carros blindados, los camiones de transporte, los equipos electrónicos y de comunicación, las miras infrarrojas, que, según noticias, son muy importantes y muy útiles en ciertas circunstancias y que han sido probadas.

Tuvimos la agradable satisfacción de recibir una hoja impresa, lo cual nos hizo tan buena impresión, que el compañero nuestro, que es responsable de orientación revolucionaria, estaba lamentándose de no tener algunas imprentas móviles de esas también para el trabajo político.
Pero en realidad, aunque la impresión de lo que vimos del aspecto militar y del aspecto técnico fue muy grande, debemos decir que ha habido algo en este contacto entre nosotros que supera todo:  es el espíritu amistoso, fraternal, familiar verdaderamente, que ustedes han tenido con nosotros.

Nos hemos sentido muy bien.  Nos hemos sentido como en nuestra propia casa.  Nos hemos sentido mejor que en nuestra propia casa, porque en la casa uno espera las atenciones.  Pero en este caso, siendo la primera vez que se reúne la delegación de nuestros compañeros, la primera vez que nos reunimos con ustedes, nos admira, nos impresiona, nos conmueve, el magnífico trato que ustedes han tenido para nosotros.  Y eso no se puede inventar, eso no se puede simular.  Eso solo puede ser el resultado de la educación revolucionaria de ustedes, del espíritu de soldados socialistas y soldados comunistas de ustedes, del generoso cariño que ustedes sienten hacia nuestro pueblo, pensando tal vez que estamos lejos, pero pensando tal vez en las dificultades que nuestro país ha tenido que vencer, pensando en que nuestra Revolución se ha mantenido firmemente, expresando la confianza de que nuestro pueblo se mantendrá firme frente al imperialismo, sin ninguna vacilación, sin ningún retroceso.

Ustedes nos pueden considerar una trinchera socialista firme, inclaudicable, en las proximidades de Estados Unidos.

Cuando nosotros nos marchemos de este país, entre las muchas impresiones agradables que hemos tenido, siempre recordaremos el encuentro con ustedes, siempre nos sentiremos hermanos de ustedes.

A nosotros no nos importa si estamos formalmente, o no estamos formalmente en acuerdos militares o en pactos.  Ustedes saben que los formalismos a veces tienen relativa importancia.  Lo importante es el pacto del sentimiento, el pacto de la ideología, la defensa de una causa común.  Nosotros nos sentimos soldados del campo socialista, y nosotros siempre hemos pensado que en cualquier lucha en que el campo socialista se vea envuelto, nosotros no vamos a estar cruzados de brazos.  Y el enemigo lo sabe.  El día que el enemigo combata contra ustedes, combatirá contra nosotros.  Y el día que ustedes combatan contra el enemigo, nosotros combatiremos junto a ustedes.  Sencillamente porque somos internacionalistas, porque sentimos la misma ideología, porque participamos de la misma lucha y de la misma causa.  Y este encuentro con ustedes nos ha hecho sentir eso vivamente.  No ya como una idea, no ya como resultado de un razonamiento, sino por haberlo sentido, por sentir esa proximidad, por sentir ese espíritu fraternal.

Nosotros de todo corazón y con toda sinceridad les podemos llamar hermanos.  Y por eso, les expresamos nuestro agradecimiento, y les trasmitimos a todos los soldados y oficiales del ejército húngaro, les trasmitimos a los camaradas que organizaron y participaron en la maniobra, nuestro agradecimiento, nuestra felicitación por el éxito y los resultados de la maniobra, y nuestro más fraternal y combativo saludo comunista.  Y brindamos por la amistad entre nuestros dos pueblos, por la amistad entre nuestros dos partidos, y la amistad entre nuestros dos ejércitos (Aplausos).

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