Terrero, Ariel

Imagen sagrada

Mi padre levanta el puño. Me envía la seña a través del cristal de la sala de terapia intensiva donde descansa. Es lo último que veo. Unos años más tarde, por azares del destino, mami jadea en la misma habitación y a través del mismo cristal hermético me habla. O intenta hablarme, porque sabe que no la puedo escuchar. Lo leo en su rostro. Pero, puñeteramente indócil, no calla. Ninguno de los dos se rindió nunca en la vida. Es el recuerdo que legaron a la familia y a los amigos.
 

Alma cubana

“Vivito y coleando. Preparándose para el Congreso.”
 
El mensaje o SMS perforó anoche la tranquilidad de una animada tertulia familiar. Demoré un par de horas en ver el celular y después de descubrirlo tardé otro par de segundos para comprenderlo. Sonreí.
 
“Y no quiere que un presidente gringo lo saque de escena”, respondí.
 
“Creo que eso mismo lo levantó.”
 
“No lo dudo.”