Discursos e Intervenciones

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL PARQUE "CESPEDES", DE BAYAMO, EL 19 DE DICIEMBRE DE 1986

Fecha: 

19/12/1986

Compatriotas de Bayamo y de Granma:

Veo que ustedes, en unos minutos, han organizado una concentración bastante grande y me han pedido que les diga algo, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Bueno, ¿de qué quieren ustedes que yo les hable? (EXCLAMACIONES) ¿De mi impresión de Granma? (EXCLAMACIONES DE: "’Sí!")

Ustedes saben que nosotros tenemos una especie de simpatía especial por esta provincia, ya que fuimos vecinos de Granma la mayor parte del tiempo que duró la segunda guerra de liberación, y en Manzanillo y en Bayamo tuvimos desde el primer momento un gran apoyo. Manzanillo y Bayamo fueron, realmente, dos baluartes en la lucha contra la tiranía batistiana; por eso, nada tienen de extraño nuestros sentimientos especiales hacia esta provincia. La he visitado bastantes veces; por lo general, calladamente: paso, cruzo, veo, visito lugares; pocas veces me detengo en actos públicos

Esta vez, como ustedes saben, vinimos para conmemorar el XXX aniversario del día en que Raúl y yo nos encontramos para empezar de nuevo a reconstruir nuestro destacamento guerrillero (APLAUSOS), y he aprovechado para visitar una serie de lugares de interés; aunque muchos son de interés, no los puedo visitar todos. Así, ayer visité, por ejemplo, la Facultad de Ciencias Médicas de Granma. Después visité por Campechuela un taller de confecciones recién construido, donde estaban trabajando 200 mujeres, y donde trabajan, en general, en tres turnos más de 500 mujeres; ese taller se concibió hace alrededor de dos años y tuve el placer de verlo ya en funcionamiento. Después inauguramos un palacio de pioneros en Media Luna y, allí mismo, un policlínico y un círculo infantil. Después fuimos por allá hacia Cinco Palmas, vimos la presa de Vicana, recién concluida; viajamos por el nuevo camino y participamos en el acto.

Hoy por la mañana hemos estado visitando otra serie de puntos. Vimos algo muy importante y cosa nueva en la provincia, que es la estación de desove de la camaronicultura, algo muy interesante, un proceso avanzado científicamente, en el cual ya los compañeros de Granma han logrado dominar la técnica, en algo que parece tan extraño como lo es la técnica de inseminación aplicada al camarón. Nosotros oímos hablar de la inseminación del ganado vacuno, bovino, pero de lo que nunca habíamos oído hablar era de la inseminación de los camarones; y han logrado la inseminación artificial de los camarones, con técnicas muy novedosas y muy avanzadas.

En esta provincia se está desarrollando un programa, donde se aspira a disponer de unas 2 000 hectáreas de estanques para producir camarones, aparte de lo que se produce en el golfo. En algunos países toman las larvas del mar y las crían artificialmente, como si fueran pollos en un centro avícola; pero eso tiene el inconveniente de que reduce la producción del mar, que es una de las más económicas. En este caso no recogen las larvas; primero empezaron recogiendo las larvas, ahora recogen las hembras adultas que pueden desovar, las unen de manera natural a los machos en los mismos estanques, y del desove sacan las larvitas. El paso actual es que seleccionan machos, seleccionan hembras, y en el momento que los técnicos llaman de maduración inducida de las hembras proceden a realizar la inseminación artificial.

Esas 2 000 hectáreas, en dependencia de que el cultivo sea extensivo o intensivo, pueden llegar a producir por hectárea media tonelada de camarones por el método extensivo, o hasta dos o dos y media toneladas por hectárea por el intensivo; es decir, mucho más si la producción es intensiva.

Es posible que un día se produzcan algunos miles de toneladas en esos centros de producción de camarones. Para ello se necesita ya un dominio de la técnica mucho más avanzado y, además, la producción intensiva. Si ellos realizaran una producción extensiva con el alimento que se produce allí mismo en cada hectárea, utilizando algas y un poquito de alimento suplementario, pueden alcanzar media tonelada por hectárea en cada cosecha; las 2 000 hectáreas podrían producir 1 000 toneladas por cosecha. Yo no sé cuánto produce el golfo hoy, ¿ustedes tienen el dato?

Fíjense, el golfo produce 1 200 toneladas al año; entonces, ellos podrían producir en ese estanque, con un proceso extensivo, hasta 1 000 toneladas; pero con un proceso intensivo, si se logra disponer de 2 000 hectáreas, pudieran llegar a producir 2 000, 3 000 y, quizás, hasta 5 000 toneladas, es decir, cuatro veces lo que se produce en el golfo.

Estas técnicas tienen mucha importancia para el futuro de la humanidad, puesto que ustedes saben que la población crece en el mundo y los recursos de tierra y de mar son limitados; por lo tanto, el cultivo de los ríos, de los lagos, el cultivo de los peces en los mares, tiene una importancia muy grande para el futuro de la humanidad.

Pues bien, estuvimos visitando el centro donde está la estación de desove en Manzanillo, y estuvimos visitando las áreas donde están haciendo los estanques en Río Cauto. Anteriormente, habíamos visitado el lugar donde se está construyendo una gran fábrica de medios audiovisuales en las afueras de Manzanillo, de la que ya erigieron las primeras columnas, pero que no tenía presupuesto por las dificultades que se presentan con relación a 1987, y estábamos analizando qué podía hacerse para que no se detuviera la construcción de esa planta, que tiene mucha importancia como fuente de empleo desde el punto de vista social, mucha importancia para producir los medios que necesitamos para la educación, y también la posibilidad de exportar algunos de esos medios.

Después de visitar ese lugar, visitamos e inauguramos, junto con los trabajadores que la construyeron, la carretera que va de Mirador a Manzanillo, y que ahorra 50 kilómetros a todo el que viaja desde Las Tunas a Manzanillo, o desde Camagüey o desde La Habana. ¡Cincuenta kilómetros!, al no tener que pasar por Bayamo, y reduce considerablemente el tráfico por esta zona. También a los que van a viajar de Las Tunas al central "Estrada Palma", a Yara o a otros lugares, ahorra una gran cantidad de kilómetros.

Hay dos carreteras que ha hecho la Revolución en esta zona, que yo digo que son carreteras de oro: La primera, la de Las Tunas-Bayamo, pues antes para venir a Bayamo había que dar la vuelta por Holguín, y para ir a Manzanillo había que dar la vuelta por Holguín y Bayamo; ahora, para ir de Camagüey, de Villa Clara, de La Habana, de Las Tunas a Manzanillo, no hay que pasar ni por Holguín ni por Bayamo. Calculen ustedes que era más del doble el trayecto a recorrer en aquellas circunstancias. Esas dos carreteras son de oro porque se pagan solas y se pagan rápidamente, solo con lo que se ahorra de combustible, de gomas, de piezas de repuesto y de motorrecursos en general.

Tuve la satisfacción, después de un largo período de construcción, mucho más largo del que debió ser, de inaugurar esa carretera. Los obreros de esa brigada, con sus equipos, van ahora a unirse a la otra brigada que construye la carretera Bayamo-Montero, una carretera de 92 kilómetros que están construyendo y que permitirá ir directamente a Estrada Palma, a la Sierra, a Niquero, a Pilón y a todas esas áreas ganaderas, cañeras, de creciente importancia económica. Podrá viajarse directamente, y lo que queremos es que esa carretera se haga lo más rápidamente posible. Pronto se podrá llegar hasta Estrada Palma, pero el problema es llegar hasta la carretera Niquero-Pilón sin tener que dar esa enorme vuelta por Manzanillo. Esa será una carretera también muy importante, tanto desde el punto de vista económico como social.

Allí estuvimos conversando con los obreros y analizando algunas medidas a tomar, para que, realmente, esa carretera se haga en el tiempo mínimo.

La anterior de que les hablaba tardó 16 años, lo cual, realmente, constituye una vergüenza, y no una vergüenza para los granmenses, sino una vergüenza para los burócratas y los tecnócratas, los planificadores y otros funcionarios, que, con ciertas ideas locas y absurdas, con ciertos conceptos que han resultado erróneos y que estamos precisamente rectificando, como era repartir el presupuesto entre 20 obras —un poquito a esta, otro poquito a esta, otro poquito a la otra—; en vez e terminar esta, y luego esta, y luego la otra, y no terminan ninguna, y por eso se tardó tantos años en construir esa carretera tan importante.

Recuerdo que desde el principio de la Revolución se hizo un esfuerzo en la construcción de caminos y carreteras en esta zona, por las montañas: aquella que mencioné de Las Tunas a Bayamo, muchas carreteras de montaña que se han hecho; la que se viene haciendo a lo largo de la costa de Santiago a Pilón, una carretera difícil de construir y que tendrá una extensión de unos 200 kilómetros, en la cual se ha avanzado bastante, comunicando toda la costa, una costa riquísima en recursos naturales, una costa muy bella, que algún día puede llegar a ser un gran centro de ingresos en divisas para el país.

Permítanme decirles que, para mí, estas provincias como Bayamo, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín y Las Tunas, siempre han sido motivo de especial preocupación. Ustedes saben que en estas provincias la población crece mucho más rápidamente que en otras, eso lo saben ustedes; ustedes sabrán las razones también por lo cual estas provincias crecen rápido. En los años de Revolución estas provincias han crecido al doble del ritmo de lo que crecieron las provincias occidentales. Esto demandó una mayor necesidad de escuelas, de hospitales, de instituciones de todo tipo; pero también esto requería un desarrollo económico mucho más acelerado, puesto que en estas provincias orientales había que dar respuesta a ese crecimiento de la población.

Se produjo, a lo largo de estos años, un cierto excedente de fuerza de trabajo en la región oriental. Nosotros, desde hace muchos años, hemos venido luchando para que en estas provincias se haga la mayor cantidad posible de inversiones industriales. Nuestros burócratas y muchos altos funcionarios del Gobierno Revolucionario tenían la tendencia a construir en occidente, parece que les gustaba tener cerca las fábricas. Desde hace muchos años, recuerdo que yo hice un esfuerzo y luché para trasladar hacia estas provincias orientales el mayor número posible de las fábricas que estaban proyectadas instalar en la zona de occidente.

Así, por ejemplo, se construyeron en Holguín, que estaban supuestas a construirse en occidente, la fábrica de combinadas de cañas, la fábrica de implementos agrícolas y se construyó también una nueva fábrica de cerámica, de muebles sanitarios, azulejos. En Las Tunas se construyó la fábrica de vidrio y también —menciono solo fábricas importantes— la fábrica de estructuras metálicas; también una importante fábrica de madera a partir del bagazo se construyó en aquella provincia.

En Santiago de Cuba se construyeron numerosas plantas, entre ellas las plantas termoeléctricas; se construyó también lo que es quizás la mayor fábrica textil de América Latina, el combinado textil "Celia Sánchez Manduley", que puede producir hasta 80 millones de metros cuadrados al año. Otras muchas plantas de la industria mecánica y de otro tipo se construyeron en Santiago de Cuba.

En Guantánamo se construyó la fábrica de hierro gris y maleable, la imprenta. En Palma se hizo también otra imprenta. En Bayamo se han ido construyendo algunas industrias, sobre todo relacionadas con la producción de piedras, arenas y otros materiales de construcción, industrias alimenticias, está en proceso de construcción una fábrica de piezas de repuesto. En Manzanillo la de acumuladores y riego por aspersión. En fin, hemos tratado de buscar un mayor número de industrias para estas provincias, pero eso aún no es suficiente.

En mi opinión, no ha habido un desarrollo industrial en las provincias orientales que haya ido parejo con el crecimiento de la población. Sí ha habido un gran desarrollo social, se han creado decenas de miles de empleos para la población: en los hospitales, en los policlínicos, en las instituciones educacionales, es decir, en lo social se ha creado mucho empleo en estos años de Revolución; pero, desde mi punto de vista, no es satisfactorio, no es suficiente lo que se ha hecho en la esfera del desarrollo industrial.

Claro que esto no obedece simplemente a un capricho, en parte puede obedecer a ciertos factores subjetivos, en el sentido de que pudieron traerse más fábricas para acá y no se hizo. Hay algunas que de todas formas hay que hacerlas acá y se están haciendo. Por ejemplo, la más grande inversión de la zona oriental es, en Holguín, la planta de níquel de Punta Gorda. Y entre la planta de níquel, otras inversiones industriales y las inversiones sociales que ha sido necesario realizar allí, se han invertido en estos años más de 1 000 millones de pesos. Todavía no está produciendo ni una tonelada de níquel. Son inversiones grandes que tardan mucho en empezar a producir algo, pero allí han trabajado unos 15 000 obreros de la construcción y esa sola planta de níquel dará empleo a 5 000 trabajadores.

Se ha construido una y se inició ya la construcción de una segunda planta de níquel, se van a construir allí también plantas de separación de cobalto; ese tipo de industria usted no la puede trasladar de un lugar a otro, tiene que ubicarla donde se encuentra la materia prima.

Pero, en fin, pensé, pienso y seguiré pensando en la necesidad de que los planificadores, los ministerios, todos los que tienen responsabilidades económicas, prioricen las provincias orientales por encima de las demás provincias del país (APLAUSOS).

Hay provincias como Cienfuegos, que tiene que buscar fuerza de trabajo en los demás lugares porque no le alcanza la que tiene. Claro, allí no se construyó por capricho; la fábrica "Carlos Marx", de cemento, había que construirla en aquel punto, porque tenía un gran yacimiento. Usted no puede construir una fábrica de cemento a 100 kilómetros de donde están los yacimientos; había que construirla allí. Una de las que se hizo en Cienfuegos por ser un puerto, fue la fábrica de fertilizantes, otra planta grande. Allí había que hacer la planta petroquímica, es decir, la refinería de petróleo que va a ser la mayor del país; allí había que construir la central electronuclear, del centro del país, todo eso se está haciendo allí. Hay muchos miles de obreros de la construcción laborando y una parte importante de ellos procede de las provincias orientales. Allí no se podía cambiar de ubicación.

La segunda planta electronuclear que se construirá será al norte de Holguín, corresponderá a las provincias orientales. Ustedes saben que la demanda de electricidad crece. Cuando ustedes van a una tienda y compran un refrigerador, un televisor, un ventilador o una plancha, es más y más electricidad la que se requiere, y en nuestro país toda la electricidad que se produce depende del petróleo y casi todo el petróleo que se consume hay que importarlo, hay que traerlo desde miles y miles de kilómetros de distancia. El petróleo, además, en el mundo tiende a agotarse y será al final cada vez más y más caro; por tanto, a nuestro país no le queda otra alternativa que la energía nuclear.

Afortunadamente, con la colaboración de la Unión Soviética, estamos construyendo la primera planta de energía nuclear que tendrá cuatro reactores y una hidroacumuladora asociada a ella en el Escambray. Esa hidroacumuladora es una presa donde en los momentos que sobra electricidad, por la madrugada o a otras horas, se bombea agua a la presa y en el momento en que hay más demanda eléctrica, a esa hora en que ustedes lo encienden todo, después de las seis o las siete de la tarde, el televisor y cuanta cosa tienen, hasta la plancha —esa es la llamada hora pico, en que la demanda eléctrica es enorme—, a esa hora la hidroacumuladora, que gastó electricidad cuando sobraba, puesto que una planta electronuclear no se puede detener —solo para mantenimiento una vez al año—, entonces, la energía que gastó subiendo el agua la recupera en gran parte cuando el agua cae. Y así, si la capacidad de la electronuclear es de 1 600 megawatts, es decir, 1 600 000 kilowatts de capacidad, a la hora pico, entre la electronuclear y la hidroacumuladora, tendrán una capacidad de 2 millones de kilowatts.

Pero para que tengan una idea, la electricidad que producirá esa central es el equivalente a la que se produciría con dos millones y medio de toneladas de fuel oil en las plantas más eficientes; al precio que tenía el petróleo hace un año, y que sin duda en el futuro será más alto, ahora es más bajo, a esos precios significaría un ahorro anual de 500 millones de dólares al año. Vean la importancia que tienen esas plantas electronucleares.

Y no puede haber desarrollo sin electricidad, sea una fábrica de queso, una industria textil, una pasteurizadora, una fábrica de confecciones, una industria mecánica, una escuela, un hospital, una tienda, un círculo social o un círculo infantil, todo eso requiere electricidad.

Para garantizar un desarrollo sostenido, nuestro país, que ha cuadruplicado la capacidad de producir energía que tenía antes de la Revolución, necesita estas industrias eléctricas y estas capacidades.

Como ustedes saben no se venden, por ejemplo, cocinas eléctricas porque las cocinas eléctricas cuando se encienden consumen una capacidad de por lo menos dos kilowatts cada una. Cincuenta mil cocinas eléctricas requerirían una unidad grande de 100 000 kilowatts solo cuando se encendieran, de ahí que dependamos de otros combustibles como el querosén, el gas licuado o sin licuar, se emplean distintos combustibles cuando sería mucho más fácil emplear la electricidad en la cocina; es más limpia, es más segura. Cuando esas centrales electronucleares estén funcionando, podremos disponer de cantidades importantes de electricidad para usar también cocinas eléctricas. Entonces no solo habrá televisores, radios, refrigeradores, ventiladores, lavadoras, planchas, etcétera, sino habrá también cocinas eléctricas funcionando

Explico esto de paso, para que comprendan la importancia de este tipo de industrias que se han hecho en un lugar como Cienfuegos.

En Camagüey también escasea la fuerza de trabajo. Es una provincia grande con relativamente poca población. En La Habana hay escasez de fuerza de trabajo, muchas veces para las construcciones tienen que estar pidiendo prestado a otras provincias fuerza de trabajo. Claro, nosotros pensamos que al reanudar y aplicar el concepto de las microbrigadas, se podrán utilizar los excesos de personal que tienen muchos centros de trabajo de La Habana, alrededor de 15 000 obreros podrían construir viviendas e instalaciones de importancia social. La capital tiene 2 millones de habitantes, y creo que su fuerza de trabajo pudiera contribuir decisivamente a resolver el problema de las viviendas, aunque es el área más industrializada y tiene la más alta productividad per cápita en todo el país.

Pero bien, es necesario en estas provincias darle el máximo impulso al desarrollo económico; no hablo de desarrollo social porque han tenido el mismo impulso que ha tenido cualquier otra provincia del país, en escuelas, en hospitales, etcétera. No hay un solo niño de estas provincias que no tenga escuela, que no tenga maestros, que no tenga oportunidad de estudiar la secundaria, el preuniversitario; no hay un solo niño sin médico. Esta misma provincia, incluso, fue la primera donde se llevó el médico de la familia a todas las áreas montañosas, lo cual ha dado excelente resultado. Ya este año más de 150 médicos fueron a cubrir toda el área de las montañas de Guantánamo, las áreas rurales y montañosas; el año que viene, alrededor de 200 médicos cubrirán toda el área montañosa de Santiago de Cuba. Esos son avances notables que no hay en otras provincias, avances de carácter social.

Claro está que nosotros no disponemos de todos los recursos que queramos, claro está que nosotros tenemos limitaciones; pero dentro de esas limitaciones, el principio que debe regir hasta el año 2000, y haremos todo lo posible para que prevalezca, es el de construir en estas provincias cuantas fábricas puedan construirse, allí donde existe la fuerza de trabajo y allí donde pueda existir la materia prima. Esto, desde luego, también hace caer sobre la población y sobre los cuadros de las provincias orientales una responsabilidad muy grande, que es la de prepararse y capacitarse para ser capaces de hacer funcionar esas fábricas. Porque, realmente, nuestra región oriental tiene menos cultura industrial, puesto que nunca tuvo industria, excepto la industria azucarera, que el occidente del país; así hemos visto las dificultades de los santiagueros para hacer funcionar su gran fábrica de 80 millones de metros cuadrados de tela.

No hace mucho, nosotros estuvimos allí analizando los problemas, problemas de diversos tipos, algunos de carácter objetivo, pero hay también problemas organizativos y problemas subjetivos, porque aquella fuerza de trabajo todavía no tiene un cabal sentido de la disciplina, disciplina que se adquiere con una cultura industrial. Creo que la aprenderán los santiagueros, creo que harán funcionar esa planta, desde luego, luchando no solo contra los factores subjetivos que dificultan la plena producción en esa planta, sino también contra factores objetivos.

Aquella planta se moja cuando llueve, se hizo un techo plano incorrectamente; las soluciones no eran conceptualmente las mejores, no hay por qué hacer tantos techos planos en un país donde las lluvias son fuertes, en un país del trópico; si se hacen techos planos, sin un mínimo de inclinación, y no se hacen bien esos techos y el impermeable no se hace de una manera correcta, se convierte el techo en una regadera en período de lluvias y eso obstaculiza.

La fábrica de piezas de repuesto para la industria textil que está anexa a aquel combinado, no está todavía en plena producción, hay que priorizarla.

Hay muy pocas viviendas construidas para aquella industria, y ahora tenemos un programa acelerado para construir unos cuantos cientos de viviendas todos los años, rápidamente, para que el personal calificado, el más preparado y esencial viva allí al lado de la fábrica.

No se puede construir un gigante si no se resuelven en las condiciones de nuestro país determinadas instalaciones sociales, porque no estamos en el capitalismo donde el capitalista hacía la fábrica, 15 ó 20 casas muy bonitas para el administrador y sus principales allegados, y el pueblo empezaba a construir bajareques, bohíos, donde vivir. En las condiciones de nuestro país, cada vez que se hace una industria, como la misma de níquel, hay que construir miles y miles de viviendas.

En Nicaro, este año, se alcanzó un nivel de 1 200 viviendas por año; ahora vamos a reducir un poco, a nivel de 900 y transferir 300 de esas viviendas a construir por año, más un pequeño programa que ya existía, para construir alrededor de 400 ó 450 viviendas por año próximas a la industria textil de Santiago, porque a veces si vive un trabajador calificado, indispensable, allá por la costa de la Sierra, o vive a 100 kilómetros o a 60 kilómetros de la planta, hay que garantizarle la vivienda en las inmediaciones de la fábrica. Por eso, en todas nuestras fábricas hay que hacer una inversión social grande; y en este caso se hizo la fábrica, se hicieron mal los techos, se calificó personal procedente de distintos lugares, distantes a veces, sin las viviendas correspondientes. No hubo lo que se llama un plan integral. Pienso que esos problemas objetivos se están abordando ya rápidamente, buscándoles solución y nos ayudarán a resolver los problemas subjetivos, para que aquella produzca al máximo.

Desde luego, esos problemas relacionados con la cultura industrial los tendrá Bayamo. Estamos construyendo y vamos a acelerar, puesto que se había retrasado, una planta productora de piezas de repuesto que debe ahorrarle al país millones de dólares, es decir, millones de pesos en divisas convertibles, pero hacen falta cientos de trabajadores bien calificados, bien preparados y disciplinados que sean capaces de hacer funcionar esa fábrica, o cualquier otra fábrica que se construya aquí.

El país se propone desarrollar la industria electrónica y a las provincias orientales seguramente les corresponderá una parte importante en ese desarrollo de la industria electrónica, que permite crear empleo para muchas personas.

No tenemos todavía la respuesta a cada problema, no tenemos todavía la respuesta concreta acerca de todo lo que pueda hacerse, pero sí tenemos una política —que fue la que mencioné— de dar prioridad a estas provincias en el desarrollo industrial, y tengan la seguridad de que todo lo que esté al alcance de nuestras manos, en este sentido, lo haremos (APLAUSOS).

Y, para no extenderme demasiado, puedo decir también que estamos haciendo algunos esfuerzos en lo social, en la cosa hospitalaria; se está ampliando, como ustedes saben, el hospital clínico-quirúrgico y se está construyendo el nuevo hospital pediátrico de Bayamo; se están creando nuevas capacidades en el área de la salud en toda la provincia.

Ustedes me pedían la impresión de Granma, creo que Granma marcha bien. Yo diría que Granma marcha muy bien (APLAUSOS PROLONGADOS). Puedo decirles también que es estimulante, que es saludable visitar esta provincia (APLAUSOS), y les digo por qué: porque es un mundo en ebullición.

Todo nuestro pueblo es un pueblo muy patriótico, muy combativo, muy luchador, muy revolucionario, pero en algunas regiones hay más problemas que en otras. Las grandes ciudades siempre son complicadas en todo el mundo, nuestra capital es una gran ciudad, tiene problemas peculiares, diferentes a los de Granma. Allí se han acumulado realmente serios problemas de viviendas; allí no es tan fácil, pues posee muchos edificios altos, desarrollar programas de construcción de viviendas como los que ustedes han hecho aquí en la ciudad de Bayamo, en lo cual son ejemplos y son vanguardias (APLAUSOS). Hemos observado particularmente el hábito y la tradición de construir allí donde hay una planta, otra arriba; la disponibilidad de materiales de construcción por parte del país y de recursos por parte de la población, ha permitido un impulso, por esa vía, en las construcciones de viviendas, aunque sabemos que faltan muchas.

En el pasado, la capital ejercía una especie de función parasitaria, todo se construía en la capital, todo se hacía en la capital; con la Revolución eso cambió, y en el desarrollo social, especialmente, se les dio prioridad a las provincias del interior.

Llama especialmente la atención en esta provincia, su patriotismo, su espíritu revolucionario y su entusiasmo, de eso se vio mucho (APLAUSOS). Llama la atención la fortaleza y la salud de nuestra juventud y de nuestros niños; se palpa en estas provincias —y en esta de manera particular, donde más de la mitad de la población es joven y nació después de la Revolución— una población saludable, sana, con un nivel de cultura que ni siquiera podía soñarse antes de la Revolución.

Se puede apreciar, en una circunstancia como ayer en que visitaba una planta de confecciones y donde conversé con muchos trabajadores individualmente —eran mujeres— y a un grupo numeroso de jóvenes trabajadoras les pregunté la edad —dicen que es de mala educación preguntarles la edad a las damas, pero yo no lo hacía por falta de educación formal, lo hacía porque estaba haciendo una especie de encuesta, sobre los niveles de educación de nuestra juventud trabajadora—, debo haberles preguntado a 8 ó 10 compañeras, les hice la misma pregunta: qué nivel de escolaridad tenían, y todas, sin excepción, me dijeron: doce grados (APLAUSOS).

Para nosotros, que vivimos en la Sierra Maestra dos años de lucha y veíamos allí un campesinado con un 90% de analfabetismo es asombroso, y quién sabe cuáles serían los índices de mortalidad infantil; eso no lo sabe nadie, porque ni siquiera se registraban los muertos y lo único que ha quedado registrado está allí a lo largo de la carretera en construcción de Santiago a Pilón, donde hay numerosos cementerios de las personas adultas o niños que morían, mientras trataban de encontrar una goleta en la orilla del mar que los condujera a Santiago de Cuba. Y aquellos cementerios, aquellos cientos o miles de cruces, son testimonio inapelable de nuestro terrible pasado.

En lo que se refiere a educación, de lo cual hablábamos, ¿qué sabía un campesino? La inmensa mayoría no sabía firmar. El analfabetismo en estas provincias orientales, si el promedio nacional era de 30%, aquí llegaría a 40%, 45%, 50%, no se sabe. Estas regiones, verdaderamente, estuvieron abandonadas durante siglos.

Al cabo de más de 27 años de Revolución, viajar por estas regiones, verlas sembradas de escuelas, poder visitar allí en Manzanillo nada menos que una facultad de ciencias médicas, con más de 1 000 alumnos, parece realmente una proeza, parece obra de milagros.

Hablar con las jóvenes trabajadoras, y ustedes saben que dentro del analfabetismo había más analfabetismo femenino incluso que masculino, y encontrarse con que a todas las que se les preguntó el nivel escolar decían doce grados, no hay dudas, compañeras y compañeros de Bayamo, que esto constituye realmente una gran proeza cultural, una gran proeza revolucionaria.

Cuando esta mañana visitábamos la estación de camaronicultura y veíamos allí decenas de jóvenes en los microscopios, haciendo análisis de todo tipo, cultivando algas, haciendo la inseminación del camarón, cuidando aquellas larvas apenas visibles, allí podía comprender que en los primeros años de la Revolución eso habría sido totalmente imposible, puesto que hombres y mujeres analfabetos jamás habrían podido hacer eso.

Allí había más de 20 técnicos, biólogos, ingenieros, más de 20 técnicos de nivel universitario y decenas de técnicos de nivel medio. Si no se tiene una cultura, si no se tiene una educación, eso es sencillamente imposible, como sería imposible manejar un torno moderno en la Planta Mecánica, como sería imposible manejar computadoras, equipos automáticos, grandes industrias productoras de níquel o productoras textiles.

Fue muy bien que en los primeros años consagráramos enormes esfuerzos a la educación, para que hoy dispongamos de una población culta, capaz de hacer manejar las industrias. Y, además de eso, de tener una buena base cultural, educacional y técnica, es necesario también alcanzar una cultura industrial, una disciplina industrial.

Esto que digo para los granmenses, podría decirlo para todas las provincias orientales y para todo el país. Hoy hay máquinas por todas partes, nuestra economía se ha ido mecanizando, la roturación, los cultivos, las cosechas, la construcción, los puertos, todo; hombres y mujeres analfabetos no serían capaces de manejar esas máquinas, pero aun hombres y mujeres con una elevada preparación escolar no serían capaces de manejar esos recursos, las industrias, las investigaciones y los procesos productivos actuales, sin una disciplina industrial.

La cultura y la disciplina industrial no es capricho de nadie, es una exigencia de la vida moderna, es una exigencia si queremos salir del subdesarrollo, es una exigencia ineludible si queremos acortar la distancia que todavía nos queda entre un país subdesarrollado —en el caso de Cuba, pudiéramos decir en desarrollo— y los países industrializados. No solo ya para poder alimentarse, vestirse y vivir decorosamente hace falta la industria y la cultura industrial, incluso, para sobrevivir.

Ustedes han podido ver que las armas modernas no pueden ser manejadas por analfabetos, y una de las cosas que les ha dado más vigor y más capacidad a nuestras fuerzas armadas es que, si al principio de la Revolución nuestros reclutas eran, en gran parte de ellos, analfabetos, hoy la inmensa mayoría de los que cumplen el Servicio Militar son también jóvenes de doce grados de escolaridad (APLAUSOS), capaces de manejar las armas modernas más sofisticadas. Un radar, una estación de comunicación, un equipo moderno, es imposible manejarlo sin grandes conocimientos.

Todo ello nos debe llevar a razonar, a participar decididamente en esto que hemos dado en llamar proceso de rectificación de errores, en el cual está empeñado nuestro pueblo, para acabar con todas las formas de despilfarro, desviación de recursos, mala utilización de los recursos, botadera, subutilización de la jornada laboral, etcétera, etcétera; en este esfuerzo por perfeccionar nuestros servicios de educación, a pesar de lo que hayamos adelantado en estos años, necesitamos todavía más, y necesitamos cada día más para mejorar los servicios de la población en todos los sentidos, para desarrollar nuestra conciencia revolucionaria.

Si estamos en un hospital y no trabajamos allí de manera óptima, y nos quejamos de que el chofer del ómnibus no trabaja de manera óptima, o el que atiende al ciudadano en un cine, o en un restaurante, o en comercio no lo atiende de manera óptima, no tendremos derecho a quejamos si en lo que hacemos cada uno de nosotros no sabemos cumplir cabalmente nuestro deber (APLAUSOS).

Empezamos a construir el socialismo siendo prácticamente un pueblo de analfabetos; empezamos a construir el socialismo cuando apenas teníamos, incluso, una conciencia revolucionaria y una cultura revolucionaria. Teníamos un sentimiento patriótico fuerte, un gran deseo de cambio para acabar con todas las injusticias en nuestro país, un gran deseo de hacer la Revolución, aunque no sabíamos a ciencia cierta qué era la Revolución, no obstante llevar muchos años hablando de revolución, desde que el ilustre hijo de Bayamo, nacido, precisamente, en esta casa, Carlos Manuel de Céspedes, se lanzó a hacer la primera Revolución en nuestra patria (APLAUSOS).

Hoy sabemos lo que es el socialismo; hoy sabemos lo que es la Revolución y en qué consiste; hoy tenemos un nivel escolar altísimo, sobre todo nuestra juventud, y lo tendrá cada vez más alto; hoy tenemos una cultura general y hoy tenemos una conciencia revolucionaria; hoy debemos aspirar a realizar un esfuerzo superior, muy superior, a realizar un trabajo mejor, mucho mejor. Tenemos un pueblo patriota, un pueblo de honor, un pueblo de vergüenza, un pueblo orgulloso, y si somos un pueblo más preparado, un pueblo de honor, un pueblo orgulloso, debemos aspirar a que cada cosa que se haga sea lo mejor.

El socialismo no se construye, desde luego, al estilo capitalista. En el capitalismo funcionan las leyes ciegas, la ley del hambre, la ley de la supervivencia que obliga al hombre a hacer enormes esfuerzos en cualquier sentido. En el socialismo el factor fundamental es la conciencia de los hombres y mujeres del pueblo (APLAUSOS). Nadie puede decir: soy analfabeto, al contrario, millones de personas pueden afirmar: tengo elevada educación, tengo doce grados; entonces contamos con la capacidad de meditar, de pensar y de comprender que en la construcción del socialismo, donde todo depende del hombre y no de leyes ciegas, el papel de la conciencia es fundamental.

Hoy yo conversaba con el compañero jefe de la Empresa de Construcciones de Ingeniería de la provincia, sin duda, un buen compañero, y estábamos allá donde se hacen los estanques, grandes movimientos de tierra; sabía que había habido problemas allí, sabía que algunos estanques no estaban del todo bien hechos, que el fondo no estaba todo lo nivelado que requirió y que tuvieron que volver a rectificar y a arreglar. Le pregunto al compañero inversionista de la pesca, cuánto le costaba cada hectárea de estanque, dijo: "Seis mil ó 7 000 pesos." Digo: "Ese es el costo tuyo, pero no debe ser el costo del país por cada estanque." Después le preguntaba, precisamente, al compañero jefe de la empresa constructiva cuánto cobraban, y les decía: "¿Bueno, no sería mejor que los de la pesca hicieran los estanques?", porque le había hecho esas preguntas al compañero responsable de aquel plan de producción de camarones y me dijo: "Si lo hiciéramos nosotros lo haríamos mejor y lo haríamos más adaptado a las condiciones biológicas de los camarones." Pero yo decía: "Ustedes están atendiendo la producción, que es compleja, si ustedes tuvieran que responsabilizarse con todos esos equipos para construir, sería tal vez una complicación." Y le decía al director de la empresa constructora: "Ustedes no pueden actuar como capitalistas, preocuparse de cobrar los 7 000 pesos —porque se aclaró que eran 7 000 pesos por hectárea— y que a ustedes no les importe cómo queda el estanque, que ustedes anden preocupándose nada más por cobrar los 7 000 pesos: tener ganancias, tener premio, tener todo, y les importe un bledo la calidad de esos estanques (APLAUSOS), y les importe un bledo si se produce o no camarón allí, y les importe un bledo si el país obtiene divisas o no con esa producción. A ustedes no les importa, porque el problema de ustedes son los 7 000 pesos, y eso es cosa de capitalistas, para repartir y decir que son rentables, ocultando muchas veces la ineficiencia", porque cobrando cualquier precio, por cualquier cosa cualquiera es rentable. Y les decía: "Vean esos mecanismos, si sirven o si forman conciencia o más bien deforman a la gente; o sea, su misión, su deber es preocuparse por la calidad de estos estanques tanto como los que tienen que utilizarlos y pensar, primero que nada, en las divisas que el país va a obtener y no en los 7 000 pesos que ustedes cobran y después se van y no se aparecen más por aquí, porque si el país no tiene divisas, ustedes no van a tener acumuladores, ni gomas, ni piezas."

Y en eso caímos, a eso fuimos conducidos por algunos de estos mecanismos, por la forma en que se aplicaron. Ahora van a inventar otro mecanismo, quizás funcione mejor, que en vez de pagar por lo que se ha hecho cada mes, pagar por obra terminada. Bueno, es mejor, y presionarán a aquel para que trabaje, cobren por obra terminada. Y yo decía: "Si hay honor, si hay conciencia, si hay vergüenza, todos esos mecanismos están de más, porque son mecanismos que usan los capitalistas." Por eso he dicho, y porque sé que realistamente no debemos renunciar a determinados mecanismos, impuestos por la etapa de tránsito en que vivimos, que lo fundamental es la conciencia y los mecanismos deben ser medios auxiliares del trabajo del hombre, del trabajo político y revolucionario, de otra forma sería imposible construir el socialismo (APLAUSOS).

He citado un ejemplo, y no porque sea malo el dirigente de esa empresa, no porque sean malos los trabajadores que operan en esa empresa; ellos no tienen la culpa, los estábamos convirtiendo en unos seres ajenos a la Revolución, ajenos a la conciencia, confiando solo a los mecanismos la construcción del socialismo. Y yo voy a ver lo que íbamos a construir con esos métodos, qué clase de socialismo íbamos a construir por esa vía (APLAUSOS). En esto consiste, precisamente, el proceso de rectificación. Con la cultura que tenemos, con los niveles de educación que tenemos, con la conciencia que tenemos, hacer las cosas sencillamente como debemos hacerlas.

En ese mismo recorrido olvidé mencionar un lugar, que es el hospitalito rural de Río Cauto. ¿Qué hicieron los compañeros del Poder Popular allí? Han construido una salita pediátrica anexa al pequeño hospital que hay allí a más de 60 kilómetros de Bayamo. Al tener una sala pediátrica en Río Cauto, a muchos niños de aquella zona no tienen que traerlos a Bayamo, lo llevan allí, lo atienden allí y lo atienden rápidamente. Una excelente construcción. Y pregunté: "¿Quién la hizo?" Me dijeron: "La hizo el Poder Popular." Digo: "¿Y cuánto costó?" "Costó 70 000 pesos." Realmente me asombré de que tan buena construcción costara solo 70 000 pesos; yo he visto algunas empresas por ahí que para arreglar una casa que el Estado asigna a una embajada cobran 200 000, cobran cualquier cosa. Me quedé asombrado de cómo el Poder Popular de allí, con sus recursos modestos, con solo 70 000 pesos construyó en Río Cauto una excelente sala pediátrica.

Ahora estamos pensando, y deseamos consultarle sobre eso al responsable del sectorial de salud del Poder Popular, si bien no para crear allí una sala de terapia intensiva como la que hay en Bayamo, qué tipo de los equipos de la sala de terapia intensiva puedan ser manejados allí, a fin de suministrarlos a esa salita que hicieron en Río Cauto (APLAUSOS). Crear esa pequeña sala fue una buena idea, son camas más cerca de los vecinos, si el problema es más grave pueden traerlo, desde luego, al pediátrico de Bayamo; si es una operación de cirugía cardiovascular, en un adolescente, a Santiago; si tiene menos de cinco años a la capital, donde ya hemos creado una excelente sala de cirugía cardiovascular infantil. Pero todo eso ayuda, todo eso enseña, mas no solo fue buena la idea, fue excelente la forma en que la llevaron a cabo, y el ínfimo costo de aquella magnífica sala.

Son muchos ejemplos de lo que puede hacerse si trabajamos con estilo comunista, con espíritu comunista, con una conciencia comunista (APLAUSOS). Y nuestro pueblo no es capitalista, ni quiere ser capitalista, ni quiere que lo conviertan en capitalista (APLAUSOS). Mucha sangre costó dejar atrás el pasado, mucha sangre costó liquidar el capitalismo, y lo que expulsamos por la puerta principal no queremos que se nos cuele por las ventanas (APLAUSOS).

Somos un país revolucionario, somos un país socialista, queremos seguir siendo revolucionarios y queremos seguir siendo socialistas. Y no solo lo queremos, sino que estamos seguros de que lo vamos a seguir siendo y lo seguiremos siendo; no solo lo queremos, sino que, a pesar de las limitaciones actuales de las que hemos hablado en otras ocasiones, a pesar de nuestros actuales problemas, lo alcanzaremos. Alcanzaremos nuestros objetivos como en el pasado sabíamos que alcanzaríamos los objetivos que hemos logrado en estos 30 años, como en el pasado, aun cuando teníamos siete fusiles, sabíamos que íbamos a ganar la guerra (APLAUSOS).

Obtuvimos la victoria y no solo eso, sino lo más difícil que hemos alcanzado entre todos: hacerle frente al más poderoso imperio de la Tierra y mantener viva e invicta la Revolución durante casi 28 años. Mérito mayor aún que el de ganarle la guerra a la tiranía, a partir de siete fusiles, fue haber sabido resistir al imperio durante estos años; haber sido capaces de multiplicar nuestra fuerza, haber sido capaces de erradicar tantas injusticias en nuestra patria, haber sido capaces de llevar a cabo una gran obra en lo social y en todos los sentidos; así, a partir de un pueblo de analfabetos, a partir de un pueblo donde ese imperio había sembrado todo género de prejuicios, a pesar de ser un pueblo donde estuvimos decenas de años sometidos a las mentiras y al engaño.

Hemos sido capaces de autoeducarnos, hemos sido capaces de aprender, conocer y adquirir una cultura, una educación elevada y una conciencia política superior. Partimos de cero y hemos alcanzado muchas cosas. No habrá nada imposible de alcanzar a partir de lo que somos hoy. Y de eso se trata en esta lucha, para perfeccionar nuestra sociedad, para perfeccionar nuestro proceso, para avanzar más rápido, más seguros y más lejos.

Me alegro, compañeras y compañeros de Bayamo, de esta oportunidad de reunirme con ustedes, así, de forma espontánea, para cambiar impresiones y decirles que como ayer en la guerra y como después en estos años duros de la Revolución, ustedes, los granmenses, conserven su eterno espíritu patriótico, su espíritu revolucionario, su eterno entusiasmo, y que esta provincia esté en el pelotón de la vanguardia, para alcanzar los nobles objetivos del socialismo y del comunismo.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

 

VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO