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Cuba, va

Fecha: 

02/04/2020

Fuente: 

Periódico Granma

Autor: 

Como era de esperar, Cuba una vez más está en el centro de varias polémicas y, como suele suceder en estos eventos cíclicos de crucifixión mediática y pública, el país es el centro de la «herejía mundial», según varios sempiternos cubanólogos de poca monta.

A Cuba no le perdonan nada, ni siquiera que, bajo el asedio brutal del bloqueo, esté librando una batalla en muchos más frentes que antes, en lo interno y externo, en lo económico y en lo cultural, como pocas naciones.
 
Algunos vimos venir el nuevo horizonte que se pintaba ideal para los nuevos zarpazos: el coronavirus y el banquete de mentiras y segregaciones noticiosas eran solo cuestión de días. Como en todo buen guion presupuestado, en breve comenzaría la función.
 
Si vamos a la disección directa y puntual, los «expertos enfoques» lidereados por falsos y apocalípticos profetas, daban al país el peor manejo de la crisis a nivel global, con una pésima cobertura a todos los niveles y, por ende, un saldo de miles de muertes, incluso más que China e Italia juntas.
 
Desde el ejercicio propio de la comunicación o el juego mediático, constituye una aberración despiadada e intencional atacar los filones que más duelen y sensibilizan, manipulando a quienes, por diversas razones, aún dudan del nuevo escenario de confrontación.
 
Podríamos citar las declaraciones de autoridades estadounidenses en contra de las brigadas médicas cubanas enviadas a países que las han solicitado, o más reciente, el llamado a cubanos naturalizados o con estatus de residentes, para que abandonen Cuba, aduciendo supuestas trabas en el aparato migratorio cubano.
 
El macabro manejo político de la ayuda de Cuba al crucero británico, y los obstáculos a los envíos humanitarios del filántropo chino Jack Ma, hablan de la paranoia vitalicia y sangrante que padecen, contra la Isla, en la cúpula de Estados Unidos.
 
No es Cuba epicentro mundial de la pandemia. No es nuestro país el que muestra más casos fatídicos a nivel local o regional, mucho menos mundial. No es nuestro archipiélago el que aplica tarifas por la salud a sus ciudadanos, ni estos dependen aquí del seguro médico para ser diagnosticados y atendidos de la terrible enfermedad. No es Cuba quien antepone el capital a lo humano, ni quien baja la guardia en la prevención.
 
En cambio, sí es Cuba la que, aún bloqueada ferozmente, envía a sus «temibles ejércitos blancos» para ayudar en el mundo, mientras se salva a sí misma con sus propios recursos, los muy pocos materiales, y los tantísimos humanos.
 
Esta, la misma Cuba, atacada y vejada por los hechiceros del mal, por profanadores del bien, por acólitos y anexionistas disfrazados de ovejas, sigue siendo, aunque les duela, la gran potencia del humanismo y la prevención; esa que, en vez de calles repletas de cadáveres, de niños desconsolados, tiene sobre el asfalto a miles de sus héroes, protegiendo a los suyos, matando canallas con cañones de futuro.
 
Y eso, no nos lo perdonarán nunca.