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Blas Roca, vocación de revolucionario

Blas Roca Calderío con Fidel, en un acto efectuado en 1961. Foto: Archivo
Blas Roca Calderío con Fidel, en un acto efectuado en 1961. Foto: Archivo

Fecha: 

25/04/2017

Fuente: 

Periódico Granma

Autor: 

Tres décadas ya han pasado de la muerte, un día como hoy de 1987, de un revolucionario, de un hombre que, siendo maestro, tuvo que aprender de su familia el noble oficio de zapatero, por no contar con las recomendaciones políticas que en los años 20 de la neocolonia, lo catapultaran a alguna de las escuelas.
 
Manzanillero de pura cepa, como se dice en buen cubano, Francisco Calderío, o sencillamente Blas Roca, fue, según palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro, una figura excepcional, de singulares virtudes y extraordinario talento.
 
Apenas muy joven, anduvo enrolado en las luchas de los trabajadores manzanilleros que demandaban sus derechos en el contexto de una desoladora crisis económica. Con los obreros de aquella ciudad, a favor de nobles causas, cerró filas.
 
En medio de ese ajetreo, bullicio político y huelgas sindicales se fue esculpiendo un carácter, una idea, un camino, una decisión: el de ser comunista.
 
Nada más arriesgado en los días de represión y censura de la dictadura de Gerardo Machado. Pero como si estuviese escrito lo que habría de protagonizar sobrevino su elección, en 1929, como secretario general del Sindicato de Zapateros de Manzanillo, el ingreso en el Partido que poco antes fundaran Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, su nombramiento en el cargo de Secretario del Comité del Partido de su ciudad natal y Secretario General de la Confederación Obrera de dicha localidad.
 
Entonces no superaba los 21 años,  y ya se había convertido en el principal dirigente comunista y obrero de la antigua provincia de Oriente.
Pero era apenas el comienzo de su carrera revolucionaria y política, no tardó mucho en descubrirse las cualidades del combatiente que despuntaba: el traslado a La Habana y el encuentro con Rubén Martínez Villena, destacado líder de los comunistas cubanos, fueron antecedentes de su designación como Secretario General del Comité Central del Partido, en 1934.
 
Bajo su dirección, durante el complejo periodo de 1938 a 1944, cuando la lucha antifacista se convirtió en el centro del movimiento revolucionario internacional, el Partido, fiel a sus principios, dio su aporte consecuente y decidido a esa contienda.
 
También estuvo su empeño y contribución plasmada en los artículos más progresistas y avanzados que exhibiera la Constitución del 40, proyecto en el que participó junto a otros delegados del Partido Comunista.
 
En letra impresa se recoge la historia a propósito del hombre que empeñó palabra y voluntad a favor de campesinos, trabajadores, y gente de pueblo.    
Relata Fidel, en su discurso de despedida de duelo de Blas Roca, que con el golpe del 10 de marzo de 1952 y la contundente respuesta revolucionaria del 26 de Julio de 1953, se inició una etapa nueva en las luchas y un largo proceso en el que ambas organizaciones mantendrían siempre excelentes y fraternales contactos.
 
En esa ocasión, el líder de la Revolución resaltó la sabiduría política de Blas, ante manifestaciones de sectarismo que se desencadenaron al triunfo de 1959, así como la actitud de soldado disciplinado en el cumplimiento de innumerables misiones en esta etapa, su capacidad intelectual y dotes de político y estadista en la elaboración de la Nueva Constitución de la República, su pensamiento político y análisis certero en innumerables obras escritas sobre la sociedad cubana.
 
Lo recordó, en cuerpo y alma entregado al nuevo proceso revolucionario, el surgimiento de nuestros órganos de gobierno, diputado electo de la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1976 y su primer presidente.
 
A lo largo de su fructífera vida, resaltó Fidel, Blas fue digno e inclaudicable combatiente, paradigma de consagración y fidelidad a los intereses del pueblo, a las ideas marxista-leninistas y a la gloriosa causa del comunismo.