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Huelga de Abril: ejemplo extraordinario de heroísmo

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La Demajagua
A principios de 1958 el avance de los frentes de combate en las montañas orientales y la lucha en las ciudades cobraba fuerzas por parte del Ejército Rebelde.
 
Fidel Castro cosechaba victoria tras victoria. Dos nuevas columnas rebeldes -la 6, comandada por Raúl Castro, y la 3, bajo el mando de Juan Almeida Bosque-, fundaban dos nuevos frentes guerrilleros en la Sierra Cristal y los alrededores de Santiago, respectivamente.
 
Muchos hechos y acontecimientos habían estremecido a la tiranía desde el heroico asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957 cuando un grupo de jóvenes se dispuso asaltar al tirano Batista en su propia madriguera.
 
El Movimiento 26 de julio puso sumo interés en el trabajo político con la clase obrera con vistas a llevar a cabo una huelga, para ello se creó el Frente Obrero Nacional (FON), se incrementaron la propaganda y las recaudaciones, se multiplicaron los sabotajes y las acciones. El repudio y la indignación del pueblo se elevaban mientras el prestigio de Fidel y el Movimiento 26 de julio crecía de manera considerable.
 
Esta situación acentuó la idea de Fidel de que las condiciones mínimas indispensables estaban creadas para decidir convocar a la huelga en los primeros días de abril.
 
Así el 12 de marzo de 1958 Fidel lanzó un manifiesto al pueblo para convocarlo a la huelga general.
De inmediato el Jefe de la Revolución cursó órdenes a fin de desplegar acciones guerrilleras en respaldo a los acontecimientos que se desarrollarían en las ciudades.
 
El Ejército Rebelde trataría de distraer a las tropas enemigas y obstaculizar el tránsito por las carreteras, especialmente la carretera central.
 
Los anuncios de la huelga y el avance de Camilo Cienfuegos hacia el llano, hizo que la tiranía se preparara para enfrentar a los revolucionarios.
 
Pilar García, jefe de la Policía Nacional y connotado criminal dio órdenes precisas para reprimir a sangre y fuego, las manifestaciones contrarias al régimen.
 
El 9 de abril de 1958 numerosas estaciones radiales lanzan al aire una vibrante arenga... ¡Atención cubanos! , ¡Atención cubanos!... es el 26 de Julio llamando a la huelga general revolucionaria (...) Hoy es el día de la libertad, el día de la huelga general revolucionaria (...) Desde este momento comienza en Cuba la lucha final que solo terminara con el derrocamiento de la dictadura (...)
 
Aquel día se luchó y murió en todo el país, muestra de la decisión de lucha y sacrificio del pueblo revolucionario y su voluntad de victoria.
 
La represión desatada por el régimen dejó el doloroso saldo de más de un centenar de combatientes caídos, entre ellos Marcelo Salado, dirigente de la acción en La Habana.
 
La huelga no tuvo suficiente alcance para provocar el fin de la dictadura. Varios y diversos fueron los factores que influyeron en el fracaso.
 
Bajo el mando de Fidel seguiría todo el movimiento en las montañas y en el llano.
La unidad y centralización de las fuerzas revolucionarias fue vital para el logro del posterior triunfo popular en Cuba, quedando claro que para los revolucionarios solo era posible ser fiel a la causa del pueblo.
 
Después del fracaso de la huelga, Fidel escribió a los combatientes del Llano: "Tengo la más firme esperanza de que en menos de lo que muchos son capaces de imaginar, habremos convertido la derrota en victoria".
 
Años después, cuando ya el pueblo cubano saboreaba la victoria del Primero de Enero de 1959 el Comandante en Jefe Fidel Castro, refiriéndose a la Huelga del 9 de abril de 1958 y al arrojo de la juventud en aquella acción, expresó... "No solo constituyeron un ejemplo extraordinario de heroísmo; constituyeron también un ejemplo de cómo un pueblo revolucionario es capaz de recuperarse de cualquier revés."