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Fidel, los festivales y la batalla por la verdad

Fecha: 

22/09/2017

Fuente: 

Periódico Granma

Autor: 

Cuando el pasado mes de mayo fue adoptada la decisión de dedicar al líder de la Revolución Cubana la decimonovena edición del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, precisamente en el año del aniversario 70 de estas fiestas de juventudes progresistas, y del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, se estaba coronando, así, la historia de larga data entre Fidel y el movimiento de los festivales.
 
Y es que la profunda esencia solidaria, de justeza social y paz de estos encuentros, eran ya principios de lucha para el joven universitario en el año 1947, cuando en Praga, todavía con el impulso de la lucha contra los horrores de la segunda contienda bélica mundial, tenía lugar el primero de los eventos, convertidos en plataforma política para la denuncia de los crímenes del imperialismo, la violencia, la discriminación y la guerra.
 
A solo unos meses del triunfo de la Revolución, el ejemplo y respeto ganados por Fidel hicieron que su nombre y el de la Isla se escucharan en Viena más alto que nunca, al transcurrir el séptimo festival, con el precedente sentado por personalidades cubanas como Nicolás Guillén, Raúl Valdés Vivó, José Massip, Antonio Núñez Jiménez, Alfredo Guevara y Carlos Rafael Rodríguez, entre otros, quienes habían escrito páginas gloriosas en la memoria de ediciones anteriores del evento.   
 

Fidel Castro Ruz durante el acto inaugural de la escuela x Festival de la Juventud y los Estudiantes y
despedida a la delegación que participaría en dicho evento. Foto: Venacio Díaz


El preceptor, el hombre que siempre estuvo al lado de las causas más nobles y justas de los pueblos, acompañó firmemente, desde su actuar cotidiano y sus ideas, al movimiento juvenil revolucionario del mundo, en su afán de reunirse periódicamente, sin importar razas ni credos, en pos del futuro de la humanidad. Lo guió a veces en las jornadas preparatorias previas; otras –la mayoría– despidió y recibió de vuelta a casa, en la losa de un aeropuerto o en el muelle habanero, a las numerosas delegaciones cubanas que asistían a las citas.
 
Si el onceno festival «tomó por asalto» el continente americano y hubo encuentro en La Habana en el año 1978, a propuesta de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD), es porque, como dijo Fidel en mensaje a la II Reunión del Comité Internacional preparatorio: «…Los jóvenes y estudiantes de nuestra patria socialista (…) asumirán con responsabilidad sus obligaciones para hacer de este próximo una nueva y grandiosa manifestación de sólido antiimperialismo».
 
Si siete años después de Pyongyang, sede de la XIII edición, logró rescatarse la tradición de estos eventos del olvido, es porque lo convidó el líder, luego de una marcha multitudinaria contra el bloqueo, junto a los participantes del Festival Internacional Cuba Vive. Al año siguiente, la primera reunión internacional preparatoria dio a conocer la decisión de que el evento se celebrara en la Mayor de las Antillas, del 28 de julio al 5 de agosto de 1997.
 
El electo delegado de honor en varias ocasiones, no perdió oportunidad de encabezar diversas actividades de las citas celebradas en Cuba, reunirse con delegaciones de todo el mundo, establecer intercambios con personalidades internacionales como –en el caso del XIV encuentro– el dominico brasileño Frei Betto, el reverendo norteamericano Lucius Walker, y Hebe de Bonafini, presidenta de la organización Madres de la Plaza de Mayo, entre otros.
 
Más de una historia de amor se conoció por esos días, de cubanos que en 1997 hicieron de sus casas el hogar de miles de delegados de todo el mundo; o aquella contada por los diarios en 1978, de la visita sorpresa de Fidel a la delegación de estudiantes árabes reunidos en la Casa Club de Cuba, en la que todos, al percatarse de su presencia, corrieron hacia él, vitorearon su nombre y le agasajaron con un manto típico. «Los hombres y los pueblos no se resignarán a la autodestrucción, ni a la opresión (…) No los olvidaremos queridos y entrañables amigos», dijo en la clausura en la Plaza de la Revolución José Martí, a los participantes en esa edición.
 
El eterno joven aprovechó cada ápice de tiempo para transmitir a los delegados de cualquier latitud del mundo sus preocupaciones sobre los problemas que aquejaban a la humanidad. Lo hizo al abanderar la delegación cubana que asistió a la tierra de Bolívar, sede del XVI Festival, cuando alertó sobre el peligro de los pueblos mientras «continúe el imperio genocida, casi omnipotente, el más rico, sangriento, tecnológico y brutal de la historia, el más hipócrita de todos».
 
Lo hizo en Pretoria, donde tuvo lugar el decimoséptimo encuentro y el primero del África Subsahariana, al enviar un mensaje a los participantes –cual magistral disertación de historia contemporánea– en el cual denunciaba las guerras genocidas y golpes militares propinados por Estados Unidos. «No pocas de las personas inteligentes y bien informadas albergan la convicción de que el imperio yanqui, como todos los que lo precedieron, ha entrado en la etapa final y que las señales son irrebatibles».

Fidel en el acto del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Foto: Liborio Noval


 
Los jóvenes cubanos tampoco han dudado en devolver ese sentimiento, y una mínima expresión fue la misiva que le hicieron llegar los delegados reunidos en Berlín, en el X Festival, a Fidel, cuando se encontraba en Santiago de Cuba, durante la conmemoración del aniversario 20 del asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Incontables han sido, también, las muestras de admiración del movimiento juvenil mundial, desde la declaración de apoyo a Cuba en fecha tan temprana como 1966, de la FMJD, hasta el reconocimiento a su líder eterno, en ocasión de celebrarse la XIX Asamblea General en el 2015, por la labor de promoción de la organización.
 
Por eso a este Festival, que acogerá la ciudad rusa de Sochi del 14 al 22 de octubre próximo, le sobran los argumentos para dedicar a Fidel, junto a otras personalidades como Ernesto Che Guevara y Mohamed Abdelaziz, sus intensas jornadas. Porque el Comandante estará caminando de nuevo entre los jóvenes, viajando al futuro y regresando para contarlo.
Estará en el corazón, en los intensos debates, en las verdades defendidas a pecho abierto, en los conciertos donde más de una voz se desgarrará cantando: Hombre, los agradecidos te acompañan, como anhelaremos tus hazañas, ni la muerte cree que se apoderó de ti…
 
Será la hora del recuento y la marcha unida. Fidel andará, como siempre, guiando la avalancha de ideas progresistas protagonizadas por los jóvenes, una vez más y por tercera ocasión, en la otrora primera nación socialista del orbe.